Hola mis queridos lectores, ¿Qué les pareció esa despedida de soltera? Recuerden dejar muchos likes y comentarios si les está gustando la historia. Nos leemos en el siguiente capítulo
Andrea Después de la muy inesperada aparición de Lorenzo ayer en la noche, y los múltiples orgasmos que me regaló, me costó conciliar el sueño pues aún podía sentir sus manos en mi intimidad. Ahora tengo puesto unos parches antiojeras bajo mis ojos, para tratar de disimular un poco la falta de sueño. Siento que tocan a la puerta y veo que aparece una Jenny muy sonriente con una bandeja con mi desayuno y dos tazas de café. —Buenos días, veo que tuviste una noche algo agitada—me dice mientras deja la bandeja sobre la mesa. —No lo voy a negar, fue demasiado excitante pero ahora tengo estás ojeras. Aunque no sea la boda de mis sueños no quiero parecer un mapache—digo mientras hago un puchero. —No te preocupes nena, para eso están los maquilladores. Ven y come algo que dentro de una hora vienen juntos con la estilista para arreglarte—me dice mientras destapa el plato y veo una deliciosa frittata de espinacas y tomates acompañados con pan tostado. —Se ve delicioso. Ven y come un poco —
Lorenzo Hoy por fin me caso con el amor de mi vida. Me costó mucho tiempo poder ganarme la confianza de Stefano. Por muchos años desconfío de mí, y tenía toda la razón, mis acciones lastimaron a mi piccolina. Cuando me confío la seguridad de Andrea, no dude. Si tenía que ir al mismo infierno para mantenerla sana y salva, lo haría. Me sorprendió cuando me contó de su condición de matrimonio entre ambos. Entendí sus motivos y en el fondo se lo agradecí, es la oportunidad que necesitaba para volver estar cerca de Andrea. Sabía que no lo iba a tener fácil pero ni en mis más locos sueños pensé que íbamos a empezar este juego de seducción. Al principio pensé que me iba a rechazar pero me sorprendió cuando su cuerpo reaccionaba al igual que el mío. Y anoche, mi Piccola me regaló los mejores gemidos que he escuchado de su dulce boca. Ahora tengo que ganarme de nuevo su corazón y para eso tengo que ser honesto con ella. Ella debe saber que es el amor de mi vida, que mi cobardía logro que
Andrea “La señora de Lorenzo Pasqale, hasta que la muerte nos separe” esas palabras se han quedado grabadas en mi mente. Mi corazón late emocionado y muy dentro de mí desea que sean ciertas. Una vez que la ceremonia culminó, procedimos a un almuerzo íntimo. Mi querida familia no perdió la oportunidad de lanzar su veneno pero ni Lorenzo ni yo les prestamos atención. Me sorprendió un poco mi madre, pues la noté algo emocionada. Algo en su mirada me hizo recordar la época en que aún mi padre vivía. Traté de ignorar ese sentimiento y seguí como si no lo hubiera notado. Al terminar, todos se retiraron para la fiesta que celebraremos en la noche. Cuando estoy por entrar a mi habitación siento que alguien me empuja adentro de la habitación. Mi cuerpo lo reconoce enseguida, es Lorenzo, quien me toma por la cintura y me pone mi espalda contra la puerta. Estoy atrapada entre sus musculosos brazos y siendo honesta no quiero salir de ellos. Su boca se acerca a la mía que está deseosa de volv
Andrea Cuando llegamos al salón, me sorprende ser recibidos con aplausos y silbidos. Al terminar los mismos, comienza a escucharse una canción que tenía años que no escuchaba y que hace que mi corazón lata de emoción. Lorenzo me lleva hasta el centro del salón, me envuelve en sus brazos y comienza a cantar la canción que significó tanto para nosotros, “You and me” de Lifehouse. —Es nuestra canción, amore. Solos somos tu y yo contra el mundo. Déjame amarte, ser tu compañero, tu apoyo, reparar todo el daño que te hice—me dice Lorenzo al oído mientras nuestros cuerpos se mueven al ritmo de la melodía. —Pensé que la habías olvidado—digo apenas conteniendo mis emociones. —Jamás he podido olvidarte, Andrea. Te juro que te contaré todo. No soportaría estar alejado de tí otra vez. Siempre hemos sido tú y yo, no lo olvides—finaliza antes de besarme. El beso lo interrumpimos al escuchar los aplausos de los presentes y continuamos bailando abrazados hasta que la melodía acaba. Por u
Andrea Siento mucho calor y me doy cuenta que estoy envuelta entre los brazos de Lorenzo, mi esposo. “Te amo, mi piccolina. Te amo” resuenan en mi mente y recordarlas hace que mi tonto corazón lata emocionado. Tengo que saber que pasó hace diez años y por qué se burló de mí de esa forma. No puedo negar que anoche adoró mi cuerpo y me hizo sentir la mujer mas especial. Cada beso y caricia que me daba iba impregnado con un sentimiento muy diferente a los que habíamos compartido anteriormente. Es como justo ahora, me tiene entre sus brazos como si temiera perderme. Y por un momento decido bajar mis defensas. No puedo cerrarme a lo que vaya a decirme, porque muy dentro de mí quiero creer que sus palabras no salieron por un momento de placer. Su mejilla sigue recostada sobre su amplio y duro pecho, y me atrevo a tocar con mis manos. ¿En qué momento ese jovencito de quién me enamoré se convirtió en este hombre tan musculoso? ¿Por qué me siento tan segura entre sus brazos? Mi mente no dej
Lorenzo No puedo creer lo que acaba de confesarme Andrea. Ella no atentó contra su vida pero entonces cómo quedó hospitalizada. Hasta la llevaron a psiquiatría para evaluar su estado. No entiendo nada pero el peso de sus palabras calan hondo en mi corazón. —¿Qué quieres decir que no atentaste contra tu vida? Recuerdo que te llevaron al hospital por una sobredosis de antidepresivos. Cuando me enteré creí morirme porque fue mi culpa no haberte defendido sin importar las consecuencias que tendría que afrontar—digo mientras sostengo su rostro. —No voy a negar que estaba dolida. El hombre que decía amarme me ridiculizó, mi mejor amiga me traiciona y la cereza del pastel fue mi madre tratándome como su peor error pero por ni uno de ustedes yo iba a romper la promesa que le hice a mi padre. Creeme, me rompiste el corazón porque te amaba con locura pero no eras motivo suficiente para querer dejar de vivir. Más me afectó que mi Nonno me enviara lejos y se olvidará que tenía una nieta. Pero
Roberto Me despierto de pronto cuando alguien abre las cortinas del cuarto abruptamente, la luz del sol golpea mi rostro, que me enceguece momentáneamente. No tengo que verla para saber quién es, Sofía. —Levántate, desgraciado. ¿Cómo te atreviste a avergonzarme frente a todos anoche? ¿Qué no tuvieran un matrimonio como el nuestro? ¡Mejor porque no publicaste en una valla en medio de la Vía Francigena de que te quieres divorciar porque tienes una amante!—me grita y lo único que sale de mí es una risa cansada. —¡Estás loca! ¡No me quiero divorciar porque tenga una amante! ¡Me quiero divorciar porque estoy cansado de vivir con una mujer que no me mira, no me toca, que las pocas veces que tuvimos sexo pensaba que yo era su difunto marido, que le importa muy poco su vivo pero sobre todo, estoy decepcionado de ver como la mujer que alguna vez admire y pensé que amaba es una m*****a desalmada que nunca ha amado a su propia hija! Es que m*****a seas, Sofía. ¡Andrea es tu única hija! Todos s
Sofía Hoy después de salir de casa, me subí al automóvil y como siempre quedó aquí sentada frente a la tumba del amor de mi vida, Adriano. ¿Por qué me abandonaste? Prometiste siempre estar a mi lado. Las lágrimas comienzan a bañar mi rostro. El dolor de tu partida sigue presente, Adriano. La vida ha sido muy injusta conmigo, te arrebató de mi vida, soy un fracaso como madre tanto así que mi bebé prefirió no nacer, no quiso tener el mismo destino de Andrea y por último he tenido que soportar por más de diez años estar casada con Roberto. ¿Será que nos tendieron una trampa a ambos? ¿Qué ganaban con el hecho de que yo quedara embarazada de Roberto? No voy a negar que cuando me enteré del embarazo, deseé con todo mi ser no cometer los errores que tuve con Andrea. Ahora, estoy sola, completamente sola. Roberto está a nada de dejarme y aunque quiero hacerlo sufrir, una parte de mi me dice que sus palabras son ciertas. Qué él realmente me quiso pero que mi trato lo alejó. Y nuestra hij