Provocaciones

—Me debes de decir quién es la persona que nos ha invitado, ¡tengo que agradecer! —agarro el brazo de mi amigo, y en un grito le digo lo que mi alma siente.

—Bienvenidas… —me sorprendo al ver que una chica aparece de la nada.

—Gracias —dije con voz temblorosa.

—Alexis, te has equivocado, no veo que ella sea la indicada para estar aquí —me quedo helada al escuchar a la mujer desconocida, ahora me tomo el atrevimiento de verla de arriba hacia abajo, ¿quién le da el derecho de juzgarme y decir si debo o no estar aquí?

“Obvio, es la que paga la entrada”.

M*****a sea, eso me pasa por…

—¿En serio? —pregunto con tono burlón—... Alexis, ella nos ha invitado, si es así hay que agradecerle, pero sino…

—Shhh… Alexa, ella es Rosalía y lo que quiso decir es que podemos tomar nuestro lugar, sí, es ese —se interpone entre las dos, eso porque él sabe que no tenía pensado quedarme con los brazos cruzados.

Ja, ¿ella es Rosalía? Esa mujer es un insulto para la verdadera Rosalía, no debería de llamarse así.

—Pufff, discúlpame, pero es que… Pueden ponerse cómodos, en un momento estaré con ustedes, por ahora tengo que atender a otros invitados, pero…

—Nadie será como nosotros —Alexis termina la frase.

Ella se aleja de nosotros con una enorme sonrisa totalmente fingida, tras verle el culo y alejarse con ayuda de la iluminación de la pista puedo apreciar bien a la mujer. ¡Increíble!

—Ella es…

—Cállate, es una amiga y nos ha invitado a su show.

M****a, ella es una de las bailarinas exóticas de este bar, lo más seguro es que… Sacudo mi cabeza y elimino esos pensamientos.

—A…le…xis… Me tendrás que contar que clase de amistades tienes, pensé que yo era la amiga estúpida, pero única, al parecer no soy la exclusiva, soy la puta amante, esa que no tiene mucho que ofrecer para ser la oficial.

—Ella piensa que eres una virgen y que puede tener problemas por…

—No me jodas, esto es el paraíso, y si no había venido, es porque no tenía con quien, y porque no era el momento, ya que la persona que pensé que era mi amigo me ha traicionado y…

—Ya, deja el drama y vamos a tomar un par de tragos para olvidar el día de perro que tuvimos —él toma de mi mano y me jala hacia dentro, rodeando la pista de baile, logramos llegar a la mesa que la amiga de Alexis nos había señalado—. Nena, esto es un club de sorpresas y lo que verás aquí es una parte de lo que hay más allá de estas cuatro paredes, sí, no me mires así, tienes que saber que este club está dividido por secciones, nosotros estamos en la que puedes pasar un momento, todo neutro, pero más allá hay un tiquete que te permite deleitarte de; lesbianismo entre mujeres, desnudez, contenido explícito, orgías, (es como un show de moda sexual). Fuman y beben, disfrutan y… Lo siento, mucha información para ti.

Mis ojos se abrieron de par en par, sin duda él puede notar el brillo que se me hacen y de la baba que sale de mi boca.

—Dime, ¿qué debo hacer para entrar ahí?

—Relájate, por ahora solo podemos quedarnos aquí.

Me tranquilizo, me pongo cómodo y antes de llamar la atención relaja mis músculos y dejo que mi amigo llame al mesero para pedir un par de trago o de lo que ellos ofrecen. Ya, reconozco que todo esto me gusta y me ha sorprendido hasta el nivel de querer y desear al extremo conocer más allá de esa puerta, esa entrada al paraíso real y no al área de espera.

—Quién diría que una chica tan… Está en un sitio no apto para ella —susurran cerca de mi oído con un tono grave, y automáticamente mi piel reacciona, se eriza al sentir la cercanía de ese hombre desconocido y atrevido.

Respiro profundo y maldije por dentro por eso, ya que él apareció que tiene poder sobre mí y sinceramente no me conviene eso. ¡Por mi señor Jesucristo, me ruborizó como una quinceañera enamoradiza!

—“No critique el libro por su portada”, pero eso se puede solucionar dándome su rostro y no ocultarse…

—Tan pronto se olvidó de mí, ahora soy un desconocido —deja salir un suspiro mientras se aleja—. Buenas noches, Harry para usted—se dirige hacia mí, posándose frente a mis ojos, y al verlo quedo en pleno shock, ¡es mi jefe!

Volteo a ver a mi amigo, él no disimula la presencia de nuestro jefe, ¡obvio que me hago la pregunta de que hace aquí, pero…!

—Oh, sin duda la noche no me deja de sorprender —murmuré en voz baja, mantengo la mirada fija en él—. Señor…, disculpe, Harry—aclaro mi garganta y me dirijo hacia él como su nombre, dado que puedo apreciar que se ha molestado, ¡no le gustan las formalidades fuera del trabajo!

—Dejemos las formalidades en otro lado, tienes que ver bien donde estás y que es lo que haces, hmmm… Te debes preguntar que hace tu jefe en un lugar oscuro —su mirada me intimida, me examina más allá de mis ojos—. Oh, disculpa, al parecer has venido con tu novio, lamento ser inoportuno—sus palabras crecen en mi cabeza hasta sacarme una sonrisa de oreja a oreja.

Ja, ja, ja… El jefe piensa que mi amigo Alexis es mi novio, ja, ni que fuera.

—No, ambos no somos nada, bueno, amigos, sí —lo primero, lo dijo asqueado y al final baja la voz al darse cuenta de que sus palabras están siendo excesivamente frías—. Mi nombre es Alexis, trabajo para usted y aparte de ser amigo de Alexa, era su compañero de trabajo—. Oh, me disculpo, pero tengo que ir por un par de tragos y de paso hablar con mi amiga Rosalía—el loco hace reverencia para luego levantarse y desaparecer de mi vista.

¿Qué? Me ha dejado aquí, ¡aquí, junto al jefe papucho rico!

No puede ser, tierra trágame, ¡me ha dejado sola con la manzana prohibida! Dios, esa que no puedo obtener porque es demasiado cara y difícil de obtener. El hombre es bastante atractivo, su mirada seria me sigue deslumbrando.

¿Qué hace aquí?

—Bueno, ya que se ha ido mi amigo puede tomar asiento, sí, no es mala idea que me acompañe o está acompañado —mis ojos brillan al mismo tiempo el entusiasmo que siente mi corazón.

—Solo —y sin esperar más viene hacia mí, se sienta en el sillón de forma “u”—, no te molesta que me acerque a ti, no tengo pensado acosarte.

¡Pero yo sí! Sí, quiero que me acoses, que me uses, que me hagas tuya y que por una noche seas el hombre ideal.

—Dos, debería de dejar de poner palabras en mi boca —mis palabras lograron sacarle una sonrisa y eso me pone feliz porque alimenta mi ego—. Puede acercarse, no temo de lo que me puede llegar a gustar, sin compromiso, no me estoy ofreciendo, pero tampoco le estoy poniendo límite.

Y pufff… Terminé de ofrecer mi cuerpo.

Inspiré hondo e intenté controlarme, ya que me estaba ofreciendo, y sin querer me estoy pareciendo al club de mujeres locas que andan detrás de sus huesos.

—Esto es demasiado extraño, pero tengo que preguntar si eres miembro de aquí o es tu primera vez —termina de hablar e inmediatamente rompo el contacto visual—, por lo que puedo apreciar, es tu primera vez y no me equivoco, sin embargo, eso no está mal.

—Para ser la primera vez no lo hago nada mal —me doy un empujón mental, tengo frente al hombre de mis sueños y lo primero que digo son estupideces—. Sin que me hayas preguntado, te diré que soy una chica soltera y con muchos sueños qué deseo cumplir, por nada del mundo me considero una chica de mente cerrada y por eso te digo que no le veo nada mal pasar el rato en un sitio no tan común, no donde la rutina no se encuentra, esa que le encanta arruinarte.

—¡Oh!—Harry pareció realmente sorprendido—, lástima que no todos tienen el mismo pensar que tienes tú y por eso te he escogido para el puesto que tienes y para el puesto permanente que te mencioné.

Este hombre me quiere matar de un infarto, demasiada información, me cuesta digerirlo, ya que no soy tan especial, ¿o sí?

—Gracias —mi voz sale en susurro, ¿qué tiene este hombre?—, pero soy humano y de una u otra forma puede que algo de mí no le agrade, y una de ellas está haciéndole la pregunta, ¿tiene novia? Discúlpeme, pero es que quiero evitar problema hacia su persona, claro está que soy una chica soltera y… —guardo silencio al darme cuenta de que nuevamente vuelvo hacer imprudente.

—Te contestaré la pregunta que te inquieta, pero primero me tienes que decir si tu amigo es de confianza.

¡Vaya! Esperaba que me dijera eso, era evidente que el hombre tiene miedo de que mi amigo suelte la sopa, de que hemos encontrado al jefe en un lugar… Shhh, esto no es pecado, sin embargo, no hay necesidad que el mundo entero sepa lo que a él le gusta o no.

—Te puedes quedar tranquilo, lo que viste en el paraíso, se queda en el paraíso —lo dije con un toque de humor y eso le agrado, ya que me ha regalado una sonrisa, esa que hipnotiza—. Hmmm… Siento como mi garganta sé ceca, mi amigo se ha pasado—literalmente siento que mi garganta se ha secado, pero no de sed, sino de la presencia de este hombre, muerdo mi labio inferior tras luchar para no lazármele y de una vez aprovecharme de su cuerpo—... Hmmm, lo siento, creo que debo ir al tocador, no demoro, no soy del tipo de chicas que se preocupa por el maquillaje, no, evidentemente yo me preocuparía por otra cosa—«por llegar al clímax con solo verlo e imaginarlo desnudo».

¡Santo, cielo! Qué es lo que estoy pensando.

Abruptamente, me levanto, decido rodear la mesa y salir del sillón, obviamente que, al lado contrario, dado que no esperaba rozar con él. No… ¿Qué me está pasando? Salgo de ahí sin rumbo, no sé dónde voy.

¡Ayuda…!

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