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Capitulo 11: Visitante inesperado.

Las gotas de lluvia chocaban suavemente contra el cristal de la ventana mientras ella observaba con su mirada fija el exterior del aula... la mayoría de los alumnos de la academia odiaban los días lluviosos ya que, para ellos; representaba una etapa de alta vulnerabilidad.

Durante los días de lluvia era mucho más difícil seguir la pista de los efluvios de los demás, los sentidos de los lobos se volvían un poco lentos y entrar en fase era una tortura debido al pelaje mojado que ralentizaba sus movimientos... si, ellos odiaban los días de lluvia pero para ella eran días de calma, días en dónde todos se veían limitados y eran iguales a la hora de enfrentarse a los imperios de la naturaleza.

— Bien chicos, es todo por hoy. Nos veremos mañana — los despidió el profesor, ordenadamente todos comenzaron a abandonar el aula, había sido un día terriblemente largo para ella; todas las miradas habían estado sobre ella y sin mencionar los murmullos constantes. Aunque de cierta forma estaba acostumbrada a estas situaciones; está vez se sentía totalmente extraño.

¿Por qué se sentía diferente?, porque ahora en medio de los rumores resaltaba el nombre de Arthur Standerwod, no podía evitar preguntarse ¿cómo afectarían esos rumores a Arthur?, él tenía una reputación que cuidar; un estatus que mantener.

— Deja de preocuparte por él, él sabe lo que hace — escucho la voz de su profesor, como si este fuera capaz de leerle sus pensamientos.

— ¿Disculpe?.

— Arthur... no te preocupes por él... es el gran alfa sabrá lidiar con todo esto. Tu solo preocúpate por estar bien tú, por disfrutar de la calma que la vida te está regalando en este momento. Deja que él cargue con los problemas, mereces tener quien cuide de ti — se acercó a ella y colocó su mano sobre la cabeza de la chica, despeinando un poco su cabello.

— ¿Por qué me dice estás cosas? — indagó, el profesor Andruw Roberts jamás había tenido ese tipo de consideraciones con ella, siempre había sido más bien distante con todos sus alumnos.

— Porque te observo y conozco tu manera de ser — con su dedo índice y medio dio un suave toque sobre la frente de la chica — no quiero que pienses en alejarte de él para evitarte problemas... todos tenemos un destino que cumplir, no huyas del tuyo solo porque las circunstancias te juegan en contra — el profesor sonrió ligeramente, provocando que Anette enmarcará una de sus cejas — tienes un futuro brillantes por delante.

— Usted suena como mi madre — aseguro, mientras tocaba su frente en el mismo lugar donde el profesor la había tocado hace unos segundos.

— Las madres siempre tienen la razón, sobre todo una madre como Anna — aseguro con un poco de ¿nostalgia?, Anette no supo identificar las emociones que emanaban del profesor — ahora vete... no olvides tomar un paraguas, la lluvia no es buena para nadie...

La despidió con un gesto de la mano, Anette tomo sus cosas y se apresuró a salir del aula sintiéndose extremadamente confundida. ¿Por qué el profesor Roberts de pronto le hablaba con tanta familiaridad?, ¿y cómo rayos parecía saber exactamente en lo que estaba pensando?.

Con esas interrogantes salió de la institución, no sin antes abrir su paraguas para evitar empaparse con la lluvia; aunque no pudo evitar sucumbir ante la tentación de sacar su mano fuera de la protección que le brindaba la sombrilla, para que las gotas de lluvia rozaran su piel... todo sin imaginar que alguien la observaba a la distancia, más justamente por esa ventana de cristal por la que ella misma había estado observando tan solo unos minutos antes.

— Es tan parecida a ti... que es difícil no encariñarse con ella — esbozo una pequeña sonrisa antes de dejar escapar un leve suspiro. Lo mejor era dejar ir el pasado.

Alisto sus cosas para marcharse, deseaba disfrutar de la paz de su hogar y evitar que los recuerdos del pasado le golpearan con tanta fuerza. ¡Pero era tan complicado!, sobre todo cuando tenía que enfrentarse constantemente al reflejo de su pasado en el adorable rostro de una de sus alumnas.

Respiro profundo al salir del edificio y sentir las suaves gotas de lluvia caer sobre su rostro, la lluvia parecía estar lejos de apaciguarse; estaba a punto de comenzar su camino cuando algo lo detuvo, había sido muy sutil pero estaba seguro de haber escuchado un quejido.

Frunció el ceño mirando hacía el horizonte, su corazón comenzó a latir muy rápido cuando una vez más aquel sonido invadió sus sentidos. Antes se siquiera pensar en lo que hacía ,dejo caer sus cosas y corrió hacia el origen de aquel sonido lastimero.

Mientras, a unos cuantos metros de la academia, Anette caminaba tranquilamente rumbo a su hogar; ya se había acostumbrado a que su casa quedara bastante alejada y que tuviera que pasar por los linderos de bosque para llegar; llevaba años llevando la misma rutina así que no representaba problema alguno para ella.

O al menos eso quería pensar, quería convencerse a sí misma que nada en ese camino era diferente pero por alguna extraña razón sentía el ambiente mucho más pesado de lo usual, como si con cada paso que daba se estuviera adentrando cada vez más en un camino de perdición y muerte.

Escucho el crujido de una rama, no tenía sentidos tan finos como sus compañeros pero podía llegar a ser bastante perceptiva en ocasiones; se giró para enfrentarse a la nada, frunció el ceño de inmediato... por más que trataba no lograba quitarse de encima la horrible sensación de que alguien la observaba.

Se tensó cuando escucho el inconfundibles sonido de aplausos, rápidamente se giró en busca el estruendoso sonido que perturbaba la calma de la naturaleza.

— Bravo... pudiste darte cuenta de mi presencia muy rápido, princesa — el desconocido esbozo una sonrisa altanera. Ella lo observo fijamente, detallando su pálida piel, su cabello rubio y sus inusuales ojos rojos.

— ¿Quién eres? — Indago, tensa; cada poro de su piel indicaba que ese sujeto era peligroso.

— Que mal educado soy, me presento mi nombre es Archivald; un placer conocerla finalmente princesa — se inclinó haciendo una reverencia hacía ella — ahora le pido que me acompañe. No me gustaría tener que lastimarla, señorita Anette.

Sus ojos se abrieron por la sorpresa, ¿cómo es que ese hombre sabía su nombre? y lo más importante ¿qué rayos quería con ella?.

— Yo no iré contigo a ninguna parte — respondió haciendo acopio de toda la valentía que podía haber en ella, ese hombre no era un lobo de ninguna manada, ella lo sabía muy bien y aunque estaba aterrada sabía que si iba con él jamás volvería a ver la luz del día.

— ¿De verdad?... así que te gusta hacer las cosas difíciles — antes de que Anette siquiera pudiera pestañar ya el tipo estaba de pie detrás de ella, sujetándola con fuerza del cabello, ella emitió un quejido mientras llevaba sus manos hacia el agarre del extraño.

— ¡Suéltame! — grito, su corazón latía muy rápido, sus piernas temblaban, sabía muy bien que una simple humana como ella tenía muy poco que hacer contra un ser sobre natural como ese hombre.

— ¿Y si no que?, ¿qué vas a hacerme?, soy por mucho superior a ti — la arrojo con rudeza contra el suelo, Anette se arrastró intentando alejarse del tipo quien solo rio a carcajadas — corre, corre a esconderte pequeña princesa — Anette busco a su alrededor algo con lo que pudiera defenderse del desconocido. ¿Con que podía dañarlo?, él sonrió al ver la desesperación plasmada en las facciones de la chica, quien jadeo al ver los afilados colmillos que sobre salían de la boca masculina.

— No puede ser... ¿Eres un vampiro?... no es posible... no... hace mucho que no existe — dijo más para sí misma que para su atacante.

— Ya ves que no, princesita... estamos más vivos que nunca — una vez más soltó una carcajada — bueno todo lo vivo que se puede estar dadas las circunstancias... ahora, ¿quieres seguir jugando o vendrás conmigo?... me gusta jugar con mis presas, Anette.

Antes de que alguno de los dos pudiera hacer algún movimiento un enorme lobo salto sobre el hombre para capturarlo entre sus fauces, Anette observo como comenzaba un intercambio entre ambos hasta que sus párpados se sintieron terriblemente pesados ¿qué le estaba ocurriendo?, ¿por qué de pronto comenzaba a sentirse de esa manera?... no lo sabía, pero fue inevitable dejarse consumir por la oscuridad...

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