Sintió la molesta luz del sol sobre su rostro, se acurrucó intentando sentirse cómoda para continuar durmiendo, pero una risita de fondo comenzó a perturbar su paz. Frunció el ceño aún con los ojos cerrados ¿de dónde provenía esa risita molesta?... decidió ignorarla y seguir visitando el mundo de los sueños, la cama se sentía tan cómoda, suave y reconfortante como hace mucho no se sentía... era como estar recostada sobre las nubes y...
Se sentó de golpe cuando a su mente llegaron los recuerdos de la noche anterior, estaba en la cama de Arthur, el alfa supremo del mundo de los lobos... el hombre más poderoso sobre la faz de la tierra... — Al fin despertaste — ¡oh por Dios!, sus mejillas ardieron en un feroz sonrojo... ¡ni siquiera recordaba haberse quedado dormida!, ¿en qué momento había caído rendida? — jajaja te ves adorable. — Si... seguro... aún no se si estoy medio viva o medio muerta — pestañeo unas cuantas veces, intentando que su visión fuera más clara; se estrujó el ojo como clara señal de que aún el sueño la invadía — Buenos días y disculpa que ocupe tu lugar — sus mejillas se pusieron aún más rojas cuando su mirada se posó sobre él, llevaba una simple camisa blanca manga larga y de tela ligera, los primeros botones desabrochados regalando una hermosa vista en V de su pecho... ¡Dios! y la forma en que los músculos de sus brazos flexionados se marcaban debajo de la tela.... ¡Dios mío! ¿Cómo podía verse tan bien a esa hora de la mañana?. Arthur sonrió al notar que Anette se quedaba sin palabras, le gusta tener ese efecto sobre ella... se deleitó con el sonrojo que adornaba la piel de porcelana de su rostro, con los latidos erráticos de su corazón... no podía explicar con palabras la satisfacción que sentía al saber que lograba ponerla nerviosa de esa manera. — Por más que me encante tenerte en mi cama, debes prepararte para asistir a la academia — señaló hacia un sofá individual que había en una esquina de la habitación, el cual Anette ni siquiera había notado hasta ahora; dónde reposaba el uniforme de la chica junto a sus útiles escolares — tu madre fue muy específica sobre lo que me pasara si te entretengo más de lo debido... — Oh por Dios, no me digas que te amenazó — cubrió su rostro avergonzada, una vez más la risa de Arthur invadió la habitación. — Bueno... a mí directamente no pero digamos que el mensaje regreso aterrado. — Dios mío... qué vergüenza — Arthur sonrió al observar las acciones de la chica, era tan adorable. — Llegarás tarde Anette — está vez señaló el reloj sobre la mesita de noche, Anette se giró para ver la hora y se levantó corriendo hacia el baño. — ¡Es muy tarde! — grito mientras cerraba la puerta tras ella, Arthur no pudo evitar reír divertido.«Podemos acostumbrarnos a esto» Incluso su lobo sonaba divertido con la actitud de Anette, ella era un soplo de aire fresco en medio de un mundo repleto de caos. — Así es... podríamos acostumbrarnos a esto — estuvo de acuerdo... Espero mientras Anette se daba una ducha rápida y se alistaba para ir a la academia, debía admitir que se sorprendió al ver lo linda que se veía portando el uniforme, se veía elegante con la camisa manga larga blanca, corbata verde con gris y chaqueta negra, la falda le llegaba poco más abajo de medio muslo y las medias largas hacían ver jodidamente hermosas sus piernas de piel de porcelana. — Estoy lista, disculpa la tardanza — anunció acercándose hacia Arthur, quien la esperaba en la entrada principal de la mansión. Temía haber tardado demasiado y provocar su disgustó, a ningún alfa le agradaba esperar y mucho menos a alguien de un nivel tan inferior como el suyo. — No te preocupes — respondió mientras abría la puerta del auto para la chica, como buen caballero que era. — ¿De verdad tú me llevarás a la academia?, ¿no sería mejor que enviaras al chófer?, no quiero ser una molestia — mordió su labio inferior evidenciando su nerviosismo. — Nunca serás una molestia para mí, Anette... ahora sube — Anette acato la orden de inmediato, ocupando el lugar del copiloto, unos segundos después Arthur ya había tomado su lugar frente al volante. El camino hacia la academia tardaría unos 45 minutos, la reserva de lobos era un mundo totalmente aislado del resto de la sociedad; un mundo donde podrías encontrar cualquier tipo de comercio, viviendas y habitantes. Todos podían entrar y salir de la reserva a voluntad, bueno, casi todos. A Anette y su madre no se les permitirá establecer una vida lejos del dominio de los lobos. ¿La razón?; ninguna de las dos la sabía pero preferían no ir contra los designios de sus superiores. Anette suspiro al pensar en lo diferente que sería llevar una vida normal, lejos de todo el mundo de los lobos. "Si no estuvieras atrapada aquí jamás hubieras conocido a Arthur" Se dijo a sí misma y una sonrisa involuntaria surco sus labios, si algo positivo tenía ser parte de la reserva era el haber sido rescatada por Arthur la noche anterior; quizás no lo conocía demasiado pero algo en él le hacía sentir algo que nunca creyó que sería posible sentir: esperanza. Esperanza... de que el mundo podía ser diferente, esperanza en que las cosas podrían cambiar para mejor. Sonrió disfrutando de la brisa haciendo ondear su cabello, nunca imagino que lograría sentir la calma que ahora sentía y se sentía tan bien, que quería tomarse unos segundos para disfrutar de esa increíble sensación. — Pareces muy feliz — opinó Arthur, haciéndole notar que la estaba observando aunque pareciera tener la mirada fija en la carretera. Ella lo miró y sonrió con adoración mientras acomodaba un mechón cabello detrás de su oreja — es que finalmente ha salido el sol — cerro los ojos disfrutando de los suaves rayos de sol bañando su rostro, sonrió... y esa radiante sonrisa fue suficiente para provocar que el corazón de Arthur diera un vuelco inexplicable. Tenía la sensación de que ella no hablaba simplemente del clima, sino de algo mucho más profundo... algo que tenía que ver con esa calidez que ahora se instalaba en su pecho con solo verla sonreír...«Ella será tu luna pero tú eres su rayo de sol en medio de tantas tinieblas» Quizás estaba equivocado... quizás él no era el sol y la luna de ese imperio que representaba el hábitat de los lobos, quizás era ella quien regia su mundo después de todo...El viaje fue extremadamente pacífico.... en el momento en que llegaron a la academia Arthur fue el primero en bajar del auto y abrir la puerta para Anette, quizás esa acción no era algo normal en pleno siglo 21 pero él era un caballero y le gustaba comportarse como tal.— Me gustaría venir por ti a la salida pero tengo que reunirme con los ancianos — hizo una mueca de claro disgusto, quería estar todo el tiempo que pudiera con Anette pero ambos debían atender sus respectivas responsabilidades.— Arthur, he vivido 18 años sin ti. Puedo arreglármelas sola por una tarde, no te preocupes — le regaló una de esas sonrisas radiantes que tanto parecían encantarle.— Está bien... aunque eso no significa que dejaré de preocuparme — se cruzó de brazos mientras se apoyaba del capo del auto. Anette dejó escapar una risita que sonaba como campanillas y era totalmente hermosa para Arthur, ¡Dios que espectáculo de mujer era Anette!.— Nos vemos pronto, Arthur — se puso de puntilla para depositar un
Las gotas de lluvia chocaban suavemente contra el cristal de la ventana mientras ella observaba con su mirada fija el exterior del aula... la mayoría de los alumnos de la academia odiaban los días lluviosos ya que, para ellos; representaba una etapa de alta vulnerabilidad.Durante los días de lluvia era mucho más difícil seguir la pista de los efluvios de los demás, los sentidos de los lobos se volvían un poco lentos y entrar en fase era una tortura debido al pelaje mojado que ralentizaba sus movimientos... si, ellos odiaban los días de lluvia pero para ella eran días de calma, días en dónde todos se veían limitados y eran iguales a la hora de enfrentarse a los imperios de la naturaleza.— Bien chicos, es todo por hoy. Nos veremos mañana — los despidió el profesor, ordenadamente todos comenzaron a abandonar el aula, había sido un día terriblemente largo para ella; todas las miradas habían estado sobre ella y sin mencionar los murmullos constantes. Aunque de cierta forma estaba acostum
Se sentía como una fiera enjaulada, y quizás realmente lo era... ¿Por qué rayos tenía que comenzar a llover justo ese día?...Esa lluvia la tenía inquieta y estaba segura de que esa molesta sensación de opresión en su pecho no significaba nada bueno. Observo la hora una vez más en su reloj de muñeca... ¡Anette debería haber llegado hace más de una hora! Estaba preocupada por su hija pero ¿qué podía hacer?.Con esa lluvia era casi imposible usar sus habilidades de lobo, sin mencionar que estás se encontraban debilitadas por los años de desuso, ¡pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados cuando su hija podía estar en peligro!.Se dirigió a la puerta y al abrirla se llevó la gran sorpresa de encontrarse con Andruw Roberts ¡Llevando a Anette inconsciente entre sus brazos!.— ¿Que carajos le hiciste a mi hija? — gruño molesta, mostrando sus caninos de forma amenazante.— ¿Puedo pasar? — Indago el hombre, Anna se hizo a un lado para dejar que ingresará a la casa y se resguardarán de la
La acalorada discusión entre los ancianos no hacía más que aumentar y aumentar con cada segundo que pasaba mientras que Arthur se sentía irremediablemente aburrido... estaba acostumbrado a presenciar largas reuniones empresariales, a discutir términos y condiciones, pero la discusión que se llevaba acabó en ese momento le parecía totalmente absurda. ¿Quién más podía tomar decisiones sobre su vida que él mismo?, ¿por qué los ancianos se sentía con el derecho de decirle que, o no; hacer?, suspiro... ¡Bendito el día en que decidió regresar a la reserva!...— ¡Deben casarse cuanto antes!, así le darán un heredero a nuestro linaje, un nuevo guardián que custodie el equilibrio de nuestro mundo — alego Rein, dando un fuerte golpe contra la mesa, exasperado. ¿Durante cuánto tiempo habían estado discutiendo sobre el mismo tema? ¡No lo sabía!.— ¡Lo dices solo porque se trata de tu hija!, ¿tuvieras el mismo afán por unirlos en matrimonio si la elegida fuera ajena a tu familia? — Contra ataco Hu
Zac Turner era un hombre realmente escéptico, muy pocas cosas podían llegar a sorprenderlo; como abogado había visto lo peor y lo mejor del mundo humano, como hombre lobo se había llegado a enfrentar a innumerables situaciones que escapaban de toda comprensión humana.Pero ver a Arthur, un hombre generalmente frío e indiferente; sostener la mano de una pequeña mujer inconsciente mientras la miraba con sus facciones colmadas de preocupación... eso sí había logrado sorprenderlo e intrigarlo.La mujer sobre la cama era pequeña y frágil, de facciones delicadas a tal punto que parecía una muñequita de porcelana que si no era tratada con cuidado podría llegar a romperse en mil pedazos... mientras que Arthur era alto, fuerte, musculoso... y aun así ella parecía tenerlo atado a su dedo meñique. ¡Y eso que aún no la había escuchado pronunciar palabra alguna!.¿Cómo un ser tan frágil como ella lograba tener a sus pies a un hombre tan poderoso como Arthur?, era una idea bastante difícil de conce
En su vida pensó que la hora de la cena podía llegar a ser tan incómoda como lo había sido esa noche, estar en medio de cuatro lobos alfas era una verdadera tortura... a pesar de la aparente actitud relajada de todos ella sentía el ambiente cargado de tensión, una extremadamente abrumadora que se cernía principalmente sobre ella.El aura de su madre podría ser comparada con la de una guerrera amazonas lista para saltar sobre los tres hombres alfas que las acompañaban esa noche en la mesa... la situación resultaba tan incómoda que apenas y logro ingerir bocado, sentía que su garganta se había cerrado de un momento a otro y lo único que deseaba era salir corriendo de ese lugar.¡Por Dios!, nunca imagino que se llegaría a sentir tan incómoda en su propia casa... por eso agradeció cuando la cena terminó, se apresuró a retirar los platos y a lavarlos enseguida, encerrándose en la cocina a modo de huida de la convivencia de los cuatro alfas que parecían competir por el dominio de la situaci
Arthur la tomo entre sus brazos al estilo nupcial antes de comenzar a correr hacía la mansión Standerwod, era increíble la velocidad sobre natural que podían poseer los hombres lobos aún en su forma humana.Y debía confesar que sentía un poco de envidia de sus habilidades, ellos eran fuertes, rápidos e imparables mientras que ella misma solo era una niña frágil y vulnerable, odiaba sentirse de esa manera.... expuesta a la merced de aquellos que poseían mayor poder que ella.Sus pensamientos fueron interrumpidos en el momento en que, Arthur; la estrecho un poco más entre sus brazos, quizás sintiendo su inquietud y su propio menos precio... aún le costaba creer que él pudiera saber cómo se sentía o cuando estaba en peligro, como si un hilo invisible los uniera de alguna manera... y quizás era así, quizás había una fuerza misteriosa que enredaba sus destino de alguna forma retorcida. ¿Cómo saberlo?...Al llegar a la mansión Arthur bajo a Anette con suma delicadeza, como si temiera que es
Todas las emociones que estaba experimentando en ese momento provocaban en ella un remolino de sentimientos que hacían que la confusión la abrumaba, por un momento se sentía la mujer más dichosa del mundo al estar entre los brazos de Arthur, sentía como si una fuerza invisible la arrastrara hacía él de una manera mágica y casi adictiva pero también sentía como si estuviera corriendo tras una sombra; tras de alguien a quien realmente nunca podría alcanzar y eso la confundía aún más...Era como si en el fondo de su ser supiera que estar con Arthur era totalmente imposible, sentía que entre ellos había un abismo invisible que jamás lograrían cruzar.... ¿serian solo sus propias inseguridades haciendo mella en ella? o ¿había algo más que no lograba comprender?; no estaba segura de tener la respuesta a sus interrogantes.Salió de sus pensamientos, tomándose un momento para observar todo a su alrededor, ¿Qué hacía ella allí?... era más que evidente que no encajaba en la mansión Standerwod y