Capítulo 36

Léndula apareció sofocada. Ona hacía un rato que había aparecido sola en el clan, no le habían conseguido sacar ni una palabra. Léndula la había perseguido de un lado a otro como una loca hasta que Min le había dicho con autoridad que la dejase estar.

Ahora se quedó mirando asombrada al percatarse de las lágrimas de Cala.

—¿Qué pasa, niña? —exclamó abalanzándose sobre ella. Luego miró a Yuma con dureza— ¿Qué está pasando? Ona llegó como una exhalación, recogió unas cuantas cosas y se fue sin tan siquiera abrir la boca.

Yuma se acercó a su madre y le pidió que se sentara. Su madre se soltó de Cala y puso los brazos en jarra, sonrió de medio lado y miró a su hijo con desconfianza.

—Aunque sea una mujer soy mucho más fuerte que todos mis hijo

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