Después de lo que sucedió contra Morfeo y Medusa, y después de haber hablado con Hestia, me sentí mucho mejor, fue como quitarme una carga muy grande de los hombros. Obviamente no pude ir a buscar trabajo esa tarde, fui a casa para poder hablar con Stelle e Isabella, Debía hablar con ellas, todas debíamos seguir adelante y por mucho que se que la que más se quedó atrás fui yo, también se que ellas no lo han supera del todo, y necesito que todas sigamos adelante juntas…
-¿Chicas?- Dije mientras entraba por la puerta.
-¡Zoe! ¡Estas bien! Supimos lo que sucedió por las noticias. ¿No te hicieron nada?- Preguntó Isabella con preocupación.
-No, estoy bien, no tienen nada de qué preocuparse.
-Gracias a Dios.- Dijo Stelle mientras me abrazaba, lo cual hizo que me sonrojara.
-Ehm, quería hablarles de algo...- Confesé intentando no prestarle mucha atención a que Stelle estuviera tan cerca de mí.
-¿Y que podrá ser ese algo?- Preguntó Stelle mient
-¿Eurus? ¿Cómo es posible que nunca antes haya escuchado de ti?- Pregunté claramente confundida. -Soy solo otro Dios menor poco conocido, realmente no me sorprende que no supiera de mí, pero eso no es importante. Zoe, he apoyado tu causa y la de tu primo desde el primer momento que supe de ella, el problema es que me enteré muy tarde de lo que sucedió, he venido a ayudarte porque también quiero un cambio en el Olimpo, y estoy dispuesto a arriesgarlo todo para lograrlo. Siempre que necesites ayuda, solo tienes que hablarle al viento, yo y mis hermanos estaremos escuchando.- Me confesó Eurus dejándome muy pensativa. -Agradezco tu ayuda, y me disculpo por no saber quien eras. Tristemente mi primo ya no se encuentra con nosotros, el falleció, aún así la causa sigue en pie, y necesitaré toda la ayuda que sea posible.
Unos días después de lo ocurrido con Némesis, estuvimos tranquilas, no hubo nada fuera de lo comúnmente humano, así que pudimos descansar un poco. Al final logré conseguir un trabajo en un local de comida, fueron muy amables al contratarme, considerando que no tengo ningún tipo experiencia en nada, claro que esto es algo temporal, supongo que tendré que buscar algo mejor cuando tenga más tiempo, no sé muy bien como los haré, pero no vale la pena que piense en eso ahora, así que no me preocuparé por ello, de hecho en estos momentos me sentía tan bien que no veo motivos para preocuparme por nada en absoluto. Mientras tanto en el Olimpo… -Padre, hemos comunicado a esta reunión para…- Comenzó a decir la Diosa Artemisa, pero fue rápidamente interrumpida por el gobernante de los cielos. -Sé muy bien el motivo de la reunión Artemisa, es porque la ingrata y rebelde de tu hija sigue con vida, y ya no sabes que hacer para matarla.- Respond
-¿Qué suceda ingrata hija? ¿Sorprendida de verme? Se que me tarde un poco en darme cuenta de que si quieres que algo se haga bien, tienes que hacerlo tú misma, pero tampoco es para sorprenderse tanto, debiste haber sabido que en algún momento vendría por ti, y es hora de que acabemos con estos ridículos jueguitos.- Concluyó Artemisa con una cara muy seria. -¡Stelle! ¡Tienes que irte de aquí! ¡Rápido!- Exclamé preocupada por ella. -¡No! ¡Es muy peligroso! No te voy a dejar sola…. ¿Qué pasa si…- Interrumpí a Stelle antes de que pudiera terminar de hablar. -Nada, nada va a pasar, puedes estar tranquila. No me va a pasar lo mismo que a Eliot, debes irte, yo puedo con esto.- La miré intentando transmitirle toda la confianza que pudiera a través de mis ojos. -¿Qué sucede? ¿Tu amiguita no te hace caso? Podemos arreglar eso, siempre puedes conseguir una nueva.- La Diosa apuntó una flecha directo a Stelle. -Es tan simple como esto.- Soltó la flecha haciendo qu
Habían pasado ya unas cuantas horas en el cielo y aun no habíamos llegado a ningún lado, comenzaba a impacientarse demasiado. Le di dos golpes en la espalda a Hades para llamar su atención.-¿Piensas decirme a dónde vamos?- Tenemos mucho tiempo volando y no veo que lleguemos a ningún lado.- Dije cansada de todo. Yo esperaba poder morir y acabar con toda la mierda que estaba enfrentando, pero ni siquiera en eso los Dioses pueden complacerme.-¿Tienes idea de lo difícil que es conseguir un lugar fuera de la vista omnipresente del Olimpo? No pienso decirte mientras sigamos en el aire, alguien siempre puede estar escuchando.- Respondió el Dios del inframundo mientras viraba.-Supongo que tienes razón.- Concordé con el de mala gana, no estaba de humor para todo esto. -¿Podrías al menos decirme que tanto nos falta?-No te desesperas pequeña Diosa, pronto lle
Los días pasaban y todos los dioses se preparaban, yo estaba más que lista para la batalla, y quise aprovechar los días antes del equinoccio para disfrutar mi estadía con Stelle e Isabella, por muy optimista que fuera, realmente no sabía muy bien que es lo que iba a pasar. Quería aprovechar lo más que pudiera, solo en caso de que las cosas no terminen bien… -¿Estas completamente segura de que podrás con esto? Tenemos miedo Zoe, miedo de lo que pueda pasarte.- Dijo Stelle mientras colocaba su mano en mi mejilla, yo puse mi mano sobre la suya y la acaricié con dulzura. -¿Saben que si el Olimpo inicia una guerra, habrán repercusiones fuertes en el mundo humano? Deberían estar preocupándose por ustedes mismas, no por mí.- Le contesté intentando evadir el tema. -No te hagas Zoe, nosotras ya no tenemos hogar, y aquí estamos suficientemente a salvo. Por favor, no hagas esto si sabes que no serás capaz de hacerlo.- Me dijo Isabella con una rostros que demostraba lo m
Muy bien, para que tengan un buen punto de vista, primero debo explicarles algo, puede que ustedes sean personas susceptibles, o puede que sean creyentes, quizá pensarán que todo es un cuento de hadas pero no es así. El Olimpo, lugar donde viven los antiguos dioses griegos, como lo son Zeus, Hera, Poseidón, Dionisio, Hermes, Ares, Hefesto, Deméter, Atenea, Afrodita, y los gemelos Apolo y Artemisa, Dioses que representan los elementos de la naturaleza y los sentimientos humanos, quienes son divinidades todopoderosas, capaces de lograr cosas que los humanos apenas serían capaces de soñar, todo esto, que se considera mitología griega, es una realidad. Todos ellos son muy reales, sólo que no son exactamente los amistosos y preocupados dioses que se retratan en los libros de historia, son seres malignos que no se preocupan por nadie más que por ellos mismos y por su satisfacción, son capaces de hacer atrocidades impensables solo para su meta diversión, son seres egoístas y orgull
Luego de explicarles todo lo sucedido, ambas chicas quisieron pruebas, les parecía una historia absurda y ridícula, pero eso es normal, desde hace años que a los humanos se les enseño que todo lo referente a nuestra cultura eran solo cuentos de hadas. Así que lo primero que se me ocurrió fue mostrarles nuestra sangre… Me corté un poco la mano con el cuchillo que tenía en mi amarrado a mi cinturón, y comenzó a salir de mi piel el líquido color dorado que es el icor, la sangre de los Dioses. -Verán, a diferencia de los humanos, nosotros los dioses sangramos icor y no sangre.- Dije Eliot mientras mostraba nuevamente mi mano desde un ángulo donde ambas pudieran verla más claramente. -¡Wow! No puedo creer que sea cierto… ¿Qué deberíamos hacer ahora? ¿Qué significa esto para nosotras?- Decía Isabella mientras colocaba su mano en su boca sin poder creer que todo lo que habíamos dicho fuera cierto. -Esto ciertamente cambia la perspectiva que tenía acerca del mundo… E
Luego de haber derrotado a Leontion y conocer a Hades, nos percatamos de que sería mucho más difícil acostumbrarnos a la sociedad de lo que pensábamos, todo era muy diferente que en el Olimpo. -Bueno, ya que están bien. ¿Qué les parece si vamos a comer algo? Quiero decir, solo si usted quieren, claramente.- Noté como Isabella se apenaba muy rápido por cualquier cosa. -Conozco un muy buen local de comida rápida, tienen el mejor precio para un buen almuerzo, apenas han estado aquí unas horas, pero imagino que deben estar muy hambrientos luego de todo lo que han tenido que pasar.- Nos dijo Stelle de manera muy amable. -Es muy bien recibida su oferta, nos encantaría ir a comer algo con ustedes.- Respondió mi prima mientras hacía a un lado un mechón de cabello que caía en su rostro. -Estoy muriendo de hambre.- Dije sin poder ocultarlo más. -¡Eliot! ¡Tus modales!- Me reprochó Zoe. -¿Te molestáis por mis modales? Zoe, ya no estamos en el Olim