Capítulo 5

Sandra se estira al despertar con el sol en su rostro. Se sentia muy feliz, pues tenía un buen puesto a pesar de lo que eso implica, tendra que tener mas cuidado para no tropezar con su jefe, pues aun recuerda el correnton que sintio al este tocar sus brazos, cosa que no le gusta, pues la hace sentir insegura. Y mira que eso es casi imposiuble pues ella siempre ha sido muy segura de sí misma a pesar de las circunstancias en las que creció.

De camino compró dos cafe uno para clara y otro para ella. No queria comenzar con una enemiga que piense que quiere quitarle su puesto, así que decidio invertir en dos cades con leche entera, como le gusta a ella. solo espera que a Clara le guste.

Entró a la empresa con una hermosa sonrisa en sus labios y aunque aún no se acostumbra del todo a su nueva vida se siente muy contenta con los cambios. Espero paciente que elelevador abriera sus puertas. Cuando escucho a dos chicas hablando.

—Te enteraste, el jefe ya puso fecha a su boda, La señorita Aurora debe estar muy feliz. —aclara la morena.

—Ellos se ven tan bellos juntos, el señor Lion y la señorita Hills seran la pareja del año. —habla la rubia. Sandra sintio como su estómago se llenó de mariposas al escuchar el apellido de su ahora jefe.

—Solo espero que seamos invitadas, te imaginas nosotras entre tantos millonarios. Tal vez pesquemos uno. —ambas mujeres ríen de manera sutil

y entran al elevador junto a Sandra quien no muestra ningun gesto, ni abre su boca para seguir la conversacion.

Las mujeres bajan en el cuarto piso y ella al fin pudo respirar paz. Las mujeres no paraban de cuchichear y la tenian incomoda. Ella no estaba acostumbrada a ese tipo de comportamiento. Al llegar al sexto piso entregó el cafe con leche a su nueva companera de trabajo quien a pesar de no estar muy feliz con la desicion del presidente tampoco es que le caiga mal la cxhica nueva.

—Buenos dias, te traje este cafe para que comencemos nuestras labores con el pie derecho. —Sandra habla con dulzura y Clara lo toma agradecida.

—No te hubieras molestado. —es la contestacion de la mujer mayor.

—Buenos días. —saluda Marck saliendo de su elevador privado. Ambas mujeres pusieron el cafe en el escritorio para ponerse de pie y esperar órdenes del CEO de la empresa.

—Buenos días, señor Lion. —habla Sandra.

—Buenos días, señor Lion, muchas felicidades por su próxima boda. —habla Clara confirmando lo que las chicas hablaban.

—Gracias Clara, ya veo que las noticias por aquí corren muy rápido. —contesta abrumado pues en toda la noche no pudo quitarse de su mente eso que sintió cuando Sandra estuvo cerca de él. Miro a Sandra de arriba abajo, debía reconocer que la chica es muy hermosa, sus impresionantes ojos color celestes, su cabello castaño casi rubio, sus labios pronunciados de manera delicada podía dejar a más de uno delirando de amor por ella.

Entendió que era normal su reacción pues solo era atracción física, tal vez algún tipo de agradecimiento por haber salvado ese contrato o simplemente su mente que lo estaba haciendo pensar en cosas tontas.

Su deber era más importante que cualquier veldad o cualquier pensamiento, Aurora será su esposa y eso nadie lo puede cambiar así la atracción sea mayor.

Su novia no es que sea fea, para nada, ella como hija de una de las familias más distinguidas de la ciudad era culta, siempre a la moda, su cabello rubio resplandece, su mirada color miel. Marck suspira y sale de sus pensamientos al escuchar al elevador abrir sus puertas.

—Que bueno que estas aqui, Lion. —habla Ronin Yamada en su idioma natal. Sandra al entender el mensaje que quería llevar el hombre mayor , comienza a interpretar.

—Gracias Sandra. —murmura Marck y le sonríe estrechando la mano al mayor de los Yamada.

—Que placer es tenerlos aquí, bienvenidos, pasen a mi oficina. —Sandra traduce tomando su café para sentarse a tomarlo mientras ellos hablan en la privacidad de su oficina, pero Ronin Yamada niega haciendo que Marck frunciera su ceno.

—Claro que vamos a pasar, pero primero me gustaría presentarle a mi traductora favorita a mi hijo. —Señala al hombre que está detrás de él esperando su turno para participar. Sandra traduce con mucha pena en su rostro lo que el japonés está diciendo, no quería parecer pretenciosa ,por lo que omite la parte de su traductora favorita y lo reemplazó solo por tu asistente—. Sandra, él es mi hijo Akiro. —El hombre de aproximadamente unos 30 años, con rasgos muy marcados.

—Es un placer conocerte, mi padre me ha hablado mucho de ti en estas 18 horas. —este toma el dorso de su mano para besarla. Sandra abrió grande sus ojos y Marck la miró como si esperara que tradujera lo que el hombre le acaba de decir.

Sandra comienza a traducir lo que este le había dicho llena de aun mas pena. Marck nego algo irritado, no entendia el porque le molestaba que Akiro xfuera tan galante con su nueva asistente.

—Ahora sí, podemos pasar a tu oficina, quiero ponerte en contexto lo que quiero y la participación de mi hijo en esta inversión. —explica Ronin y Sandra traduce. los hombres entraron a la oficina de Marck y cuando al fin Sandra iba a soltar el aire quehabia retenido por algunos segundo, la llaman para que esté presente y sea la traductora.

Marck trató de persuadirlos para que hablaran inglés, el lo habla y entiende perfectamente, no entiende porqué tienen que hacer uso de su asistente, que aunque está en el puesto por políglota y no porque sea experta en la materia como asistente, apenas esa mañana comenzaba sus labores allí y ya era parte esencial de una junta importante.

A Sandra no le costó más remedio que entrar, dejó su café sobre el escritorio de Clara y tomó su libreta de apuntes pues a veces a los hombres se le olvidaba que ella tenía que traducir y en vez de una oración simple se veía traduciendo un párrafo.

Cerró la puerta para tomar asiento lo más lejos posible la cercanía de ambos hombres la ponían nerviosa, es verdad que han sido unos caballeros, pero de igual manera se sentía mejor asi.

Los hombres comenzaron a hablar y ella anotó cada palabra para luego comenzar a explicar al hombre que la miraba intensamente y serio. Sandra trató de no mirar a su jefe para poder hablar sin titubeos.

Cuando Marck va a responder a lo que los yamadas están pidiendo escuchan a una mujer gritar. Marck se pone de pie junto a los presentes para salir a ver qué es lo que pasa.

El rostro de Marck se desfigura al ver que su novia está vomitando en el basurero al lado del escritorio de Clara mientras que su secretaria no está ocupando su silla.

—¿Qué diablos pasa aquí? —cuestiona al ver el desastre de café por todo el suelo.

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