9 - Una amenaza

Lorenzo

Han pasado casi dos semanas desde la última vez que ví a Andrea. Aún me duelen las pelotas del golpe que me dió según ella por propasarme.

Pero no me arrepiento, haber podido sentir sus dulces labios, los cuales me confieso ya soy adicto a ellos. Amo todo de ella hasta su carácter indomable.

Escucharla gemir entre mis brazos fue tan sublime que estoy seguro que ahí mismo la hubiera hecho mía pero la magia terminó cuando mi piccolina me golpeó mi entrepierna con su rodilla.

Sé que no confía en mí, pero soy su mejor opción. Tendré la paciencia suficiente hasta que ella confíe en mí y se de cuenta de mis sentimientos por ella.

—Hola, fratello—me saluda Luciana, sacándome de mis pensamientos y la verdad es la última persona que quiero ver, sobre todo ahora que Andrea está de regreso.

—Hola, no sabía que habías regresado. ¿A qué debo el honor de tu visita?—le pregunto y ella se acerca a la silla frente a mi escritorio.

—Si alguien te escucha, pensaría que no te es grata mi presencia—me dice con una fingida inocencia.

—Tu sabes muy bien porque lo digo. ¿Me vas a contestar?—le vuelvo a preguntar y ella suelta un bufido mientras se acomoda en el asiento frente a mí.

—Me enteré que Andrea regresó y que el viejo Stefano dejó una condición, que debes casarte con ella. ¿En serio vas a cometer la locura de casarte con ella?—me pregunta y yo asiento.

—Claro que voy a casarme, que yo sepa no tengo ningún impedimento para hacerlo—le contesto y ella me regala una mirada acusadora.

—¿Qué hay de Renata? Ella ha estado esperándote por diez años. Es la mujer perfecta para tí y no una…—me dice pero la interrumpo.

—Primero, si me caso o no, no es tu problema. Segundo, tu amiguita Renata jamás me ha gustado ni interesado y creeme que aunque sea la última mujer en el planeta, jamás y escucha bien Luci, jamás estaría con ella. Ahora si eso era lo que venías a decirme; es mejor que te vayas—le digo y veo como los nudillos de sus manos se ponen blancos mientras ella aprieta su bolso.

—No entiendo porque lo haces, pero la pobre Renata está muy triste. Además, Andrea se atrevió a echarlas de Mio Cuore, es una m*****a que nunca le interesó el lugar y ahora se cree que puede hacer lo que le dé la gana —dice con un tono mordaz y yo le regalo una sonrisa que la incómoda.

—Es la heredera de todo, después de la muerte de Adriano, lógicamente ella heredaría todo. Que Francesco y sus nietas de hayan creído dueños de Mio Cuore es problema de ellos. Stefano estaba en sus cinco sentidos cuando preparó su testamento. Ahora te advierto Luciana, no te atrevas a molestarla que se me va a olvidar que eres mi hermana—le advierto y se sorprende por el tono empleado.

—¿Estás escogiendo a una zorra en vez de tu única hermana?—me dice con una voz que si no la conociera diría que realmente está ofendida.

—No más que tú hermanita o tu amiga Renata. Sé bien el largo listado de amantes que ha tenido mientras se pasa gritando a los cuatro vientos que soy el amor de su vida. Está vez no voy a permitir que ni tú ni nadie la vuelva a lastimar—le digo mirándola fijamente y ella tiembla de la rabia.

—Esto no se va a quedar así, Lorenzo. Mi papá no puede estar de acuerdo con ese matrimonio. ¡No puedes casarte con ella!—me grita.

—Tu ni nadie va a impedir que me case con Andrea. Ah y como andas de ociosa te estoy dando un ultimátum, termina la carrera o te pondrás a trabajar, ya que no pienso seguir manteniendo a una serpiente venenosa buena para nada. Así que espero hayas disfrutado tu último viaje—la amenazo y comienza a gritar cuánto improperio se le pasa por la mente.

—No puedes hacerme eso, nuestro padre no va a permitir que hagas eso—me dice sin mucha seguridad en sus palabras.

—¿Quieres apostar? Porque según recuerdo después de tu hazaña, mi papá me cedió la jefatura de la familia—le recuerdo y veo como aprieta sus manos hasta que sus nudillos se ponen blancos.

—¡Te vas a arrepentir por esto!—me dice mientras se levanta tumbando la silla y sale de mi oficina como un huracán gritando improperios.

Ahora más que nunca tengo que aumentar la seguridad de Andrea. No estoy dispuesto a que otra vez Romina y sus secuaces me alejen de mi piccolina.

Veo la hora y dentro de unas horas empiezan las festividades por el inicio de la vendimia. Abro un cajón oculto dentro de mi escritorio y saco un pequeño estuche de terciopelo.

Lo abro y veo el hermoso anillo de brillantes que adornan la hermosa piedra central, un zafiro Padparadscha, con su tonalidad anaranjada que me recuerda los atardeceres de Mio Cuore.

Hoy es el primer paso para recuperar el amor de mi piccolina. Hace diez años las circunstancias me alejaron de la mujer de mi vida pero ahora estoy dispuesto a enfrentar a quien sea con tal de mantenerla a salvo.

Las amenazas de Luciana no cayeron en oídos sordos, y no hay que ser muy ingenuo para saber que Romina y Francesco no se quedarán con los brazos cruzados.

Guardo el hermoso anillo en el bolsillo interno de mi chaqueta de cuero, guardando los documentos que estaba revisando en la caja fuerte.

Tomo las llaves de mi automovil para dirigirme hacia Mio Cuore, dónde me encontraré con Andrea. Ella piensa que solo anunciaremos nuestro compromiso frente a todos pero no sospecha que yo le tengo preparado una sorpresa.

A partir de esta tarde, Andrea y yo seremos los protagonistas de todos los titulares de las revistas de sociedad. La unión de dos miembros de las familias más prominentes de la región.

Hoy Italia y el mundo entero van a conocer quién será la única señora de Lorenzo Pasqale, Andrea Carlucci, la dueña y señora de Mio Cuore.

Sissi M

Si les está gustando esta historia me dejas un like y comentario. ¿Qué sorpresa le tendrá Lorenzo?

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