Capítulo 3

Al despedirse de los Yamada, Marck se encerró en su despacho para hacer algunas llamadas, él es el CEO de la empresa pero no era el dueño total de esta, se debía al criterio de su padre y socios. Tomó el teléfono y le explicó a su padre lo que había pasado. No podía decir que había llegado tarde a la reunión, prefirió contar la historia desde donde Sandra le volteo el cafe a los Yamadas y la intervención de ella como traductora de dichos hombres. Su idea era contratarla como asistente personal y dejar a Clara como la secretaria de presidencia pues la mujer había servido por muchos años y nunca había tenido algún problema. Su padre no quiso alentarlo pero lo dejó bajo su criterio. La empresa era una familiar, su único socio era Stephano Hills el padre de Aurora y por esa sociedad es que ellos terminaron comprometidos desde que no tenían uso de razón. Marck a pesar de no estar tan entusiasta llamó a Clara para que hiciera pasar a Sandra. No fue una desicion facil, pero tampcoo se lo penso mucho, debia tener la chica al menos para que asistiera a los Yamada cuando vinieran a la oficina. 

—Señorita Willis, tome asiento, por favor. —dice señalando la silla frente al escritorio. Marck se pone de pie para caminar hasta donde se encuentra la joven mujer sentada para recostarse del escritorio. 

—Usted dirá, señor Lion. —habla nerviosa Sandra pues no es lo mismo verlo así todo imponente frente a dos hombres que desconocen su idioma y ella sea quien con ternura y paciencia traduzca a tenerlo cara a cara jugándose su suerte. 

—Señorita le voy a ser totalmente sincero, no iba a contratarla en mi empresa, pero conociendo sus habilidades con los idiomas y en vista a que los Yamada van a venir más a menudo por aquí le voy a dar la oportunidad. Tres meses de prueba como mi asistente personal. Es una plaza recién abierta, así que no pierda la oportunidad. —Aclara Marck y aunque saber que no iba a ser contratada le dolió, le dio gracias a Dios por haber pasado la primera prueba de fuego. 

—No se va a arrepentir, lo prometo. —habla tratando de disimular su decepción, pues aunque fue contratada su estancia allí depende de lo que al fin de esos tres meses este decida. 

—Perfecto ya llamé a recursos humanos, comienza a cobrar desde hoy pues su participación en la reunión tendrá su remuneración, pero oficialmente la espero mañana a las 9 de la mañana. —Sandra asiente levantándose de golpe tropezando con la pata de la silla, la misma que le hace perder el equilibrio  cayendo sobre Marck quien de manera involuntaria evita que choque con su cuerpo. 

—Señor disculpe, no volverá a suceder. —habla Sandra enfrentando la mirada azulada de su ahora jefe. 

—Eso espero, señorita Willis. —Marck la soltó sintiendo esa corriente que le llegó como una punzada en su corazón. Sandra salió de allí con el corazón acelerado. ¿Qué fue eso que sintió al sentir sus manos sobre sus brazos?

Marck miró la puerta y negó ignorando eso que sintio por primera vez, en cambio le presentó como un presagio, ella sería su ruina, primero vertió un café sobre Ronin Yamada uno de los hombres más poderosos de Japón y ahora se tropezo con él. Eso no pinta bien, pero son solo 3 meses y la tortura acabara. 

💓💓💓

Sandra salió de la empresa hecha un manojo de nervios. Que diablos fue lo que le paso con ese hombre? Que si es muy apuesto, pero, ¿Por qué se sintió tan intimidada? 

Decidió ir a una cafetería para calmar su nervios con un rico té de hierbas, vio una cafetería cerca de la empresa cuando iba, así que decidió caminar hasta esta para darse el tiempo de encontrar una explicación a eso que sintió y que no le gusto nada, pues la hizo experimentar por primera vez vulnerabilidad. 

Tomó asiento en una de las mesas de la cafetería donde pasaron algunos minutos deleitándose con su infusión para luego pedir un taxi e irse a su apartamento. En ese momento extrañaba hablar con Susana, pero pronto su amiga estará con ella y la tristeza de estar sola pasará. 

💓💓💓

Marck terminó sus compromisos en la empresa y salió para ir a su casa, su madre le tenía el teléfono móvil lleno de mensajes para que llegara pues ya Aurora había llegado a la cena y él aún no se arreglaba para el evento. 

Una vez en su auto al primero que llamó fue a GianLucca Vanucci. 

—Bueno —contesta el menor de los 3 amigos. 

—Gian, ¿cómo estás? —habla Marck.

—Ando como los locos, pero bien, ya sabes con esto de que mi padre me salió con imponer un matrimonio. —contesta como si deseara desahogarse en un minuto con su amigo. 

—Te invito a cenar a mi casa, Aurora y yo vamos a poner fecha a la boda y ya luego podemos tomarnos unos tragos y hablamos. —explica Marck y escucha a su amigo suspirar. 

—Será lo mejor, pues si sigo aquí voy a volverme loco. Mis padres ya lo están y pretenden hundirme con ellos. —dice Gianlucca.

—Perfecto, entonces te veo en una hora en mi casa. —terminan la llamada y Marck se dispone a hablar con Domenico Baglio. 

—Dom. —saluda en cuanto escucha que este contesta la llamada. 

—Que inventas Marck. —contesta en cuanto escucha a su amigo pues Marck lo llama solo cuando tiene algún plan. 

—Dom, me gustaría invitarte a la cena que mi madre preparó para anunciar la fecha de compromiso con Aurora. —le dice Marck. 

—Bien, pero voy a ir con Esthela. —advierte su Domenico mencionando a su insoportable novia, pues Marck piensa que solo Domenico la aguanta. Marck no sabe que le hizo esa mujer a su amigo que desde que está con ella solo vive para complacerla en todo.

—Vale, no importa, en fin Esthela y Aurora se llevan bien. —dice sincero pues aunque no son las mejores amigas, las veces que han salido juntos las chicas han compartido de manera amena. 

Marck termina la llamada con su amigo y llega a su casa para darse un merecido baño y así arreglarse a la velocidad de un rayo. Ese día lo podría catalogar como el día de llegar tarde a todo. Bajo hasta la sala de estar para  saludar a los invitados, en los que estaba su novia, la mujer que pronto llevará el apellido Lion. 

💓💓💓

Sandra por su parte llegó a su apartamento y arregló todo, se preparó un emparedado de jamón y queso y puso una peli de esas románticas que pasan por el canal local. Son esas historias cliché donde el millonario se enamora en este caso de la coordinadora de bodas. Ella sonrió ante las ocurrencias del escritor, pues a quien en su sano juicio se le ocurre enamorarse de la mujer que está planeando su boda. Siguió cuestionando la veracidad de la historia, era algo muy irreal que un jefe se enamorara de la empleada y mucho más si esta era pobre. Solo se veían esos finales felices en los cuentos de hadas, eso no ocurría en la realidad. Sintió un escalofrío cuando vio la escena en la que la muchacha que deseaba poner un ramo de gardenias en una torre alta cae sobre el novio haciendo que sus miradas se encuentren y sus corazones comienzan a latir fuerte. Así como el de ella comenzó a latir en el momento en que Marck la tocó.

—No, esto es una mentira. Nadie puede enamorarse sin ser correspondido. —alega apagando el televisor, pues no le interesaba comprender lo que allí pasó. Ella no estaba enamorada de su jefe, porque era técnicamente imposible, no porque este no fuera apuesto sino porque apenas lo conoció ese día, y el amor es un sentimiento que se cultiva. Ella es de las que piensa que el amor a primera vista es solo una ilusión que las personas malinterpretan.  

Se acostó en su cama y comenzó a mirar el techo. 

—Necesito amigas para hablar, porque esto del silencio me va a volver loca. —se dice a sí misma antes de cerrar sus ojos para entregarse a los brazos de morfeo y así no pensar más en lo que pasó en la oficina de su ahora jefe.

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