Apenas llegué a la casa, lo primero que quería hacer era envolver a Isabella en mis brazos, nunca pensé que con tantos años en el Olimpo, encontraría a la mujer de mis sueños aquí abajo en la Tierra de los mortales, una simple humana era quién había robado mi corazón en todos los sentidos de la palabra. Zoe también se veía muy feliz con Stelle, ella no me lo ha dicho, pero para nadie es un secreto que le gusta Stelle, y a Stelle le gusta Zoe también, sólo que ninguna se atreve a dar el primer paso, y las entiendo, también llegué a sentirme de esa manera.
De cualquier modo, es increíble todo lo que hemos pasado desde que llegamos aquí, apenas han sido unos días y ya siento que este es el lugar al que pertenezco. Cualquiera diría que mi relación con Isabella es muy rápida, pero es que desde el primer momento en el que la vi, fue más que obvio para mí, que ella sería la mujer con la que quería pasar el resto de mis días.
Después de haber derrotado a la Quimera, y como lo hacíamos siempre, cenamos y hablamos mucho sobre cualquier tema. Luego del último ataque las cosas se tranquilizaron mucho, pasó un mes sin ningún tipo de criatura del inframundo, Dios menor, o bestias míticas merodeando por aquí, lo cual nos dio mucho tiempo de conocer más la ciudad, nos encontrábamos en Nueva York, un sitio, que a pesar de estar muy contaminado, también era muy bonito, lleno de luces y siempre repleto de personas caminando alrededor, paseábamos de aquí para allá conociendo toda la ciudad, aprovechábamos de salir los días en los que Isabella y Stelle tenían libres, algunas veces éramos los cuatro juntos y otras veces Isabella y yo decidimos darnos un tiempo a solas.
Justo como lo estábamos haciendo ahora, nos encontramos en un parque, Central Park, el único lugar que no está lleno de contaminación, es un lugar muy realmente hermoso, parecido a lo que era la tierra hace mucho tiempo atrás, eso me dio esperanza en la humanidad, no todo estaba perdido… En fin, estábamos sentados en una banca, hablando de infinidad de cosas como era tan común que lo hiciéramos, hasta que llega una pregunta de parte de Isabella que me deja sin palabras.
-¿Eliot?- Ella llamó levemente mi atención en medio de la conversación.
-¿Si mi reina?- Yo había tomado la costumbre de llamarla de esa manera. Poseía una belleza que parecía de la realeza.
-Tú eres un Dios… Y yo soy una humana, una… Simple mortal…
-¿Crees que eso es un problema? ¿Crees que en cualquier momento yo podría conseguir una diosa mejor que tú, e irme con ella? Pues no es así reina. Viví muchos años en el Olimpo y nunca conocí a nadie tan fantástica y única como tú.- Dije justo antes de besarla con una sonrisa en mi rostro, pero ella continuó mirándome entristecida y se apartó de mi.
-No es eso lo que iba a decir…- Dijo mientras se abrazaba a sí misma.
-¿Entonces qué es lo que te aqueja?- Pregunté sin entender muy bien que sucedía.
-Tú… Has vivido cientos, por no decir que miles, de años. Y quién sabe cuántos más vas a vivir. Yo en cambio… Tengo el tiempo contado, yo envejeceré, y tu seguirás igual que ahora, llegará un día en el que yo…
-Escucha bien lo que te voy a decir, y te lo voy a decir honestamente, con completa sinceridad. No se si sigo teniendo mi juventud eterna o mi inmortalidad, ya que me exiliaron del Olimpo y no sé cómo funciona esto, aún si la tuviera, te puedo asegurar una cosa, no hay nada, y lo repetiré una vez más, absolutamente nada que lograría separarme de ti. No me importa si envejeces, yo siempre estaré a tu lado hasta el día en que tengas que irte, te amo y te seguiré amando al pasar de los años, porque no me importa absolutamente nada más que estar contigo.- Dije sacando de mi pecho todo lo que estaba sintiendo.
-Te amo demasiado. ¿Sabías?- Algunas lágrimas salían de los ojos de Isabella, pero sonreía de todas maneras.
-No más de lo que yo te amo a ti.- Acerqué mi mano derecha a su rostro para limpiar sus lágrimas con cuidado, luego me acerqué suavemente a Isabella y uní nuestras frentes, luego avancé muy lentamente hasta llegar a sus labios, y los besé con todo el cariño del mundo. Tras un largo rato así, terminé separándome suavemente de ella.- Tu me haces sentir, como ninguna otra persona lo ha hecho antes.
-Se que muchas chicas dicen esto, pero estoy segura de que ninguna de ellas tiene a un Dios como novio.- Comentó ella a manera graciosa, a lo que ambos reímos. -Pero soy tan, pero tan afortunada de tenerte en mi vida.
-Yo soy el que tiene suerte de tenerte. He vivido tantos años, y nunca conocí a alguien como tú.- Volví a besarla, porque encontraba sus labios tan adictivos, que me era imposible no hacerlo.
Duramos un rato así, en silencio, abrazados, ella recostada en mi pecho de manera tan tranquila, tan hermosa, no era un silencio incómodo, sólo que no había razón para decir nada más, no podía pedir nada más, estaba siendo muy feliz en esos momentos. Hasta que lo que no había sucedido en tanto tiempo, sucedió una vez más, un temblor sacudió todo Central Park, y fue mucho más grande que cualquier otro que haya visto, así que tuve que levantarme y correr en dirección hacia donde había escuchado el temblor. Para cuando llegué, ya Zoe tenía su armadura puesta, así que yo me puse la mía, y voltee rápidamente a donde Zoe miraba con… ¿Miedo? Antes de ver de quién se trataba, me pareció muy raro ver a Zoe con esa cara, ella nunca mostraba su miedo, pero apenas lo vi, entendí perfectamente por qué tenía esa expresión en su rostro… Hiperion, señor de la luz, un Titán...
Esta vez se excedieron, nos quieren realmente muertos ¿Mandar un titán a matarnos? Ellos son incluso más fuertes que algunos Dioses, como nosotros por ejemplo. Se veía tan imponente, era increíble, no había manera de describirlo, verlo se sentía como ver directamente hacia una estrella, pero mucho más amenazante. No sabía qué hacer, estaba asustado, nada de lo que hiciéramos estaría a su altura.
-¡Eliot!- Gritó Zoe sacándome de mis pensamientos y trayéndome nuevamente a la batalla.
-¡Dime! ¡Te estoy escuchando!- Respondí mientras me sacudía el miedo de encima.
-¿Qué haremos?
-No tengo idea.
-Odio que la gente me vea y ponga esa cara de terror, pero también lo entiendo. Créanme que esto no es nada personal, y odio tener que ser yo quien haga esto, pero son órdenes de arriba.- Nos dijo Hiperión, quien realmente parecía decirlo en serio.
Hiperion comenzó a correr hacia nosotros, con una velocidad muy por encima de la nuestra, directamente hacia Zoe y la golpeó tan estridentemente que ella se estrelló contra un edificio cercano, yo me abalancé contra él con mi espada en mano y empecé a lanzarle varios mandobles, los cuales recibía completamente a gusto sin sufrir ningún daño, me golpeó ya cansado de mis ataques, y me golpeé contra el suelo fuertemente.
Sabía que debía levantarme rápido, no podía dejar que le hiciera daño a Zoe, o a Isabella, o a Stelle. Así que me levanté lo más rápido que pude, materialicé mi arco y comencé a lanzarle flechas de luz a velocidades que ni yo mismo sabía que podía alcanzar, pero no fue hasta luego de un rato que caí en la cuenta de a quién me enfrentaba, todas las fechas que le lance, las detuvo con sus manos y las convirtió en un solo as de luz, el cual me lanzo haciendo que saliera volando hacia atrás, cada vez me daba cuenta de lo poco que lograríamos contra él, no había mucho que pudiéramos hacer para enfrentarlo. Pero no me iba a rendir tan fácilmente, me levanté muy dificultosamente para observar como Zoe se abalanzaba hacia él con su cuchillo, se lo clavaba rápidamente en varias partes del cuerpo y se alejaba, eso le daba tiempo de esquivar sus ataques, y logró hacerle un daño real, llegué a pensar que quizá podríamos lograr algo. Pero su suerte no duró mucho, ya que Hiperion descubrió su patrón y la atacó donde sabía que ella iba a dar su siguiente movimiento, luego de eso yo fui corriendo hacia él y lo patee, me alejé, y lo ataque, seguí repitiendo eso durante un rato. Lo golpeaba en sitios que le dificultaban la movilidad, detrás de las rodillas, en sus antebrazos, en su espalda y en cadera, así seguí durante un buen rato, pero el cansancio terminó por vencerme, y fui más lento en uno de mis ataques, lo cual le dio tiempo de responder, lanzó un manotazo que me lanzó lejos, Zoe rápidamente se acercó hasta a mí para ayudarme.
-Zoe, hay que trabajar más como un equipo. No podemos contra él por nuestra cuenta, hay que hacer nuestro mejor esfuerzo.- Dije, considerando que sería nuestra mejor oportunidad contra el.
-Lo sé, hay que hacerlo bien, espero que tengamos una oportunidad. Hace un buen tiempo que no peleábamos sincronizadamente. Táctica de batalla. ¿Formación 4B?- Me ofreció ella con una sonrisa en su rostro.
-Perfecto para la ocasión.- Dije devolviendo la sonrisa. -Ah, y Zoe...
-¿Si?
-Sólo por si no salimos de esta con vida, quiero que sepas que te quiero muchísimo. Me alegra haberte tenido siempre a mi lado, eres mucho más de lo que merezco tener, y te agradezco todo lo que has hecho por mí, es un honor para mí haber luchado junto a ti.- Pude ver como algunas lágrimas brotaban de sus ojos, pero ella las limpiaba rápidamente.
-No seas idiota, saldremos de ésta, así como hemos salido de todas las situaciones difíciles a las que nos hemos enfrentado antes, pero… Yo también pienso lo mismo, no podría haber pedido más, te quiero mucho primo.
-¡Ataquemos entonces!
Ambos corrimos directamente hacia Hiperion muy seguros de nosotros mismos, cuando estaba a punto de llegar hacia él, me deslice por debajo de sus piernas, e Hiperion distraído por mi acción, no vio cuando Zoe lo atacó con su espada de frente, volteó, pero no reaccionó a tiempo, ya que lo ataqué otra vez por la espalda tomándolo por sorpresa. Hiperion se alejó molesto, volvió a darse la vuelta y Zoe le clavó su cuchillo de caza, para luego patearlo fuertemente hasta donde estaba yo, así poder clavarle mi espada en el estómago, Hiperion gritó mientras se retorcía de dolor, pero se sacó mi espada de su cuerpo y me tomó por el cuello, me alzó imponentemente, me arrojó al suelo, para luego ir tras Zoe.
Ella saltó hacia él, e intentó patearlo, pero él detuvo su patada en el aire y la lanzó hacia donde me encontraba tirado, yo me levanté muy molesto por lo que había hecho Hiperion y fui hasta el con mi espada, logré hacerle varios cortes superficiales, para luego clavarle mi espada en la pierna, haciendo que cayera sobre sus rodillas por el, aproveché para golpearlo fuertemente en la cabeza, haciendo que Hiperion cayera al suelo.
-¡Zoe! ¿Has visto eso?- Dije sin poder creer lo que había logrado.
-¡Eliot, eso ha sido increíble!- Respondió ella de manera entusiasta.
-Creo que esta vez pudimos alzarnos con la victoria.
-Nada ni nadie es rival para nosotros.
-Vamos a casa, se nota que estás muy cansada y malherida.
-Tú no estás mejor que yo.
-Pero tu eres mi primita y yo tengo que cuidar de…- Me interrumpió el flujo de icor que comenzó a salir por mi boca.
-¡Eliot!- Zoe gritó mi nombre mientras me veía horrorizada.
-Siento que esto haya tenido que terminar así…- Escuché la voz de Hiperión detrás de mí, y fue cuando decidí bajar mi vista hacia mi pecho.
Hiperion había clavado mi propia espada, podía ver la punta de la misma atravesando mi pecho, cada vez se me hizo más difícil respirar, el pánico comenzó a apoderarse de todo mi cuerpo, lágrimas abandonaron mis ojos una vez que caí al suelo, después de eso solo había oscuridad…Todo mi mundo se congeló en el momento en el que vi la fría hoja de su espada atravesando su propio pecho, el icor saliendo de su boca, y su cara horrorizada por lo que acaba de suceder, todo pasa tan rápido que apenas tengo tiempo de analizar la situación, y lo único que puedo hacer es decir su nombre una y otra vez, aunque las palabras no salían realmente de mi boca. Nunca me había sentido así, y no tenía idea de qué debía hacer ahora, cuando por fin salen las primeras palabras de mi boca, la realidad me golpea con fuerza y voy directo hacia él agachándome un poco. -¡Eliot!- Grité con mucho terror en mi voz. Pude ver como Hiperion sacó la espada lentamente del cuerpo de Eliot y la tiró al suelo mientras daba unos pasos hacia atrás, Eliot cayó bruscamente al piso y yo lo envolví entre mis brazos, era una imagen verdaderamente desgarradora, nunca imaginé verlo de esa manera. -¡No! ¡Por todos los Dioses en el Olimpo no! ¡Esto no puede estar pasando! ¡Esto no p
Luego de la despedida que le hicimos a Eliot, pasaron unos cuantos días y aún no había aparecido ninguna otra bestia, no se si fue porque los dioses por primera vez tuvieron un poco de misericordia por nosotros… Mejor dicho por mi, y decidieron no enviar a más de sus intentos de asesinarme por el luto, o si simplemente no sabían qué cosa enviar para matarme. Pero realmente tampoco me importaba, mi primo acababa de morir y yo solo estaba mejor sin que esos monstruos llegasen cada día. Isabella estaba devastada aún, no sabía que hacer para dejar de sentir esa gran dolor que estaba sintiendo. Ha llorado mucho estas semanas, pero siempre termina diciéndose a si misma que debe seguir adelante, y yo sé muy bien que eso es lo que Eliot hubiese querido, Stelle también se ha estado sintiendo m
Después de lo que sucedió contra Morfeo y Medusa, y después de haber hablado con Hestia, me sentí mucho mejor, fue como quitarme una carga muy grande de los hombros. Obviamente no pude ir a buscar trabajo esa tarde, fui a casa para poder hablar con Stelle e Isabella, Debía hablar con ellas, todas debíamos seguir adelante y por mucho que se que la que más se quedó atrás fui yo, también se que ellas no lo han supera del todo, y necesito que todas sigamos adelante juntas… -¿Chicas?- Dije mientras entraba por la puerta. -¡Zoe! ¡Estas bien! Supimos lo que sucedió por las noticias. ¿No te hicieron nada?- Preguntó Isabella con preocupación. -No, estoy bien, no tienen nada de qué preocuparse. -Gracias a Dios.- Dijo Stelle mientras me abrazaba, lo cual hizo que me sonrojara. -Ehm, quería hablarles de algo...- Confesé intentando no prestarle mucha atención a que Stelle estuviera tan cerca de mí. -¿Y que podrá ser ese algo?- Preguntó Stelle mient
-¿Eurus? ¿Cómo es posible que nunca antes haya escuchado de ti?- Pregunté claramente confundida. -Soy solo otro Dios menor poco conocido, realmente no me sorprende que no supiera de mí, pero eso no es importante. Zoe, he apoyado tu causa y la de tu primo desde el primer momento que supe de ella, el problema es que me enteré muy tarde de lo que sucedió, he venido a ayudarte porque también quiero un cambio en el Olimpo, y estoy dispuesto a arriesgarlo todo para lograrlo. Siempre que necesites ayuda, solo tienes que hablarle al viento, yo y mis hermanos estaremos escuchando.- Me confesó Eurus dejándome muy pensativa. -Agradezco tu ayuda, y me disculpo por no saber quien eras. Tristemente mi primo ya no se encuentra con nosotros, el falleció, aún así la causa sigue en pie, y necesitaré toda la ayuda que sea posible.
Unos días después de lo ocurrido con Némesis, estuvimos tranquilas, no hubo nada fuera de lo comúnmente humano, así que pudimos descansar un poco. Al final logré conseguir un trabajo en un local de comida, fueron muy amables al contratarme, considerando que no tengo ningún tipo experiencia en nada, claro que esto es algo temporal, supongo que tendré que buscar algo mejor cuando tenga más tiempo, no sé muy bien como los haré, pero no vale la pena que piense en eso ahora, así que no me preocuparé por ello, de hecho en estos momentos me sentía tan bien que no veo motivos para preocuparme por nada en absoluto. Mientras tanto en el Olimpo… -Padre, hemos comunicado a esta reunión para…- Comenzó a decir la Diosa Artemisa, pero fue rápidamente interrumpida por el gobernante de los cielos. -Sé muy bien el motivo de la reunión Artemisa, es porque la ingrata y rebelde de tu hija sigue con vida, y ya no sabes que hacer para matarla.- Respond
-¿Qué suceda ingrata hija? ¿Sorprendida de verme? Se que me tarde un poco en darme cuenta de que si quieres que algo se haga bien, tienes que hacerlo tú misma, pero tampoco es para sorprenderse tanto, debiste haber sabido que en algún momento vendría por ti, y es hora de que acabemos con estos ridículos jueguitos.- Concluyó Artemisa con una cara muy seria. -¡Stelle! ¡Tienes que irte de aquí! ¡Rápido!- Exclamé preocupada por ella. -¡No! ¡Es muy peligroso! No te voy a dejar sola…. ¿Qué pasa si…- Interrumpí a Stelle antes de que pudiera terminar de hablar. -Nada, nada va a pasar, puedes estar tranquila. No me va a pasar lo mismo que a Eliot, debes irte, yo puedo con esto.- La miré intentando transmitirle toda la confianza que pudiera a través de mis ojos. -¿Qué sucede? ¿Tu amiguita no te hace caso? Podemos arreglar eso, siempre puedes conseguir una nueva.- La Diosa apuntó una flecha directo a Stelle. -Es tan simple como esto.- Soltó la flecha haciendo qu
Habían pasado ya unas cuantas horas en el cielo y aun no habíamos llegado a ningún lado, comenzaba a impacientarse demasiado. Le di dos golpes en la espalda a Hades para llamar su atención.-¿Piensas decirme a dónde vamos?- Tenemos mucho tiempo volando y no veo que lleguemos a ningún lado.- Dije cansada de todo. Yo esperaba poder morir y acabar con toda la mierda que estaba enfrentando, pero ni siquiera en eso los Dioses pueden complacerme.-¿Tienes idea de lo difícil que es conseguir un lugar fuera de la vista omnipresente del Olimpo? No pienso decirte mientras sigamos en el aire, alguien siempre puede estar escuchando.- Respondió el Dios del inframundo mientras viraba.-Supongo que tienes razón.- Concordé con el de mala gana, no estaba de humor para todo esto. -¿Podrías al menos decirme que tanto nos falta?-No te desesperas pequeña Diosa, pronto lle
Los días pasaban y todos los dioses se preparaban, yo estaba más que lista para la batalla, y quise aprovechar los días antes del equinoccio para disfrutar mi estadía con Stelle e Isabella, por muy optimista que fuera, realmente no sabía muy bien que es lo que iba a pasar. Quería aprovechar lo más que pudiera, solo en caso de que las cosas no terminen bien… -¿Estas completamente segura de que podrás con esto? Tenemos miedo Zoe, miedo de lo que pueda pasarte.- Dijo Stelle mientras colocaba su mano en mi mejilla, yo puse mi mano sobre la suya y la acaricié con dulzura. -¿Saben que si el Olimpo inicia una guerra, habrán repercusiones fuertes en el mundo humano? Deberían estar preocupándose por ustedes mismas, no por mí.- Le contesté intentando evadir el tema. -No te hagas Zoe, nosotras ya no tenemos hogar, y aquí estamos suficientemente a salvo. Por favor, no hagas esto si sabes que no serás capaz de hacerlo.- Me dijo Isabella con una rostros que demostraba lo m