En la actuación

Ahora que estoy a unos metros de este hombre, me he quedado deslumbrada al ver lo atractivo y alto que es. Sin duda me quedo corta al describir el traje elegante que lleva puesto y esos brillantes ojos azules que me observan atentamente.

Dios, necesito un momento para permitir que mi respiración vuelva a la normalidad porque este hombre me está robando todo mi aliento.

—Gracias —masculla con voz ronca—, no se hubiera molestado, pero ahora que lo hizo quiero agradecerle.

Le doy la mano temblorosa, nos saludamos y cuando nuestros dedos se tocan, siento un extraño y excitante escalofrío que recorre todo mi cuerpo.

¡Este hombre tiene que ser mío! Ja, solo en mis sueños.

Tengo que recordar que el hombre es dueño de un enorme centro comercial y jamás desearía estar con una mujer que gana lo básico.

—Mucho gusto, señor Green —me sonrojo y lo único que quiero es lanzármele a sus labios, quiero saber de lo que él es capaz, me urge sentirlo.

—Alexa… ¡Tienes que entrar ahora! —me sobresalto al escuchar la voz de mi amigo.

—Pase lindo día, señor Green —patitas pa que te quiero, le entrego sus bolsas para luego escabullirme de su cuerpo grande y voluptuoso.

Dejo atrás al hombre de mis sueños, llegando hacia mi amigo, le tomo de la mano y ambos corremos, le doy gracias a Dios por permitirme estar unos segundos con el hombre de mis fantasías, aunque eso signifique que esté en la cuerda floja.

Al cruzar esa puerta de vidrio siento un poco la mala vibra y mucha tensión, ¡padre mío! Hoy temblará y un muerto velarán, mi jefe directo está al frente de mí con los brazos cruzados y con una cara de... ¡Te mato! Por qué te mato. Me quedo estática y la verdad que no encuentro nada para justificar mi entrada tarde.

¿Tarde? Sin querer veo mi reloj de mano y solo me he demorado tres minutos, esos minutos que estuve con el dueño de todo esto. Pufff… Lo seguro es que esta vieja me amonestará y me mandará a descansar.

Mi jefa se llama Secilia Gill, para algunas trabajadoras es un amor de persona, pero cuando está de mal humor se las desquita conmigo y lo peor es que he venido unos minutos tardes. Pero…, ese mal humor se quita con una buena herida, pufff, aunque parece que el hombre no la atiende bien.

—¡Sabe perfectamente que hoy se abre nueva mercadería! —me reprende penetrando esos ojos de culebra ante mí—. Qué miras, hay muchos clientes que te están esperando—grita, por unos segundos cierro mis ojos al escuchar su paranoia—. ¡Todos tienen que estar trabajando, el dueño de la empresa pasará supervisando cada tienda! ¡Cada tienda!

Me pierdo en la vista de mi jefa porque ya se puso de mal humor, acepto que está enfadada porque el dueño pasará por aquí y eso es estrés, ya que todo tiene que estar impecable. No ayuda mucho con la nueva mercadería que hay que ordenar y poner en el inventario, pero eso no le da el derecho de haberme gritado delante de los demás empleados.

Camino a pasos firmes y con un zumbido en mis oídos de la furia que recorre por mis venas. A pocos pasos me incorporo a mi puesto, “día de bodega”, pero antes voy a los locker que están dentro de la bodega, dejo el casco, mi bolso y me quito mi suéter para colocarme mi mandil color rojo con el logo de “sexi-Apple”. Mi subconsciente me manda una señal y me advierte que sonría porque estoy en hora laboral y aunque no quiera y tenga demasiado coraje, debo sonreír, ya que los clientes no tienen ninguna culpa de lo estúpida que soy. Quien me manda a ser la buena samaritana y ayudar al sexi Green.

—Eres una completa estúpida, te dije que no tenías que venir tarde porque simplemente es ¡lunes! —y siento la mano de Alexis sobre mi brazo—, deja de andar buscando hombres que solo te ven con lástima.

¿Lástima? Este hombre está completamente loco, no tiene nada de malo que sea lunes y mucho menos que el destino me detuviera al ver al hombre del sueño de cualquiera.

—Era el jefe y se me dio la oportunidad de decirle “hola” —de un jalón suelto mi brazo con brusquedad—, era una oportunidad que no podía perder.

Él abre sus ojos de par en par y me dice que eso se lo tengo que contar, pero a la hora de la comida o de la salida, ya que en este momento tenemos mucho trabajo y por ende no nos pueden capturar; conversando y desnudando al dueño de este gran centro comercial.

Al cerrar el locker logro sentir que en los bolsillos de mis vaqueros está vibrando uno de mis móviles, ¡tengo dos! De pronto me paralizo y me alerto al pensar que la persona que me está llamando puede que sea… “Él”; mi cliente o mi tía, no sé.

Dejo que deje de vibrar y pierda la llamada, aunque no sé si eso me llegue a perjudicar.

Alexis logra escuchar el vibrador insistente de mi móvil, me dice que me puedo meter a unos de los baños que está al fondo de la bodega.

—Te doy cinco minutos y si demoras recuerda que la jefa te despedirá —me sentencia, y yo asentí porque cinco minutos será suficiente para hablar con el cliente.

Corro hacia el tocador, pasando por las inmensas cajas de mercancías que están dentro de la bodega.

—Aló —suavizo mi voz y dejo que mi lado sensual salga a relucir, ya que el móvil que estaba sonando es el de la app “Placeres ocultos”.

—No me gusta que me hagan esperar y mucho menos volverte a llamar, te advertí que no soy ningún cliente —su furia llena de histeria es notoria, cierro mis ojos tras respirar profundo, a pesar de que no puedo escuchar su voz verdadera me ha Quedó claro que el hombre es capaz de derrumbar todo lo que tengo.

El hombre es demasiado presumido y entiendo por qué tiene dinero y paga el servicio, pero siento que es demasiado la forma altanera en la que me habla.

Respira… Llévate todo con calma… Recuerda que el hombre VIP, paga bien y deja uno que otro regalo.

—Papi… No te pongas celoso, no estaba con nadie más que pensando en ti —ronroneo, llegando al baño, me encargo de ponerle el seguro y de paso alejarme para que nadie logre escucharme, ¡gracias a Dios no hay nadie dentro—... Casualmente, estoy saliendo de la bañera y me he detenido para cubrir mi cuerpo con una toalla, y si deseas mi amor, puedo imaginar que estás entrando por esa puerta.

—Impresióname —dice y ese es mi pase libre.

—Amor, podemos cambiar un detalle, imaginar que giro la manija de la puerta y la abro con cautela, y de improvisación, sin darme cuenta, me toman de la mano y me empujan hacia el baño.

Él antes de proseguir se asegura de poner el seguro en la puerta y yo me quedo desconcertada por el gran hombre que está ante mis ojos.

Hmmm… Él se acerca más a mí y con una mano toma mi brazo y con la otra cubre mi boca tras susurrarme que guarde silencio porque nos pueden descubrir. Mis ojos lo ven anonadada sin comprender de dónde ha salido ese hombre, aunque en el fondo de mi interior me grita y me dice que reaccione ante el deseo que él provoca en mí.

Intento forcejear, pero mi intento es fallido porque esa idea absurda de liberarme del hombre que tengo ante mí hizo que se me cayera la toalla. ¡Se me cayó la toalla! Mis mejillas sacaron un tornarse rojas.

—Oh, sí, puedo apreciar tu piel delicada, así como es tu hermosa voz —y el señor entra al juego y ahora me dirigiré exactamente a él, como si tal el hombre de mi imaginación es él.

—Aprovechando el momento, te acercas cada vez a mí, nuestras respiraciones se aceleran y antes que el tiempo sea nuestro enemigo, tus labios se apoderan de los míos, sí, nos perdemos.

Ahhh… Mi mente tortura al repetir una y otra vez que ese beso es ardiente y fogoso.

—Mmm….

—Antes que me dé cuenta, sujetas, mis dos muñecas levantándola por encima de mi cabeza —cierro mis ojos y dejo que mi imaginación fluya, siento que mi cuerpo está reaccionando con tal imaginación—... ¡Santa madre! Estoy perdida.

¡Qué hombre! Cierro mis ojos y me dejo llevar, sintiendo millas de sensaciones que se apoderan por cada parte de mi cuerpo, oh… ¡Dios mío!

—Eres una chica mala —escucharlo hace que mi piel se erice, aun cuando no sea su voz real.

—Me he perdido en las lagunas del placer, oh sí, tu lengua juega con mi suave piel ¡Por Dios! ¿Por qué eres perfecta? Eres un completo desconocido, aunque mi cuerpo dice otra cosa.

Me estremezco toda, sintiendo una electricidad, recorrer por todo mi cuerpo…

Muerdo mi labio inferior al escuchar que mi escena es compartida, se ha unido al juego.

—Nuestros ojos se conectan y puedo ver tu mirada oscura acompañada de mucha lujuria —al terminar la última palabra mi mundo se detiene al escuchar como dan golpes insistentes a la puerta.

¡Ay, Dios! Y ahora que hago. ¡¿Qué hago?, no puedo terminar la llamada y menos puedo quedarme más tiempo aquí!

Lamento mucho lo que voy a hacer, pero no tengo de otra. Cuelgo la llamada porque la voz de mi amigo es insistente y la verdad que no puedo concentrarme, mucho menos la persona que está al otro lado de la llamada. Para nada se puede enterar de que es de mi vida personal, no puedo permitir que el cliente escuche que mi amigo está desesperado porque no estoy haciendo mi trabajo como lo debería hacer.

Escondo el móvil dentro de mi sostén, se dice que es malo por cosas de radiación o que puede existir el accidente que el móvil explote… Hmmm, cosas que suceden y mientras tanto lo ignoraré porque mi amigo no puede saber qué estaba hablando por el móvil. ¡Dios! Es capaz de matarme, ya que estoy castigada porque la jefa me tiene en la mira y es obvio que está buscando la forma de echarme del trabajo, pero con una tarde no es suficiente, sin embargo, dos males comportamiento es suficiente para que me despida.

Toco el botón del retrete para disimular un poco de lo que estaba haciendo “del dos”, aunque dudo que me lo crea porque lo único que emana aquí es el miedo que tengo de ser descubierto.

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