8 - Quiero el divorcio

Sofía

¿Que estaría pensando el viejo Stefano con dejarle todo a la inútil de mi hija? Aunque debo decir que me sorprendió la seguridad con la que habla.

No puedo creer que se haya atrevido a echarme, a mí, su propia madre de Mio Cuore. Si bien es cierto, que ese lugar nunca fue de mi agrado, es lo único que me quedaba del recuerdo de Adriano.

Hasta eso me lo arrebato la mocosa esa, mi Adriano, no hay día que no lo extrañe. Ni aún casándome con Roberto, he podido olvidarlo.

¿Cómo se puede olvidar al amor de tu vida? Sé que al principio, Stefano pensó que yo era una arribista que solo me había acercado a su hijo por su dinero.

En ese entonces, lo entendí. Adriano era uno de los solteros más cotizados. Era el heredero de Mio Cuore, el mejor viñedo de Piamonte, y yo apenas una simple aspirante a modelo, proveniente de un pequeño pueblo.

El destino hizo de las suyas y en uno de mis primeros trabajos, lo conocí. Era una fiesta benéfica y yo tenía que modelar o enseñar los objetos a ser subastados.

Fue amor a primera vista, nuestras miradas se conectaron y esos hermosos ojos oscuros me hipnotizaron. La verdad, no sabía quién era él, hasta cuándo pujó por un hermoso juego de collar y aretes de rubíes.

Cuando lo ví ganar, tuve algo de decepción, puesto que la mujer que era merecedora de tan bello juego debía ser su prometida.

Pero mi sorpresa fue mayor, cuando al terminar la subasta y el baile iba a comenzar, Adriano se me acercó, como un cazador buscando a su presa y yo digamos, no opuse mucha resistencia.

No tenía sueños ni ilusiones, estaba más que consciente que para un hombre capaz de comprar de un chasqueo piezas de tan alto valor no pondría sus ojos en alguien como yo, solo sería la aventura de una noche o eso creía yo.

En toda la velada, Adriano, me trató como todo un caballero. Cada segundo a su lado me hizo sentir especial, que no le importaba que no fuera de su mismo estatus social.

Esa noche, le entregué mi primera vez y desde esa noche, él fue dueño de mi cuerpo y mi alma, hasta que ese maldito día llegó, el día que perdí al amor de mi vida.

Hasta eso me arrebató esa mocosa, tenerlo entre sus brazos dando su último aliento, siempre pensando en ella.

Después de perderlo, mi mundo se vio sumido en la oscuridad. Pasaba noches en bares, ahogada en el alcohol tratando de borrar el dolor tan grande que tenía en mi corazón.

Stefano estaba preocupado, veía el estado emocional que estaba. Estaba tan deprimida que hubo días que salir de la cama se me hacía imposible.

Eso fue hasta que un día Roberto, me encontró saliendo de un bar de un hombre desconocido, inconsciente. Estaba tan perdida en el alcohol, que ese hombre se iba a aprovechar de mí.

Roberto me salvó no solo esa noche. Me motivó a buscar ayuda, buscar una razón para querer vivir. Me recordaba que tenía aún una hija que necesitaba de mí, y sé que era así. Andrea, se volvió retraída. Pero mi dolor era tan grande, que solo veía el mío propio.

La presencia constante de Roberto en mi vida y el parecido que tenía con Adriano, provocaron que una noche las cosas salieran de control.

Mi cuerpo dejó de ser exclusivo de mi amado esposo, lo había profanado teniendo sexo con su primo. Lo peor de todo es que no podía culpar al alcohol, estaba sobria pues ya había ido a buscar ayuda.

No sé cómo el maldito de Francesco se enteró, pero amenazó con exponerme ante la sociedad por mi falta de moral. No podía permitir que lastimaran a Andrea o Stefano. Una noticia mal intencionada, dañaría la imagen no solo de la familia sino de Mio Cuore.

Así que acepté su oferta, me casaría con Roberto y propondría que Romina entrara a formar parte de Mio Cuore. Convencer a Stefano no fue difícil, pues creyó que Roberto me había ayudado de mi depresión.

Andrea no aceptó bien la noticia, y claro que la entendía. Estaba cambiando el calor de padre en mi cama por su primo. Pero ya la decisión ya estaba tomada y ella tendría que aprender que la vida no es justa.

Y ahora, mi propia hija me saca del único lugar donde aún puedo sentir la presencia de Adriano. Todo por no querer compartir la mesa con su nana. Diría que sus palabras me hirieron pero la verdad lo que más me dolió fue ver que escogiera a la servidumbre que a su propia familia.

Salgo de mis pensamientos, al ver llegar a Roberto muy sonriente. Lo más seguro es que viene de ver a su amante de turno. El muy estúpido piensa que no se que me es infiel y que tengo evidencias más que suficiente para pedirle el divorcio.

Pero no me la gana que sea feliz, quiero que sufra igual que yo. Nuestro matrimonio se acabó desde el momento que deje de imaginar que quien estaba teniendo relaciones era con Adriano, y no mi esposo.

—Bienvenido a casa, esposito—le digo sarcásticamente y él me regala una mirada seria, que por algún motivo me incómoda.

—Milagro que estás en casa y no gastando dinero en alguna tienda de lujo—me responde el infeliz y yo le sonrió.

—Para poder gastar y comprar lo que me gusta, debo tener un esposo que sea millonario y eso querido no lo eres. Bueno, ahora con la participación que te dejo Stefano, puede que subas de estatus—le digo para provocarlo y veo cómo mis palabras provocan que una gran sonrisa se dibuje en su rostro.

—Pues tendrás que buscarte a otro hombre al que puedas sacarle dinero como al tonto de mi primo—me dice el desgraciado y quiero borrarle la sonrisa burlona que me regala—Quiero el divorcio, Sofía. No soporto un día más a tu lado—me dice, dejándome sin habla, sorprendida.

Sissi M

Hola, aquí les dejo un nuevo capítulo. Que les pareció Sofía. Si les está gustando la historia me dejan un comentario y me gusta. Así la historia llegará a más personas que puedan conocerla. Gracias por su apoyo y nos leemos en el próximo capítulo.

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