—Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, cumpleaños Sandra, cumpleaños feliz! —Todas las jovenes aplauden. Es el cumpleaños número 21 y aunque es un momento feliz para todas, saben que al llegar a esa edad tienen que abandonar el orfanato.
—Gracias chicas, me siento muy feliz. —dice Sandra abrazando a sus companeras. —Sandra, la directora me pidió que te dijera que vayas a su oficina. —habla Cruz la encargada de las habitaciones donde estaban cantándole a la cumpleañera. —Claro, ya mismo voy, no se la coman toda. —contesta refiriéndose al manjar dulce que sostiene la vela. —Tranquila ve, que yo me encargo de que te dejen. —comenta Susana su mejor amiga en el orfanato. Ambas llegaron para la misma fecha y desde entonces han sido amigas. Sandra salió del edificio donde se encuentra para ir directo a las oficinas principales del orfanato. Toca la puerta de la oficina de la mujer que la esperaba. —Directora Lion, ¿me mandó a llamar? —Andrea Lion asiente, una mujer de un carácter algo peculiar le señala la silla frente a ella. —Sí, Sandra, es hora de que tengamos una conversacion importante. —comienza a decir la mujer con voz suave pero que se ha ganado su puesto por su buena administración y su temple. —Usted dira. —Sandra baja la mirada pues sabe de qué se trata, su tiempo allí ha terminado. No es que no le agrade que al fin va a conocer el mundo más alla de lo que ve en peliculas o lee en cuentos, pero también tiene miedo, pues desde que llegó al orfanato a los 4 años de edad, no ha pisado el mundo exterior. Sus estudios primarios y secundarios, así como el curso de asistente gerencial los tomó dentro de la institución que fue su hogar por los ultimos 17 años. Según tienen entendido sus padres fallecieron en un accidente automovilistico las autoridades la llevaron allí donde nadie la reclamó, creció sabiéndose sola en el mundo pero con una incertidumbre de conocer más sobre su procedencia. —Como sabes, el término se ha cumplido, eres una chica inteligente y muy capaz, entiendo que te hemos dado las herramientas para que puedas salir adelante. —Se hace un silencio ensordecedor y Sandra se levanta de la silla con su mirada triste. —Lo entiendo, recotora Lion, ahora mismo recojo… —La mujer mayor niega. —No te he dicho que te levantes y mucho menos me has dejado terminar de hablar. Toma asiento Sandra. —La joven mujer hace lo que su mayor le pide y al fin enfrenta la mirada de la rectora—. He hablado con mi sobrino, él es presidente de una compañia muy importante. Le envié tu curriculum y él me prometió encontrarte una plaza en su empresa. << ¿Recuerdas los trabajos de verano en el area de la respoteria y costura, que vendiamos para sacar fondo? En realidad no era para el orfanato. Ese fondo se utiliza para poder crear una cuenta bancaria que vaya generando intereses para cuando llegue este momento. Aquí está tu tarjeta y la información de tu cuenta. No es mucho pero te da para vivir los primeros 3 meses. En el sobre está toda la información que necesitas saber, también la llave de un pequeño apartamento que ya está pago por los proximos 3 meses, ese es el tiempo que tienes para ahorrar y establecerte. Ya luego quedas totalmente desprotegida. —explica la mujer con una sonrisa. Es la primera vez que Sandra la ve sonriendo de esa manera pues Andrea Lion siempre se ha caracterizado por su seriedad. —Muchas gracias, realmente estaba muy nerviosa, pense que me aventarian al mundo como vine al mundo. —Andrea niega levantándose de su silla. —Eso nunca mi niña, ustedes son la clave del éxito de este orfanato. Nunca las dejaremos ir a la deriva. —La mujer mayor se acerca a la joven mujer y la toma de los hombros mirandola fijamente a los ojos—. Te deseo el mejor de los éxitos. A veces puedes causar muchos problemas, pero siempre fueste el alma de este lugar, te vamos a extrañar. —Sandra sonríe a medias pues si que causó algunos estragos, cómo el día que se tiró a la fuente o el día que rompio el monumento a la madre Teresa de Calcuta, entre otros pequeños deslices. —Gracias por su paciencia, rectora. —Las mujeres se fundieron en un abrazo. Sandra sale de la oficina de la rectora con sentimientos encontrados, estaba triste porque se tenía que marchar, pero al mismo tiempo alegre porque al fin conocera el mundo fuera del orfanato. Se despidió de sus amigas entre lágrimas y risas, Susana la ayudó a recoger sus cosas. —¿Cómo te sientes? —pregunta la pelirroja. —Si te soy sincera no sé cómo explicarlo. Estoy nerviosa, pero a la misma vez estoy a la expectativa de lo que me voy a encontrar alla afuera. —comenta sincera. —Yo cumplo en seis meses, guardame un rinconcito para quedarme contigo. —Sandra niega con una sonrisa y abre sus brazos para abrazar a la que ha sido su mejor amiga por todos estos años. —Espero para ese entonces poder tener un lugar que podamos compartir, tonta. —las chicas se despiden con la promesa de encontrarse en seis meses para seguir compartiendo su vida. Sandra le promete a su amiga ir a visitarla y contarle lo que a fuera acontece. 💓💓💓 En la salida ya la esperaba la rectora Lion, la señora Cruz y un taxi. —Bueno, hasta aquí llegamos. —habló Andrea Lion tomando la mano de una de las alumnas más inteligentes que ha pasado por la institución como la más traviesa. —Gracias por todo, siempre me senti en una gran familia. —aclara Sandra algo nerviosa. —Que tengas un camino lleno de cosas hermosas y por favor ya no hagas más travesuras. —pide Cruz y Sandra ríe sin confesar que no fueron necesariamente travesuras, sino que alguna que otra torpeza de su parte. La chica sube al taxi, el mismo iba conducido por un hombre mayor de edad, el cual entendio que erea tio de Cruz, por lo que la chica iba tranquila al saber que él la llevaria hasta su nueva morada. Sandra miraba todo con fascinacion, los árboles desde su lugar se veían más verdes que los del orfanato, las calles brillaban, los transeúntes caminaban en su propio mundo, era todo tal cual lo imaginaba. Penso que las personas debían ser amables, pues no se veia ningun tipo de disputa entre ellos. Al llegar a una humilde casa el taxi se detuvo. —Llegamos señorita, el pasaje ya lo cubrio la directora Lion. —habla el caballero sacandola de su transe. —¡Oh! gracias. —contesta saliendo de su ensoñación. El hombre sale de su taxi para ayudarle con la valija. Rápidamente Sandra toma el sobre que Andrea le habia dado y leyó que su apartamento estaba en el tercer piso, el artico de la casa, las instrucciones eran claras, las llave con el mango verde era la de la puerta de afuera y la del mango naranja era la del apartamento como tal. Sonrio al ver que la directora hasta eso era organizada. Tomó sus cosas y subió hasta el apartamento que la esperaba amueblado aunque un poco polvoriento. Sin poner ningun pero comenzo a sacudir el polvo para comenzar a ambientarlo. Esa era su parte favorita del día. Terminó tarde en la noche, pero se sintio feliz porque a pesar de todo tenía un lugar para descansar. Se acurrucó en su cama para buscar el sueño, era su primera noche fuera de un lugar con reglas hasta para dormir. Miro el reloj de pared y suspiró, ya las chicas debían estar en el quinto sueño, mientras ella aún está buscando descansar. Tomó la carta que le dio la directora Lion, leyó donde dicta la direccion de la empresa de Marck Lion, debía presentarse al día siguiente temprano en la oficina de presidencia. Cerró sus ojos imaginando a su jefe, de seguro era un hombre amable pues comprometerse con su tía para buscarle una plaza, debía serlo. Sonrió emocionada, su primer trabajo formal. Se quedó dormida imaginando cómo será su trabajo y su jefe.—¡Mierda! —gritó el castaño al mirar su celular y ver la hora. —Un poco más. —susurra la mujer que tiene a su lado en la cama. Marck no dijo nada más, de un salto se puso el pantalón y tomó la camisa para salir de la habitación de Aurora, su prometida. —Señor, ¿necesita algo? —pregunta la mujer de servicio. —No, Rebeca, dile a Aurora que la veo en la noche, tengo que estar en la oficina en una hora. —contesta a la mujer mayor. —¿Está bien, señor Lion? —La mujer se marcha y Marck sale del apartamento para ir a su casa. Tenía el tiempo justo para banarse e ir a la reunión con los japoneses. Entró a su Bugatti y sin pensarlo mucho lo puso en marcha. Las carreteras estaban congestionadas pero el conocia los mejores atajos para llegar a su casa. Al entrar se encontró con su padre quien solo negó y se montó en su limusina. Marck agradecio al cielo porque su padre no se detuvo para darle uno de sus pequenos sermones. Entro a la mansion Lion y subió hasta su habitacion para correr
Al despedirse de los Yamada, Marck se encerro en su despacho para hacer algunas llamadas, él es el CEO de la empresa pero no era el dueño total de esta, se debia al criterio de su padre y socios. Tomo el telefono y le explico a su padre lo que habia pasado. No podia decir que habia llegado tarde a la reunión, prefirio contar la historia desde donde Sandra le volteo el cafe a los Yamadas y la intervencion de esta como traductora de dichos hombres. Su idea era contratarla como asistente personal y dejar a Clara como la secretaria de presidencia pues la mujer habia servido por muchos años y nunca habia tenido algun problema. Su padre no quiso alentarlo pero lo dejó bajo su criterio. La empresa era una familiar, su unico socio era Stephano Hills el padre de Aurora y por esa sociedad es que ellos terminaron comprometidos desde que no tenian uso de razon. Marck a pesar de no estar tan entusiasta llamó a Clara para que hiciera pasar a Sandra. —Señorita Willis, tome asiento, por favor. —d
Mark entró en la sala de estar con una enorme sonrisa, vio a su novia, la mujer que siempre ha visto como la madre de sus hijos y llegó hasta ella para saludarla con un casto beso en sus labios. —Amor, disculpame por haberme ido esta manana así. —susurra y Aurora niega. —No tienes que disculparte, yo sé que tienes cosas importantes en la empresa. —Aurora entrelaza sus dedos con los de marck y caminan hasta llegar a los padres de ella. —Buenas noches senores Hills. —saluda a sus suegros. —Que bueno verlos. Me llena de alegría saber que al fin van a poner fecha. —aclara Stefano Hills. —Si, senores, espero que los complazca. —habla Marck resignado a su destino. —Por supuesto, tú eres el mejor partido para nuestra hija, velarás por los intereses de ella y por los nuestros. —asegura Stefano. Marck ve que sus amigos llegan y se disculpa para ir a su encuentro. Como Domenico habia dicho él llegó con Esthela y Gianluca algo de mal humor pero a su amigo no le podia fallar. —Bie
Sandra se estira al despertar con el sol en su rostro. Se sentia muy feliz, pues tenía un buen puesto a pesar de lo que eso implica, tendra que tener mas cuidado para no tropezar con su jefe, pues aun recuerda el correnton que sintio al este tocar sus brazos, cosa que no le gusta, pues la hace sentir insegura. Y mira que eso es casi imposiuble pues ella siempre ha sido muy segura de sí misma a pesar de las circunstancias en las que creció. De camino compró dos cafe uno para clara y otro para ella. No queria comenzar con una enemiga que piense que quiere quitarle su puesto, así que decidio invertir en dos cades con leche entera, como le gusta a ella. solo espera que a Clara le guste. Entró a la empresa con una hermosa sonrisa en sus labios y aunque aún no se acostumbra del todo a su nueva vida se siente muy contenta con los cambios. Espero paciente que elelevador abriera sus puertas. Cuando escucho a dos chicas hablando. —Te enteraste, el jefe ya puso fecha a su boda, La señorita
─Marck ayuda… ─volvió a devolver lo que le quedaba en su estómago. Aurora se tuvo que sujetar del escritorio pues sus piernas no podían sostenerla.─¿Aurora, que paso? ─preguntó Marck preocupado por su prometida. ─Este café no está hecho con leche de almendra , soy alérgica a la lactosa. ─explica y Marck mira serio a Sandra, quien cubrió su boca con asombro.─En mi defensa diré que no era para la señorita, ese café lo compre para mí. ─sonríe como una niña traviesa. Marck no podía regañar a su ahora asistente porque ella no tenía ninguna culpa, pero ¿dónde estaba Clara?─Señor disculpe, pero no me siento bien. ─habla la mujer pálida caminando con sus manos sobre su estómago. ─¿Qué rayos te paso? ─preguntó extrañado. De su novia lo entendía, Autora comía de manera especial y no estaba acostumbrada a tomar leche entera, pero su secretaria. ─El café me causó mala indigestión, es la primera vez que me pasa, pero entiendo que fue la leche entera, pues siempre pido leche reducida en g