—¡Mierda! —gritó el castaño al mirar su celular y ver la hora.
—Un poco más. —susurra la rubia que tiene a su lado en la cama.
Marck no dijo nada más de un salto, se puso el pantalón y tomó las camisa para salir de la habitación de Aurora Hills, su prometida.
—Señor, ¿necesita algo? —pregunta la mujer de servicio.
—No, Rebeca, dile a Aurora que la veo en la noche, tengo que estar en la oficina en una hora. —contesta a la mujer mayor.
—¿Está bien, señor Lion? —La mujer se marcha y Marck sale del apartamento para ir a su casa. Tenía el tiempo justo para bañarse e ir a la reunión con los japoneses, los Hermanso Yamada son uno de los consorcios más importantes de Japon, su padre le habia pedido que usara toda su sagardia para convencerlos para invertir en la empresa.
Entró a su Bugatti y sin pensarlo mucho lo puso en marcha. Las carreteras estaban congestionadas pero él conocía los mejores atajos para llegar a su casa. Al entrar se encontró con su padre quien solo negó y se montó en su limusina. Marck agradeció al cielo porque su padre no se detuvo para darle uno de sus pequeños sermones. Entró a la mansión Lion y subió hasta su habitación para correr a hacer las cosas, segun sus calculos tenía 25 minutos para la reunión.
—Marck, cariño. —saluda su madre cuando este baja las escaleras.
—Ahora no madre, estoy con el tiempo junto. —dice arreglando las muñequeras de tu traje.
—Bueno, solo quería decirte que invite a tus tíos y suegros para cenar, ellos esperan que ya se establezca una fecha para la boda. —Marck asiente—. Si quieres puedes invitar a tus amigos.
—Está bien, madre, voy a tratar de llegar a tiempo. Tengo una reunión muy importante hoy. —alega, a él no le molesta que su madre haga esas cosas pues sabe muy bien que para seguir presidiendo DL distribution tiene que casarse con Aurora, ellos han crecido sabiendo que están comprometidos desde que nacieron. Aurora ha sido su única novia y él ha sido el único que ella ha tenido o al menos eso él prefiere pensar.
En relación con invitar a Domenico y a Gianlucca lo está pensando pues sus amigos son personas tan importantes y ocupadas como él en ese momento. Si le daba tiempo de llamarlos lo haría de camino a su casa.
Llegó a la oficina en un abrir y cerrar de ojos, tenía el tiempo medido, de algo le había servido haber recorrido la ciudad entera buscando recovecos para cortar y aprender como manejar en tiempo record. Tomó su portafolio y salió del auto casi corriendo, algo no muy propio de él, pero el acontesimiento lo ameritaba, si no llegaba a tiempo perdería el contrato más grande que su compañía haría en esos tiempos y su padre no se cansaría de reprocharselo. Entró al elevador y miró su reloj, un suspiro de alivio brotó de sus labios. Ya solo faltan cinco minutos para la reunión, sólo espera que los japoneses aún no hayan llegado.
—Señor yo… — se encuentra a Clara su secretaria frente a las puertas del elevador con su mirada llena de lágrimas.
—Clara tú… que? —pregunta calmado pero a la expectativa de las palabras de la mujer.
—Le juro que traté, pero mi inglés no fue suficinete para poder retenerlos, nuestra comunicacion fue muy vana, señor, disculpeme. … —la mujer comienza a llorar y Marck comienza a imaginar lo peor, lleva sus dedos al puente de su nariz.
—Por favor, dime que no es lo que estoy pensando. —La mujer asiente triste.
—Le juro que hice lo indecible para que no se fueran pero ellos valoran mucho la puntualidad y por más que le dije ellos decidieron irse. —Marck frunce su ceño, si apenas son las 10 de la mañana, ¿por qué se fueron?
—Espera Clara, si la reunión con ellos era a las 10 de la mañana, ¿no? —La mujer niega.
—No señor, la reunión con los señores Yamada estaba pautada para las 9 de la mañana. —Marck no podía creer lo que pasaba allí, su padre lo va a matar y los socios de la empresa lo van a destituir. ¿Como haia confindida las horas?
Entró a la oficina hecho una fiera, no podía desquitarse con Clara, pues la culpa había sido solo de él. No debió aceptar ir a la disco con Aurora y mucho menos haberse quedado en su apartamento. Es una locura. Estaba arruinado. Clara entró detrás de él para esperar nuevas instrucciones pero Mark solo podía reprocharse lo estupido que fue al no prever que quedaría mal ante los ejecutivos de la empresa.
—Señor Lion, ¿necesita algo más? —pregunta Clara sacándolo de sus pensamientos.
—No, estoy confundido yo pensé que era a las 10 de la mañana. —comenta sereno, sabiendo que lo que se le viene encima no era fácil. ¿Cómo le diria a su padre que aruino la emprea que le encargaron hace poco más de un año?
—A las 10 de la mañana tiene la entrevista de la chica que su tía le pidió que entrevistara para un puesto. —susurra apenada la mujer de 45 años. Marck maldice por lo bajo, eso fue lo que le pasó, sus pensamientos le jugaron una mala pasada, pensó que la chica a la cual no tenía ningun interés de contratar era a las 9 y los japoneses a las 10.
—Bueno en vista que ninguno se dio, hay que trabajar. —Clara iba a salir de la oficina cuando escuchó las risas de personas saliendo del elevador.
—Señor, se parecen a los… —no terminó de hablar cuando Marck estaba de pie caminando hasta la puerta de su oficina.
—Oh, disculpe la demora señor Lion, es que venía de prisa para la entrevista y choque son el señor Yamada, sin pretenderlo le derrame el café en su camisa y fui a limpiarla rapido. —explica Sanda en inglés, con tanta naturalidad, sonriendo a los hombres mayores que se veían satisfechos con la chica. Sandra se voltea a los japoneses y comienza a disculparse nuevamente, esta vez en el idioma natal de los hombres dejando a Marck perplejo.
—¿Qué te costaba voltear un café o hablar japonés? —murmura al lado de Clara. Marck esboza una enorme sonrisa y saluda á los hombres mayores en inglés, pues él solo conocía su idioma natal Neerlandés y el inglés, no era políglota como evidentemente era la señorita que hablaba amenamente con los hombres más importantes de Japón—. ¿Usted es? —pregunta interesado en conocer a la mujer que le acaba de salvar el pellejo.
—Soy Sandra, Sandra Willis, la chica que le dijo su tía. —Marck no sabia que decir, la huérfana conoce el japonés, se arrepiente haber botado sin leer el resume que su tía le envió, no le interesaba contratarla, pero en vista de que le acaba de demostrar que es una buena aspirante debe replantearse la idea de tenerla en la empresa.
—¡Oh sí, señorita Willis! La esperaba, me disculpo con usted pero, ¿cree que me permita atender a los caballeros primero? —Sandra con una sonrisa de oreja a oreja asiente, tomando asiento en una silla de espera al lado de la oficina—. Señores, pueden pasar a mi oficina para hablar más cómodos. —Esta vez Marck se dirige a los caballeros pero ellos no se mueven.
—Nos gustaría que la señorita Willis fuera nuestra traductora. Conocemos el inglés pero sentimos que podemos comunicarnos mejor en japonés y ella lo habla de manera fluida. —Plantea uno de los hombres. Marck no sabe qué contestar pues aunque la chica le ha traido buena suerte al influir para que regresaran no era empleada formal de la empresa. Mira a su secretaria que no había sido capaz de retener a los caballeros, además de ni siquiera hablar japonés o hablar inglés fluido, cambia su mirada para observar con detenimiento a la chica de rostro inocente y una sonrisa conciliadora. Suspira derrotado, si esa chica consigue que él firme ese contrato le tocará buscar una plaza en su empresa.
—¿Qué opina, señorita Willis, puede fungir como traductora para los señores Yamada? —pregunta a la dulce chica pues no quiere abusar de ella.
—No tengo ningún problema, señor Lion, para mi es un placer. —Marck señala al puerta para que los tres entraran seguidos de él y su secretaria.
La reunión fue todo un éxito, Sandra había servido de intérprete y hasta de mediadora entre los hombres. Los Yamada firmaron el contrato más grande con Marck y se despidieron de Sandra augurando un buen puesto en la compañía y no estaban muy lejos de la realidad, pues Marck la necesitaba como traductora y asistente, pero tenía un problema, no tenía una razón justificada para sacar a Clara.
Al despedirse de los Yamada, Marck se encerró en su despacho para hacer algunas llamadas, él es el CEO de la empresa pero no era el dueño total de esta, se debía al criterio de su padre y socios. Tomó el teléfono y le explicó a su padre lo que había pasado. No podía decir que había llegado tarde a la reunión, prefirió contar la historia desde donde Sandra le volteo el cafe a los Yamadas y la intervención de ella como traductora de dichos hombres. Su idea era contratarla como asistente personal y dejar a Clara como la secretaria de presidencia pues la mujer había servido por muchos años y nunca había tenido algún problema. Su padre no quiso alentarlo pero lo dejó bajo su criterio. La empresa era una familiar, su único socio era Stephano Hills el padre de Aurora y por esa sociedad es que ellos terminaron comprometidos desde que no tenían uso de razón. Marck a pesar de no estar tan entusiasta llamó a Clara para que hiciera pasar a Sandra. No fue una desicion facil, pero tampcoo se lo pens
Mark entró en la sala de estar con una enorme sonrisa, vio a su novia, la mujer que siempre ha visto como la madre de sus hijos y llegó hasta ella para saludarla con un casto beso en sus labios. —Amor, disculpame por haberme ido esta manana así. —susurra y Aurora niega. —No tienes que disculparte, yo sé que tienes cosas importantes en la empresa. —Aurora entrelaza sus dedos con los de marck y caminan hasta llegar a los padres de ella. —Buenas noches senores Hills. —saluda a sus suegros. —Que bueno verlos. Me llena de alegría saber que al fin van a poner fecha. —aclara Stefano Hills. —Si, senores, espero que los complazca. —habla Marck resignado a su destino. —Por supuesto, tú eres el mejor partido para nuestra hija, velarás por los intereses de ella y por los nuestros. —asegura Stefano. Marck ve que sus amigos llegan y se disculpa para ir a su encuentro. Como Domenico habia dicho él llegó con Esthela y Gianluca algo de mal humor pero a su amigo no le podia fallar. —Bie
Sandra se estira al despertar con el sol en su rostro. Se sentia muy feliz, pues tenía un buen puesto a pesar de lo que eso implica, tendra que tener mas cuidado para no tropezar con su jefe, pues aun recuerda el correnton que sintio al este tocar sus brazos, cosa que no le gusta, pues la hace sentir insegura. Y mira que eso es casi imposiuble pues ella siempre ha sido muy segura de sí misma a pesar de las circunstancias en las que creció. De camino compró dos cafe uno para clara y otro para ella. No queria comenzar con una enemiga que piense que quiere quitarle su puesto, así que decidio invertir en dos cades con leche entera, como le gusta a ella. solo espera que a Clara le guste. Entró a la empresa con una hermosa sonrisa en sus labios y aunque aún no se acostumbra del todo a su nueva vida se siente muy contenta con los cambios. Espero paciente que elelevador abriera sus puertas. Cuando escucho a dos chicas hablando. —Te enteraste, el jefe ya puso fecha a su boda, La señorita
─Marck ayuda… ─volvió a devolver lo que le quedaba en su estómago. Aurora se tuvo que sujetar del escritorio pues sus piernas no podían sostenerla.─¿Aurora, que paso? ─preguntó Marck preocupado por su prometida. ─Este café no está hecho con leche de almendra , soy alérgica a la lactosa. ─explica y Marck mira serio a Sandra, quien cubrió su boca con asombro.─En mi defensa diré que no era para la señorita, ese café lo compre para mí. ─sonríe como una niña traviesa. Marck no podía regañar a su ahora asistente porque ella no tenía ninguna culpa, pero ¿dónde estaba Clara?─Señor disculpe, pero no me siento bien. ─habla la mujer pálida caminando con sus manos sobre su estómago. ─¿Qué rayos te paso? ─preguntó extrañado. De su novia lo entendía, Autora comía de manera especial y no estaba acostumbrada a tomar leche entera, pero su secretaria. ─El café me causó mala indigestión, es la primera vez que me pasa, pero entiendo que fue la leche entera, pues siempre pido leche reducida en g
Marck ayudó a Aurora a entrar en su auto. Estaba enojado con todos, no podía ser que los Yamada amenazaron con quitar su inyección de dinero solo por una simple empleada. Sandra no tiene nada de especial, solo que es poliglota y hermosa, eso no lo podía cambiar para complacer a su novia. —¿Estás mejor? —Aurora niega. —Estaré bien en el momento que esa mosca muerta salga de la empresa. No ves como atentó contra mi vida? —agrega Aurora sin reconocer que lo que le tiene a la chica son celos, pues la joven mujer tiene algo que ella siempre ha deseado, una belleza unica y natural. Sandra lucía solo un labial claro junto a un brillo. Nada ostentoso y a su vez se veia elegante y sofisticada. —Ya escuchaste, si ella se va todo se acaba, la empresa necesitaba ese capital para mantenerse en pie. No creo que tu padre quiera ver caer la empresa por una pataleta tuya. Adicional que si estas así es porque tu tomaste su café, uno que no fue comprado para ti, sino para ella. —aclara Marck poniendo
El almuerzo con Akiro fue extraño para Sandra pues ella nunca había tenido un acercamiento con un hombre. El japonés se comportó a la altura, fue todo un caballero en toda la extensión de la palabra, pero aun así ella se sentía incómoda. No entendía el porqué, pero así era. En cuanto salieron del restaurante los esperaba la limusina qué los había llevado hasta allí. —¿Te encuentras bien? —pregunta Akiro al sentirla muy callada. —Eh, si, ¿Podrías llevarme a la empresa? —pide Sandra con una pequeña sonrisa en sus labios. —Por supuesto. —el hombre toma el teléfono que da con el chofer para dar las nuevas instrucciones—. Esta mañana mi padre recibió una invitación por parte de los Lion para la fiesta de compromiso de Marck Lion, me gustaría que pudieras acompañarme. —Sandra abrió grandes sus ojos .—Yo… —titubea—. Yo nunca he ido a una fiesta de personas importantes, es más, no tendría que ponerme, mejor no, sería mucho para mi. —admite tranquila y sincera conociendo que ese no es su l
Sandra tuvo que ir al tocador para calmar sus nervios, estuvo a nada de sentir los labios del hombre más apuesto que sus ojos han visto, sobre los de ella, se sintio como esas protagonista de sus novelas favoritas, ella sabe que eso estuvo mal, que ella no debió quedarse paralizada pero fue un impulso más fuerte que ella, debía admitir que queria saber como seria ser besada, sería su primer beso. Negó al recordar su rostro al mirar a su novia, ella no podia ser una mujer de esas que rompen relaciones, ella no está alli para ligar con su jefe, se reprende una y otra vez al meirarse al espejo con su mirada llena de lágrimas. —Ay Sandra, que boba eres, ese hombre está rendido por su novia, no puedes dejarte llevar por su mirada encantadora. —se susurra y limpia su rostro. Sale del tocador para volver a sus funciones, esta vez convencida de que no puede dejarse llevar por eso que su corazón siente cuando está cerca de él.Marck observó con recelo la puerta por donde salió Sandra y suspir
Los días restantes previos a la fiesta de compromiso de Marck, Sandra se mantuvo distante, si tenía que entrar a la oficina de su jefe trataba de dejar la puerta abierta, buscaba hacerlo solo una o dos veces al día, muchas veces adelantando trabajo para no tener que volver a encontrarse con esa intensa mirada que le pone a palpitar su corazón. Ella estaba dispuesta a no dejarse llevar por eso que le hace sentir, ese calor que corre por su cuerpo siempre que lo tiene de frente, al que no le debe prestar atención porque no es para ella. ─Si es todo me retiro. ─comenta Sandra esperando órdenes de su jefe, ya era hora de salir y tenía que probarse el vestido que Akiro Yamada le había enviado para que lo acompañara al compromiso del hombre que roba sus suspiros. Al principio dudó en ir, claro, pero ahora estaba más que convencida, ese evento le hará entender que eso que siente es prohibido y hasta grotesco, pues él es un hombre comprometido. ─Puedes marcharte, te veo el lunes. ─Sandra