Anfisa miró el asiento vacío de Thomas en el comedor, sus palabras todavía rondaban en su mente, ¿podría ser que él no quisiera verla hoy? Se preguntó mientras miraba a Henry. "¿Y Thomas?" Preguntó al ver que un hombre tan puntual no estaba desayunando. Henry continuó sirviendo la comida, con expresión impasible como siempre. "El señor Hammond desayunó temprano esta mañana, señorita", respondió, sin un rastro de irritación. "Tenía que atender algunos asuntos". Ella miró a Henry con expresión de decepción, cansancio y frustración. No sabía lo que sentía pero esperaba que no la estuviera evitando ya que no era la primera vez que lo hacía y estaba empezando a entender su comportamiento. Algo olía extraño. "¿Ah, sí? ¿Dónde fue?" preguntó, dándole un mordisco a lo que Henry le sirvió. Henry la miró brevemente antes de concentrarse en la tarea que tenía entre manos. Su expresión no delataba nada. "No lo sé", respondió un momento después, con una voz perfectamente neutral
Anfisa se sorbió la nariz roja, se limpió la nariz con un pañuelo que Henry le entregó, ahora estaba más tranquila pero todavía un poco triste. “¿Puedes dejar de mirarme así?” Preguntó ella tirando el pañuelo sucio al bote de basura que estaba a su lado, solo con ver la expresión en el rostro de Henry supo que él se estaba conteniendo para no decirle cosas, pero ella no estaba de humor. Henry se apoyó contra la pared y la miró con una mezcla de preocupación y frustración. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos fijos en su cuerpo exhausto. “Con el debido respeto, señorita, alguien tiene que hacerla entrar en razón.” Respondió con franqueza, con un tono un poco más severo de lo habitual. “Estás jugando con fuego y vas a terminar quemándote.” Sintió que el inicio de sus cejas se alzaba de nuevo y las palabras de Henry no la ayudaron mucho. Desde aquella incómoda conversación con Thomas no había vuelto a verlo y tampoco se había atrevido a buscarlo. Henry observó su re
Un hombre se encontraba de pie sobre un techo, mirando hacia el cielo nocturno sin estrellas. Su postura era dura y degradante, aterradora en cierto modo. Era temprano de madrugada y respiraba profundamente, aunque se sobresaltó cuando escuchó movimiento detrás de él. Sus ojos se abrieron un poco.Thomas giró bruscamente la cabeza. “¿Hola? ¿Quién anda ahí?”, dice con voz ronca y amenazante."Detective tonto", lo llamó la mujer sonriendo y levantando las manos, estaba indefensa, no era una amenaza en ese momento, por ahora.Los hombros de Thomas se relajaron un poco, aunque permaneció en guardia. "Lorena", dice en voz baja. "¿Qué estás haciendo aquí?", pregunta con los ojos entrecerrados. "¿Y dónde está Vito?", pregunta con cautela."Yo que sé, la última vez que nos vimos casi me mata." Se encogió de hombros restándole importancia, no quería hablar de eso ahora y se sentó en una banca de concreto que había allí. "Por otro lado mírate, viejo, hace años que no te veo. Los años ya habían
“Tu padre ha sido condenado a muerte por todos sus crímenes.” Dijo Thomas en medio de la comida con un tono serio y duro mientras la miraba fijamente, Anfisa sostenía los cubiertos y se había llevado un trozo de carne a la boca. Thomas quería ver su reacción ante la nueva noticia sobre su padre, para ver si sentía algo.Anfisa tragó saliva con cuidado al escuchar la abrupta noticia que Thomas le había dicho en medio del comedor y pudo sentir la mirada de todos los que servían en el comedor.Maldita sea, no se esperaba eso.Puso con cuidado sus cubiertos sobre la mesa para tomar el vaso de agua y no atragantarse con la comida.Thomas se quedó mirándola con sus ojos azules, mientras esperaba una reacción de ella. Tenía que ver si todavía había algún amor por él, o si ella también lo odiaba, y era hora de averiguarlo de una vez por todas. Tenía las manos sobre el regazo, mostrando modales perfectos.Anfisa se quedó allí quieta por unos momentos mientras dejaba el vaso sobre la enorme m
Anfisa cerró su libro mientras lo colocaba sobre sus piernas, había intentado leer pero su mente no podía concentrarse, por más que lo intentaba aún no lograba acostumbrarse a la casa de Thomas, era una casa tan grande y apenas salía de su habitación, estaba perdida en sus pensamientos cuando un golpe en la puerta la devolvió a la realidad.Thomas se quedó afuera de la puerta de su habitación, sabía que ella había estado pasando por muchas emociones y quería ver cómo estaba. Levantó la mano y golpeó suavemente la puerta, tratando de no asustarla. "Anfisa, ¿puedo pasar?" dijo Thomas, usando un tono de voz serio pero tranquilo, mientras esperaba pacientemente su respuesta detrás de la puerta.Anfisa miró hacia la puerta cerrada, al parecer la conversación en el comedor no había terminado. “Claro, adelante.” Respondió sentándome correctamente, se acomodó el cabello antes de que Thomas entrara ya que había estado acostada todo el día.Thomas abrió la puerta con cuidado, se asomó a su hab
Anfisa golpeó suavemente la puerta de su estudio.“¿Estás ocupado?”, preguntó mientras permanecía de pie en el medio de la puerta, lista para irse si él decía que sí.No quería molestarlo.Thomas estaba sentado detrás de su escritorio en su oficina cuando escuchó los suaves golpes en la puerta, lo que le hizo levantar la vista, sorprendido por su presencia. Cuando la vio parada en la puerta, dejó el expediente de ella que estaba revisando y la miró. “No, en realidad no. Adelante”, respondió con calma, haciéndole un gesto para que entrara.“¿Interrumpo algo?” preguntó al pasar. Era la primera vez que entraba al estudio de Thomas. Tenía grandes estanterías llenas de libros, y eso fue lo primero que le llamó la atención. Caminó hasta situarse a una distancia prudencial de él.Thomas la observó mientras entraba en la habitación, viéndola mirar todos los libros en los estantes, que él había reunido a lo largo de los años. Sacudió la cabeza cuando ella le preguntó si estaba interrumpien
"Vittorio Lombardi, más conocido como el "Vito" 44 años, psicópata certificado. Robos, asesinatos y una lista interminable de crímenes". El hombre de la gabardina marrón le leyó a Thomas en esa pequeña y oscura habitación donde una lámpara de mesa apenas iluminaba."El día de los hechos, 3 de septiembre, 2:30 a.m. en un motel de mala muerte fue arrestado por una llamada anónima". Dijo el hombre mientras le entregaba una carpeta a Thomas. "Los encontraron rodeados de su propio desorden. Vito estaba empapado en sangre y seguía riendo, como si fuera una broma interna que solo ellos dos entendían". Agregó mientras abría la carpeta frente a él y le mostraba fotos del arresto."Y allí estaba Lorena Bellerose. 39 años. Muerta. Estrangulada en el acto final de su retorcida historia de amor y odio". Fotos de su cuerpo idéntico estaban al lado.Thomas se sentó en su silla, frente al hombre de la gabardina, escuchándolo atentamente, asimilando toda la información que le estaba contando.Miró la
Al día siguiente.Thomas parecía cansado por la falta de sueño. Tenía los ojos ligeramente hinchados y tenía unas ojeras claras por haberse quedado despierto hasta tarde. Había estado ocupado preparando cosas y organizando algunos asuntos con la policía y reuniendo pruebas contra Vito, y había dejado su estudio por la tarde para ir a una reunión. Finalmente, la reunión terminó y regresó a casa por la noche, cansado y no de muy buen humor debido al estrés. Cuando llegó a su estudio, esperaba ver a una pequeña chiquilla rubia rondando los libros, pero no, no estaba allí.Suspiró para sí mismo mientras caminaba hacia el escritorio, colocando su maletín sobre el escritorio y quitándose la chaqueta del traje, colocándola en el respaldo de la silla de la oficina.Dejó escapar un suspiro bajo, sentándose en el borde del escritorio y pasando una mano por su cabello desordenado y sus mechones oscuros.Su cabello era oscuro en un corte clásico, sus ojos eran de color dorado, con una mirada p