CAPÍTULO 112

POV SEBASTIANO

Corrí con Mia en brazos, mi pecho se agitaba con una furia abrasadora mientras sentía la calidez de su sangre empapándome la camisa. No, no, no… No podía perderla. No a ella. No a nuestro hijo.

—¡Salgan ya! —rugió Dario por la radio—. ¡Tenemos que movernos!

El almacén era un caos. Mis hombres acababan con los últimos enemigos, y las balas aún zumbaban en el aire. El hedor a pólvora y sangre se impregnaba en mi piel.

Pero nada de eso importaba.

Solo Mia.

Solo ella.

—Aguanta, amore mio —murmuré contra su cabello, su cuerpo temblaba en mis brazos—. No cierres los ojos. Mírame.

Su respiración era entrecortada, apenas un susurro.

—Se…bastiano… —Su voz era tan débil que tuve que inclinarme para oírla.

Mis músculos se tensaron. Su piel estaba fría.

Demasiado fría.

No. No la dejaría morir.

—¡Muévanse! —bramé, con la desesperación atenazando mi garganta.

Dario lideraba la retirada, abriéndonos paso a disparos. Nos cubría las espaldas junto con los hombres restantes, asegurándose
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