Primero que nada quiero desearles una Feliz Navidad. Gracias por su apoyo y me dejan sus teorías. Les agradezco que me dejen sus likes y comentarios así la historia puede llegarle a más personas.
Lorenzo Hoy es la fiesta de Navidad, en la que todos nos reunimos en la Casa Grande laga recibir a todos los colaboradores de Mio Cuore y agradecerles su valioso aporte. También marca que dentro de un mes estaré casándome con mi piccolina. Un mes que no sé si me podré contener si Andrea me sigue tentando como lo ha venido haciendo la última semana. No niego que he disfrutado dándole su merecido castigo, como cuando fuimos a la cita con la ginecóloga. Tenía puesto un mini vestido negro, ceñido que se amoldaba a la perfección a su hermoso cuerpo. Cuando se quitó el abrigo que tenía puesto y ví su espalda expuesta se activo en mí el macho cavernícola que estoy tratando de controlar. Mi primer instinto fue el de ponerla contra la camilla, con su hermoso trasero redondo a plena vista, abrirles las piernas y enterrarme en ella, que sienta como me tiene duro con solo verla. Mis bolas están azules y no hay ducha lo suficientemente larga que me ayude. No importa cuantas veces logre mi lib
Andrea Reviso por última vez que todo este perfecto para esta noche. Dentro de poco estarán llegando los invitados, incluyendo al resto de mi familia. Solo espero que se sepan comportar y no hagan un espectáculo como lo hicieron en la vendimia. —Tranquila, tu príncipe llegará pronto—me dice Jenny con una gran sonrisa cuándo me ve que tengo mi mirada fija en la puerta principal. Y justo en ese momento, como si mi amiga lo hubiera llamado, aparece Lorenzo, vestido totalmente de negro, un traje hecho a la medida. Apenas entra con su mirada recorre el salón hasta que su mirada se fija en mí. La forma en que me mira hace que me humedezca y me arrepiento de haberle hecho caso a Jenny. Veo como camina con grandes pasos hacia donde estoy parada, hipnotizada por ese hombre corpulento, con mirada depredadora por el cual mi cuerpo desesperado ansía su toque. —Dios, si es todo un semental. Con razón la tiene así—escucho a Jenny y quisiera reclamarle pero no puedo, tiene razón. Lorenzo me t
Lorenzo No estaba preparado para ver a mi piccolina, vestida de forma tan sensual y llamativa. Algo no muy frecuente aquí en Piamonte, sobre todo ahora con estás bajas temperaturas. Pero ella vestida así con ese hermoso vestido verde caña, ajustado a su hermoso cuerpo y ese escote asimétrico que resalta sus deliciosos senos, nos hace pensar que estamos en una estación más cálida y no en invierno. Ella es la reina de la noche, todas las miradas están fijas en ella, y yo no puedo estar más orgulloso de ella. A su lado permanece su amiga, Jenny, a lo que me recuerda que debo darle un hermoso regalo de agradecimiento pues estoy seguro que ella es quien asesora a mi piccolina con sus muy deliciosas travesuras. A lo que me recuerda al castigo que debo darle esta noche, por ser tan descarada y provocarme de esa manera. ¿Cómo se atreve a estar caminando por todo el salón sin ropa interior? Imaginarme su intimidad libre a mi acceso me tiene a punto de estallar. ¿Por qué prometí hacerla mí
Renata Odio a Andrea, es una m*****a piedra en mi camino. Lorenzo solo tiene ojos para ella, no importa lo que haga, solo me evade, como si fuera una plaga. Siempre ha sido así, aún cuando era una niña espantosa que vestía como niño, siempre sucia jugando entre los viñedos, yo veía como él la miraba con tanto amor y ternura, la miraba como yo deseaba que me mirara a mí. He estado enamorada de Lorenzo desde que tengo uso de razón. Me acuerdo de ese pequeño que llegaba a la Casa Grande, acompañando a su padre que venía a hacer negocios con mi tío Adriano. Al principio las visitas eran esporádicas hasta que nació Andrea. Pero todo cambió con la muerte de mi tío Adriano, Andrea quien lo vió morir entre sus brazos, cayó en una depresión. Dejó de ser una niña risueña a una taciturna, vistiendo raro y su apariencia dejaba mucho que desear. Sofía, se alejó mucho más de ella si era posible, dejándola sola, situación que aprovechaba Lorenzo. No perdía la oportunidad para consolarla y apoyarl
Andrea No puedo creer que un mes haya pasado tan rápido. Mañana me caso con Lorenzo, y no puedo negar que estoy algo ansiosa y a la vez emocionada. Por muchos años ese fue mi sueño, casarme con mi príncipe azul, el hombre quien pensé era el amor de mi vida pero todo ese sueño se vino abajo esa m*****a noche. Escuchar esas duras palabras del hombre que había sido tu mayor apoyo en tus días más oscuros fue un golpe contundente al corazón. Sus palabras me lastimaron más que las que me dijo mi madre. Es una ironía que ahora me vaya a casar con el hombre que me rompió el corazón. Por años lo odié pero estos meses que hemos compartido momentos tan íntimos me hacen recordar a ese joven de quien me enamoré. Las palabras de Jenny se han quedado grabadas en mi mente, ¿Hay algo detrás de su rechazo? Algo en la forma en que me toca, su insistente súplica de que confíe en él y su forma de mirarme antes de robarme un beso. Una parte de mi dice que le crea, que sus sentimientos son sinceros y
Andrea Después de la muy inesperada aparición de Lorenzo ayer en la noche, y los múltiples orgasmos que me regaló, me costó conciliar el sueño pues aún podía sentir sus manos en mi intimidad. Ahora tengo puesto unos parches antiojeras bajo mis ojos, para tratar de disimular un poco la falta de sueño. Siento que tocan a la puerta y veo que aparece una Jenny muy sonriente con una bandeja con mi desayuno y dos tazas de café. —Buenos días, veo que tuviste una noche algo agitada—me dice mientras deja la bandeja sobre la mesa. —No lo voy a negar, fue demasiado excitante pero ahora tengo estás ojeras. Aunque no sea la boda de mis sueños no quiero parecer un mapache—digo mientras hago un puchero. —No te preocupes nena, para eso están los maquilladores. Ven y come algo que dentro de una hora vienen juntos con la estilista para arreglarte—me dice mientras destapa el plato y veo una deliciosa frittata de espinacas y tomates acompañados con pan tostado. —Se ve delicioso. Ven y come un poco —
Lorenzo Hoy por fin me caso con el amor de mi vida. Me costó mucho tiempo poder ganarme la confianza de Stefano. Por muchos años desconfío de mí, y tenía toda la razón, mis acciones lastimaron a mi piccolina. Cuando me confío la seguridad de Andrea, no dude. Si tenía que ir al mismo infierno para mantenerla sana y salva, lo haría. Me sorprendió cuando me contó de su condición de matrimonio entre ambos. Entendí sus motivos y en el fondo se lo agradecí, es la oportunidad que necesitaba para volver estar cerca de Andrea. Sabía que no lo iba a tener fácil pero ni en mis más locos sueños pensé que íbamos a empezar este juego de seducción. Al principio pensé que me iba a rechazar pero me sorprendió cuando su cuerpo reaccionaba al igual que el mío. Y anoche, mi Piccola me regaló los mejores gemidos que he escuchado de su dulce boca. Ahora tengo que ganarme de nuevo su corazón y para eso tengo que ser honesto con ella. Ella debe saber que es el amor de mi vida, que mi cobardía logro que
LorenzoHan pasado casi diez años desde la última vez que la ví. Aún me tortura recordar su mirada vidriosa, llena de dolor y decepción.Esa noche que se suponía debía ser su gran evento, su primera aparición ante la sociedad piamontesa como la heredera de los viñedos “Mio Cuore”, terminó siendo su peor pesadilla.La peor parte fue que no hice nada, debí defenderla pero no podía. Si tan solo hubiera alzado mi voz, los hechos posteriores a ese evento pude haberlos evitado.Pueden llamarme cobarde, pero cómo podía reaccionar si la persona detrás de todo era mi propia hermana, Luciana. La humillación y las palabras duras de Sofía, la quebraron. Solo me quedaba esperar. Cuando pensé que los ánimos ya estaban calmados, quise verla, consolarla como debí hacerlo desde el principio, pero al llegar a la Casa Grande me enteré de la peor noticia, la habían exiliado, enviándola lejos.No pude verla, ni despedirme de ella. Lo peor, fue ver cómo su propia madre renegaba de ella. ¿Qué clase de muje