(...)Las cinco y media, ufff, ya salió el sol, me he levantado de la cama en compañía de Harry; no para hacer travesuras, tampoco para darnos una ducha mañanera, menos para desayunar, no, todo tiene que ver con que a él de pronto se le viniera la idea de querer hacer un viaje express de veinticuatro horas.Salimos de la ciudad en su coche en dirección a Alberta, casi doscientos setenta y cuatro kilómetros lejos de la ciudad de Edmonton. De vez en cuando, lo sorprendo mirándome a mí en lugar de a la carretera. Y cada vez que lo hago me sonríe y me aprieta la rodilla, sobre la que ha llevado la mano durante la mayor parte del viaje. Empiezo a pensar que mi esposo es romántico, apasionado, bastante inestable, tremendamente seguro de sí mismo y exageradamente rico. Ah, y bestial en cuanto al sexo.—¿Dónde me llevas? —pregunto—, es que ya nos hemos alejado de la ciudad, llevamos tres horas de camino.Me mira con una ceja enarcada y baja el volumen de la música con los mandos del volante.
Dios, el abrupto movimiento de sus caderas, me indica que no debería haber dicho eso.Aumenta la presión de su cuerpo empujándome contra la puerta y su boca impacta contra la mía.—Sí —jadeo mientras forcejeo con su camiseta. Me enciendo con solo mirarlo.Aparta las manos de mis pechos y las desliza hacia abajo. Oigo que se desabrocha la cremallera y entiendo de inmediato su comentario sobre la ausencia de obstrucciones. Me aparta las bragas a un lado. No me da tiempo a prepararme para la intensidad y la velocidad que se aproxima. Me levanta una pierna hasta la cintura, se coloca y se hunde en mí empotrándome contra la puerta con un bramido. Yo grito.—No grites —me ordena—, quieres que los demás huéspedes o empleados te escuchen.No me da tiempo a adaptarme. Me penetra repetidas veces, con fuerza, una y otra vez, y hace que toque el cielo de placer. Aprieto los labios para evitar gritar y dejo caer la cabeza sobre su hombro con delirante desesperación.No puede ser, creo que voy a de
***Un terrible dolor de cabeza hace que mis ojos se abran lentamente, quiero dormir un poco. Lo primero que veo es el techo para luego dar un fuerte suspiro mientras me muevo. Ay… Me duele la entrepierna, no comprendo por qué estoy adolorida.—Buenos días, el desayuno ya está listo —mi cuerpo se congela automáticamente, mis ojos se abren de par en par y mi corazón se quiere salir—, es lindo, verte como duermes.No, no, no. No me importa si esto es una niñería, pero lo primero que se me ocurre es pellizcarme, todo es para sacarme de dudas de que no estoy aún dentro de un sueño. Si es un sueño nuevamente me puedo abalanzar a ese hombre, pero si es la vida real lo primero que desearía es tirarme un balazo porque si no moriré de pena moral.Pero antes de que lo haga empiezo a rezar y decir el padre nuestro, no es que sea una monja y una devota de Dios, pero ahora más que nada necesito de él. ¡Esto tiene que ser un sueño!Uno… Do… tres…—Ay… —doy un pequeño grito al sentir el fuerte pelli
Luego de que el sol se ocultara, Harry cedió acompañarme a la bañera, “un baño de espuma”. Trate de que no durmiéramos mucho, pero ambos caímos rendidos sobre la cama a las cuatro de la mañana. Ahora solo nos queda llegar a casa para que él se vaya al aeropuerto.Ahora que estoy en silencio, mi cabeza no deja de pensar en lo que Harry me dijo de su madre, puedo soportar todo el odio que me tenga, lo único que no dejaré pasar es que se meta con mi tía, no, a ella no la puede tocar, no y menos que lo permitiré, por un lado, me siento aliviada porque Harry sabe las intenciones de su madre y de lo que es capaz para lograr su cometido, sin embargo, él tiene otras cosas en mente.—No estás dormida, puedo notarlo por el parpadeo seguido que tienes.Maldigo por lo bajo, me ha descubierto, sin abrir mis ojos le digo que es demasiado observador. Harry me dice que estamos a un par de minutos de llegar y que solo se despedirá de mi tía para luego irse, ya que lo están esperando para llevarlo al a
(...)Sin querer de mí sale un pequeño suspiro, es que no puedo evitar ver el cielo. Qué linda las estrellas, ese brillo lo envidio porque es tan maravilloso tenerlo y que tu vida sea como el brillo de esa estrella. Transpiro profundo, para luego suspirar y seguir viendo el cielo iluminado por estrellas y esa luna hermosa.Las tres de la madrugada y no me he podido dormir porque me he quedado deslumbrada con el cielo… ¡Mentira! No puedo dormir porque mi conciencia me está matando, no puedo dejar de pensar en Harry. ¿Qué estará haciendo? Me duele pensar que él se haya olvidado de mí. Ha pasado quince días y él no se ha dignado en mandarme un texto o una llamada, estoy demasiada preocupada, según Harper me dice que él tiene mucho trabajo y que se la pasa viajando y viajando, que no piense lo peor, ya que todo está bien, sin embargo, no comprendo por qué no me puede llamar, ¿qué le cuesta decirme que le hago falta?Aaaahhh… Sin evitarlo, las lágrimas salen sin mi permiso. Desde que él se
Harry Green, a sus treinta y cinco años, se ha encargado del negocio familiar; estar al frente del gran “centro comercial West Edmonton Mall”, su vida de soltero es la buena vida para el galán más codiciado de la familia Green, sin embargo, no se dice lo mismo de la familia, ya que piensa que el hombre que lo tiene todo puede que tenga unos gustos raros como “amar a uno de su mismo sexo”, pero todo son suposiciones porque a nadie le consta cuál es el pasatiempo de Harry después de un arduo día de trabajo.Detrás del perfil serio del imponente Harry hay una gran debilidad que nadie lo sabe, ya que durante años se ha encargado de su vida íntima en secreto porque dice que no se puede mezclar el agua con el aceite. Su personalidad egocéntrica, fría y responsable es y será ante la sociedad el respeto es uno de sus atributos porque, mientras que por las noches, su lado atrevido y oscuro sale a relucir cuando una de las empleadas del centro comercial es la que descubre el gran secreto de su
Ahora que estoy a unos metros de este hombre, me he quedado deslumbrada al ver lo atractivo y alto que es. Sin duda me quedo corta al describir el traje elegante que lleva puesto y esos brillantes ojos azules que me observan atentamente.Dios, necesito un momento para permitir que mi respiración vuelva a la normalidad porque este hombre me está robando todo mi aliento.—Gracias —masculla con voz ronca—, no se hubiera molestado, pero ahora que lo hizo quiero agradecerle.Le doy la mano temblorosa, nos saludamos y cuando nuestros dedos se tocan, siento un extraño y excitante escalofrío que recorre todo mi cuerpo.¡Este hombre tiene que ser mío! Ja, solo en mis sueños.Tengo que recordar que el hombre es dueño de un enorme centro comercial y jamás desearía estar con una mujer que gana lo básico.—Mucho gusto, señor Green —me sonrojo y lo único que quiero es lanzármele a sus labios, quiero saber de lo que él es capaz, me urge sentirlo.—Alexa… ¡Tienes que entrar ahora! —me sobresalto al e
—Alexis, no puedes darme un momento, estaba… —no termino de hablar cuando veo a mi jefa con los brazos cruzados tras llevar su mirada lasciva de arriba hacia abajo, trago horrible—. Hola, jefa—mis palabras salen en un hilo de voz, bajo la mirada porque la hija de su madre me intimida y no puedo con la suya, tampoco quiero desafiarla.—Te mandé… Ash, me tienes cansada, no puedo contigo, así que te necesito en el puesto de clientes pesados —alzo la mirada al escuchar eso, significa que me perdonara porque me ha sorprendido en los cubículos de los baños—, pero eso es para ayer Alexa, no quiero que te quedes viendo.No espero que ella espere mi respuesta cuando ya estoy asintiendo, y antes de salir corriendo le doy una última mirada a mi amigo, el pobre no tiene nada que decir, hizo lo posible por ayudarme, aunque pensándolo bien, la jefa no me ha dado el castigo que ella cree que debo tener, siento que hasta me ha premiado.Me voy, dejo a mi jefa con mi amigo porque si ella me ha venido