Hola mis queridos lectores, ya nuestra Andrea es oficialmente la señora Pasqale. ¿Que será eso que Lorenzo debe confesarle? Se nos viene la noche de bodas.
Andrea “La señora de Lorenzo Pasqale, hasta que la muerte nos separe” esas palabras se han quedado grabadas en mi mente. Mi corazón late emocionado y muy dentro de mí desea que sean ciertas. Una vez que la ceremonia culminó, procedimos a un almuerzo íntimo. Mi querida familia no perdió la oportunidad de lanzar su veneno pero ni Lorenzo ni yo les prestamos atención. Me sorprendió un poco mi madre, pues la noté algo emocionada. Algo en su mirada me hizo recordar la época en que aún mi padre vivía. Traté de ignorar ese sentimiento y seguí como si no lo hubiera notado. Al terminar, todos se retiraron para la fiesta que celebraremos en la noche. Cuando estoy por entrar a mi habitación siento que alguien me empuja adentro de la habitación. Mi cuerpo lo reconoce enseguida, es Lorenzo, quien me toma por la cintura y me pone mi espalda contra la puerta. Estoy atrapada entre sus musculosos brazos y siendo honesta no quiero salir de ellos. Su boca se acerca a la mía que está deseosa de volv
Andrea Cuando llegamos al salón, me sorprende ser recibidos con aplausos y silbidos. Al terminar los mismos, comienza a escucharse una canción que tenía años que no escuchaba y que hace que mi corazón lata de emoción. Lorenzo me lleva hasta el centro del salón, me envuelve en sus brazos y comienza a cantar la canción que significó tanto para nosotros, “You and me” de Lifehouse. —Es nuestra canción, amore. Solos somos tu y yo contra el mundo. Déjame amarte, ser tu compañero, tu apoyo, reparar todo el daño que te hice—me dice Lorenzo al oído mientras nuestros cuerpos se mueven al ritmo de la melodía. —Pensé que la habías olvidado—digo apenas conteniendo mis emociones. —Jamás he podido olvidarte, Andrea. Te juro que te contaré todo. No soportaría estar alejado de tí otra vez. Siempre hemos sido tú y yo, no lo olvides—finaliza antes de besarme. El beso lo interrumpimos al escuchar los aplausos de los presentes y continuamos bailando abrazados hasta que la melodía acaba. Por u
Andrea Siento mucho calor y me doy cuenta que estoy envuelta entre los brazos de Lorenzo, mi esposo. “Te amo, mi piccolina. Te amo” resuenan en mi mente y recordarlas hace que mi tonto corazón lata emocionado. Tengo que saber que pasó hace diez años y por qué se burló de mí de esa forma. No puedo negar que anoche adoró mi cuerpo y me hizo sentir la mujer mas especial. Cada beso y caricia que me daba iba impregnado con un sentimiento muy diferente a los que habíamos compartido anteriormente. Es como justo ahora, me tiene entre sus brazos como si temiera perderme. Y por un momento decido bajar mis defensas. No puedo cerrarme a lo que vaya a decirme, porque muy dentro de mí quiero creer que sus palabras no salieron por un momento de placer. Su mejilla sigue recostada sobre su amplio y duro pecho, y me atrevo a tocar con mis manos. ¿En qué momento ese jovencito de quién me enamoré se convirtió en este hombre tan musculoso? ¿Por qué me siento tan segura entre sus brazos? Mi mente no dej
Lorenzo No puedo creer lo que acaba de confesarme Andrea. Ella no atentó contra su vida pero entonces cómo quedó hospitalizada. Hasta la llevaron a psiquiatría para evaluar su estado. No entiendo nada pero el peso de sus palabras calan hondo en mi corazón. —¿Qué quieres decir que no atentaste contra tu vida? Recuerdo que te llevaron al hospital por una sobredosis de antidepresivos. Cuando me enteré creí morirme porque fue mi culpa no haberte defendido sin importar las consecuencias que tendría que afrontar—digo mientras sostengo su rostro. —No voy a negar que estaba dolida. El hombre que decía amarme me ridiculizó, mi mejor amiga me traiciona y la cereza del pastel fue mi madre tratándome como su peor error pero por ni uno de ustedes yo iba a romper la promesa que le hice a mi padre. Creeme, me rompiste el corazón porque te amaba con locura pero no eras motivo suficiente para querer dejar de vivir. Más me afectó que mi Nonno me enviara lejos y se olvidará que tenía una nieta. Pero
Roberto Me despierto de pronto cuando alguien abre las cortinas del cuarto abruptamente, la luz del sol golpea mi rostro, que me enceguece momentáneamente. No tengo que verla para saber quién es, Sofía. —Levántate, desgraciado. ¿Cómo te atreviste a avergonzarme frente a todos anoche? ¿Qué no tuvieran un matrimonio como el nuestro? ¡Mejor porque no publicaste en una valla en medio de la Vía Francigena de que te quieres divorciar porque tienes una amante!—me grita y lo único que sale de mí es una risa cansada. —¡Estás loca! ¡No me quiero divorciar porque tenga una amante! ¡Me quiero divorciar porque estoy cansado de vivir con una mujer que no me mira, no me toca, que las pocas veces que tuvimos sexo pensaba que yo era su difunto marido, que le importa muy poco su vivo pero sobre todo, estoy decepcionado de ver como la mujer que alguna vez admire y pensé que amaba es una m*****a desalmada que nunca ha amado a su propia hija! Es que m*****a seas, Sofía. ¡Andrea es tu única hija! Todos s
Sofía Hoy después de salir de casa, me subí al automóvil y como siempre quedó aquí sentada frente a la tumba del amor de mi vida, Adriano. ¿Por qué me abandonaste? Prometiste siempre estar a mi lado. Las lágrimas comienzan a bañar mi rostro. El dolor de tu partida sigue presente, Adriano. La vida ha sido muy injusta conmigo, te arrebató de mi vida, soy un fracaso como madre tanto así que mi bebé prefirió no nacer, no quiso tener el mismo destino de Andrea y por último he tenido que soportar por más de diez años estar casada con Roberto. ¿Será que nos tendieron una trampa a ambos? ¿Qué ganaban con el hecho de que yo quedara embarazada de Roberto? No voy a negar que cuando me enteré del embarazo, deseé con todo mi ser no cometer los errores que tuve con Andrea. Ahora, estoy sola, completamente sola. Roberto está a nada de dejarme y aunque quiero hacerlo sufrir, una parte de mi me dice que sus palabras son ciertas. Qué él realmente me quiso pero que mi trato lo alejó. Y nuestra hij
Andrea Abro mis ojos y veo que a través de las cortinas se filtran pequeños rayos de la luz del día. Trato de moverme y mi cuerpo se queja, y como no se va a quejar si Lorenzo no me dió tregua en toda la noche. Perdí la cuenta de cuantas veces me corrí. Aún con lo adolorida que estoy mi cuerpo está en un constante deseo de ser poseído por Lorenzo. Y es justo en ese momento que me doy cuenta que no está en la cama. ¿Dónde estás? Será que me va a dejar aquí encerrada en esta cabaña y con este clima donde hay pronósticos de nevadas. Y aunque no quiera el pánico comienza a hacerse presente, sintiendo que me falta el aire. En eso se abre la puerta y aparece ese hombre que ha sido dueño de todos mis orgasmos, vestido solo con un pantalón deportivo que le cae justo en las calderas. Trae consigo una bandeja con lo que creo es el desayuno. Mi boca se seca al ver ese monumento de hombre, que me regala una sonrisa que hace que mi muy adolorida intimidad se humedezca una vez más. M*****a se
Lorenzo Mi piccolina me sorprendió cuando sentí sus delicadas manos sobre mi cuerpo. Estaba tan absorto en mis pensamientos que no la sentí hasta que sus dedos hicieron contacto con mi piel y la descarga eléctrica que nos conecta recorrió todo mi cuerpo. Sé que tengo mucho camino por recorrer hasta obtener su perdón, que este segura que por ella daría mi vida si fuera necesario. Aunque su honestidad me golpeó, tengo la esperanza de volver a recuperar su amor. Nuestra pequeña sesión en el baño fue de lo más intensa. Nunca pensé que sería ella quien iniciaría este encuentro. No así, no cuando acababa de decirme que se encuentra dividida entre lo que le dice su mente y su corazón. Ahora que sabe que esa cabaña es suya, no ha podido borrar su hermosa sonrisa de su rostro. Si, estoy seguro que este será nuestro refugio cuando queramos escapar del mundo y amarnos hasta el cansancio. Ahora la veo como juega con sus dedos que golpean la pequeña mesa que está frente a nosotros en el avión