Lorenzo
Verla tan altiva, hablándole de esa forma a Sofía, hace que mi corazón se acelere y mi vista quede fija en ella. Está más hermosa desde la última vez que la ví, justo en esta casa. —Bienvenida, querida—le dice Roberto, el esposo de Sofía, quien se ha levantado para ir a saludarla. —Gracias por este gran recibimiento, estoy segura que no esperaban verme por estas tierras—contesta con una gran sonrisa dibujada en sus labios. —No digas eso, hija. Siempre te hemos extrañado—contesta Roberto, quien le hace señas a Sofía para que vaya a saludar a su hija, pero esto se rehúsa. —La verdad no estoy aquí para un reencuentro familiar, solo vine porque los abogados de mi abuelo me indicaron que mi presencia era requerida para la lectura del testamento—dice Andrea, que se quita las gafas oscuras que tenía puesta y nuestras miradas se cruzan en ese momento. El contacto es breve y es roto cuando ella se dirige a uno de los asientos acompañada por su nana. —No pretendes saludar a tu madre, ni a mí, que soy casi como tu abuelo—le reclama Francesco—debes respetar a tus mayores—le exige y Andrea solo le regala una gran sonrisa. —El respeto se gana y ninguno de ustedes se lo ha ganado. Así que no vengan a exigir cosas que no se merecen—les da como respuesta, manteniendo esa actitud fría. Los reclamos paran cuando llegan los abogados del señor Stefano junto con un notario. Todos nos levantamos cuando el señor Marcucci nos pide reunirnos en el despacho del señor Stefano. Al entrar, recuerdos de nuestra última conversación se cuelan en mi mente. Voy a honrar mi palabra y cumplir la promesa que le hice antes de su inminente partida. Los abogados nos indican dónde debe sentarse cada persona que fue citada para la lectura, quedando yo justo detrás de Andrea. No sé si son imaginaciones mías, pero veo como los vellos de su cuello están erizados y quisiera creer que yo soy el causante. El notario en compañía de los abogados del patriarca Carlucci, proceden a abrir el sobre sellado, que contiene su última voluntad. —Buenas tardes, señores, señoras y señoritas. Estamos reunidos aquí para hacer lectura de la última voluntad del señor Stefano Carlucci. Al momento de la elaboración de este documento, el señor Carlucci estaba en pleno uso de sus facultades mentales, las cuales fueron certificadas por personal médico idóneo. Una vez que hemos aclarado este punto, procederemos a la lectura del mismo—pronuncia el licenciado Marcucci. “Yo, Stefano Carlucci, hombre mayor de edad, residente de Piamonte, dueño del viñedo Mio Cuore, en pleno uso de mis facultades mentales, le dejo a mi hermano, Francesco, le dejo un quince por ciento de las acciones del viñedo, como recompensa de su arduo trabajo todos estos años a mi lado. A mí sobrino, Roberto, un diez por ciento, por su valioso trabajo en Mio Cuore y a mis sobrinas Romina y Renata, hijas de Roberto, cada una recibirá una hectárea de las parcelas de Mio Cuore. El uso que hagan con esos terrenos será ya decisión de cada una y serán sacadas de los registros catastrales del viñedo. A Sofía, quien fuera esposa de mi adorado hijo, Adriano, le dejo el apartamento de San Donato en Turín. A mi querida nieta, Andrea Sofía Carlucci Mancini, le dejo el resto de mis bienes. La lista de los mismos será detallada por mi abogado, Leonardo Marcucci. La única condición para que ella sea la única dueña de todo es que debe casarse con el señor Lorenzo Pasqale. De dicho matrimonio, deberá de producirse un heredero que una a las familias Pasqale y Carlucci, afianzando así nuestra sociedad comercial. El matrimonio tendrá una duración mínima de tres años. En caso contrario, que mi nieta se rehúse en aceptar estás condiciones, se deberá proceder a la venta de todos mis bienes y lo recaudado deberá ser donado a obras de beneficencia, las cuáles ya tengo seleccionadas. Está es mi última voluntad, dada en la ciudad de Turín el día 13 de mayo de 2024, en presencia de testigos y un notario público de la ciudad de Turín, Piamonte” Todos en la oficina nos quedamos en silencio por algunos minutos, hasta que Francesco se levanta molesto en protesta. —¡Esto debe ser una m*****a broma!¡ ¿Dejarle todo esto a esa niña que no sabe nada del negocio?!—grita molesto y estoy por contestarle cuando Andrea se levanta y lo fulmina con la mirada. —Mio Cuore por derecho me pertenece y creeme que lo último que querría es cumplir con la condición que dejó mi abuelo pero la satisfacción de verte retorcer, a ti y a tu familia, estoy más que dispuesta a casarme con él —le contesta mientras me señala con un dedo. —Voy a impugnar ese documento, mi hermano no pudo solo dejarme el quince por ciento—grita molesto Francesco. —Papá, lo que nos dejó el tío es más que justo. Todo esto mi tío lo levantó junto a su esposa, Esmeralda—dice Roberto, tratando de calmar los ánimos. —¡Tu, cállate! ¡Siempre tan mediocre, ni pareces hijo mío, te conformas con un mísero diez por ciento!—le grita Francesco. —Señores, orden. Señor Francesco, usted está en libertad de impugnar este documento, pero dudo que su demanda prospere, ya que el señor Stefano, tomó todas las provisiones para que no hubiera dudas de su última voluntad —contesta el licenciado Marcucci y Andrea sonríe. Ha quedado más que evidente la ambición de Francesco, pero lo que no pasó desapercibido para mí y creo para Andrea, es la cara de disgusto que tienen Sofía, Romina y Renata. Ya esas mujeres se hacían dueñas y señoras de todo lo que le pertenece a Andrea. Es hora que mi piccolina les demuestre quien es la única capaz de heredar Mio Cuore. Sé que me detesta, pero por ella soy capaz de todo y hoy es el primer paso para recuperar su amor y ayudarla a hacer justicia. Debo demostrarle que ya no está sola, que todo esto es por su bien.AndreaMi nonno debió estar loco o los medicamentos que tomaba le hicieron alucinar. Aunque no lo iba a aceptar frente a todos, estoy totalmente de acuerdo con Francesco. Es una total locura, yo, Andrea, casarme con Lorenzo.El muy desgraciado sigue estando guapo, que digo guapo, es todo un maldito monumento. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí como mi corazón dejó de latir al sentir lo profundo de su mirada, como si pudiera leer mis pensamientos.Para mí maldita mala suerte, al momento de la lectura del testamento, el licenciado Marcucci le asignó justo el asiento detrás mío.Su sola presencia hizo que todo mi cuerpo reaccionará. Me costó demasiado mantener mi actitud estoica, falta de emociones. Aún tengo los vellos en mi nuca erizados, porque el muy descarado no dejó de posar su mirada en mí.Francesco sigue gritando como un loco, que va a impugnar el testamento y por querer sacarlo de quicio, le regalo una sonrisa.—Señor Francesco, debe controlarse, ya le dije que está
AndreaNo voy a negar que a pesar del cansancio, me costó demasiado poder conciliar el sueño. Por una parte, la responsabilidad de hacerme cargo de Mio Cuore.Sé que soy más que capaz, lo he demostrado estos años. Soy una vinícola experta, reconocida por la industria, pero tal parece que mi querida familia no está al tanto de esto.Voy a tener que llamar a mi asistente, Jennifer, ya que necesito personas de confianza a mi alrededor. Tendré que llamar a Jeff, mi socio, para que se encargue del negocio.Me miro una última vez antes de salir de la habitación, a enfrentarme a las víboras. Espero que hayan tenido la decencia de no querer tomar el desayuno afuera y no en casa.Bajo las escaleras, armandome de paciencia por el drama seguro que me espera tan temprano. Al llegar al comedor, niego con la cabeza al escuchar la discusión que tienen mi madre y Roberto. No escucho la voz de Renata, Romina ni Francesco, lo que sería un alivio solo tener que enfrentar a mi adorada madre.— No puedes
LorenzoTener a Andrea, aquí en mi automóvil junto a mi es un sueño hecho realidad. Por años soñé con esta posibilidad, pero ahora es una realidad. Estoy seguro que ella tratará que este matrimonio solo sea de papel, pero yo no lo voy a aceptar.Estoy preparado a negociar para que acepte mi propuesta. Si le digo que quiero un matrimonio de verdad para el resto de nuestras vidas me trataría de loco, y bueno si lo acepto, estoy loco por ella.Andrea cree que no sé nada de ella, pero está muy equivocada. He seguido de cerca su vida desde que el difunto señor Stefano la envió a San Francisco. Sé lo mucho que sufrió haberse alejado de los recuerdos de su padre, pero gracias a Dios, siempre ha tenido a Maria a su lado.Quise estar a su lado, después del escándalo, pero la m*****a de Romina me tenía amenazado con levantarme una acusación por corrupción de menores. La muy desgraciada sabía del contenido del diario de Andrea, gracias a mi hermana, Luciana. De nadie era desconocido que yo le ten
Andrea Lorenzo tiene que estar mal de la cabeza para proponerme un matrimonio por contrato. Acaso no se acuerda de lo que sucedió hace años. Aún tengo grabada su mirada, como me vió, y ahora pretende que acepte esa propuesta. Logro por fin deshacerme de su agarre, y estoy dispuesta a irme al escuchar las propuesta de Lorenzo, cuando las palabras que salen de su boca me detienen. “Sabes que te conviene aceptar mi oferta, Andrea. O es que ahora quieres que Francesco se haga dueño y señor del viñedo. Me quedo sin palabras por unos segundos, analizando sus palabras. Lorenzo sabe algo. ¿Cómo sabe de mis sospechas? ¿Mi nonno le habrá contado? Todas estas dudas surgen y vuelvo a sentarme. Esta vez algo alejada para no permitir que vuelva a tomar mis manos. —¿Cómo tú sabes que me conviene?—le pregunto, mirándolo fijamente y él me brinda una sonrisa cansada. —Como ya te dije Andrea, tu nonno me pidió que cuidara de tí. La última vez que fue a visitarte, no sé que pasó entre ustedes. Pero
Sofía ¿Que estaría pensando el viejo Stefano con dejarle todo a la inútil de mi hija? Aunque debo decir que me sorprendió la seguridad con la que habla. No puedo creer que se haya atrevido a echarme, a mí, su propia madre de Mio Cuore. Si bien es cierto, que ese lugar nunca fue de mi agrado, es lo único que me quedaba del recuerdo de Adriano. Hasta eso me lo arrebato la mocosa esa, mi Adriano, no hay día que no lo extrañe. Ni aún casándome con Roberto, he podido olvidarlo. ¿Cómo se puede olvidar al amor de tu vida? Sé que al principio, Stefano pensó que yo era una arribista que solo me había acercado a su hijo por su dinero. En ese entonces, lo entendí. Adriano era uno de los solteros más cotizados. Era el heredero de Mio Cuore, el mejor viñedo de Piamonte, y yo apenas una simple aspirante a modelo, proveniente de un pequeño pueblo. El destino hizo de las suyas y en uno de mis primeros trabajos, lo conocí. Era una fiesta benéfica y yo tenía que modelar o enseñar los objetos a se
Lorenzo Han pasado casi dos semanas desde la última vez que ví a Andrea. Aún me duelen las pelotas del golpe que me dió según ella por propasarme. Pero no me arrepiento, haber podido sentir sus dulces labios, los cuales me confieso ya soy adicto a ellos. Amo todo de ella hasta su carácter indomable. Escucharla gemir entre mis brazos fue tan sublime que estoy seguro que ahí mismo la hubiera hecho mía pero la magia terminó cuando mi piccolina me golpeó mi entrepierna con su rodilla. Sé que no confía en mí, pero soy su mejor opción. Tendré la paciencia suficiente hasta que ella confíe en mí y se de cuenta de mis sentimientos por ella. —Hola, fratello—me saluda Luciana, sacándome de mis pensamientos y la verdad es la última persona que quiero ver, sobre todo ahora que Andrea está de regreso. —Hola, no sabía que habías regresado. ¿A qué debo el honor de tu visita?—le pregunto y ella se acerca a la silla frente a mi escritorio. —Si alguien te escucha, pensaría que no te es grata mi pr
Andrea Hoy empieza las festividades por la vendimia y por tanto es el día donde vamos a anunciar nuestro compromiso. Decir que estoy nerviosa es poco, ya he dado vueltas a toda la Casa Grande, a las caballerizas y no pude llegar a los viñedos porque mi Nana me interceptó para que viniera a arreglarme. Pero más que el anuncio de nuestro el compromiso, lo que me tiene ansiosa son los términos del contrato. Una parte de mi está molesta porque estoy en manos de Lorenzo pero la mayor parte está ansiosa por lo que implica esas cláusulas. Cuando me besó, en la que Lorenzo bautizó como nuestra primera cita, quedé con ganas de volver a sentir sus labios sobre los míos, de sentir sus grandes manos tomando sin descaro mi trasero, tan posesivo que no voy a negar que estaba mojada pero recupere la conciencia y le di un rodillazo en su entrepierna. Ya cuando regresé a casa me dió algo de lástima, solo un poco. Lorenzo despertó algo en mi que estaba dormido o más bien desconocido. Mis experiencia
LorenzoMi bella piccolina corresponde a mi beso, dándome acceso a su boca donde nuestras lenguas danzan entre ellas. El beso escala de intensidad mientras la envuelvo entre mis brazos.De pronto, escucho un carraspeo detrás mío y es cuando nos damos cuenta del espectáculo subido algo de tono que estábamos dando, considerando que hay familias enteras presentes.Ambos rompemos el beso, pero no nos alejamos. La tomo de la cintura, acercándola a mi cuerpo. De fondo, se sigue escuchando a Andrea Bocelli cantando hasta que termina su hermosa presentación. Los presentes rompen en aplausos y veo como un par de lágrimas adornan el rostro de mi amorina.—Gracias por acompañarnos en este día tan especial como es el comienzo de la vendimia, pero sobre todo, que compartan mi felicidad porque mi bella piccolina aceptó ser mi esposa. Andrea, mi amore, sé lo que la canción significa para ti y hoy quería que Adriano y Stefano estuvieran presentes—digo y mis palabras provocan que varios de los present