7 - Mis condiciones

Andrea

Lorenzo tiene que estar mal de la cabeza para proponerme un matrimonio por contrato. Acaso no se acuerda de lo que sucedió hace años. Aún tengo grabada su mirada, como me vió, y ahora pretende que acepte esa propuesta.

Logro por fin deshacerme de su agarre, y estoy dispuesta a irme al escuchar las propuesta de Lorenzo, cuando las palabras que salen de su boca me detienen. “Sabes que te conviene aceptar mi oferta, Andrea. O es que ahora quieres que Francesco se haga dueño y señor del viñedo.

Me quedo sin palabras por unos segundos, analizando sus palabras. Lorenzo sabe algo. ¿Cómo sabe de mis sospechas? ¿Mi nonno le habrá contado? Todas estas dudas surgen y vuelvo a sentarme. Esta vez algo alejada para no permitir que vuelva a tomar mis manos.

—¿Cómo tú sabes que me conviene?—le pregunto, mirándolo fijamente y él me brinda una sonrisa cansada.

—Como ya te dije Andrea, tu nonno me pidió que cuidara de tí. La última vez que fue a visitarte, no sé que pasó entre ustedes. Pero sé que fue algo muy fuerte, para que no regresarás hasta ahora. Hay muchas cosas que has creído de forma equivocada, pero te aseguro que no soy tu enemigo. Jamás lo he sido. Con este contrato que te ofrezco, pondremos los límites y fecha de caducidad. ¿Qué dices?—me pregunta y la verdad no sé que hacer.

Sospecho que él sabe más de lo que me dice. Pero no puedo permitir que Francesco se haga con lo que mi nonno y mi padre tanto trabajaron. Ya una vez, lograron que me fuera pero esta vez debo ser fuerte y darles la pelea.

—Necesito saber que ganas. No puedo creer que estés dispuesto a sacrificarte en un matrimonio por tres años con una mujer que no te gusta—le digo y veo como su mirada se pone oscura, intensa, la cuál hace que mi cuerpo sienta un leve escalofrío.

—Mis razones las sabrás con el tiempo. Sé muy bien que no confías en mí y acepto que es mi culpa. Siento mucho lo que pasó hace años pero espero que durante nuestro matrimonio puedas perdonarme—me dice y por alguna razón siento que sus palabras son ciertas.

—Si rechazo esta condición, sé que Mio Cuore se pondrá en venta y el primer comprador será Francesco. Está bien, acepto tu propuesta. Tendremos un matrimonio por contrato. Mi única condición es que si vas a tener una amante, seas discreto—le digo y Lorenzo me mira molesto.

—Primero quiero aclarar que durante el tiempo que estemos casados no tendré una amante. A pesar que sea un matrimonio por contrato, voy a respetarte. Además conociendo a tu familia lo más seguro es que nos tengan vigilados para comprobar si somos un matrimonio real—me dice y yo asiento. Tiene razón, una infidelidad lo usarían en mi contra y no puedo permitirles eso.

—Eres hombre y estoy segura que tienes necesidades. No creo que te vayas a convertir en monje—le digo y por alguna razón me arrepiento cuando veo que me brinda una sonrisa.

—Para eso voy a tener a mi esposa. Mi única condición es que el hijo que vayamos a tener, lo haremos de la manera tradicional—me dice y yo me quedo sin aliento. ¿ Escuché bien? ¿Lorenzo quiere que tengamos relaciones sexuales durante nuestro matrimonio? Aunque debería estar molesta por alguna razón mi cuerpo reacciona y me excito.

—Hoy estás de bromista, verdad. Para tener sexo, hay que tener atracción y eso entre tu y yo no existe—Miento descaradamente y me arrepiento enseguida porque me deja sorprendida la reacción de Lorenzo, que se levanta de su silla y en segundos lo tengo frente a mi sosteniendo mi rostro entre sus manos.

—Hablo muy en serio, Andrea. En estos tres años seremos un matrimonio de verdad, serás mi mujer y yo seré tu hombre. Y sobre tener atracción, tu y yo sabemos que eso es lo que sobra entre nosotros. Tu boca dice una cosa pero tu cuerpo, mi amorina, no miente. Yo voy a cumplir todas tus necesidades, mi amore—me dice y me roba un beso. Trato en vano de resistirme pero cedo cuando su lengua invade mi boca, dejándome sin aliento.

Mi maldito cuerpo traidor no me permite escapar de este beso demandante, que me humedece y hace que un gemido salga de mi boca. Esto hace que Lorenzo, bajo una de sus manos hacia mi trasero que toca descaradamente, chocando contra su pecho musculoso.

Por ahora, Lorenzo me tiene entre sus manos. No voy a negar que esto que me está haciendo sentir me tiene deseosa de más. Hoy ganó esta batalla pero aún no gana la guerra.

POV DESCONOCIDO

Por fin estoy de regreso después de un largo viaje de negocios. Lo único bueno de este viaje a Asia fue que conocí varios inversionistas, los cuales espero se conviertan en socios comerciales.

Abro la puerta de mi departamento, y veo una figura parada, sosteniendo un vaso con licor, frente al gran ventanal que ilumina la sala. ¿Qué hace aquí? Respiro hondo, cierro la puerta apenas cruzo el umbral, me deshago de mis zapatos y dejo mi equipaje de viaje en el recibidor.

—Quedamos que no me buscarías más. No puedes seguir apareciendo en mi departamento cada vez que tienes problemas con tu esposa—le digo al hombre en cuestión que toma de un solo trago la bebida que tenía en el vaso, el cual deja sobre la mesa ratona.

—Andrea, regresó a Mio Cuore. Stefano la dejó como dueña de todo, así que te imaginarás cómo está Sofía—me dice y me gustaría decir que siento lástima por el hombre que tengo frente a mí pero él solo tiene la culpa.

—Ya me imagino, aún así eso qué tiene que ver con el hecho que estés en mi casa. Roberto, lo nuestro terminó cuando decidiste que no podrías seguir siendo infiel a Sofía—le digo y él se gira, mirándome con una mirada lujuriosa que humedece mi centro.

—Te he extrañado como no tienes idea. Desde que te dije esa estupidez de terminar lo nuestro, no hay día en el que no estés en mis pensamientos, en mis sueños—me dice acercándose, hasta que lo tengo cerca y me toma entre sus brazos, levantándome y por instinto rodeo su cintura con mis piernas.

—No soy un juguete al que puedes usar y luego descartar, Lorenzo—le digo y siento como me aprieta contra su cuerpo y su boca busca la mía con deseo, ansiedad y añoranza.

—Jamás, nunca lo has sido. Voy a divorciarme de Sofía, no puedo seguir viviendo más en esta farsa. Merezco ser feliz y tú eres mi felicidad—me dice y nuestras bocas una vez van a su encuentro, besándonos y que es solo el inicio de una larga y deliciosa noche.

Sissi M

Espero les esté gustando esta historia, me apoyan con sus likes y dejándome un comentario. Así está historia les llegará a muchas más. ¿Qué opinan de la condición de Lorenzo?

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