Inicio / Romance / Destinada al gran Alpha / Capitulo 18: Colgando en tus manos.
Capitulo 18: Colgando en tus manos.

Aurora observo la impresionante conexión que parecían tener su hermano y Anette, ¿cómo es que en solo un par de días ya parecían poder leer la mente del otro?... ¡Que sorprendente que un vínculo tan fuerte pudiera formarse con tanta rapidez!, ¿Este era el verdadero poder de la diosa Luna?, ¿así era encontrar a esa otra mitad que estaba destinada para ti?, ella quería vivir eso...

— Lamento ser yo quien rompa la burbuja... pero los ancianos estaban furiosos y pidieron por favor que te encontraras con ellos apenas llegarás a la mansión — informo Aurora, no quería interrumpir el momento entre su hermano y Anette pero era necesario que Arthur atendiera sus responsabilidades.

— Juro que voy a arrancarles la cabeza uno de estos días — aseguro Arthur en un susurro pero su tono de voz estaba cargado de intenciones asesinas.

— Ve. Es importante, Arthur — lo ánimo Anette, dedicándole una tierna sonrisa — yo no iré a ninguna parte... estaré aquí cuando regreses — prometió, dando un poco de tranquilidad al hombre; quien por más que se esforzaba no podía dejar de lado esa molesta sensación de perdida que se había apoderado de su ser en el momento en que Anette había ingresado a la mansión. Debía admitir que tenía miedo, miedo de que al perderla de vista ya no pudiera volver a encontrarla.

— Ok, ok... nos vemos en un rato... ponte cómoda nena — le guiño un ojo antes de depositar un suave beso sobre su frente y marcharse de la habitación, aunque no quería lidiar con los ancianos en ese momento, lo mejor era hacerlo lo antes posible.

— Vaya... esto es muy interesante — murmuró Aurora para si misma, adoptando un semblante pensativo.

— ¿Que cosa? — preguntó Anette curiosa, Aurora se sorprendió de que la hubiera escuchado a pesar de haber hablando en un todo de voz bastante bajo.

— ¿Me escuchaste?, ¡tienes un muy buen oído! — alagó, mirando fijamente a la muchacha, por lo que había escuchado era una renuo; es decir era una híbrida de humano normal y mujer lobo, dónde su lado humano triunfo sobre su lado bestia por lo que no poseía lobo interior — mmm te vez frágil pero... — rodeo a la chica, le tomo la mano para detallar su figura; su aura — transmites cierta paz... es raro. Con los otros humanos no se siente esa aura tan ligera... mmm quizás sea por tu sangre de lobos. Debe ser difícil ¿verdad?, demasiado débil para encajar entre los lobos pero demasiado diferente para encajar entre simples humanos.

Anette tomo asiento al borde de la cama, observando el techo como si fuera lo más interesante del mundo — la verdad no sé cómo es estar entre humanos... nunca he salido de la reserva.

Aurora tomo asiento junto a ella — ¿por qué no?, ¡existe un mundo maravilloso fuera de los límites de este lugar!.

— Porque los ancianos no permiten que mi madre y yo salgamos de aquí... nos hacen la vida miserable porque no nos quieren por ser una deshonra para una raza tan superior pero no nos dan la libertad para huir de sus torturas — apretó sus manos en puño, sintiéndose impotente. ¡Odiaba tanto tener que soportar el rechazo de los demás, sin tener la oportunidad de escapar!.

— Ahora es diferente... ahora tienes a mi hermano — aseguro Aurora, colocando su mano sobre la de Anette y dedicándole una gran sonrisa que la chica no pudo evitar imitar.

— Tienes razón, ya no estoy sola... ahora tengo a Arthur — estuvo de acuerdo Anette, aún no había caído en cuenta de la magnitud de los cambios que ahora llegarían a su vida por la simple presencia de Arthur.

— Mi hermano es una persona difícil de tratar... ¡Es el puto amo del mundo!... él domina el mundo lobo pero tú lo dominas a él, nunca lo olvides; Anette — Aurora se puso de pie dirigiéndose hacia la salida de la habitación — te dejare descansar... imagino que no ha sido un día fácil para ti, si mi hermano corrió a buscarte algo debe haberte pasado... piensa en lo que te dije Anette: las cosas ya no son iguales.

Sin más Aurora se marchó dejandola sola con sus pensamientos, ¡Ella tenía razón!... las cosas ya no eran como antes, ahora tenía a Arthur a su lado...

"él domina el mundo lobo pero tú lo dominas a él"

Esa frase no dejaba de repetirse una y otra vez en su mente. ¿Que significaba realmente eso?, ¿hasta que punto estaría dispuesto Arthur a intervenir para protegerla?... comenzaba a sentir miedo... miedo de que por ella pudiera comenzar una guerra entre los clanes de lobos, ¡la mayoría de las manadas la odiaban! pero ahora ella era el objeto de afecto de Arthur, del máximo líder entre los lobos... ¿Estarían dispuestos a olvidar su odio por ella solo por estar al lado de Arthur?, ¿o por el contrario todo empeoraría aún más?.

Tomo una almohada y la puso sobre su rostros para amortiguar su grito de frustración, ¡que desagradable era sentirse caminando sobre la cuerda floja!, sentir que el futuro era incierto y que el bienestar, no solo de ella sino de todo un mundo; pendia de un hilo.

Pero bueno... no podía vivir preocupándose por las acciones de los demás, solo debía vivir día a día y esperar lo que estaba por venir... solo le rogaba a Dios para que todo estuviera bien y el caos no llegara a cambiar su mundo...

Mientras tanto Aurora, que ya estaba en su habitación; no pudo evitar reír ante el grito de frustración que libero Anette... era evidente que no se estaba tomando muy bien todos los cambios que ahora llegaban a su vida y que se sentía ansiosa, pues que solo pudo sentir de ella emanar una gran ansiedad e inseguridad... ¡excepto cuando estaba en brazos de Arthur!, en esos momentos ambos parecían entrar en un estado de calma realmente envidiable...

Se alegraba por su hermano... toda la vida había sido un chico solitario, cargando grandes responsabilidades sobre sus hombros desde muy temprano edad pero ahora, finalmente; ya no estaba solo... había encontrado en Anette, aquella otra mitad que tanto ansiaba encontrar.

— Top top... ¿puedo pasar? — la voz de Zac la saco de sus pensamientos, ella asintió con un leve movimiento de cabeza, unos segundos después ya Zac estaba recostado en la cama junto a ella; con la mirada fija en el techo de la habitación — son adorables ¿verdad?.

— Lo son... me alegro de que Arthur finalmente la encontrará... una vida no fue suficiente para su amor... ahora solo queda esperar que ella despierte los recuerdos de su vida pasada — concluyó Aurora, sabía muy bien que aún había un largo camino por recorrer cuando se trataba de la historia de amor de Arthur y Anette — espero que está vez todo termine bien...

— Yo también... él no soportaría volver a perderla, su recuerdo aún lo atormenta aunque no lo demuestre... espero que ahora que la ha encontrado pueda ser feliz finalmente... aunque me preocupa el dichoso lobo blanco de las profecías... Isabella no descansará hasta cumplir su objetivo: estar junto a Arthur. Ella fue educada para alcanzar la grandeza y no renunciara a ser la loba más importante entre las manadas. Eso será un verdadero dolor de cabeza — se quejo Zac, sabía que tanto los ancianos como Isabella no descansarían hasta lograr cumplir sus objetivos y no les importaría sacrificar la felicidad de los demás.

— Tiempo al tiempo querido amigo... y no te preocupes por la molesta de Isabella, de ella me encargaré personalmente — una sonrisa sádica se dibujó en los labios de Aurora — no permitiré que perturbe la paz que a mi hermano tanto le ha costado encontrar.

Zac sonrió mientras se sentaba colocando una de sus manos sobre la cabeza de Aurora, despeinadole el cabello — en lugar de estar planeando actos justicieros contra Isabella deberías aprovechar tu estadía en la reserva para encontrar a aquel lobo que te espera al otro lado de tu hilo rojo del destino.

Sin esperar respuesta alguna, se puso de pie de un salto y se inclino para depositar un beso sobre la mejilla de la chica — descansa Aurora... debo ir a darle apoyo moral a tu hermano mientras aguanta las cantaletas de los ancianos... ¡no te desveles planificando tus travesuras!.

Se despidió con un animado gesto de su mano y finalmente abandonó la habitación, Aurora colocó su mano sobre la mejilla dónde Zac le había besado; dejando escapar un sentido suspiro — hay lobo tonto... ¿cómo te explico que yo no necesito buscar a mi otro lado del hilo rojo?.

Se dejó caer sobre la cama suspirando de resignación... lo mejor era descansar; mañana sería un nuevo día lleno de nuevas oportunidades...

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP