29.
—Pero que hermoso vestido. —La ama de llaves entra por la puerta maravillada por la fina prenda que pende de unos ganchos.

Después de un suspiro, Cirice decide dejar de soñar despierta y concentrarse, pero es demasiado tarde, la mujer ya vio su semblante y empieza a imaginar cosas.

—Creo que no es lo único con lo que regresaste o ¿me equivoco?

—No entiendo. ¿A qué se refiere? —Cirice se pone de pie y empieza a despojarse de su ropa, la fiesta no debe de tardar en comenzar y debe de estar lista.

—Criatura, yo también fui joven. —Se ríe la señora Galindez como si sospechara que la sirena le oculta lo que es obvio—. También me enamoré… —Su comentario toma por sorpresa a Cirice que se pone pálida después de pegar un brinco de sorpresa.

Pareciera que le han deseado la muerte o el peor de los infortunios. Mientras estaba fantaseando con Morgan jamás se le vino a la mente esa palabra hasta que la pronunció la ama de llaves, haciendo que se sintiera traicionada. ¿Cómo pudo estar dejánd
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