Alana decide participar en un sangriento torneo organizado por vampiros para recuperar el tiempo que perdió estudiando una carrera que no le gustaba y en un trabajo que odiaba como contadora. Cada prueba mortal que debe pasar para convertirse en vampiresa está diseñada para llevarla al límite y poner en prueba sus principios y por si no fuera suficiente el amor que surgió en el peor momento se interpondrá en su camino. ¿Podrá aún así lograr su cometido?
Leer másDespués de llorar hasta sentir que apenas quedaba la energía suficiente para sobrevivir en su cuerpo, se dio cuenta de que no había nada en su poder para cambiar lo que había sucedido y aunque el dolor no había cedido ni un milímetro, no tenía más opción que encontrar la fortaleza para levantarse y vivir con él.No, no podía quedarse el resto de la eternidad llorando en el piso. Prometió consagrar su existencia eterna a buscar su felicidad y mantener vivos junto a ella a Jackeline y Darío, así que se pondría de pie aunque sólo fuera por la convicción de que no tenía derecho a permitir que se hubieran sacrificado sólo para que ella pudiera seguir siendo miserable para siempre.El vestido tan hermoso que había elegido la noche anterior estaba sucio y probablemente rasgado tras haber sido revolcado en el suelo, así que se dio el baño caliente más largo de su vida y seleccionó otro para recibir a Grace y al vampiro que la transformaría.Mientras arreglaba su cabello lamentó estar encerra
Fueron arrastrados al interior del edificio y luego por los pasillos hasta detenerse frente a la imponente puerta de madera del que suponía era el despacho de la mente maestra detrás del torneo.— Tienes 30 segundos para explicar por qué necesitas mi tiempo en este momento.Respondió, con un tono extrañamente autoritario, la voz infantil de Grace cuando uno de los hombres tocó la puerta.— Nos informaron de un intento de fuga…— ¿Y qué haces aquí en vez de atraparlos?Le interrumpió irritada.— Ya los tenemos bajo custodia, pero…— Si ya los tienen, entonces devuélvanlos a la celda mientras se prepara todo para adelantar la ejecución. Ya conocen las reglas, no necesitan mis instrucciones.— El problema, Señora, es que una de ellas es la ganadora…— ¿Cómo que la ganadora?A Alana le pareció que al fin estaba dispuesta a escuchar a su subordinado en lugar de seguir interrumpiéndolo y tratando de que se marchara para dejarla continuar con lo que estaba haciendo.— La encontramos en el pa
Al final se decidió por un hermoso vestido de tela color celeste con el que imaginó que se vería como sacada de un cuento después de la transformación, pero por el momento tendría que trabajar con lo que tenía.Nunca había sido muy hábil con el maquillaje, así que se limitó a disimular lo mejor posible su aspecto demacrado, poner algo de color en sus labios y mascara en sus pestañas.Bueno, no podía hacer milagros, pero al menos era innegable que se veía mucho mejor que si hubiera salido tal como estaba cuando Bruno fue a hablar con ella y eso tenía que contar para algo.Se arregló en menos de dos horas y pasó los últimos minutos sentada en la cama con la vista fija en el reloj de pared que había en su nueva habitación.Las manecillas no se movían ni de cerca tan rápido como le hubiera gustado, pero cuando por fin dio la hora acordada salió de su habitación tranquilamente y se dirigió al sitio de la reunión como si nada estuviera pasando. Por suerte el patio de los columpios no estab
— ¿Qué estás diciendo?Alana apenas podía creer lo que estaba escuchando, ¿Cómo podría insinuar algo así?El vampiro de ojos plateados se encogió de hombros.— Sólo digo que si por casualidad, no sé… tu condición empeorara de pronto o te ocurriera un trágico accidente mientras esperas la conversión o la culpa por dejar que Romeo se sacrifique por ti te hiciera tomar una decisión desesperada, una que tal vez tomaste anteriormente sin éxito, entonces Grace no tendría más opción que darle una segunda oportunidad y con su única debilidad fuera del camino, estoy seguro de que el competidor más feroz desde la primera ronda ganaría sin problemas.La chica tuvo que apoyarse con las manos para no caer, a pesar de que estaba sentada.— No te entiendo. Me ayudaste en la ronda de los acertijos ¿No es así? Asumí que tenías algún interés en que ganara la final ¿Por qué ahora que lo hice me estás pidiendo que me suicide? ¿Hay algo que no estoy viendo?No tenía el humor ni la capacidad para juegos y
Alana despertó en la cama más grande que había visto en su vida, envuelta en sabanas de seda blanca.Si había tenido un sueño, no lo recordaba. Estaba tan agotada que su mente se quedó perdida en la nada obscura, pero tan pronto como recuperó el sentido el dolor volvió a azotarla con toda su fuerza.Había ganado, la opulenta habitación de película que le habían asignado después de la final era una buena muestra de la vida que le esperaba, pero no podía sentirse feliz por eso.La dulce mirada y la sonrisa de Darío estaban tan detallados en su memoria como si lo tuviera frente a ella, pero era dolorosamente consciente de que la próxima vez que lo viera sería durante la ejecución y sería también la ultima.Vaya si el tiempo terminó por comprobar la teoría de su amigo. Estaba segura de que una eternidad no le bastaría para olvidar sus ojos, su voz, sus hoyuelos, su manera tan peculiar de demostrar afecto…Se había salido con la suya, era la ganadora y la vida, o mejor dicho la existencia,
La boca de Montserat estaba literalmente abierta. No estaba segura de si era de rabia, incredulidad o simple pavor.La habían engañado. No sabía cómo o en que momento, pero esos dos se habían puesto de acuerdo para verles la cara.No. No podía ser. Debía haber un error, no pudo haber perdido, eso significaría que iban a cortarle la maldita cabeza.Se negaba a creerlo al grado de acercarse a la mujer que acababa de caer como peso muerto sobre el concreto del patio para examinar de cerca la carta que había soltado al desplomarse.Era el jocker, no había duda. Era el puto jocker.Dobló el pedazo de cartón, apretandolo con fuerza en su puño y lo arrojó al suelo. — ¿Por qué? ¿Por qué decidiste dejarla ganar y mandarnos a todos los demás al carajo?Le reprochó a Darío mientras veían moverse al equipo que se apresuró para verificar el estado físico de la ganadora y reportarle a Grace.— Yo no decidí nada, Barbie, fuiste tú quién decidió que no era digno de confianza y que por lo tanto era e
— ¿Barbie? ¿Me estás diciendo tonta, psicópata?. Respondió Montse, claramente molesta. Por su reacción hubiera apostado a que no era la primera vez que escuchaba ese apodo y que no se lo decían precisamente de cariño. — Sólo estoy diciendo que llegaste a la final gracias o a la suerte o a que Alana se empeñó desde la primera ronda en evitar las muertes en vez de deshacerse de los competidores, y por cierto, permíteme recordarte que a pesar de que salvó tu trasero varias veces hiciste todo lo posible para deshacerte de ella en el ultimo juego. Así que perdón por dudar de tu capacidad para salir con un rebuscado plan maestro ahora o tus buenas intenciones. Alana no estaba tan segura de ese juicio y probablemente el castaño tampoco, posiblemente lo había dicho sólo como táctica para ganar un debate del que dependía su vida. Era verdad que la rubia había mantenido un bajo perfil durante toda la competencia y que muchas situaciones le habían resultado convenientes, pero ¿No había sid
Al final prácticamente ninguno de los dos durmió ese día. Ni siquiera se fueron a sus camas, se la pasaron sentados en el piso hablando de sus vidas, de lo que hacían antes de llegar al torneo, de sus familias, sus amigos y lo que les habría gustado hacer de su vida si no se hubieran involucrado con vampiros.. Probablemente habría sido una buena idea descansar antes de la final, pero los dos estaban inquietos y a fin de cuentas ¿No sería un desperdicio? Esas podrían ser sus ultimas horas, ¿Por qué pasarlas durmiendo? Alana lo tomó del brazo mientras bajaban al patio a enfrentarse con cualquier putada que tuvieran preparada para ellos ese día. Notó que los vieron salir del mismo dormitorio y permanecer cínicamente juntos todo el trayecto ¿Pero que importaba ya? Qué creyeran lo que les diera la gana, no iban a volver a verse de todas formas. Eran sólo cuatro personas, así que no se molestaron en formarlos. Observo cualquier cosa que pudiera haber en el patio, por si había alguna p
Después de la noche en la que la encerró en una sala del edificio de los vampiros mientras el resto de los jugadores se escondían por sus vidas no habían vuelto a hablar en lo absoluto.Se habían visto, por supuesto, Bruno había sido el encargado de formar los grupos en algunas ocasiones, pero no sólo no le había dirigido la palabra, sino que ni siquiera se permitía mirarla más de lo estrictamente necesario.Montse se esforzaba por entender la razón que debía haber detrás de esta actitud, aunque su mejor amigo jamás se había tomado la molestia de explicársela. Probablemente habría problemas si los veían hablando o descubrían que se conocían, o al menos algo así quería imaginar, pero aún así su indiferencia después de todas las locuras que ella había hecho con la esperanza de volver a verlo dolía demasiado y cuando notó que algo estaba sucediendo entre él y la chica que había protagonizado las ultimas pruebas perdió el control.El intercambio de gestos había sido discreto, probablemen