Estaba ansiosa por conocer al que sería su esposo... Arthur Standerwod era un nombre bastante sonado en la reservar... rodeado de misterio e incertidumbre, hace al menos unos 10 años que el joven heredero no ponía un pie en la reserva de los lobos y ahora por fin regresaría a tomar su lugar; lo que provocaba la ansiedad y curiosidad en todos los presentes.
Sobre todo para ella quien no dejaba de preguntarse ¿cómo sería su esposo?, estaba rodeada de lobos poderosos, capaces de aterrorizar a cualquiera; incluso ella misma era una loba fuerte pero ¿cómo sería el gran alfa?, ¿sería tan peligroso y mortal como todos aseguraban?; ¿Que le esperaría al elegir tener una vida junto a él?. ¡Tantas preguntas y tan pocas respuestas!. Algo extraño se apoderó de sus entrañas... en el instante en que él puso un pie en la mansión ella lo supo... supo que finalmente había llegado, había algo en el ambiente que gritaba peligro; que hacía que todos sus sentidos estuvieran alertas, como si esperara el ataque se algún ser superior capaz de acabar con su vida en un abrir y cerrar de ojos.. quizás realmente así era... ¿Tal era la magnitud de sus poderes que podía dejarla pasmada?... Rápidamente sus ojos vagaron por el salón, en busca del dueño de aquella abrumadora presencia; sintió que se quedaba sin aliento cuando finalmente lo vio... caminando hacia ella, el hombre de cabello negro y ojos grises desprendía un aura incomparable; era alto y fornido, sin necesidad de pronunciar palabra alguna todos se alejaban dejando el camino libre a su paso... no había nadie en la sala que no se sintiera abrumado por su presencia; hasta el punto de ni siquiera poder respirar. — Arthur... ella es Isabella, la elegida... loba de pelaje claro bendecida por la diosa Luna — informo uno de los ancianos, enseguida Isabella tembló ante el escrutinio de esa penetrante mirada gris... se sentía desnuda, completamente expuesta ante un ser peligroso que podía devorarla en segundos... — Un placer conocerlo — hizo una leve reverencia hacía el recién llegado, un escalofrío recorrió su espalda cuando el hombre tomo, con aparente delicadeza; un mecho de su cabello para observarlo. Todas las miradas estaban puestas sobre ellos; como si se esforzarán por no perderse detalle alguno de su interacción. ¡Después de todo era un momento esperado por décadas!. — Hermosa — aseguro en un tono de voz tan gélido e indiferente que podía helar la sangre de cualquiera.«Es una chica fuerte» Opino el lobo interior de Arthur, dejando escapar un gruñido bajo, quizás de emoción por estar frente a una mujer fuerte... ¿Sería está la mujer que esperaba al final de su hilo rojo del destino?, ¿sería Isabella Wolfe la elegida por la diosa Luna para acompañar al gran alfa en su camino de gloria?... ¡No había nadie más en el mundo hecho con tal fin!. — Soy Arthur — se presentó mientras tomaba un par de copas de champagne de uno de los meseros que repartía por el lugar, le entrego una a la chica frente a él — ¿crees ser mi compañera?. Isabella tomo la copa, murmurando un gracias apenas audible, sus mejillas ardían a causa del sonrojo que se instalaba en ellas ante la mirada que Arthur no apartaba de ella — eso creo... soy la única lobo de pelaje claro en toda la reserva y teniendo en cuenta que aquí habitan 7 grandes clanes... los ancianos aseguran que si no fuera la elegida, ya habría apareció otro lobo de pelaje claro... — Mm los ancianos dicen muchas cosas... dime ¿qué crees tú?, quiero conocer tu sincera opinión ante todo este asunto... ¿que grita tu lobo interior? — la mirada de Arthur tenía extremadamente nerviosa a Isabella, jamás le advirtieron que podía sentirse tan abrumada en la presencia de este hombre. Se sentía tan... inferior. — Para mí sería un honor convertirme en su compañera... mi lobo interior grita que usted es fuerte y siente curiosidad por enlazarse con su lobo — dio un pequeño sorbo a su copa, sentía su garganta seca y estaba segura que en cualquier momento podrían fallarle las palabras.«Mírala... la tenemos aterrada» Una vez más la voz de su lobo interior se hizo presente, Arthur esbozo una sonrisa ladina; su lobo tenía razón Isabella estaba aterrada solo con su simple presencia... a decir verdad, todos en esa sala desprendían el inconfundibles aroma del miedo. — Será interesante compartir mi vida con una mujer como tú... me gustaría ver de qué estás hecha — avanzo un par de pasos, cortando la poca distancia que lo separaba de la mujer quien se sonrojo hasta las orejas, la sonrisa de Arthur aumento aún más; se inclinó ligeramente con el objetivo de rozar los labios ajenos con los propios... se detuvo a escasos centímetros de la boca de la chica... Quedó petrificado... a sus oídos llegó un grito desgarrador capaz de hacer que su corazón se saltará un latido, provocando en él la sensación de estar cayendo por un abismo... ¿qué m****a era ese sentimiento de pánico que de pronto lo invadía?. Rápidamente miro a su alrededor, nadie más parecía haber escuchado aquel perturbador grito de una voz rasgada por el dolor. «¡CORRE!» Sin siquiera tener tiempo de pensar en sus acciones, Arthur corrió hacia el exterior mientras se deshacía de su corbata y del saco de su traje, escucho como las voces de su padre y de los ancianos clamaban su nombre pero nada de eso importo. Lo único que se repetía en su mente una y otra vez era aquel grito de agonía y la voz de su lobo indicándole que corriera...Suaves pasos, de pies arrastrados contra la superficie... ojos llenos de lágrimas que solo dejan una visión nublada y de pronto la sensación de caer al vacío que extrañamente deja una sensación de paz... paz que se obtiene al sujetar las frías manos de la muerte.«¡No!»El grito interno de su lobo lo hizo actuar por impulso... tomando su forma humana mientras se arrojaba al vacío para capturar la pequeña figura que caía hacia el acantilado... evitando así una muerte inminente...Lo observo... con los ojos más claros que había visto jamás... como si fuera la mirada de un ángel que ahora alimentaba su alma antes de caer finalmente en la inconsciencia...Apretó su agarre sobre el frágil cuerpo, mientras sentía como sus pies tocaban las peligrosas rocas de aquel acantilado, sintió las suaves gotas de agua salada chocar contra su piel al ser llevadas por el fuerte viento... y una indescriptible sensación de calma lo invadió, una calma que jamás en la vida había sentido.«Está a salvo»El a
Abrió sus ojos... encontrándose con el inmaculado techo en color blanco, su cuerpo se sentía flotando sobre nubes de algodón... una sensación tan extraña para ella... ¿dónde estaba?, ¿qué había pasado?.— Por fin has despertado — escucho una voz gruesa que provocó que su corazón se contrajera de forma dolorosa, se sentó de inmediato, apoyándose de la cabecera de la cama abrazándose los rodillas mientras finas lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas, presa del pánico. ¿Dónde estaba y quién era él?; ¿Por qué la había traído a este lugar? ¿qué quería de ella?.— Por favor no — rogó... ella lo sabía, sabía que ese hombre frente a ella era un alfa... su cuerpo temblaba, invadido por el miedo a tal punto que podía sentir los latidos de su corazón haciendo eco en sus oídos — ya no más, por favor... — rogó con voz tan quebrada que Arthur sintió que algo dentro de él se hacía pedazos.— Tranquila... no te haré daño — extendió su mano hacia ella, con la intensión de tocarla se detuvo al ver
Los labios de Anette se acoplaban demasiado bien a los suyos... cómo si saborear su boca fuera uno de los mayores deleites del mundo, su corazón latía desenfrenado mientras sus manos dejaban suaves caricias sobre la piel de porcelana de la mujer entre sus brazos... ¿cómo es que un simple contacto de sus labios era capaz de llevarlo a niveles inimaginable de deseo y placer?.Su cuerpo irradiaba calor, como si cada una de las caricias ajenas pudieran quemar su frágil piel... se sentía tan pequeña e indefensa entre sus brazos pero tan protegida a la vez... cómo si en ese preciso instante hubiera encontrado su lugar en el mundo...Se estaba dejando perder en su deseo, dominado por sus más bajos instintos y solo se detuvo cuando la sintió estremecerse entre sus brazos, quizás estaba llevando las cosas demasiado rápido. Se tomó un segundo para observar la imagen frente a sus ojos, no supo en qué instante la acorraló hasta recostarse de la cama... observo su cabello esparcido sobre la almoha
No podía negar que las palabras de su lobo lograron descolocarlo un poco pero decidió dejar sus preocupaciones para otra ocasión, en ese momento estaba demasiado ocupado observando a Anette, la forma en que disfrutaba de la comida; como soltaba comentarios mordaces de vez en cuando... era increíble como en un momento podía ser tan despreocupada y al siguiente agachar la cabeza avergonzada.Y su mirada... ¡Oh Dios su mirada!, estaba seguro que podía quedarse colgado de esos ojos azules de por vida... no podía evitar sonreír con solo escuchar su voz y observar su naturalidad, su inocencia.— Señor gran alfa... yo... debería irme a mi casa — hablo, dirigiendo su mirada hacía la ventana, observa la inmensidad de la noche.— Arthur... mi nombre es Arthur y quiero que lo uses — usualmente todos lo trataban con respeto y muy pocas personas pronunciaban su nombre pero quería escucharlo de ella... le gustaba la forma en que su pecho vibraba con solo escuchar salir su nombre de esos hermosos la
Sintió la molesta luz del sol sobre su rostro, se acurrucó intentando sentirse cómoda para continuar durmiendo, pero una risita de fondo comenzó a perturbar su paz. Frunció el ceño aún con los ojos cerrados ¿de dónde provenía esa risita molesta?... decidió ignorarla y seguir visitando el mundo de los sueños, la cama se sentía tan cómoda, suave y reconfortante como hace mucho no se sentía... era como estar recostada sobre las nubes y...Se sentó de golpe cuando a su mente llegaron los recuerdos de la noche anterior, estaba en la cama de Arthur, el alfa supremo del mundo de los lobos... el hombre más poderoso sobre la faz de la tierra... — Al fin despertaste — ¡oh por Dios!, sus mejillas ardieron en un feroz sonrojo... ¡ni siquiera recordaba haberse quedado dormida!, ¿en qué momento había caído rendida? — jajaja te ves adorable.— Si... seguro... aún no se si estoy medio viva o medio muerta — pestañeo unas cuantas veces, intentando que su visión fuera más clara; se estrujó el ojo como
El viaje fue extremadamente pacífico.... en el momento en que llegaron a la academia Arthur fue el primero en bajar del auto y abrir la puerta para Anette, quizás esa acción no era algo normal en pleno siglo 21 pero él era un caballero y le gustaba comportarse como tal.— Me gustaría venir por ti a la salida pero tengo que reunirme con los ancianos — hizo una mueca de claro disgusto, quería estar todo el tiempo que pudiera con Anette pero ambos debían atender sus respectivas responsabilidades.— Arthur, he vivido 18 años sin ti. Puedo arreglármelas sola por una tarde, no te preocupes — le regaló una de esas sonrisas radiantes que tanto parecían encantarle.— Está bien... aunque eso no significa que dejaré de preocuparme — se cruzó de brazos mientras se apoyaba del capo del auto. Anette dejó escapar una risita que sonaba como campanillas y era totalmente hermosa para Arthur, ¡Dios que espectáculo de mujer era Anette!.— Nos vemos pronto, Arthur — se puso de puntilla para depositar un
Las gotas de lluvia chocaban suavemente contra el cristal de la ventana mientras ella observaba con su mirada fija el exterior del aula... la mayoría de los alumnos de la academia odiaban los días lluviosos ya que, para ellos; representaba una etapa de alta vulnerabilidad.Durante los días de lluvia era mucho más difícil seguir la pista de los efluvios de los demás, los sentidos de los lobos se volvían un poco lentos y entrar en fase era una tortura debido al pelaje mojado que ralentizaba sus movimientos... si, ellos odiaban los días de lluvia pero para ella eran días de calma, días en dónde todos se veían limitados y eran iguales a la hora de enfrentarse a los imperios de la naturaleza.— Bien chicos, es todo por hoy. Nos veremos mañana — los despidió el profesor, ordenadamente todos comenzaron a abandonar el aula, había sido un día terriblemente largo para ella; todas las miradas habían estado sobre ella y sin mencionar los murmullos constantes. Aunque de cierta forma estaba acostum
Se sentía como una fiera enjaulada, y quizás realmente lo era... ¿Por qué rayos tenía que comenzar a llover justo ese día?...Esa lluvia la tenía inquieta y estaba segura de que esa molesta sensación de opresión en su pecho no significaba nada bueno. Observo la hora una vez más en su reloj de muñeca... ¡Anette debería haber llegado hace más de una hora! Estaba preocupada por su hija pero ¿qué podía hacer?.Con esa lluvia era casi imposible usar sus habilidades de lobo, sin mencionar que estás se encontraban debilitadas por los años de desuso, ¡pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados cuando su hija podía estar en peligro!.Se dirigió a la puerta y al abrirla se llevó la gran sorpresa de encontrarse con Andruw Roberts ¡Llevando a Anette inconsciente entre sus brazos!.— ¿Que carajos le hiciste a mi hija? — gruño molesta, mostrando sus caninos de forma amenazante.— ¿Puedo pasar? — Indago el hombre, Anna se hizo a un lado para dejar que ingresará a la casa y se resguardarán de la