CAPITULO XXXIII
Anfisa lo escuchó salir del auto de un portazo, luego del beso, ambos habían subido al auto para irse del lugar y no habían dicho nada más, ni siquiera habían tocado el tema de la discusión y mucho menos del beso, el silencio había sido incómodo ya que él había manejado como un loco y ella solo podía pensar en rezar para que no hubiera un accidente.

Cuando llegaron y él salió del auto a toda prisa, ella solo lo vio alejarse mientras Henry salía de la mansión y Thomas le entregaba las llaves.

Henry inmediatamente la miró como si quisiera saber qué había hecho ahora.

Ella solo salió con los tacones en la mano mientras sostenía la falda larga del vestido.

Henry la miró con una mezcla de sorpresa y preocupación. “Señorita Anfisa, ¿está todo bien?”, preguntó con voz amable pero con una mirada penetrante al notar su aspecto desaliñado y la ausencia de Thomas.

“Yo… yo realmente no lo sé…” respondió ella mientras se paraba frente a él y pensaba que decirle, ni siquiera sabía que estaba pa
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