Curiosidades

Como imbécil dejé a mi amigo en medio de la conversación, pero es que no podía quedarme ahí sin saber quién era esa chica y de lo que es capaz de hacer. Al acercarme la asusté, la puse nerviosa, eso lo pude detectar, y también del brillo en sus ojos al verme y más cuando bajaban a mis labios. Esa no era imaginación mía, no, era deseo hacia mí y lo comprobé al acompañarla al tocador de mujeres, lástima que nos tuvieron que interrumpir. No insistí para no verme tan urgido, pero realmente si lo estaba, quería probarla, saber hasta donde llega y de que es capaz de hacer. Sí, esa mujer me ha llamado la atención.

Entre mi empleada y con la mujer que hablo con el móvil hay demasiada diferencia, ya que una la puedo tener y la otra solo es una fantasía.

—Oye, me puedes explicar que es lo que ha pasado en el club —tras agarrar las llaves del auto que estaban sobre la mesa de entrada me llego a topar con el necio de mi amigo Harper—, te fuiste sin decir adiós.

—Vamos, no me puedo quedar aquí a c
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