Aurora observo la impresionante conexión que parecían tener su hermano y Anette, ¿cómo es que en solo un par de días ya parecían poder leer la mente del otro?... ¡Que sorprendente que un vínculo tan fuerte pudiera formarse con tanta rapidez!, ¿Este era el verdadero poder de la diosa Luna?, ¿así era encontrar a esa otra mitad que estaba destinada para ti?, ella quería vivir eso...
— Lamento ser yo quien rompa la burbuja... pero los ancianos estaban furiosos y pidieron por favor que te encontraras con ellos apenas llegarás a la mansión — informo Aurora, no quería interrumpir el momento entre su hermano y Anette pero era necesario que Arthur atendiera sus responsabilidades.
— Juro que voy a arrancarles la cabeza uno de estos días — aseguro Arthur en un susurro pero su tono de voz estaba cargado de intenciones asesinas.
— Ve. Es importante, Arthur — lo ánimo Anette, dedicándole una tierna sonrisa — yo no iré a ninguna parte... estaré aquí cuando regreses — prometió, dando un poco de tranquilidad al hombre; quien por más que se esforzaba no podía dejar de lado esa molesta sensación de perdida que se había apoderado de su ser en el momento en que Anette había ingresado a la mansión. Debía admitir que tenía miedo, miedo de que al perderla de vista ya no pudiera volver a encontrarla.
— Ok, ok... nos vemos en un rato... ponte cómoda nena — le guiño un ojo antes de depositar un suave beso sobre su frente y marcharse de la habitación, aunque no quería lidiar con los ancianos en ese momento, lo mejor era hacerlo lo antes posible.
— Vaya... esto es muy interesante — murmuró Aurora para si misma, adoptando un semblante pensativo.
— ¿Que cosa? — preguntó Anette curiosa, Aurora se sorprendió de que la hubiera escuchado a pesar de haber hablando en un todo de voz bastante bajo.
— ¿Me escuchaste?, ¡tienes un muy buen oído! — alagó, mirando fijamente a la muchacha, por lo que había escuchado era una renuo; es decir era una híbrida de humano normal y mujer lobo, dónde su lado humano triunfo sobre su lado bestia por lo que no poseía lobo interior — mmm te vez frágil pero... — rodeo a la chica, le tomo la mano para detallar su figura; su aura — transmites cierta paz... es raro. Con los otros humanos no se siente esa aura tan ligera... mmm quizás sea por tu sangre de lobos. Debe ser difícil ¿verdad?, demasiado débil para encajar entre los lobos pero demasiado diferente para encajar entre simples humanos.
Anette tomo asiento al borde de la cama, observando el techo como si fuera lo más interesante del mundo — la verdad no sé cómo es estar entre humanos... nunca he salido de la reserva.
Aurora tomo asiento junto a ella — ¿por qué no?, ¡existe un mundo maravilloso fuera de los límites de este lugar!.
— Porque los ancianos no permiten que mi madre y yo salgamos de aquí... nos hacen la vida miserable porque no nos quieren por ser una deshonra para una raza tan superior pero no nos dan la libertad para huir de sus torturas — apretó sus manos en puño, sintiéndose impotente. ¡Odiaba tanto tener que soportar el rechazo de los demás, sin tener la oportunidad de escapar!.
— Ahora es diferente... ahora tienes a mi hermano — aseguro Aurora, colocando su mano sobre la de Anette y dedicándole una gran sonrisa que la chica no pudo evitar imitar.
— Tienes razón, ya no estoy sola... ahora tengo a Arthur — estuvo de acuerdo Anette, aún no había caído en cuenta de la magnitud de los cambios que ahora llegarían a su vida por la simple presencia de Arthur.
— Mi hermano es una persona difícil de tratar... ¡Es el puto amo del mundo!... él domina el mundo lobo pero tú lo dominas a él, nunca lo olvides; Anette — Aurora se puso de pie dirigiéndose hacia la salida de la habitación — te dejare descansar... imagino que no ha sido un día fácil para ti, si mi hermano corrió a buscarte algo debe haberte pasado... piensa en lo que te dije Anette: las cosas ya no son iguales.
Sin más Aurora se marchó dejandola sola con sus pensamientos, ¡Ella tenía razón!... las cosas ya no eran como antes, ahora tenía a Arthur a su lado...
"él domina el mundo lobo pero tú lo dominas a él"
Esa frase no dejaba de repetirse una y otra vez en su mente. ¿Que significaba realmente eso?, ¿hasta que punto estaría dispuesto Arthur a intervenir para protegerla?... comenzaba a sentir miedo... miedo de que por ella pudiera comenzar una guerra entre los clanes de lobos, ¡la mayoría de las manadas la odiaban! pero ahora ella era el objeto de afecto de Arthur, del máximo líder entre los lobos... ¿Estarían dispuestos a olvidar su odio por ella solo por estar al lado de Arthur?, ¿o por el contrario todo empeoraría aún más?.
Tomo una almohada y la puso sobre su rostros para amortiguar su grito de frustración, ¡que desagradable era sentirse caminando sobre la cuerda floja!, sentir que el futuro era incierto y que el bienestar, no solo de ella sino de todo un mundo; pendia de un hilo.
Pero bueno... no podía vivir preocupándose por las acciones de los demás, solo debía vivir día a día y esperar lo que estaba por venir... solo le rogaba a Dios para que todo estuviera bien y el caos no llegara a cambiar su mundo...
Mientras tanto Aurora, que ya estaba en su habitación; no pudo evitar reír ante el grito de frustración que libero Anette... era evidente que no se estaba tomando muy bien todos los cambios que ahora llegaban a su vida y que se sentía ansiosa, pues que solo pudo sentir de ella emanar una gran ansiedad e inseguridad... ¡excepto cuando estaba en brazos de Arthur!, en esos momentos ambos parecían entrar en un estado de calma realmente envidiable...
Se alegraba por su hermano... toda la vida había sido un chico solitario, cargando grandes responsabilidades sobre sus hombros desde muy temprano edad pero ahora, finalmente; ya no estaba solo... había encontrado en Anette, aquella otra mitad que tanto ansiaba encontrar.
— Top top... ¿puedo pasar? — la voz de Zac la saco de sus pensamientos, ella asintió con un leve movimiento de cabeza, unos segundos después ya Zac estaba recostado en la cama junto a ella; con la mirada fija en el techo de la habitación — son adorables ¿verdad?.
— Lo son... me alegro de que Arthur finalmente la encontrará... una vida no fue suficiente para su amor... ahora solo queda esperar que ella despierte los recuerdos de su vida pasada — concluyó Aurora, sabía muy bien que aún había un largo camino por recorrer cuando se trataba de la historia de amor de Arthur y Anette — espero que está vez todo termine bien...
— Yo también... él no soportaría volver a perderla, su recuerdo aún lo atormenta aunque no lo demuestre... espero que ahora que la ha encontrado pueda ser feliz finalmente... aunque me preocupa el dichoso lobo blanco de las profecías... Isabella no descansará hasta cumplir su objetivo: estar junto a Arthur. Ella fue educada para alcanzar la grandeza y no renunciara a ser la loba más importante entre las manadas. Eso será un verdadero dolor de cabeza — se quejo Zac, sabía que tanto los ancianos como Isabella no descansarían hasta lograr cumplir sus objetivos y no les importaría sacrificar la felicidad de los demás.
— Tiempo al tiempo querido amigo... y no te preocupes por la molesta de Isabella, de ella me encargaré personalmente — una sonrisa sádica se dibujó en los labios de Aurora — no permitiré que perturbe la paz que a mi hermano tanto le ha costado encontrar.
Zac sonrió mientras se sentaba colocando una de sus manos sobre la cabeza de Aurora, despeinadole el cabello — en lugar de estar planeando actos justicieros contra Isabella deberías aprovechar tu estadía en la reserva para encontrar a aquel lobo que te espera al otro lado de tu hilo rojo del destino.
Sin esperar respuesta alguna, se puso de pie de un salto y se inclino para depositar un beso sobre la mejilla de la chica — descansa Aurora... debo ir a darle apoyo moral a tu hermano mientras aguanta las cantaletas de los ancianos... ¡no te desveles planificando tus travesuras!.
Se despidió con un animado gesto de su mano y finalmente abandonó la habitación, Aurora colocó su mano sobre la mejilla dónde Zac le había besado; dejando escapar un sentido suspiro — hay lobo tonto... ¿cómo te explico que yo no necesito buscar a mi otro lado del hilo rojo?.
Se dejó caer sobre la cama suspirando de resignación... lo mejor era descansar; mañana sería un nuevo día lleno de nuevas oportunidades...
Chocaba sus dedos contra la mesa con un movimiento rítmico, estaba aburrido de escuchar la discusión de los ancianos pero tampoco podía huir de aquella reunión como lo había hecho en la tarde.Sentía que volvían a caer en el mismo tema una y otra vez: Anette, Aurora tenía razón cuando dijo que hablaban de ella como si fuera un monstruo salido de alguna aterradora caverna.— ¡Insisto en que debería sacarla de aquí! — grito Rein, golpeando fuertemente la mesa — él es un hombre comprometido, no es correcto que ande exhibiéndose con una mujer que no es su prometida. ¡Además es una renegada!, una mujer sin manada que la respalde.— Si el problema es el hecho de no tener una manada que la respalde. La solución es muy simple: Humbert tiene que reintegrarlas a su manada. Así Anna y Anette jamás estarán solas, tendrán el respaldo de la manada claro de Luna. ¡Y se acabarán las escusas para oponerse a la cercanía entre Anette y Arthur! — intervino Draven Turner. El padre de Zac.— Si hago eso en
Su beso duró un par de minutos... cuando finalmente se separaron Arthur la miro con expresión sería plasmada en su rostro, frunciendo ligeramente el ceño.— ¿Ocurre algo? — preguntó ella, sintiéndose un poco incómoda por la intensidad de su mirada.— ¿Por qué gritabas de frustración?, te escuché mientras estaba en la reunión — de inmediato los colores subieron al rostro de Anette, sus mejillas ardieron de la vergüenza.— ¿Me... escu... chaste? — tartamudeo, ¡no espero que él la hubiera escuchado!, aun cuando uso una almohada para amortiguar su grito.— Jaja por supuesto... tengo el mejor oído en este lugar, además de un increíble vínculo contigo. Así que ¿me dirás que atormenta tu pequeño corazón? — Anette guardo silencio por un minuto, observando a Arthur y lo hermoso que se veía cuando reía de esa manera; estando tan relajado y alegre si parecía una persona de su edad. Después de todo solo era un joven de 21 años.Ella no pudo evitar sonreír ante sus observaciones mientras pensaba q
Desayuno con calma y posteriormente se dio un baño con agua caliente, Arthur gozaba de una gran tina en su cuarto de baño, nunca había usado una tina, así que aprovecho la oportunidad. Y debía admitir que le tenía un poco de envidia al muchacho.¡Esa tina era simplemente increíble!, le encantaba como el agua caliente y la espuma cubrían su cuerpo de forma relajante, se permitió durar más de lo usual en su ducha, disfrutando de aquella calidez que la envolvía...Cuando salió de la ducha se arregló y tomo la bandeja para llevarla a la cocina, hacía un día hermoso por lo que quería disfrutarlo al máximo, no sabía si de verdad el día era tan maravillosa o simplemente era su interpretación por lo feliz y tranquila que se encontraba.— Yo llevaré eso señorita Anette — dio un brinco al escuchar la voz de Sephora, ¡Había aparecido de la nada!, ni siquiera la había escuchado acercarse. De verdad que esa mujer parecía un fantasma moviéndose por la casa, si seguía sorprendiéndola de esa manera l
No podía negar que las palabras de Anette le daban consuelo y de cierta forma, la fuerza que necesitaba para no rendirse... porque debía confesar que muchas veces había querido rendirse y renunciar a aquellos sentimientos que tanto la estaban lastimando, porque si, amar y no ser correspondido acarreaba un enorme dolor que no cualquiera podría llegar a soportar.Y ella lo estaba haciendo muy bien, seguía ahí, junto a Zac, sobreviviendo a cada sonrisa cómplice, a cada conquista, a cada aventura... siendo la eterna enamorada de un hombre que quizás nunca llegaría a amarla. ¿Ese era el capricho de la diosa Luna?, ¿acaso estaba destinada a vivir encerrada en un triángulo amoroso y aún no lo sabía?, quizás era así o quizás no; solo el tiempo podría darle la respuesta... solo le quedaba pedirle al universo una señal, una señal de que camino debía seguir.Y quizás esa señal eran las palabras de Anette, quizás esa adorable muchacha de ojos azules era la persona destinada a indicarle qué camino
Sabía muy bien que no importaba cuánto corriera o cuánto intentará ocultarse, los vampiros terminaría atrapándola tarde o temprano...Sabía muy bien que si aquel ser infernal no la había atrapado aún era porque así lo quería, porque estaba extendiendo aquel juego del gato y el ratón lo más posible; todo para su propia diversión.¿Acaso serían así todos los vampiros?, ¿fanáticos de aterrorizar a sus víctimas?, ¿nadie les había enseñado a no jugar con su comida?, Anette sintió un escalofrío ante ese pensamiento: ella era la comida que perseguían esos seres infernales en ese momento.Corrió escaleras abajo lo más rápido que podía, sus piernas temblaban por el terrible esfuerzo físico que estaba realizando... una sensación de paz la invadió una vez que salió del imponente edificio y corrió lo más rápido que pudo hacía los linderos del bosque como si en ese lugar pudiera encontrar la salvación.Un grito escapó de sus labios entre abiertos cuando sintió un repentino peso sobre ella, tumbánd
Para él no pasó desapercibida la forma en que Anette se estremeció al notar la diferencia en sus ojos, era demasiado obvio que estaba asustada y no la culpable, probablemente la pobre muchacha había pasado toda su vida aterrorizada a causa de los de su especie, enfrentándose al desprecio y el terror que podía infundir un lobo.— Te tengo — repitió, posando una de sus manos sobre el rostro femenino y apartando algunos mechones rebeldes de cabello que se apegaban al rostro de la chica.— Arthur — ella pronunció su nombre en voz baja, antes de caer contra el fuerte pecho masculino, inconsciente. Él suspiro pesadamente mientras la acomodaba entre sus brazos, observo el leve sonrojo que coloreaba sus mejillas; sus largas pestañas enmarcando sus ojos y su respiración acompasada, se puso de pie cargándola con delicadeza al estilo nupcial.— Se consiente que le debes tu vida — informo sin siquiera dirigir su mirada hacia el vampiro a sus espaldas, si Anette no lo necesitara, sino fuera tan fr
La ansiedad y el estrés era más que palpable en la mansión Standerwod, dónde su joven amo se comportaba como una fiera enjaulada, caminando de un lugar a otro y soltando leves gruñidos de vez en cuando. Estaba estresado y eso mantenía a todos al pendiente de cada una de sus acciones por muy pequeña e insignificante que parecieran.Nadie deseaba lidiar con una bestia descontrolada y presentían que Arthur Standerwod estaba a nada de perder el control sobre su cordura.— Ella estará bien, estará con el profesor Roberts y con su madre. Anna y Andruw son fuertes y lograrán protegerla en caso de que algo malo ocurriera. ¡Que no va a ocurrir! — Zac tembló al recibir la mirada mortal por parte de su amigo, quien estaba demasiado inquieto para su propio bien.— No debí dejarla ir, ¡ella debería permanecer aquí!, conmigo, dónde yo puedo protegerla — prácticamente gritó el joven Standerwod, sin detener su andar ansioso, su inquietud se había disparado en el instante en que Anette abandono la seg
Lejos de parecer una sala llena de respetados y sabios consejeros, la sala de reuniones parecía un campo de batallas verbales a nada de convertirse en batallas físicas, con el repentino cambio de Arthur todos estaban demasiado alterados y los miembros del consejo no eran la excepción.— ¿Acaso han olvidado lo que ocurría hace 200 años cuando la bestia tomaba control del cuerpo? — indagó Rein, de pie, apoyando las manos sobre la gran mesa del consejo — ¡el príncipe se transformaba en un monstruo sanguinario que atacaba a diestra y siniestra!. ¿Qué nos asegura que está vez será diferente?.— Tú lo has dicho, eso fue hace 200 años y no creo tener que recordarte, que el príncipe obtuvo el control una vez que encontró a su pareja. Arthur no perderá el control — intervino Humbert, parecía que siempre las discusiones las protagonizaban los alfas Sinclair y Wolfe, sin duda eran enemigos silenciosos que aprovechaban cualquier oportunidad para enfrentarse entre sí.— ¡Exacto!, se controló cuand