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Chapter 7 - Let me Love Your Goodbye.

Apenas llegué a la casa, lo primero que quería hacer era envolver a Isabella en mis brazos, nunca pensé que con tantos años en el Olimpo, encontraría a la mujer de mis sueños aquí abajo en la Tierra de los mortales, una simple humana era quién había robado mi corazón en todos los sentidos de la palabra. Zoe también se veía muy feliz con Stelle, ella no me lo ha dicho, pero para nadie es un secreto que le gusta Stelle, y a Stelle le gusta Zoe también, sólo que ninguna se atreve a dar el primer paso, y las entiendo, también llegué a sentirme de esa manera.

De cualquier modo, es increíble todo lo que hemos pasado desde que llegamos aquí, apenas han sido unos días y ya siento que este es el lugar al que pertenezco. Cualquiera diría que mi relación con Isabella es muy rápida, pero es que desde el primer momento en el que la vi, fue más que obvio para mí, que ella sería la mujer con la que quería pasar el resto de mis días.

Después de haber derrotado a la Quimera, y como lo hacíamos siempre, cenamos y hablamos mucho sobre cualquier tema. Luego del último ataque las cosas se tranquilizaron mucho, pasó un mes sin ningún tipo de criatura del inframundo, Dios menor, o bestias míticas merodeando por aquí, lo cual nos dio mucho tiempo de conocer más la ciudad, nos encontrábamos en Nueva York, un sitio, que a pesar de estar muy contaminado, también era muy bonito, lleno de luces y siempre repleto de personas caminando alrededor, paseábamos de aquí para allá conociendo toda la ciudad, aprovechábamos de salir los días en los que Isabella y Stelle tenían libres, algunas veces éramos los cuatro juntos y otras veces Isabella y yo decidimos darnos un tiempo a solas.

Justo como lo estábamos haciendo ahora, nos encontramos en un parque, Central Park, el único lugar que no está lleno de contaminación, es un lugar muy realmente hermoso, parecido a lo que era la tierra hace mucho tiempo atrás, eso me dio esperanza en la humanidad, no todo estaba perdido… En fin, estábamos sentados en una banca, hablando de infinidad de cosas como era tan común que lo hiciéramos, hasta que llega una pregunta de parte de Isabella que me deja sin palabras.

-¿Eliot?- Ella llamó levemente mi atención en medio de la conversación.

-¿Si mi reina?- Yo había tomado la costumbre de llamarla de esa manera. Poseía una belleza que parecía de la realeza.

-Tú eres un Dios… Y yo soy una humana, una… Simple mortal…

-¿Crees que eso es un problema? ¿Crees que en cualquier momento yo podría conseguir una diosa mejor que tú, e irme con ella? Pues no es así reina. Viví muchos años en el Olimpo y nunca conocí a nadie tan fantástica y única como tú.- Dije justo antes de besarla con una sonrisa en mi rostro, pero ella continuó mirándome entristecida y se apartó de mi.

-No es eso lo que iba a decir…- Dijo mientras se abrazaba a sí misma.

-¿Entonces qué es lo que te aqueja?- Pregunté sin entender muy bien que sucedía.

-Tú… Has vivido cientos, por no decir que miles, de años. Y quién sabe cuántos más vas a vivir. Yo en cambio… Tengo el tiempo contado, yo envejeceré, y tu seguirás igual que ahora, llegará un día en el que yo…

-Escucha bien lo que te voy a decir, y te lo voy a decir honestamente, con completa sinceridad. No se si sigo teniendo mi juventud eterna o mi inmortalidad, ya que me exiliaron del Olimpo y no sé cómo funciona esto, aún si la tuviera, te puedo asegurar una cosa, no hay nada, y lo repetiré una vez más, absolutamente nada que lograría separarme de ti. No me importa si envejeces, yo siempre estaré a tu lado hasta el día en que tengas que irte, te amo y te seguiré amando al pasar de los años, porque no me importa absolutamente nada más que estar contigo.- Dije sacando de mi pecho todo lo que estaba sintiendo.

-Te amo demasiado. ¿Sabías?- Algunas lágrimas salían de los ojos de Isabella, pero sonreía de todas maneras.

-No más de lo que yo te amo a ti.- Acerqué mi mano derecha a su rostro para limpiar sus lágrimas con cuidado, luego me acerqué suavemente a Isabella y uní nuestras frentes, luego avancé muy lentamente hasta llegar a sus labios, y los besé con todo el cariño del mundo. Tras un largo rato así, terminé separándome suavemente de ella.- Tu me haces sentir, como ninguna otra persona lo ha hecho antes.

-Se que muchas chicas dicen esto, pero estoy segura de que ninguna de ellas tiene a un Dios como novio.- Comentó ella a manera graciosa, a lo que ambos reímos. -Pero soy tan, pero tan afortunada de tenerte en mi vida.

-Yo soy el que tiene suerte de tenerte. He vivido tantos años, y nunca conocí a alguien como tú.- Volví a besarla, porque encontraba sus labios tan adictivos, que me era imposible no hacerlo.

Duramos un rato así, en silencio, abrazados, ella recostada en mi pecho de manera tan tranquila, tan hermosa, no era un silencio incómodo, sólo que no había razón para decir nada más, no podía pedir nada más, estaba siendo muy feliz en esos momentos. Hasta que lo que no había sucedido en tanto tiempo, sucedió una vez más, un temblor sacudió todo Central Park, y fue mucho más grande que cualquier otro que haya visto, así que tuve que levantarme y correr en dirección hacia donde había escuchado el temblor. Para cuando llegué, ya Zoe tenía su armadura puesta, así que yo me puse la mía, y voltee rápidamente a donde Zoe miraba con… ¿Miedo? Antes de ver de quién se trataba, me pareció muy raro ver a Zoe con esa cara, ella nunca mostraba su miedo, pero apenas lo vi, entendí perfectamente por qué tenía esa expresión en su rostro… Hiperion, señor de la luz, un Titán...

Esta vez se excedieron, nos quieren realmente muertos ¿Mandar un titán a matarnos? Ellos son incluso más fuertes que algunos Dioses, como nosotros por ejemplo. Se veía tan imponente, era increíble, no había manera de describirlo, verlo se sentía como ver directamente hacia una estrella, pero mucho más amenazante. No sabía qué hacer, estaba asustado, nada de lo que hiciéramos estaría a su altura.

-¡Eliot!- Gritó Zoe sacándome de mis pensamientos y trayéndome nuevamente a la batalla.

-¡Dime! ¡Te estoy escuchando!- Respondí mientras me sacudía el miedo de encima.

-¿Qué haremos?

-No tengo idea.

-Odio que la gente me vea y ponga esa cara de terror, pero también lo entiendo. Créanme que esto no es nada personal, y odio tener que ser yo quien haga esto, pero son órdenes de arriba.- Nos dijo Hiperión, quien realmente parecía decirlo en serio.

Hiperion comenzó a correr hacia nosotros, con una velocidad muy por encima de la nuestra, directamente hacia Zoe y la golpeó tan estridentemente que ella se estrelló contra un edificio cercano, yo me abalancé contra él con mi espada en mano y empecé a lanzarle varios mandobles, los cuales recibía completamente a gusto sin sufrir ningún daño, me golpeó ya cansado de mis ataques, y me golpeé contra el suelo fuertemente.

Sabía que debía levantarme rápido, no podía dejar que le hiciera daño a Zoe, o a Isabella, o a Stelle. Así que me levanté lo más rápido que pude, materialicé mi arco y comencé a lanzarle flechas de luz a velocidades que ni yo mismo sabía que podía alcanzar, pero no fue hasta luego de un rato que caí en la cuenta de a quién me enfrentaba, todas las fechas que le lance, las detuvo con sus manos y las convirtió en un solo as de luz, el cual me lanzo haciendo que saliera volando hacia atrás, cada vez me daba cuenta de lo poco que lograríamos contra él, no había mucho que pudiéramos hacer para enfrentarlo. Pero no me iba a rendir tan fácilmente, me levanté muy  dificultosamente para observar como Zoe se abalanzaba hacia él con su cuchillo, se lo clavaba rápidamente en varias partes del cuerpo y se alejaba, eso le daba tiempo de esquivar sus ataques, y logró hacerle un daño real, llegué a pensar que quizá podríamos lograr algo. Pero su suerte no duró mucho, ya que Hiperion descubrió su patrón y la atacó donde sabía que ella iba a dar su siguiente movimiento, luego de eso yo fui corriendo hacia él y lo patee, me alejé, y lo ataque, seguí repitiendo eso durante un rato. Lo golpeaba en sitios que le dificultaban la movilidad, detrás de las rodillas, en sus antebrazos, en su espalda y en cadera, así seguí durante un buen rato, pero el cansancio terminó por vencerme, y fui más lento en uno de mis ataques, lo cual le dio tiempo de responder, lanzó un manotazo que me lanzó lejos, Zoe rápidamente se acercó hasta a mí para ayudarme.

-Zoe, hay que trabajar más como un equipo. No podemos contra él por nuestra cuenta, hay que hacer nuestro mejor esfuerzo.- Dije, considerando que sería nuestra mejor oportunidad contra el.

-Lo sé, hay que hacerlo bien, espero que tengamos una oportunidad. Hace un buen tiempo que no peleábamos sincronizadamente. Táctica de batalla. ¿Formación 4B?- Me ofreció ella con una sonrisa en su rostro.

-Perfecto para la ocasión.- Dije devolviendo la sonrisa. -Ah, y Zoe...

-¿Si?

-Sólo por si no salimos de esta con vida, quiero que sepas que te quiero muchísimo. Me alegra haberte tenido siempre a mi lado, eres mucho más de lo que merezco tener, y te agradezco todo lo que has hecho por mí, es un honor para mí haber luchado junto a ti.- Pude ver como algunas lágrimas brotaban de sus ojos, pero ella las limpiaba rápidamente.

-No seas idiota, saldremos de ésta, así como hemos salido de todas las situaciones difíciles a las que nos hemos enfrentado antes, pero… Yo también pienso lo mismo, no podría haber pedido más, te quiero mucho primo.

-¡Ataquemos entonces!

Ambos corrimos directamente hacia Hiperion muy seguros de nosotros mismos, cuando estaba a punto de llegar hacia él, me deslice por debajo de sus piernas, e Hiperion distraído por mi acción, no vio cuando Zoe lo atacó con su espada de frente, volteó, pero no reaccionó a tiempo, ya que lo ataqué otra vez por la espalda tomándolo por sorpresa. Hiperion se alejó molesto, volvió a darse la vuelta y Zoe le clavó su cuchillo de caza, para luego patearlo fuertemente hasta donde estaba yo, así poder clavarle mi espada en el estómago, Hiperion gritó mientras se retorcía de dolor, pero se sacó mi espada de su cuerpo y me tomó por el cuello, me alzó imponentemente, me arrojó al suelo, para luego ir tras Zoe.

Ella saltó hacia él, e intentó patearlo, pero él detuvo su patada en el aire y la lanzó hacia donde me encontraba tirado, yo me levanté muy molesto por lo que había hecho Hiperion y fui hasta el con mi espada, logré hacerle varios cortes superficiales, para luego clavarle mi espada en la pierna, haciendo que cayera sobre sus rodillas por el, aproveché para golpearlo fuertemente en la cabeza, haciendo que Hiperion cayera al suelo.

-¡Zoe! ¿Has visto eso?- Dije sin poder creer lo que había logrado.

-¡Eliot, eso ha sido increíble!- Respondió ella de manera entusiasta.

-Creo que esta vez pudimos alzarnos con la victoria.

-Nada ni nadie es rival para nosotros.

-Vamos a casa, se nota que estás muy cansada y malherida.

-Tú no estás mejor que yo.

-Pero tu eres mi primita y yo tengo que cuidar de…- Me interrumpió el flujo de icor que comenzó a salir por mi boca.

-¡Eliot!- Zoe gritó mi nombre mientras me veía horrorizada.

-Siento que esto haya tenido que terminar así…- Escuché la voz de Hiperión detrás de mí, y fue cuando decidí bajar mi vista hacia mi pecho.

Hiperion había clavado mi propia espada, podía ver la punta de la misma atravesando mi pecho, cada vez se me hizo más difícil respirar, el pánico comenzó a apoderarse de todo mi cuerpo, lágrimas abandonaron mis ojos una vez que caí al suelo, después de eso solo había oscuridad…

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