—Sí, y disculpé, pero quiero cerrar el tema con lo del consejo de que siempre preguntaría la edad, siempre me aseguro de que mis consejos sean con personas que tienen experiencia con el tema, solteras o casadas que quieren luchar por su matrimonio.
Intento cerrar ese tema, no quiero que piense que puedo meter a la empresa en problemas por un consejo del que no ayudaría, sino que perjudicaría. —Por lo que veo no necesitas asesoramiento y quiero ofrecerte que trabajas por un tiempo en el área de atención al cliente, y mientras tanto puedo asegurarme si eres la indicada para el puesto de asesora —me quedo perpleja por la enorme propuesta, trago horrible y sin duda me quedó sin aliento, sus palabras son sinceras, sus ojos azules me demuestran que no me está mintiendo, pero es inevitable dudar de lo que me dice. ¿Por qué yo? Porque soy una de las mejores vendedoras de la tienda o porque tengo el carisma para llegar a las mujeres, ya que no creo que todo esto sea porque tengo una bonita sonrisa o un cuerpo maravilloso. —Soy vendedora, todo esto es… —No es una trampa, cada jefe de área entrega cada mes un listado de los trabajadores que están en el rango popular, esos que se merecen una oportunidad de escalar y nadie nació aprendido, señorita Alexandra —maldita sea, su voz ronca provoca que mi piel se erice. Este hombre me va a matar, le he pedido a Dios un milagro, pero de que me lo ponga como una tentación, ¡eso es inhumano! Ah… Mi jefe es un tipo lleno de sorpresas, mi estómago se me retorcía cuando lo tenía frente a mis ojos, es que el maldito hombre es guapo, y al parecer todas las mujeres de aquí, “las que lo rodean”, se mueren por él, ya que me ha quedado claro al ver que ellas murmuran sobre el guapo y ardiente que es, aunque hay algo extraño es que ninguna ha hablado si es bueno en la cama o tiene algún gusto del que yo no pueda hacer nada. ~^~ Llevo tres horas sentada en esta silla, dizque mi nuevo escritorio y oficina de trabajo, “cubículo”. Se supone que tengo una semana de prueba, pero al carajo esa m*****a prueba, dado que desde que me senté no he dejado de hablar y hablar. No voy a negar que los clientes son demasiado difíciles y que a veces sus llamadas son absurdas, sin embargo, tengo que atenderlas porque es mi trabajo. Al principio no pude evitar mis nervios, pero luego improvisé y me dije a mí mismo que todo estaba controlado, “que hablar a través de un teléfono no es nada del otro mundo”. Pude hacerlo, sí, he comprobado que me salen clientes difíciles y más..., más, sí, esos que llevan humor de perro, no negaré que me dieron ganas de decirles sus verdades, pero me contuve y me dije a mí mismo, “yo tengo el control total y no ellos en mí”. Las ofensas no funcionan conmigo, puedo hacerlo. ¿Será que esto es lo mío? Hmmm… Presiento que este trabajo es para mí, es fácil manejar una computadora y escribir las quejas absurdas que ellos me dan. —¿No piensa almorzar? No…pu…e…de…ser… El gran jefe está a mi lado, su voz tenía una voz dulce y eso me pareció demasiado extraño, dado que no es nada normal que venga a ver a una de sus empleadas. ¿Será normal? Luego de haber sido reprendida por mi jefa, de que le cortara la llamada a mi mejor cliente, de que me cambiara de trabajo y de que me presentara frente a mi jefe nuevamente, lo último que necesito en este instante es que todas las mujeres que me observan de reojo supongan que soy especial. Ese hombre me pone nervioso, y provoca que lo desnude con la mirada. El deseo de ver qué hay detrás de ese traje aumenta y aumenta. Estoy seguro de que llena mis expectativas. —Señor, Green —dejé el teléfono en su lugar y para no ser maleducada sostuve mi mirada ante la suya—, eh… Puedo justificarme en que no me di el tiempo, al parecer lo nuevo no es tan malo como se dice que es. M*****a sea, cómo puedo decir eso, estoy siendo demasiado patética, mostrando lo débil que soy cuando él está frente a mí. —Me puedes llamar Harry y me tomo en serio cuando se trata de almuerzo —su tono divertido se ha esfumado, se cruza de brazos y su mirada busca respuesta en las expresiones de mi rostro. ¿Está preocupada porque no he ido a almorzar? Si ese es el caso, él se tiene que preocupar por todas y no especialmente en mí, ya que mis compañeras de trabajo están en sus escritorios. —No volverá a ocurrir. Y me dio lo masoquista, quería decir, ¡quiere invitarme a comer!, pero no pude, eso es demasiado. —No te estoy llamando la atención, oh, lo siento —de pronto la conversación fue interrumpida por una llamada de teléfono—, me tengo que ir, es… Una llamada de emergencia, me despido y espero que almuerces porque no quiero una demanda de “el dueño del centro comercial es explotador”, adiós, señorita Alexandra Morin. Esas fueron las últimas palabras para solo quedarme viendo como ese hombre de gran porte se aleja de mí. ¿Qué fue eso? Ese hombre me matará, su presencia provoca que mis partes se empapen. Cuanto daría en que él sea uno de mis clientes, hasta puedo darle el servicio gratis, siempre y cuando se trate de él. —Oye, ¿conoces al jefe? —vuelvo a mi realidad en solo segundos, una de las mujeres que trabaja en la misma área viene a mí—, es que… Ese hombre jamás ha puesto un pie dentro del área de atención al cliente y tampoco nos ha preguntado si hemos almorzado, ¿eres quien? ¡Increíble! Esto no me puede estar pasando a mí, lo que me temía está sucediendo. Ese hombre me atrae, sin embargo, no puedo hacerme ilusiones porque sé cuál es mi posición. Nada de lo que esas mujeres desesperadas, peores que yo, estén pensando que es cierto. —No comprendo a dónde quieres llegar, y antes de continuar te diré que el hombre que se acaba de ir es nuestro jefe, “nuestro”. —recalco la última palabra, intento que todo lo que sale de mi boca sea con un tono suave, no quiero tener enemigos, ah, aunque en eso soy experta, ya que donde voy siempre tengo al grinch a mi lado. —Lo siento si te incomodé, pero no pude aguantarme en preguntarte, niña, comprende que ese hombre es el jefe de jefes y nosotros tenemos años de trabajar en esta área y jamás él se ha atrevido a poner un pie dentro de… ¿Será que eres la chica especial? Ella no puede estar hablando en serio, ¡especial yo! Ni que fuera Jennifer López. —Ja, ja, ja… No puedo creer lo que estoy escuchando, esto no es una telenovela, estamos en la vida real y si el jefe vino aquí es porque me había prometido vigilar mi trabajo, ya que soy una chica sin experiencia, ya … No crean cosas donde no las hay. Tengo que ponerle un alto a estas mujeres, infinitamente tienen una imaginación más emocionante que la mía, siento que me han superado. —Eres demasiado, obstinada, y nos agrada, por el hecho de que no eres la típica fresa y por lo que hemos escuchado, no eres la chica sin experiencia, así que no intentes engañarnos, ¿puedo saber cómo conoces los productos? No me digas que eres una de esas agentes encubiertas, sí, de esas que contratan para que le cuente todo al jefe. ¿Encubierto? Me he quedado atónita, estas mujeres están completamente desquiciadas, es que… —Damas, me dio mucho gusto conocerlas y antes de que se pase la hora de almuerzo me iré a tomar un batido, ya que se me ha esfumado el hambre —me levanto de la silla, agarro mi cartera y antes de esfumarme apago mi ordenador. —Alexa… ¡Por Dios, nena, pensé que ya no te vería más! —dejo caer mi cartera al escuchar la voz de Alexis. Sin importar quiénes me están viendo, voy hacia él y mis brazos desesperados se aferran a él en el instante que llegó a su cuerpo, que no es mío. —¿Qué haces aquí? La bruja te despedirá si se da cuenta de que te ha escapado o no me digas que también te han transferido… —No tonta, he venido a verte y antes que se acaben mis treinta y cinco minutos te diré que lo lamento y que pase lo que pase siempre seremos amigas —me alejo de él cambiar una palmada en su pecho. —Eres una tonta, bueno, tonto… Deja de decir estupideces y vamos a almorzar... —No, podemos quedarnos aquí, él trajo frutas y dos vasos de café, de esos que te gustan —dice tras alcanzar la bolsa color negro que trae en su mano derecha—, acompáñame nena o no me digas que está prohibido quedarse. —No, pueden quedarse, nosotras si nos vamos, porque no tenemos a nadie que se acuerde de nosotras —y la chica de pelo castaño se mete en nuestra conversación, sin poder evitarlo, me quedo observándola—, de hoy en adelante este es tu equipo de trabajo y puede que en un futuro podamos ser amigas. ¿Tengo que preguntarles cómo se llaman? ¿Qué es lo que dijo? —Disculpen chicas por mi mal comportamiento y mala educación, me llamo Alexandra, pero me pueden decirme Alexa y seré su compañera de trabajo —extiendo mi mano hacia la mujer de cabello castaño, la primera que se atrevió a hablarme. —No te preocupes por eso, el único tiempo que tenemos para hablar es unos minutos en la entrada, el almuerzo y la salida, todas comprendemos que contestar llamadas es algo del que te cohíbe, del tiempo de darte un medio respiro —la chica acepta mi mano y me regala una enorme sonrisa—, me llamo Mercedes, ella Tamara, Luisa, Lily, Martha, Cassandra, Dulce y Luna—nombra a cada una de ellas, señalando con su dedo índice—, nos vemos después de Alexa. —Hasta luego chicas… —mis palabras salieron en puro tartamudeo. —¿Qué fue eso? —cuestiona con los ojos abiertos de la impresión, es obvio que no se lo esperaba—, esas mujeres te están alabando y no comprendo por qué en un par de horas tienes a un grupo de mujeres lamiendo tus zapatos. —¡Cállate! No puedes hablar de eso y mejor pongámonos cómodos, pero solo por esta vez porque no sé si está prohibido comer aquí.—Nena, tenemos que organizarnos, salir un poco y hablar de cómo nos veremos, y todo porque la bruja se ha salido con la suya, sin embargo, no sabe que se ha perdido a una… —Shhh… No te menosprecies, eres buena y ella ni notará que me fui —lo interrumpo poniéndome de pie, para luego volverme a sentar y dejar caer la cabeza sobre el escritorio—, el problema está en que nuestros horarios son diferentes y puede que solo los domingos nos podamos ver.Dispuesta a ver el otro lado de la moneda, alzo la mirada y antes de todo empiezo a limpiar porque se aproxima el tiempo en el que el grupo de mujeres empiezan a trabajar.—Me tengo que ir, mi tiempo se ha acabado y esa perra es capaz de mandarme aquí, lo malo de eso es que en esta área no soy bueno —dice tras levantarse, y comienza a ayudarme a levantar el resto de las cosas que tenemos regado sobre mi escritorio.El café me ha gustado, lo malo fue la ensalada, ya que eso no me llenará. Ash, él sabe que no soy de esas chicas que se desviven p
—Me debes de decir quién es la persona que nos ha invitado, ¡tengo que agradecer! —agarro el brazo de mi amigo, y en un grito le digo lo que mi alma siente.—Bienvenidas… —me sorprendo al ver que una chica aparece de la nada.—Gracias —dije con voz temblorosa.—Alexis, te has equivocado, no veo que ella sea la indicada para estar aquí —me quedo helada al escuchar a la mujer desconocida, ahora me tomo el atrevimiento de verla de arriba hacia abajo, ¿quién le da el derecho de juzgarme y decir si debo o no estar aquí?“Obvio, es la que paga la entrada”.Maldita sea, eso me pasa por…—¿En serio? —pregunto con tono burlón—... Alexis, ella nos ha invitado, si es así hay que agradecerle, pero sino…—Shhh… Alexa, ella es Rosalía y lo que quiso decir es que podemos tomar nuestro lugar, sí, es ese —se interpone entre las dos, eso porque él sabe que no tenía pensado quedarme con los brazos cruzados.Ja, ¿ella es Rosalía? Esa mujer es un insulto para la verdadera Rosalía, no debería de llamarse a
—Oye, ¿dónde vas? —de la nada mi amigo aparece frente a mis ojos, me relajo por ello.—Quiero ir al tocador, ¿puedo? —lo último sonó demasiado tosco, y él sabía el motivo de mi comportamiento.Falta de sexo…—No se preocupe, yo la acompañaré —¡madre mía! ¿Está detrás de mí? Cierro mis ojos y maldigo por dentro, ¡no entiende que estoy huyendo de él porque la fiera que tengo dentro se lo quiere comer!—. Vamos, su amigo la puede esperar en el lugar donde estamos o esperar aquí.—Sí, a ella le gustará su compañía —dice con un tono de humor.Maldito, como se atreve a delatarme.Asiento, y con una pequeña sonrisa le digo que será un tremendo placer si me acompaña.El papucho me dice que debemos entrar por el pasillo que se encuentra detrás de la barra, que ahí nos pueden dar el acceso que necesito para entrar al tocador.¡Madre mía! Siento un vuelco en mi corazón, mi estómago se retuerce hasta el punto de sentir mariposas intentando salir.Doy un paso hacia delante y avanzo, él lleva el rit
Ah, el cliente, puedo imaginarme lo furioso que se debe encontrar, pero de eso de querer desear que me quede sin trabajo… Eso no se hace.Camino hacia el tocador con la intención de encerrarme ahí y de paso darme el baño de espuma que había planeado.—Papi, tiene mucha razón de quejarse ninguna y protestar, no hay explicación que pueda justificar lo que hice —miento, es obvio que no le puedo decir que fue por mi trabajo del día a día, ese trabajo principal, ya que este es el secundario.—Eso no es todo, te estuve llamando y… —guarda silencio, él sigue furioso, será que pueda controlarlo ya la vez relajarlo—, bueno, te perdonaré si me dices que fue eso tan importante para que colgaras el móvil y de ignorar mis llamadas.Fantástico, esto parece una escena de celos… Me está pidiendo una explicación, esa de la que no debería de darle.—Trabajo, papi, fuera de las llamadas tengo otro trabajo, lamento todo lo que sucedió, no tenía intenciones de ignorarlo —lo escucho, inspirar—, acepto si d
Como imbécil dejé a mi amigo en medio de la conversación, pero es que no podía quedarme ahí sin saber quién era esa chica y de lo que es capaz de hacer. Al acercarme la asusté, la puse nerviosa, eso lo pude detectar, y también del brillo en sus ojos al verme y más cuando bajaban a mis labios. Esa no era imaginación mía, no, era deseo hacia mí y lo comprobé al acompañarla al tocador de mujeres, lástima que nos tuvieron que interrumpir. No insistí para no verme tan urgido, pero realmente si lo estaba, quería probarla, saber hasta donde llega y de que es capaz de hacer. Sí, esa mujer me ha llamado la atención.Entre mi empleada y con la mujer que hablo con el móvil hay demasiada diferencia, ya que una la puedo tener y la otra solo es una fantasía.—Oye, me puedes explicar que es lo que ha pasado en el club —tras agarrar las llaves del auto que estaban sobre la mesa de entrada me llego a topar con el necio de mi amigo Harper—, te fuiste sin decir adiós.—Vamos, no me puedo quedar aquí a c
***La misma rutina de todos los días; venir al trabajo y continuar con mi vida hasta que no tenga sentido, hmmm… Puede que exagere cuando digo que hasta que no encuentre sentido, no, es cuando tenga el dinero suficiente para poder abrir un negocio del que puedo ser mi propia jefa.Ese es el sueño de toda mujer que quiere ser independiente en todos los sentidos.Entrando al centro comercial saludo al guarda de seguridad, “buenos días”, y él amablemente me responde y me desea que mi día sea mejor que el de ayer. Eso me gustó muchísimo porque hay personas que te desean el bien a pesar de que no sea tu familia.Con mucho positivismo continuo mi andar hasta detenerme al ver que mi jefe está a unos metros de mí. Me quedo hipnotizada al ver como se toca su cabello castaño mientras habla con ese hombre desconocido. Daaaa… Me da igual el otro hombre, mi centro de atención es él, no hay otro.—Hmmm… Puedes cerrar la boca, suficiente que todos se hayan dado cuenta de que eres una más de la list
+Entramos a la oficina del jefe, con un poco de nerviosismo, tomo asiento; es que no es normal que dos hombres estén con una joven que no resiste la presencia de dos especímenes de dioses.—Alexandra, disculpa que te tutee, pero siento que es necesario luego de pedirte que me acompañes al almuerzo con mi madre —se pone cómodo y mientras lo veo a mis ojos mis pensamientos no dejan de torturarme y decirme que esto debe ser una maldita broma de parte de esos dos.Na-ah, no creo que se quieran aprovechar.—Acepto y prometo no hacer más preguntas —asiento, me levanto de golpe y para no seguir con la conversación decido caminar hacia la salida—. Voy a trabajar y si las cosas cambian me puede llamar sin ningún problema.—No, espera… No te vayas, tengo que decirte que mi madre es un poco especial y que las preguntas serán directas para ti porque irás como mi asistente, aunque deseara que fueses como algo más, pero eso sería injusto para ti y lamentablemente nadie lo podría creer.¡Santo, cie
Intento no sonreír, pero ellas no cooperan.Ja, ja, ja… Y eso que pensaba que este lugar iba a hacer demasiado aburrido, estás mujeres me han hecho el día.—Lo que sucede es que el jefe jamás se había dirigido a una empleada más de dos veces, lo peor de eso es que los rumores vienen de su ex-jefa.Aush, eso si dolió, sin embargo, no debería lastimarme, sorprenderme o agobiarme en ello, ya que esa mujer me odia, aunque aún no comprendo el porqué.Soy una chica que no se mete con nadie y siempre he tratado de ayudar, considero que mi defecto es que se metan conmigo.—Y ustedes se dejaron guiar por el chisme —sonrío tras voltear a verlas—, es tan fácil juzgar y señalar a una persona que no conocen; que no se mete en sus vidas, que lo único que quiere es salir adelante por medio de trabajo, sin embargo, no es suficiente porque trabajar es pecado, ir a un club nocturno “es pecado”, tomar una o dos botellas de licor “es pecado”, fumar uno o dos cigarrillos “es pecado”, todo lo que haga es p