Lorenzo
Tener a Andrea, aquí en mi automóvil junto a mi es un sueño hecho realidad. Por años soñé con esta posibilidad, pero ahora es una realidad. Estoy seguro que ella tratará que este matrimonio solo sea de papel, pero yo no lo voy a aceptar.
Estoy preparado a negociar para que acepte mi propuesta. Si le digo que quiero un matrimonio de verdad para el resto de nuestras vidas me trataría de loco, y bueno si lo acepto, estoy loco por ella.
Andrea cree que no sé nada de ella, pero está muy equivocada. He seguido de cerca su vida desde que el difunto señor Stefano la envió a San Francisco. Sé lo mucho que sufrió haberse alejado de los recuerdos de su padre, pero gracias a Dios, siempre ha tenido a Maria a su lado.
Quise estar a su lado, después del escándalo, pero la m*****a de Romina me tenía amenazado con levantarme una acusación por corrupción de menores. La muy desgraciada sabía del contenido del diario de Andrea, gracias a mi hermana, Luciana. De nadie era desconocido que yo le tenía un cariño especial a mi piccolina, pero nunca pensé que ese amor puro podría ser juzgado como algo tan sucio como lo decía Romina.
Si a esto le sumamos que tenía el hecho de que mi propia hermana, Luciana fuera la causante de la crisis que Andrea sufrió y tomará la decisión de lastimarse. ¿Cómo me podría acercar a ella si mi hermana era la causante de su sufrimiento?
Pero eso no fue impedimento para cuidarla y protegerla desde las sombras. El señor Stefano por alguna razón siempre supo de mis sentimientos por ella. Por eso cuando me llamó hace unos meses para proponerme la idea del matrimonio con Andrea, no dude en aceptar.
Yo siempre voy a protegerla, ella es el amor de mi vida. Desde que la ví recién nacida en brazos de su padre, supe que esa bebé iba a ser especial y si que lo ha sido. Era la niña más alegre y amorosa que he conocido. Cuando Luciana se hizo su mejor amiga, inocentemente pensé que iba a ser alguien que la iba a apoyar siempre sobre todo después de la muerte de Adriano.
Mi amorina, se convirtió en una niña retraída, dejó de reir, descuidando hasta su apariencia. Aún asi, para mi, ella era la niña más hermosa en toda Italia. Cuando salíamos de paseo, la veía tener ese brillo especial en sus ojos.
Cuando llego a la adolescencia, ya se veía lo hermosa que se iba a convertir. Pero desgraciadamente, llegó esa fiesta y mi pobre piccola fue humillada y despreciada por todos. No pude intervenir por las amenazas de Romina, quien me obligó ir acompañado de su insoportable hermana, Renata.
Pero eso ya es pasado, ahora estoy aquí con mi amore, a punto de sellar nuestro futuro juntos. Estoy seguro, que con el tiempo que estemos casados, lograré reconquistarla y formar la familia que tanto ella desea.
Llegamos al Ristorante, donde tengo un reservado al que pedí que arreglaran con sus flores favoritas, tulipanes. Quiero sorprenderla y vea que mis intenciones con ellas son de ser su aliado en contra de Francesco y su descendencia.
El valet, toma las llaves de mi automóvil, mientras que el hostess nos recibe con una cálida sonrisa e inmediatamente nos guía hasta la pequeña sala.
No me pasa desapercibido el brillo en los ojos de Andrea al ver el salón lleno de tulipanes de diferentes colores dispuestos de una forma armónica brindando un ambiente cálido. Justo el ambiente que necesitamos para la conversación que vamos a tener.
El hostess la ayuda a sentarse a la mesa, mientras yo me siento en la silla que esta justo al frente de ella. Andrea no para de observar el lugar bellamente decorado y me emociona verla así, que le haya gustado este detalle. Nos entrega el menú de los platillos y de vino. Por inercia, solicito un Moscato de Ember Vines, un vino californiano relativamente nuevo en el mercado, acto que hace que Andrea me mire sorprendida.
—Bueno, a mi se me apetece una pasta cacio e p**e. ¿Qué se te apetece, amore?-- pregunto y ella me mira queriendo leer mis pensamientos. Si ella supiera mis pensamientos, quedaría escandalizada. ¿Será que ella le gustaría que le hiciera todo lo que me imagino?
—Para mi estaría bien una pasta tonno e limone. Pero más importante que la comida, creo que debemos hablar del tema que nos tiene aquí—me dice y yo asiento.
—Yo propongo que la boda se realice en tres meses, respetando los días de duelo por la muerte de tu abuelo. Nuestro compromiso lo podemos anunciar durante la vendimia —le digo calmado, regalándole una sonrisa.
—¡Lorenzo! ¿Casarnos en tres meses?¿Compromiso? Creo que te estás adelantando. La verdad me parece una total locura la condición de mi abuelo.¿Estás de acuerdo de querer casarte con alguien que no amas?—me pregunta mi piccolina y yo asiento mientras le tomo la mano. Ella trata de soltarse de mi agarre pero no la dejo.
—Yo pienso cumplir con la promesa que le hice a tu nonno, mi amore. Tu nonno me pidió que te cuidara y protegiera. Aunque no lo creas, cuando regresó después de visitarte la última vez, tu nonno quiso cambiar muchas cosas pero le detectaron su enfermedad y no tuvo la oportunidad de enmendar muchas cosas. Para mi es muy serio esto, Andrea—le digo y ella me mira con un gesto de disgusto que no me gusta.
—Entonces tendremos un matrimonio solo de papel. Cada uno hace su vida, mientras que no pasees públicamente a la amante de turno que tengas no me importa. Creo que lo mejor será que el hijo que tengamos, sea a través de fecundación asistida—me dice y yo frunzo mi ceño.
—MI amorina no voy a aceptar que nuestro matrimonio sea de papel. Quiero que nuestro matrimonio sea real, por el tiempo que tu nonno así estableció en su testamento. Te tengo una propuesta, un matrimonio por contrato por el tiempo que tu nonno estableció. ¿Aceptas o no?—le contesto mientrasa mbos mantenemos una guerra de miradas.
Hola, gracias por darle oportunidad a esta historia. Espero les guste, me dan sus comentarios
Andrea Lorenzo tiene que estar mal de la cabeza para proponerme un matrimonio por contrato. Acaso no se acuerda de lo que sucedió hace años. Aún tengo grabada su mirada, como me vió, y ahora pretende que acepte esa propuesta. Logro por fin deshacerme de su agarre, y estoy dispuesta a irme al escuchar las propuesta de Lorenzo, cuando las palabras que salen de su boca me detienen. “Sabes que te conviene aceptar mi oferta, Andrea. O es que ahora quieres que Francesco se haga dueño y señor del viñedo. Me quedo sin palabras por unos segundos, analizando sus palabras. Lorenzo sabe algo. ¿Cómo sabe de mis sospechas? ¿Mi nonno le habrá contado? Todas estas dudas surgen y vuelvo a sentarme. Esta vez algo alejada para no permitir que vuelva a tomar mis manos. —¿Cómo tú sabes que me conviene?—le pregunto, mirándolo fijamente y él me brinda una sonrisa cansada. —Como ya te dije Andrea, tu nonno me pidió que cuidara de tí. La última vez que fue a visitarte, no sé que pasó entre ustedes. Pero
Sofía ¿Que estaría pensando el viejo Stefano con dejarle todo a la inútil de mi hija? Aunque debo decir que me sorprendió la seguridad con la que habla. No puedo creer que se haya atrevido a echarme, a mí, su propia madre de Mio Cuore. Si bien es cierto, que ese lugar nunca fue de mi agrado, es lo único que me quedaba del recuerdo de Adriano. Hasta eso me lo arrebato la mocosa esa, mi Adriano, no hay día que no lo extrañe. Ni aún casándome con Roberto, he podido olvidarlo. ¿Cómo se puede olvidar al amor de tu vida? Sé que al principio, Stefano pensó que yo era una arribista que solo me había acercado a su hijo por su dinero. En ese entonces, lo entendí. Adriano era uno de los solteros más cotizados. Era el heredero de Mio Cuore, el mejor viñedo de Piamonte, y yo apenas una simple aspirante a modelo, proveniente de un pequeño pueblo. El destino hizo de las suyas y en uno de mis primeros trabajos, lo conocí. Era una fiesta benéfica y yo tenía que modelar o enseñar los objetos a se
LorenzoHan pasado casi dos semanas desde la última vez que ví a Andrea. Aún me duelen las pelotas del golpe que me dió según ella por propasarme.Pero no me arrepiento, haber podido sentir sus dulces labios, los cuales me confieso ya soy adicto a ellos. Amo todo de ella hasta su carácter indomable.Escucharla gemir entre mis brazos fue tan sublime que estoy seguro que ahí mismo la hubiera hecho mía pero la magia terminó cuando mi piccolina me golpeó mi entrepierna con su rodilla.Sé que no confía en mí, pero soy su mejor opción. Tendré la paciencia suficiente hasta que ella confíe en mí y se de cuenta de mis sentimientos por ella.—Hola, fratello—me saluda Luciana, sacándome de mis pensamientos y la verdad es la última persona que quiero ver, sobre todo ahora que Andrea está de regreso.—Hola, no sabía que habías regresado. ¿A qué debo el honor de tu visita?—le pregunto y ella se acerca a la silla frente a mi escritorio.—Si alguien te escucha, pensaría que no te es grata mi presenci
LorenzoHan pasado casi diez años desde la última vez que la ví. Aún me tortura recordar su mirada vidriosa, llena de dolor y decepción.Esa noche que se suponía debía ser su gran evento, su primera aparición ante la sociedad piamontesa como la heredera de los viñedos “Mio Cuore”, terminó siendo su peor pesadilla.La peor parte fue que no hice nada, debí defenderla pero no podía. Si tan solo hubiera alzado mi voz, los hechos posteriores a ese evento pude haberlos evitado.Pueden llamarme cobarde, pero cómo podía reaccionar si la persona detrás de todo era mi propia hermana, Luciana. La humillación y las palabras duras de Sofía, la quebraron. Solo me quedaba esperar. Cuando pensé que los ánimos ya estaban calmados, quise verla, consolarla como debí hacerlo desde el principio, pero al llegar a la Casa Grande me enteré de la peor noticia, la habían exiliado, enviándola lejos.No pude verla, ni despedirme de ella. Lo peor, fue ver cómo su propia madre renegaba de ella. ¿Qué clase de muje
AndreaMio Cuore, el lugar que por mucho tiempo consideré mi hogar, donde tengo los más hermosos recuerdos y también los peores.Pensar en Mio Cuore, hace que las emociones que he reprimido por años quieran salir a flote. No puedo permitir que nadie vea mi vulnerabilidad, ya no más. La única persona que realmente me conoce es mi Nana, María. Ella y yo hemos vivido en el exilio que me impuso mi abuelo, por el escándalo generado.Los recuerdos de esa noche quieren hacerse presente por lo que pido a la azafata una copa de vino. ¡CONTROLATE ANDREA! Me reprendo a mi misma, no puedes demostrar debilidad a tus enemigos. Salgo de mis pensamientos a escuchar a mi nana.— Mi niña es muy temprano para una copa de vino — me dice mi nana pero yo la ignoro.— Lo necesito, solo pensar que voy a entrar a ese nido de víboras hace que se me revuelva el estómago. Tengo que controlarme y el vino es lo único que hay para calmarme — le contesto y ella solo niega con su cabeza.—Puede que en estos años, el
AndreaMientras el avión desciende me fijo en el hermoso paisaje a través de mi ventana. El cielo, celeste intenso con algunas nubes que lo adornan. El sol brilla en lo alto, majestuoso como siempre. Me vuelvo a recordar las palabras que me dijo mi papá en mi sueño y quisiera creerlas, pero la realidad es que mi presencia es un mero requisito para la lectura del testamento de mi nonno.Por algunos minutos me invade la culpa, cuando se vienen a mi mente las palabras que mi Nana me dijo hace poco, que mi nonno quiso verme en sus últimos días y me recuerdo las últimas palabras que le dije y que a pesar que en sus últimos días me rogó que regresara, mi orgullo fue más fuerte y ahora, solo quedan en mi mente y corazón las palabras que no nos dijimos y ya es tarde. Mi nonno ya no está entre nosotros, lo único que me unía a estas tierras. Los recuerdos de mi infancia se hacen presente, de cómo me llevaba en el lomo de su caballo “Emperador” mientras hacía sus recorridos diarios por los dife
LorenzoVerla tan altiva, hablándole de esa forma a Sofía, hace que mi corazón se acelere y mi vista quede fija en ella. Está más hermosa desde la última vez que la ví, justo en esta casa.—Bienvenida, querida—le dice Roberto, el esposo de Sofía, quien se ha levantado para ir a saludarla.—Gracias por este gran recibimiento, estoy segura que no esperaban verme por estas tierras—contesta con una gran sonrisa dibujada en sus labios.—No digas eso, hija. Siempre te hemos extrañado—contesta Roberto, quien le hace señas a Sofía para que vaya a saludar a su hija, pero esto se rehúsa.—La verdad no estoy aquí para un reencuentro familiar, solo vine porque los abogados de mi abuelo me indicaron que mi presencia era requerida para la lectura del testamento—dice Andrea, que se quita las gafas oscuras que tenía puesta y nuestras miradas se cruzan en ese momento. El contacto es breve y es roto cuando ella se dirige a uno de los asientos acompañada por su nana.—No pretendes saludar a tu madre, ni
AndreaMi nonno debió estar loco o los medicamentos que tomaba le hicieron alucinar. Aunque no lo iba a aceptar frente a todos, estoy totalmente de acuerdo con Francesco. Es una total locura, yo, Andrea, casarme con Lorenzo.El muy desgraciado sigue estando guapo, que digo guapo, es todo un maldito monumento. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí como mi corazón dejó de latir al sentir lo profundo de su mirada, como si pudiera leer mis pensamientos.Para mí maldita mala suerte, al momento de la lectura del testamento, el licenciado Marcucci le asignó justo el asiento detrás mío.Su sola presencia hizo que todo mi cuerpo reaccionará. Me costó demasiado mantener mi actitud estoica, falta de emociones. Aún tengo los vellos en mi nuca erizados, porque el muy descarado no dejó de posar su mirada en mí.Francesco sigue gritando como un loco, que va a impugnar el testamento y por querer sacarlo de quicio, le regalo una sonrisa.—Señor Francesco, debe controlarse, ya le dije que está