Dormir de día para poder mantenerse alerta durante la noche resultó ser más inconveniente de lo que había previsto.Estaba casi segura de que antes de arrastrarla al inquietante dormitorio que compartía con tres desconocidas le habían inyectado algo para hacerla dormir, pero había abierto los ojos unas horas después, no tenía manera de calcular cuantas ya que no había ni relojes ni ventanas en esa habitación, y no había podido volver a conciliar el sueño.¿Sería posible que llevara más de un día inconsciente en ese lugar? No, era muy improbable, no la habían llevado hasta ahí a dormir.No sabía que esperar de las siguientes horas, no tenía ninguna estrategia para ganar ni tampoco le parecía que tuviera alguna cualidad en particular de la que pudiera servirse para asegurar su supervivencia, pero con todo, su cer
Antes siquiera de que el abrumador peso de que sus palabras cayera sobre ellos, un chico con cabello castaño y rizado corrió a escribir “SÍ” en el pizarrón con un trozo de tiza.¿Pero qué carajos le pasaba a ese tipo? Si te preguntan si un salón lleno de personas inocentes deben morir la respuesta obvia es “no” ¿cierto? No había ni que pensárselo, no tenía la menor intención de cargar en su consciencia con esas muertes, pero ese tipo había decidido, para colmo sin consultar al resto, que quería llenarse las manos de sangre.— ¿Pero que mierda? ¿Cómo puedes decidir por tu cuenta que queremos que maten a quince personas? Maldito psicópata.Exclamó Alana tras levantarse con la intensión de borrar la respuesta y reemplazarla con “NO”. ¿Cómo era posible que el resto se queda
Grace estaba en el podio, que en ese momento estaba instalado en el centro del templete que habían instalado en el patio principal del antiguo internado que había seleccionado como locación del torneo de ese año, lista para anunciar los resultados de la primera ronda y luego proceder con las ejecuciones correspondientes.Algunos de los vampiros que habían presenciado a través de las cámaras lo sucedido en los salones habían tenido el mal gusto de cuestionar el juego que eligió para abrir el torneo “¿Estás segura de que es una buena idea deshacerte de tantos en la primera noche?”… “Voy a serte sincero, esperaba algo más… vistoso” Era lamentable que hubiera inmortales incapaces de apreciar la sutileza de lo que había hecho y cómo eso decidiría el tono de los juegos a partir de ese momento.Ella al menos ya tenía claro
Una vez más Alana no había podido conciliar el sueño en todo el día y cuando anunciaron que tendrían que salir en diez minutos para volver a jugarse la vida y probablemente ser responsable de más muertes estaba agotada y además hambrienta, pues apenas tuvo el estomago para comer algo de toda la maravillosa comida que pusieron a su disposición después de haberla obligado a ver como quince personas eran degolladas.No debió de haber reaccionado así, no era ninguna novedad que tendría que ver gente morir para poder conseguir lo que quería, pero la primera ronda fue brutal, había tenido que tomar la responsabilidad directa de la muerte de quince personas apenas empezar el torneo. No sabía como podrían ponerse más tétricas las cosas, pero sospechaba que lo averiguaría pronto.Se obligó a apartar la mirada de las camas vacía
Sonó como si alguien entrara al cuarto dando tropezones mientras gimoteaba.Se sintió confundida por un segundo y su mente empujó el terror a un rincón para poder concentrarse y tratar de entender lo que estaba pasando.Los sollozos claramente eran femeninos ¿Se trataba de la chica que estaba buscando? ¿Por qué estaría llorando? Bueno, seguramente ella no estaría muy feliz si le pusieran un arma en las manos y la mandaran a cazar personas.Arrastraron algo pesado por el suelo de madera a medio pudrir, se dejaron de escuchar los pasos y el llanto sonaba amortiguado, como si se hubieran tapado la boca para acallarlo.Tras unos segundos de silencio comprendió que no la estaban buscando por el momento, tal vez otra de las jugadoras no había podido esconderse todavía cuando empezaron los disparos y entró en pánico, por eso estaba llorando.Por desgrac
La más agraciada entre todas las jugadoras no podía creer que realmente le hubieran dado armas a tres personas para que buscaran a sus compañeros para matarlos.Les habían dicho que el principal objetivo del torneo era entretener a los vampiros de la elite, en particular a los más longevos, pues al parecer incluso el lujo y los placeres pueden cansarte cuando tienes una cantidad virtualmente infinita de tiempo libre en tus manos, pero ella podría apostar a que había algo mucho más profundo de fondo.Los juegos no eran elegidos al azar, estaba segura de eso. La primer ronda parecía querer enseñarles que la clave para llegar a la final era lanzar el primer golpe, matar sin dudar a tu oponente antes de ser tu quién acabara en la guillotina. No era difícil suponer que esa era también la razón por la que los obligaban a presenciar las ejecuciones y que justo despu&e
Al estar abrazadas de esa forma Alana podía sentir el temblor en el cuerpo de esa chica. La pobre,que probablemente tuviera menos de veinte años, estaba muerta de miedo y, en el fondo de su corazón, que había resultado más ruin y egoísta de lo que había creído, se alegraba de que fuera así y de que estuvieran juntas, por que el instinto de mantener la calma para poder ofrecer algún consuelo a alguien que parecía más vulnerable que ella le había obligado a encontrar, o aparentar al menos, una entereza que en realidad no creía tener.Acarició el cabello largo y lacio de la chiquilla en un intento de calmarla, hasta que volvió a sonar el timbre de escuela.La vez pasada lo habían usado para indicar el termino del plazo que les habían dado para decidir si morían o se convertían en asesinos, por lo que cabía suponer q
Trató lo mejor posible de controlar las arcadas para que no la odiaran por arruinarle la cena a todos, pero todavía estaba casi tan pálida como sus propios anfitriones.Se sintió un poco mejor tan pronto como llegaron al comedor y tanto la sangre como quienes la derramaron quedaron fuera de su vista, aunque el aroma a comida no ayuda mucho cuando tienes nauseas y la apariencia del comedor le resultaba inquietante.Podía describirlo con una sola frase: Era una cafetería de escuela común y corriente. Tenía las mesas largas que en ocasiones más de un grupo de estudiantes se veían obligados a compartir, la barra en la que tenías que formarte, charola en mano, para recoger tu comida, incluso la pizarra en la que se colgaban carteles y anuncios.La única diferencia era probablemente el menú, mucho más amplio y atractivo del que ofrecían cuando ella iba a la escuela