Lorenzo
Han pasado casi dos semanas desde la última vez que ví a Andrea. Aún me duelen las pelotas del golpe que me dió según ella por propasarme. Pero no me arrepiento, haber podido sentir sus dulces labios, los cuales me confieso ya soy adicto a ellos. Amo todo de ella hasta su carácter indomable. Escucharla gemir entre mis brazos fue tan sublime que estoy seguro que ahí mismo la hubiera hecho mía pero la magia terminó cuando mi piccolina me golpeó mi entrepierna con su rodilla. Sé que no confía en mí, pero soy su mejor opción. Tendré la paciencia suficiente hasta que ella confíe en mí y se de cuenta de mis sentimientos por ella. —Hola, fratello—me saluda Luciana, sacándome de mis pensamientos y la verdad es la última persona que quiero ver, sobre todo ahora que Andrea está de regreso. —Hola, no sabía que habías regresado. ¿A qué debo el honor de tu visita?—le pregunto y ella se acerca a la silla frente a mi escritorio. —Si alguien te escucha, pensaría que no te es grata mi presencia—me dice con una fingida inocencia. —Tu sabes muy bien porque lo digo. ¿Me vas a contestar?—le vuelvo a preguntar y ella suelta un bufido mientras se acomoda en el asiento frente a mí. —Me enteré que Andrea regresó y que el viejo Stefano dejó una condición, que debes casarte con ella. ¿En serio vas a cometer la locura de casarte con ella?—me pregunta y yo asiento. —Claro que voy a casarme, que yo sepa no tengo ningún impedimento para hacerlo—le contesto y ella me regala una mirada acusadora. —¿Qué hay de Renata? Ella ha estado esperándote por diez años. Es la mujer perfecta para tí y no una…—me dice pero la interrumpo. —Primero, si me caso o no, no es tu problema. Segundo, tu amiguita Renata jamás me ha gustado ni interesado y creeme que aunque sea la última mujer en el planeta, jamás y escucha bien Luci, jamás estaría con ella. Ahora si eso era lo que venías a decirme; es mejor que te vayas—le digo y veo como los nudillos de sus manos se ponen blancos mientras ella aprieta su bolso. —No entiendo porque lo haces, pero la pobre Renata está muy triste. Además, Andrea se atrevió a echarlas de Mio Cuore, es una m*****a que nunca le interesó el lugar y ahora se cree que puede hacer lo que le dé la gana —dice con un tono mordaz y yo le regalo una sonrisa que la incómoda. —Es la heredera de todo, después de la muerte de Adriano, lógicamente ella heredaría todo. Que Francesco y sus nietas de hayan creído dueños de Mio Cuore es problema de ellos. Stefano estaba en sus cinco sentidos cuando preparó su testamento. Ahora te advierto Luciana, no te atrevas a molestarla que se me va a olvidar que eres mi hermana—le advierto y se sorprende por el tono empleado. —¿Estás escogiendo a una zorra en vez de tu única hermana?—me dice con una voz que si no la conociera diría que realmente está ofendida. —No más que tú hermanita o tu amiga Renata. Sé bien el largo listado de amantes que ha tenido mientras se pasa gritando a los cuatro vientos que soy el amor de su vida. Está vez no voy a permitir que ni tú ni nadie la vuelva a lastimar—le digo mirándola fijamente y ella tiembla de la rabia. —Esto no se va a quedar así, Lorenzo. Mi papá no puede estar de acuerdo con ese matrimonio. ¡No puedes casarte con ella!—me grita. —Tu ni nadie va a impedir que me case con Andrea. Ah y como andas de ociosa te estoy dando un ultimátum, termina la carrera o te pondrás a trabajar, ya que no pienso seguir manteniendo a una serpiente venenosa buena para nada. Así que espero hayas disfrutado tu último viaje—la amenazo y comienza a gritar cuánto improperio se le pasa por la mente. —No puedes hacerme eso, nuestro padre no va a permitir que hagas eso—me dice sin mucha seguridad en sus palabras. —¿Quieres apostar? Porque según recuerdo después de tu hazaña, mi papá me cedió la jefatura de la familia—le recuerdo y veo como aprieta sus manos hasta que sus nudillos se ponen blancos. —¡Te vas a arrepentir por esto!—me dice mientras se levanta tumbando la silla y sale de mi oficina como un huracán gritando improperios. Ahora más que nunca tengo que aumentar la seguridad de Andrea. No estoy dispuesto a que otra vez Romina y sus secuaces me alejen de mi piccolina. Veo la hora y dentro de unas horas empiezan las festividades por el inicio de la vendimia. Abro un cajón oculto dentro de mi escritorio y saco un pequeño estuche de terciopelo. Lo abro y veo el hermoso anillo de brillantes que adornan la hermosa piedra central, un zafiro Padparadscha, con su tonalidad anaranjada que me recuerda los atardeceres de Mio Cuore. Hoy es el primer paso para recuperar el amor de mi piccolina. Hace diez años las circunstancias me alejaron de la mujer de mi vida pero ahora estoy dispuesto a enfrentar a quien sea con tal de mantenerla a salvo. Las amenazas de Luciana no cayeron en oídos sordos, y no hay que ser muy ingenuo para saber que Romina y Francesco no se quedarán con los brazos cruzados. Guardo el hermoso anillo en el bolsillo interno de mi chaqueta de cuero, guardando los documentos que estaba revisando en la caja fuerte. Tomo las llaves de mi automovil para dirigirme hacia Mio Cuore, dónde me encontraré con Andrea. Ella piensa que solo anunciaremos nuestro compromiso frente a todos pero no sospecha que yo le tengo preparado una sorpresa. A partir de esta tarde, Andrea y yo seremos los protagonistas de todos los titulares de las revistas de sociedad. La unión de dos miembros de las familias más prominentes de la región. Hoy Italia y el mundo entero van a conocer quién será la única señora de Lorenzo Pasqale, Andrea Carlucci, la dueña y señora de Mio Cuore.Si les está gustando esta historia me dejas un like y comentario. ¿Qué sorpresa le tendrá Lorenzo?
LorenzoHan pasado casi diez años desde la última vez que la ví. Aún me tortura recordar su mirada vidriosa, llena de dolor y decepción.Esa noche que se suponía debía ser su gran evento, su primera aparición ante la sociedad piamontesa como la heredera de los viñedos “Mio Cuore”, terminó siendo su peor pesadilla.La peor parte fue que no hice nada, debí defenderla pero no podía. Si tan solo hubiera alzado mi voz, los hechos posteriores a ese evento pude haberlos evitado.Pueden llamarme cobarde, pero cómo podía reaccionar si la persona detrás de todo era mi propia hermana, Luciana. La humillación y las palabras duras de Sofía, la quebraron. Solo me quedaba esperar. Cuando pensé que los ánimos ya estaban calmados, quise verla, consolarla como debí hacerlo desde el principio, pero al llegar a la Casa Grande me enteré de la peor noticia, la habían exiliado, enviándola lejos.No pude verla, ni despedirme de ella. Lo peor, fue ver cómo su propia madre renegaba de ella. ¿Qué clase de muje
AndreaMio Cuore, el lugar que por mucho tiempo consideré mi hogar, donde tengo los más hermosos recuerdos y también los peores.Pensar en Mio Cuore, hace que las emociones que he reprimido por años quieran salir a flote. No puedo permitir que nadie vea mi vulnerabilidad, ya no más. La única persona que realmente me conoce es mi Nana, María. Ella y yo hemos vivido en el exilio que me impuso mi abuelo, por el escándalo generado.Los recuerdos de esa noche quieren hacerse presente por lo que pido a la azafata una copa de vino. ¡CONTROLATE ANDREA! Me reprendo a mi misma, no puedes demostrar debilidad a tus enemigos. Salgo de mis pensamientos a escuchar a mi nana.— Mi niña es muy temprano para una copa de vino — me dice mi nana pero yo la ignoro.— Lo necesito, solo pensar que voy a entrar a ese nido de víboras hace que se me revuelva el estómago. Tengo que controlarme y el vino es lo único que hay para calmarme — le contesto y ella solo niega con su cabeza.—Puede que en estos años, el
AndreaMientras el avión desciende me fijo en el hermoso paisaje a través de mi ventana. El cielo, celeste intenso con algunas nubes que lo adornan. El sol brilla en lo alto, majestuoso como siempre. Me vuelvo a recordar las palabras que me dijo mi papá en mi sueño y quisiera creerlas, pero la realidad es que mi presencia es un mero requisito para la lectura del testamento de mi nonno.Por algunos minutos me invade la culpa, cuando se vienen a mi mente las palabras que mi Nana me dijo hace poco, que mi nonno quiso verme en sus últimos días y me recuerdo las últimas palabras que le dije y que a pesar que en sus últimos días me rogó que regresara, mi orgullo fue más fuerte y ahora, solo quedan en mi mente y corazón las palabras que no nos dijimos y ya es tarde. Mi nonno ya no está entre nosotros, lo único que me unía a estas tierras. Los recuerdos de mi infancia se hacen presente, de cómo me llevaba en el lomo de su caballo “Emperador” mientras hacía sus recorridos diarios por los dife
LorenzoVerla tan altiva, hablándole de esa forma a Sofía, hace que mi corazón se acelere y mi vista quede fija en ella. Está más hermosa desde la última vez que la ví, justo en esta casa.—Bienvenida, querida—le dice Roberto, el esposo de Sofía, quien se ha levantado para ir a saludarla.—Gracias por este gran recibimiento, estoy segura que no esperaban verme por estas tierras—contesta con una gran sonrisa dibujada en sus labios.—No digas eso, hija. Siempre te hemos extrañado—contesta Roberto, quien le hace señas a Sofía para que vaya a saludar a su hija, pero esto se rehúsa.—La verdad no estoy aquí para un reencuentro familiar, solo vine porque los abogados de mi abuelo me indicaron que mi presencia era requerida para la lectura del testamento—dice Andrea, que se quita las gafas oscuras que tenía puesta y nuestras miradas se cruzan en ese momento. El contacto es breve y es roto cuando ella se dirige a uno de los asientos acompañada por su nana.—No pretendes saludar a tu madre, ni
AndreaMi nonno debió estar loco o los medicamentos que tomaba le hicieron alucinar. Aunque no lo iba a aceptar frente a todos, estoy totalmente de acuerdo con Francesco. Es una total locura, yo, Andrea, casarme con Lorenzo.El muy desgraciado sigue estando guapo, que digo guapo, es todo un maldito monumento. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí como mi corazón dejó de latir al sentir lo profundo de su mirada, como si pudiera leer mis pensamientos.Para mí maldita mala suerte, al momento de la lectura del testamento, el licenciado Marcucci le asignó justo el asiento detrás mío.Su sola presencia hizo que todo mi cuerpo reaccionará. Me costó demasiado mantener mi actitud estoica, falta de emociones. Aún tengo los vellos en mi nuca erizados, porque el muy descarado no dejó de posar su mirada en mí.Francesco sigue gritando como un loco, que va a impugnar el testamento y por querer sacarlo de quicio, le regalo una sonrisa.—Señor Francesco, debe controlarse, ya le dije que está
AndreaNo voy a negar que a pesar del cansancio, me costó demasiado poder conciliar el sueño. Por una parte, la responsabilidad de hacerme cargo de Mio Cuore.Sé que soy más que capaz, lo he demostrado estos años. Soy una vinícola experta, reconocida por la industria, pero tal parece que mi querida familia no está al tanto de esto.Voy a tener que llamar a mi asistente, Jennifer, ya que necesito personas de confianza a mi alrededor. Tendré que llamar a Jeff, mi socio, para que se encargue del negocio.Me miro una última vez antes de salir de la habitación, a enfrentarme a las víboras. Espero que hayan tenido la decencia de no querer tomar el desayuno afuera y no en casa.Bajo las escaleras, armandome de paciencia por el drama seguro que me espera tan temprano. Al llegar al comedor, niego con la cabeza al escuchar la discusión que tienen mi madre y Roberto. No escucho la voz de Renata, Romina ni Francesco, lo que sería un alivio solo tener que enfrentar a mi adorada madre.— No puedes
LorenzoTener a Andrea, aquí en mi automóvil junto a mi es un sueño hecho realidad. Por años soñé con esta posibilidad, pero ahora es una realidad. Estoy seguro que ella tratará que este matrimonio solo sea de papel, pero yo no lo voy a aceptar.Estoy preparado a negociar para que acepte mi propuesta. Si le digo que quiero un matrimonio de verdad para el resto de nuestras vidas me trataría de loco, y bueno si lo acepto, estoy loco por ella.Andrea cree que no sé nada de ella, pero está muy equivocada. He seguido de cerca su vida desde que el difunto señor Stefano la envió a San Francisco. Sé lo mucho que sufrió haberse alejado de los recuerdos de su padre, pero gracias a Dios, siempre ha tenido a Maria a su lado.Quise estar a su lado, después del escándalo, pero la m*****a de Romina me tenía amenazado con levantarme una acusación por corrupción de menores. La muy desgraciada sabía del contenido del diario de Andrea, gracias a mi hermana, Luciana. De nadie era desconocido que yo le ten
Andrea Lorenzo tiene que estar mal de la cabeza para proponerme un matrimonio por contrato. Acaso no se acuerda de lo que sucedió hace años. Aún tengo grabada su mirada, como me vió, y ahora pretende que acepte esa propuesta. Logro por fin deshacerme de su agarre, y estoy dispuesta a irme al escuchar las propuesta de Lorenzo, cuando las palabras que salen de su boca me detienen. “Sabes que te conviene aceptar mi oferta, Andrea. O es que ahora quieres que Francesco se haga dueño y señor del viñedo. Me quedo sin palabras por unos segundos, analizando sus palabras. Lorenzo sabe algo. ¿Cómo sabe de mis sospechas? ¿Mi nonno le habrá contado? Todas estas dudas surgen y vuelvo a sentarme. Esta vez algo alejada para no permitir que vuelva a tomar mis manos. —¿Cómo tú sabes que me conviene?—le pregunto, mirándolo fijamente y él me brinda una sonrisa cansada. —Como ya te dije Andrea, tu nonno me pidió que cuidara de tí. La última vez que fue a visitarte, no sé que pasó entre ustedes. Pero