30.
—Dicen que es una joya muy hermosa. —Cirice le da un beso en la mejilla al hombre—. Que cualquier mujer se sentiría dichosa de tenerla alrededor de su cuello. —Besa el cuello del joyero lentamente haciendo olvidar sus miedos y preocupaciones—. Hagamos un trato previo a nuestra… «boda» o «unión» o como quieras decirle… Muéstrame la joya, déjame portarla… —Antes de que Tavernier pueda quejarse sobre las palabras dichas por Cirice, esta pone su dedo en sus labios haciéndolo callar— …y me entregaré a ti, es más… deja que sea lo único que porte cuando me hagas tuya. —Robándole la idea a Anne Bonny la usa en contra del joyero y parece funcionar, dejándolo sin aliento.

Con una sonrisa aún en los labios Cirice se levanta de sus piernas, si no puede buscar la joya entonces el joyero se la traerá. De pronto la puerta de la habitación suena y el señor Tavernier todavía atolondrado por el momento que despertó sus más bajas pasiones, se levanta y la abre levemente al principio, después por complet
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