Manuel no podía creer que tuviese a aquellos seres frente a él. Al fin, después de tantos años, podía observarlos a su antojo. Sus dibujos eran bastante acertados y las facciones ya le resultaban casi hasta familiares.
—Entrad —dijo. Se le veía asombrosamente tranquilo.
—No vamos a hacerte daño —quiso aclarar Kasa, de todas formas.
—Lo sé —dijo el hombre.
Sin embargo, Yuma le miraba de forma amenazante. Manuel reconoció en él al muchacho que le había atacado junto al árbol desarraigado. Yuma habló al oído de su padre y Kasa dirigió su mirada al pecho del hombre. Manuel recordó el amuleto que Román le había dejado en herencia y lo cogió entre sus manos.
—Es el amuleto de mi padre —susurró Kasa, emocionado, y alargó la mano hacia Manuel. Éste se sac&oa
Cuando salieron de la cabaña eran cerca de las dos de la mañana. Helaba. El frío era intenso y las estrellas brillaban con rabia. Kasa, que sabía que el resto de la familia — y Léndula en particular — estaría muerta de la preocupación, se adelantó a ellos para contarles al resto del clan la noticia: se quedaban. Decidían confiar en el hombre, aunque siempre estarían alerta, aquel sería siempre su modo de vida. Tampoco iba a ser tan distinto a lo que estaban acostumbrados, pensaba Kasa. Extremar un poco más la atención, al menos durante un tiempo, por si acaso. Al salir ellos, Yuma se detuvo en la puerta de la cabaña y dejó que Cala se adelantara unos pasos antes de volverse hacia el hombre. —Podría matarte en un segundo —le dijo—, te puedo retorcer el cuello como a un simple pato —continuó. —Lo sé —contestó el hombre, impasible. Yuma hizo el gesto de retorcerle el cuello a ese pato imaginario. —Ándate con cuidado. Yo vendré con Cala y
En un principio "Hasta que el amor nos separe" fue escrito como una novela independiente, surgió un día en el que me puse a escribir un libro para mi hija, que entonces tenía ocho años, pero la historia fue creciendo en mi cabeza, así como los personajes, las situaciones, reflexiones y demás y se convirtió en una novela. Cuando lo publiqué originalmente muchas personas disfrutaron con la historia y me hacían preguntas acerca del futuro de los personajes, así que me pareció que los lectores tenían derecho a saber cómo había continuado la historia. De este afán nació "Lo que el amor ha unido" que presento a continuación y que espero sea de su agrado. Si has llegado hasta aquí te lo agradezco mucho, igual que agradezco cualquier comentario y valoración de la obra que pueda enriquecerla. Con mucho cariño, la autora.
—¡Hijos!Léndula se abalanzó sobre ellos en cuanto pusieron un pie en la guarida. Cala se abrazó a ella, pero Yuma pasó de largo y se encerró en su cuarto ante la mirada asombrada de todo el clan. Aquel "hijos" pronunciado por su madre, le había dolido más que nunca. Cala tenía razón, pero él era incapaz de aceptar que tendría que reconducir todos aquellos sentimientos que tenía hacia ella.—Hay algo que áun no os he contado —dijo Kasa al ver cómo todos seguían mirando el lugar por el que Yuma acababa de desaparecer—. El humano quiere que le dejemos ver a Cala a menudo.Léndula, como siempre, puso el grito en el cielo.—Ni hablar, eso es demasiado peligroso. Cazarla a ella o a cualquiera de nosotros será un juego para ellos —volvió a mirar hacia la habitación de Yuma—. Ahora en
Cala era incapaz de dormirse. En su cabeza, la imagen de Yuma besándola se repetía una y otra vez. Notaba sus manos fuertes investigando su cuerpo y sentía que el deseo que Yuma desprendía hacia ella conseguía que el suyo brotara de nuevo con fuerza. Ya no le importaba saber que era una humana. Él la deseaba tal y como era. Cala cerró los ojos y volvió a imaginar, una y otra vez, el calor de sus labios. Aún estaba impregnada de su olor. Pero ¿qué iba a pasar ahora? Ellos se habían criado como hermanos, así los había visto siempre el clan.Léndula se volvería loca si supiera que entre ellos existía cualquier otro sentimiento que no fuera el fraternal.Yuma había estado con una tupi. Él ya había conocido el amor con una chica de su raza, e incluso así le había confesado a Cala que la amaba, que hacía tiempo que l
Al cerrar la puerta, Manuel notó que las piernas le comenzaban a temblar. Se sentó en la sencilla silla de madera, frente al escritorio, con todos los dibujos que había hecho a lo largo de los años, y comenzó a pasarlos uno a uno. El tupi y la niña humana iban creciendo en su dibujos igual que habían ido creciendo en la vida real. Pensó en todas las horas que había pasado sentado en su escritorio dibujándolos mientras esperaba a que algún día pasara lo que finalmente había sucedido. Ahora, todo parecía un sueño más.Aquella chiquilla de los dibujos se había convertido en una preciosa adolescente. Aquellos asombrosos ojos dorados desprendían una luz que envolvía todo. Manuel notaba que le acompañaba una incómoda sensación de irrealidad y deseaba con todas sus fuerzas que la muchacha regresara a verle. La ansiedad de la espera
Yuma se levantó del lecho con un peso oprimiéndole el pecho. Lo poco que había dormido aquella noche sólo le había servido para sufrir una pesadilla espantosa. El rostro de Cala estaba tan cerca del suyo que podía ver las motas oscuras en sus ojos dorados, pero cuando la iba a besar encontraba los labios de Ona, y Cala, a unos metros de ellos, les miraba y se reía. Cuando Yuma trataba de correr hacia ella era incapaz de hacerlo y Cala se volvía y echaba a caminar alejándose cada vez más.De niño, Yuma había sido supersticioso, pero ahora se jactaba de no creer en aquellas cosas y se reía de su madre, que en cada cosa que pasaba veía una señal. Sin embargo, ahora era él el que no se sentía tranquilo abandonando el clan después de haber tenido aquel sueño. Cala escapando de él, riéndose. ¿Qué podía
Yuma dejó atrás la guarida y se adentró en el bosque a toda velocidad. Kasa había regresado justo antes de que él partiera y le había pedido que no se entretuviera en su viaje. A Yuma le pareció que estaba muy preocupado.Lo cierto es que había querido acompañarle, pero Yuma se había negado en rotundo. No quería que las mujeres se quedaran prácticamente solas y Namid acababa de tener a su primer hijo.No, él había escogido a Ona y había sido culpable de todo aquel lío, y él solo debía solucionarlo.—Volveré en dos o tres días, papá —dijo—, a mí tampoco me gusta nada tener que irme ahora.—Ve directo, no pares en otros clanes —le recomendó Kasa.Yuma sabía a lo que se refería su padre, aunque este no lo dijera claro. Sabía que en aquellos mo
Cala se sintió muy sola en cuanto Yuma desapareció en el bosque.Sasa la rodeó con sus brazos, desde la espalda, y la susurró a un oído que Yuma no tardaría en volver. Cala le apretó una mano y supo con seguridad que Sasa sabía lo que sentían el uno por el otro, y, aun así, no le importó. No hacía falta que hablaran de ello, Cala sabía que podía contar con todo su apoyo. Tampoco nadie en el clan había hecho referencia a su reciente descubrimiento de ser una humana. Cala se lo agradecía, pero sentía que, en el fondo, necesitaba hablar de aquello y no sabía con quién podía hacerlo. Si el abuelo siguiera vivo... Ahora podía entender un montón de las conversaciones que habían mantenido poco antes de que él muriera. Cala sonrió al recordarle.Buscó a Min, y cuando la encontró en su cuarto