Romina No puedo creer lo estúpida que es Renata. Hacer semejante espectáculo frente a todos. Solo espero que ninguno de esos peones la haya grabado. Poner la atención sobre nosotros, es lo peor en estos casos. Ahora más que nunca debo ser muy cuidadosa en mis pasos. No puedo confiar en nadie, ni siquiera en mi Nonno. Algo me dice que no confíe en él y mis instintos jamás me han fallado. Bien se dice que mejor hacer las cosas uno mismo. Hoy quedó comprobado que no puedo confiar en Renata. Cuando hace años me ayudó en sacar del camino a Andrea, pensé que tendría una aliada pero no,la muy estúpida está obsesionada con Lorenzo. Pensándolo mejor, tal vez deba volver a llamar a Luciana. Aunque después de ese día, Lorenzo prácticamente rompió relaciones con ella, sobre todo cuando mi tío Stefano la envió a Estados Unidos. Por años me esmeré en suplantar a Andrea; ser la nieta fuerte y obediente que ella jamás sería, la hija perfecta que Sofía tanto deseaba y la mujer de negocios que M
Andrea No pensé que cuando mi compromiso con Lorenzo se hiciera oficial con el mismo vendrían invitaciones de varios gremios de la industria vinícola. Ahora no hay fiesta o cena que nosotros no seamos el centro de atención. Ojalá solo fuera en Piamonte pero hasta nos han llegado invitaciones de otros países. Por suerte, ya llegó Jennifer para ayudarme con todo este caos. Ella no solo es mi asistente, es la única amiga que tengo. Después de lo de Luciana, me costó mucho volver a confiar en otra persona. Ella me ayudó a superar muchos traumas, sobre todo el tema de las citas. Después del rechazo de Lorenzo, mi autoestima estuvo por el piso por mucho tiempo. La conocí en el instituto, ella al igual que yo era el centro de burlas del estudiantado, con la diferencia que ella era becada. Sus padres eran trabajadores en un viñedo en Napa y el dueño, el señor Costello, era uno de los mayores benefactores del colegio. No solo logró callar la boca de todos al ocupar el primer puesto en nu
Andrea Me veo en el espejo y me gusta lo que veo. Un maquillaje con ojos ahumados, labios color rojo y mi cabello recogido en un moño bajo. El vestido parece hecho a la medida, entallado en las partes justas resaltando mi busto y caderas. La espalda descubierta y el estilo del corte sirena resaltan mi trasero. No puedo negar que las palabras de Jenny siguen rodando en mi cabeza. ¿Debo ceder a mis deseos? Cada maldito contacto con Lorenzo es un interruptor directo a mi v*agina. Cada vez que Lorenzo me ha robado un beso, por las noches he tenido sueños húmedos. Al principio me sentía una pervertida, pues los sentía reales, sentía como las manos de Lorenzo exploraban cada rincón de mi cuerpo, sus dedos dentro de mí, penetrando mi v*agina hasta que llegaba al más delicioso de los orgasmos. Me despertaba mojada, toda sudorosa y con ganas de más. Si antes pensaba que Lorenzo era el hombre más guapo del mundo, la versión madura de él me tiene en constante excitación. Obvio a él jamás s
Lorenzo Juro que casi me da un infarto cuando Andrea se despojo del abrigo, ver si hermosa espalda descubierta hasta el comienzo de su trasero. Si ella supiera lo que provoca en mí, no jugaría de esta manera, desafiandome. Sé que piensa que estoy aprovechando la situación y sí en parte sí, cada oportunidad que tengo me apoderó de sus deliciosos labios, los cuales soy adicto. No puedo comportarme como el cavernícola posesivo que soy, porque eso la alejaría de mí. Necesito que confíe en mí, que todo esto es para poder cuidarla y protegerla. Después de un breve espectáculo que le brindamos a los presentes, nos sentamos en nuestra mesa dónde desgraciadamente se encuentra Francesco con su nieta, Romina. Veo la intranquilidad de Andrea, procedo a tomar sus manos entre las mías, le doy un pequeño masaje lo cual la relaja. Llega Roberto junto con Sofía, vestida como siempre elegante pero su rostro demuestra que quisiera estar en cualquier lado menos en esta cena. El ambiente se torna
Francesco Ver a esa m*****a mocosa ser recibida por la asociación como la gran Heredera, me revuelve el estómago. Yo debí estar ahí, ser reconocido como el verdadero dueño de Mio Cuore. No veo la hora de irme de esta m*****a fiesta donde todos esos malditos me han menospreciado por años, viéndome solo como el hermano del gran Stefano Carlucci. La única que me entiende es mi nieta, Romina. Ella al igual que yo nos merecemos ser los dueños de Mio Cuore, hemos estado aquí mientras la niña jugaba a su vida de socialité en San Francisco. Mio Cuore desde el principio debió ser mía, pero mi hermano se me adelantó casándose con Lucia. ¿Quién podía saber que esa regordeta sin gracia era la dueña de las tierras de Mio Cuore? Lucia Natale, siempre estaba detrás mío, queriendo llamar mi atención pero yo solo tenía ojos para Isabella, la mujer más hermosa de Turín. Lucia era una joven regordeta, no era fea pero no se comparaba en belleza a Isabella. El verano en que alcance la mayoría de edad
Andrea En qué estaba pensando cuando decidí contarle a Jenny sobre lo que pasó entre Lorenzo y yo. Los gritos que todavía da, de seguro lo han escuchado todos en la casa. —¡Gracias Diosito por escuchar mis oraciones!—dice una muy dramática Jenny que está de rodillas con las manos levantadas al cielo. —¡Basta! No te conté para que todos en la casa se enteren que Lorenzo me dió mi primer orgasmo—digo casi en un susurro con las mejillas calientes. —Es que solo mirarlo es un orgasmo visual—suelta mi amiga y no puedo evitar reírme. Tiene razón, Lorenzo es es el cazador que sabe cómo quiere comerse a su presa y si soy honesta después de anoche, mi cuerpo lo desea más que antes. —No lo puedo negar pero tengo miedo. Sé que cometí el error de entregarme a tonto de Jared, pensé que en verdad me quería—digo recordando que solo me quiso utilizar para acercarse a Jeff pero Jenny se encargó que pagara haberse burlado de mí. —Nena no fue tu culpa que confiaras en el meñique ese. Ese bueno para
Lorenzo Hoy es la fiesta de Navidad, en la que todos nos reunimos en la Casa Grande laga recibir a todos los colaboradores de Mio Cuore y agradecerles su valioso aporte. También marca que dentro de un mes estaré casándome con mi piccolina. Un mes que no sé si me podré contener si Andrea me sigue tentando como lo ha venido haciendo la última semana. No niego que he disfrutado dándole su merecido castigo, como cuando fuimos a la cita con la ginecóloga. Tenía puesto un mini vestido negro, ceñido que se amoldaba a la perfección a su hermoso cuerpo. Cuando se quitó el abrigo que tenía puesto y ví su espalda expuesta se activo en mí el macho cavernícola que estoy tratando de controlar. Mi primer instinto fue el de ponerla contra la camilla, con su hermoso trasero redondo a plena vista, abrirles las piernas y enterrarme en ella, que sienta como me tiene duro con solo verla. Mis bolas están azules y no hay ducha lo suficientemente larga que me ayude. No importa cuantas veces logre mi lib
Andrea Reviso por última vez que todo este perfecto para esta noche. Dentro de poco estarán llegando los invitados, incluyendo al resto de mi familia. Solo espero que se sepan comportar y no hagan un espectáculo como lo hicieron en la vendimia. —Tranquila, tu príncipe llegará pronto—me dice Jenny con una gran sonrisa cuándo me ve que tengo mi mirada fija en la puerta principal. Y justo en ese momento, como si mi amiga lo hubiera llamado, aparece Lorenzo, vestido totalmente de negro, un traje hecho a la medida. Apenas entra con su mirada recorre el salón hasta que su mirada se fija en mí. La forma en que me mira hace que me humedezca y me arrepiento de haberle hecho caso a Jenny. Veo como camina con grandes pasos hacia donde estoy parada, hipnotizada por ese hombre corpulento, con mirada depredadora por el cual mi cuerpo desesperado ansía su toque. —Dios, si es todo un semental. Con razón la tiene así—escucho a Jenny y quisiera reclamarle pero no puedo, tiene razón. Lorenzo me t