Andrea
Lorenzo tiene que estar mal de la cabeza para proponerme un matrimonio por contrato. Acaso no se acuerda de lo que sucedió hace años. Aún tengo grabada su mirada, como me vió, y ahora pretende que acepte esa propuesta. Logro por fin deshacerme de su agarre, y estoy dispuesta a irme al escuchar las propuesta de Lorenzo, cuando las palabras que salen de su boca me detienen. “Sabes que te conviene aceptar mi oferta, Andrea. O es que ahora quieres que Francesco se haga dueño y señor del viñedo. Me quedo sin palabras por unos segundos, analizando sus palabras. Lorenzo sabe algo. ¿Cómo sabe de mis sospechas? ¿Mi nonno le habrá contado? Todas estas dudas surgen y vuelvo a sentarme. Esta vez algo alejada para no permitir que vuelva a tomar mis manos. —¿Cómo tú sabes que me conviene?—le pregunto, mirándolo fijamente y él me brinda una sonrisa cansada. —Como ya te dije Andrea, tu nonno me pidió que cuidara de tí. La última vez que fue a visitarte, no sé que pasó entre ustedes. Pero sé que fue algo muy fuerte, para que no regresarás hasta ahora. Hay muchas cosas que has creído de forma equivocada, pero te aseguro que no soy tu enemigo. Jamás lo he sido. Con este contrato que te ofrezco, pondremos los límites y fecha de caducidad. ¿Qué dices?—me pregunta y la verdad no sé que hacer. Sospecho que él sabe más de lo que me dice. Pero no puedo permitir que Francesco se haga con lo que mi nonno y mi padre tanto trabajaron. Ya una vez, lograron que me fuera pero esta vez debo ser fuerte y darles la pelea. —Necesito saber que ganas. No puedo creer que estés dispuesto a sacrificarte en un matrimonio por tres años con una mujer que no te gusta—le digo y veo como su mirada se pone oscura, intensa, la cuál hace que mi cuerpo sienta un leve escalofrío. —Mis razones las sabrás con el tiempo. Sé muy bien que no confías en mí y acepto que es mi culpa. Siento mucho lo que pasó hace años pero espero que durante nuestro matrimonio puedas perdonarme—me dice y por alguna razón siento que sus palabras son ciertas. —Si rechazo esta condición, sé que Mio Cuore se pondrá en venta y el primer comprador será Francesco. Está bien, acepto tu propuesta. Tendremos un matrimonio por contrato. Mi única condición es que si vas a tener una amante, seas discreto—le digo y Lorenzo me mira molesto. —Primero quiero aclarar que durante el tiempo que estemos casados no tendré una amante. A pesar que sea un matrimonio por contrato, voy a respetarte. Además conociendo a tu familia lo más seguro es que nos tengan vigilados para comprobar si somos un matrimonio real—me dice y yo asiento. Tiene razón, una infidelidad lo usarían en mi contra y no puedo permitirles eso. —Eres hombre y estoy segura que tienes necesidades. No creo que te vayas a convertir en monje—le digo y por alguna razón me arrepiento cuando veo que me brinda una sonrisa. —Para eso voy a tener a mi esposa. Mi única condición es que el hijo que vayamos a tener, lo haremos de la manera tradicional—me dice y yo me quedo sin aliento. ¿ Escuché bien? ¿Lorenzo quiere que tengamos relaciones sexuales durante nuestro matrimonio? Aunque debería estar molesta por alguna razón mi cuerpo reacciona y me excito. —Hoy estás de bromista, verdad. Para tener sexo, hay que tener atracción y eso entre tu y yo no existe—Miento descaradamente y me arrepiento enseguida porque me deja sorprendida la reacción de Lorenzo, que se levanta de su silla y en segundos lo tengo frente a mi sosteniendo mi rostro entre sus manos. —Hablo muy en serio, Andrea. En estos tres años seremos un matrimonio de verdad, serás mi mujer y yo seré tu hombre. Y sobre tener atracción, tu y yo sabemos que eso es lo que sobra entre nosotros. Tu boca dice una cosa pero tu cuerpo, mi amorina, no miente. Yo voy a cumplir todas tus necesidades, mi amore—me dice y me roba un beso. Trato en vano de resistirme pero cedo cuando su lengua invade mi boca, dejándome sin aliento. Mi maldito cuerpo traidor no me permite escapar de este beso demandante, que me humedece y hace que un gemido salga de mi boca. Esto hace que Lorenzo, bajo una de sus manos hacia mi trasero que toca descaradamente, chocando contra su pecho musculoso. Por ahora, Lorenzo me tiene entre sus manos. No voy a negar que esto que me está haciendo sentir me tiene deseosa de más. Hoy ganó esta batalla pero aún no gana la guerra. POV DESCONOCIDO Por fin estoy de regreso después de un largo viaje de negocios. Lo único bueno de este viaje a Asia fue que conocí varios inversionistas, los cuales espero se conviertan en socios comerciales. Abro la puerta de mi departamento, y veo una figura parada, sosteniendo un vaso con licor, frente al gran ventanal que ilumina la sala. ¿Qué hace aquí? Respiro hondo, cierro la puerta apenas cruzo el umbral, me deshago de mis zapatos y dejo mi equipaje de viaje en el recibidor. —Quedamos que no me buscarías más. No puedes seguir apareciendo en mi departamento cada vez que tienes problemas con tu esposa—le digo al hombre en cuestión que toma de un solo trago la bebida que tenía en el vaso, el cual deja sobre la mesa ratona. —Andrea, regresó a Mio Cuore. Stefano la dejó como dueña de todo, así que te imaginarás cómo está Sofía—me dice y me gustaría decir que siento lástima por el hombre que tengo frente a mí pero él solo tiene la culpa. —Ya me imagino, aún así eso qué tiene que ver con el hecho que estés en mi casa. Roberto, lo nuestro terminó cuando decidiste que no podrías seguir siendo infiel a Sofía—le digo y él se gira, mirándome con una mirada lujuriosa que humedece mi centro. —Te he extrañado como no tienes idea. Desde que te dije esa estupidez de terminar lo nuestro, no hay día en el que no estés en mis pensamientos, en mis sueños—me dice acercándose, hasta que lo tengo cerca y me toma entre sus brazos, levantándome y por instinto rodeo su cintura con mis piernas. —No soy un juguete al que puedes usar y luego descartar, Lorenzo—le digo y siento como me aprieta contra su cuerpo y su boca busca la mía con deseo, ansiedad y añoranza. —Jamás, nunca lo has sido. Voy a divorciarme de Sofía, no puedo seguir viviendo más en esta farsa. Merezco ser feliz y tú eres mi felicidad—me dice y nuestras bocas una vez van a su encuentro, besándonos y que es solo el inicio de una larga y deliciosa noche.Espero les esté gustando esta historia, me apoyan con sus likes y dejándome un comentario. Así está historia les llegará a muchas más. ¿Qué opinan de la condición de Lorenzo?
Sofía ¿Que estaría pensando el viejo Stefano con dejarle todo a la inútil de mi hija? Aunque debo decir que me sorprendió la seguridad con la que habla. No puedo creer que se haya atrevido a echarme, a mí, su propia madre de Mio Cuore. Si bien es cierto, que ese lugar nunca fue de mi agrado, es lo único que me quedaba del recuerdo de Adriano. Hasta eso me lo arrebato la mocosa esa, mi Adriano, no hay día que no lo extrañe. Ni aún casándome con Roberto, he podido olvidarlo. ¿Cómo se puede olvidar al amor de tu vida? Sé que al principio, Stefano pensó que yo era una arribista que solo me había acercado a su hijo por su dinero. En ese entonces, lo entendí. Adriano era uno de los solteros más cotizados. Era el heredero de Mio Cuore, el mejor viñedo de Piamonte, y yo apenas una simple aspirante a modelo, proveniente de un pequeño pueblo. El destino hizo de las suyas y en uno de mis primeros trabajos, lo conocí. Era una fiesta benéfica y yo tenía que modelar o enseñar los objetos a se
LorenzoHan pasado casi dos semanas desde la última vez que ví a Andrea. Aún me duelen las pelotas del golpe que me dió según ella por propasarme.Pero no me arrepiento, haber podido sentir sus dulces labios, los cuales me confieso ya soy adicto a ellos. Amo todo de ella hasta su carácter indomable.Escucharla gemir entre mis brazos fue tan sublime que estoy seguro que ahí mismo la hubiera hecho mía pero la magia terminó cuando mi piccolina me golpeó mi entrepierna con su rodilla.Sé que no confía en mí, pero soy su mejor opción. Tendré la paciencia suficiente hasta que ella confíe en mí y se de cuenta de mis sentimientos por ella.—Hola, fratello—me saluda Luciana, sacándome de mis pensamientos y la verdad es la última persona que quiero ver, sobre todo ahora que Andrea está de regreso.—Hola, no sabía que habías regresado. ¿A qué debo el honor de tu visita?—le pregunto y ella se acerca a la silla frente a mi escritorio.—Si alguien te escucha, pensaría que no te es grata mi presenci
LorenzoHan pasado casi diez años desde la última vez que la ví. Aún me tortura recordar su mirada vidriosa, llena de dolor y decepción.Esa noche que se suponía debía ser su gran evento, su primera aparición ante la sociedad piamontesa como la heredera de los viñedos “Mio Cuore”, terminó siendo su peor pesadilla.La peor parte fue que no hice nada, debí defenderla pero no podía. Si tan solo hubiera alzado mi voz, los hechos posteriores a ese evento pude haberlos evitado.Pueden llamarme cobarde, pero cómo podía reaccionar si la persona detrás de todo era mi propia hermana, Luciana. La humillación y las palabras duras de Sofía, la quebraron. Solo me quedaba esperar. Cuando pensé que los ánimos ya estaban calmados, quise verla, consolarla como debí hacerlo desde el principio, pero al llegar a la Casa Grande me enteré de la peor noticia, la habían exiliado, enviándola lejos.No pude verla, ni despedirme de ella. Lo peor, fue ver cómo su propia madre renegaba de ella. ¿Qué clase de muje
AndreaMio Cuore, el lugar que por mucho tiempo consideré mi hogar, donde tengo los más hermosos recuerdos y también los peores.Pensar en Mio Cuore, hace que las emociones que he reprimido por años quieran salir a flote. No puedo permitir que nadie vea mi vulnerabilidad, ya no más. La única persona que realmente me conoce es mi Nana, María. Ella y yo hemos vivido en el exilio que me impuso mi abuelo, por el escándalo generado.Los recuerdos de esa noche quieren hacerse presente por lo que pido a la azafata una copa de vino. ¡CONTROLATE ANDREA! Me reprendo a mi misma, no puedes demostrar debilidad a tus enemigos. Salgo de mis pensamientos a escuchar a mi nana.— Mi niña es muy temprano para una copa de vino — me dice mi nana pero yo la ignoro.— Lo necesito, solo pensar que voy a entrar a ese nido de víboras hace que se me revuelva el estómago. Tengo que controlarme y el vino es lo único que hay para calmarme — le contesto y ella solo niega con su cabeza.—Puede que en estos años, el
AndreaMientras el avión desciende me fijo en el hermoso paisaje a través de mi ventana. El cielo, celeste intenso con algunas nubes que lo adornan. El sol brilla en lo alto, majestuoso como siempre. Me vuelvo a recordar las palabras que me dijo mi papá en mi sueño y quisiera creerlas, pero la realidad es que mi presencia es un mero requisito para la lectura del testamento de mi nonno.Por algunos minutos me invade la culpa, cuando se vienen a mi mente las palabras que mi Nana me dijo hace poco, que mi nonno quiso verme en sus últimos días y me recuerdo las últimas palabras que le dije y que a pesar que en sus últimos días me rogó que regresara, mi orgullo fue más fuerte y ahora, solo quedan en mi mente y corazón las palabras que no nos dijimos y ya es tarde. Mi nonno ya no está entre nosotros, lo único que me unía a estas tierras. Los recuerdos de mi infancia se hacen presente, de cómo me llevaba en el lomo de su caballo “Emperador” mientras hacía sus recorridos diarios por los dife
LorenzoVerla tan altiva, hablándole de esa forma a Sofía, hace que mi corazón se acelere y mi vista quede fija en ella. Está más hermosa desde la última vez que la ví, justo en esta casa.—Bienvenida, querida—le dice Roberto, el esposo de Sofía, quien se ha levantado para ir a saludarla.—Gracias por este gran recibimiento, estoy segura que no esperaban verme por estas tierras—contesta con una gran sonrisa dibujada en sus labios.—No digas eso, hija. Siempre te hemos extrañado—contesta Roberto, quien le hace señas a Sofía para que vaya a saludar a su hija, pero esto se rehúsa.—La verdad no estoy aquí para un reencuentro familiar, solo vine porque los abogados de mi abuelo me indicaron que mi presencia era requerida para la lectura del testamento—dice Andrea, que se quita las gafas oscuras que tenía puesta y nuestras miradas se cruzan en ese momento. El contacto es breve y es roto cuando ella se dirige a uno de los asientos acompañada por su nana.—No pretendes saludar a tu madre, ni
AndreaMi nonno debió estar loco o los medicamentos que tomaba le hicieron alucinar. Aunque no lo iba a aceptar frente a todos, estoy totalmente de acuerdo con Francesco. Es una total locura, yo, Andrea, casarme con Lorenzo.El muy desgraciado sigue estando guapo, que digo guapo, es todo un maldito monumento. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí como mi corazón dejó de latir al sentir lo profundo de su mirada, como si pudiera leer mis pensamientos.Para mí maldita mala suerte, al momento de la lectura del testamento, el licenciado Marcucci le asignó justo el asiento detrás mío.Su sola presencia hizo que todo mi cuerpo reaccionará. Me costó demasiado mantener mi actitud estoica, falta de emociones. Aún tengo los vellos en mi nuca erizados, porque el muy descarado no dejó de posar su mirada en mí.Francesco sigue gritando como un loco, que va a impugnar el testamento y por querer sacarlo de quicio, le regalo una sonrisa.—Señor Francesco, debe controlarse, ya le dije que está
AndreaNo voy a negar que a pesar del cansancio, me costó demasiado poder conciliar el sueño. Por una parte, la responsabilidad de hacerme cargo de Mio Cuore.Sé que soy más que capaz, lo he demostrado estos años. Soy una vinícola experta, reconocida por la industria, pero tal parece que mi querida familia no está al tanto de esto.Voy a tener que llamar a mi asistente, Jennifer, ya que necesito personas de confianza a mi alrededor. Tendré que llamar a Jeff, mi socio, para que se encargue del negocio.Me miro una última vez antes de salir de la habitación, a enfrentarme a las víboras. Espero que hayan tenido la decencia de no querer tomar el desayuno afuera y no en casa.Bajo las escaleras, armandome de paciencia por el drama seguro que me espera tan temprano. Al llegar al comedor, niego con la cabeza al escuchar la discusión que tienen mi madre y Roberto. No escucho la voz de Renata, Romina ni Francesco, lo que sería un alivio solo tener que enfrentar a mi adorada madre.— No puedes