Capítulo 32

Ona apareció una mañana temprano en la habitación de Cala. Golpeó un par de veces en la puerta y entró sin esperar a que Cala la invitara a pasar. Sus dedos acariciaron la madera mientras cerraba la puerta tras de sí y después se volvió despacio ante los ojos asombrados de Cala.

—Yuma me ha pedido que venga a verte —los ojos de Ona miraban a Cala con suspicacia—. No sé lo que pasa, pero está empeñado en que seamos amigas.

Se dejó caer en el lecho de Cala con total confianza y antes de que ésta pudiera echarle en cara su mentira olisqueó a su alrededor con descaro y atrapó su atención. La estaba oliendo a ella.

—¿Qué pasa? ¿Huelo mal? —preguntó Cala, enfadada.

Lo de aquella chica no tenía nombre, todavía no daba crédito a lo que estaba haciendo, venía para busca

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