Chocaba sus dedos contra la mesa con un movimiento rítmico, estaba aburrido de escuchar la discusión de los ancianos pero tampoco podía huir de aquella reunión como lo había hecho en la tarde.
Sentía que volvían a caer en el mismo tema una y otra vez: Anette, Aurora tenía razón cuando dijo que hablaban de ella como si fuera un monstruo salido de alguna aterradora caverna. — ¡Insisto en que debería sacarla de aquí! — grito Rein, golpeando fuertemente la mesa — él es un hombre comprometido, no es correcto que ande exhibiéndose con una mujer que no es su prometida. ¡Además es una renegada!, una mujer sin manada que la respalde. — Si el problema es el hecho de no tener una manada que la respalde. La solución es muy simple: Humbert tiene que reintegrarlas a su manada. Así Anna y Anette jamás estarán solas, tendrán el respaldo de la manada claro de Luna. ¡Y se acabarán las escusas para oponerse a la cercanía entre Anette y Arthur! — intervino Draven Turner. El padre de Zac. — Si hago eso en este momento los rumores comenzarán, dirán que solo estoy aceptando a Anette en la manada por obtener beneficios de su cercanía con el gran alfa. ¡Las he mantenido alejadas de la manada durante 18 años y no pienso cambiar mi postura ahora! — respondió Humbert, no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer. Arthur lo observo por largos segundos, no parecía tener tanto rechazo hacia su hija y su nieta pero era evidente que no quería que estuvieran entre las manadas de lobos, la pregunta era ¿por qué?, ¿acaso había algún motivo oculto en su actuar?, ¿algo más allá del hecho de que Anette fuera una renuo?. — Si aprueban el matrimonio entre mi hijo y Anna, ambas mujeres contaran con la protección de mi manada. Los miembros de colmillo blanco las recibiríamos con los brazos abiertos — intervino Hernán, sabía que su hijo Andruw había estado toda su vida enamorado de Anna Sinclair y no se opondría jamás a que decidieran unirlos en matrimonio. — ¡Seguimos cayendo en lo mismo!... si se aprueba ese matrimonio después de tantos años de oposición sería muy evidente que solo se hace para aprovechar el favor que Arthur a colocado sobre Anette — Humbert clavo su mirada en el mayor de los hombres de la sala — ¿O me equivoco en pensar que solo quieres usar a Anna y Anette para obtener poder?. — ¡El caso aquí no es que esa muchachita Anette no tenga una manada que la respalde!.... el problema radica en que Arthur e Isabella están destinados a estar juntos. No podemos poner en riesgo el equilibrio solo por un capricho momentáneo — Argumento Rein. No podía permitir que la situación se le saliera de las manos. — Arthur es un hombre adulto, puede tomar sus propias decisiones y él mejor que nadie sabe lo que es mejor para mantener el equilibrio de nuestro mundo... nosotros como líderes de las manadas, ancianos y consejeros no podemos hacer más que emitir nuestra opinión y confiar en que él tome la decisión correcta — hablo finalmente Admon, padre de Arthur. Le molestaba ver cómo todos discutían sobre el futuro de su hijo sin importar que el muchacho estuviera presente — ¿Alguien se ha detenido a pensar en que es lo que quiere mi hijo?. — Lo que quiere es evidente: Meterse entre las sábanas de Anette Sinclair — respondió Rein guiado por la rabia. — Si ese es el caso ¿por qué te preocupa tanto entonces?, si lo único que busca es retozar en torno a Anette. ¿Qué importa si lo hace o no?, al final del día su juego terminará, se cansará de ella y tomará su lugar como líder. ¿A qué le tienes miedo, Rein? — Indago Draven. Conocía a Arthur desde que era solo un niño pequeño que jugaba junto a su propio hijo Zac, sabía todo lo que él joven había tenido que enfrentar a lo largo de su vida así que ¿por qué negarle un poco de felicidad? y si esa felicidad se la proporcionaba la pequeña Sinclair debían aceptarla. — ¡Él debe respetar a mi hija! — grito Rein furioso. — ¿Respetar que, Rein?, legalmente no están comprometidos. Creemos que están destinados sí, pero si la diosa Luna tiene otros planes no podemos ir contra ellos — argumento Humbert con calma, tomando asiento en su lugar correspondiente mientras suspiraba con pesadez — no es porque mi sangre corra por las venas de Anette, todos saben muy bien que eso muy poco me ha importado a lo largo de los años... solo digo que debemos respetar las decisiones del joven amo, en la antigüedad tuvo cortesanas; incluso formó su propio harén... ¿Por qué habría de ser diferente está vez?, es una deidad, un ser supremo conviviendo con simples mortales. — ¿Estás diciéndome que debo permitir que tenga concubinas solo porque si?, los tiempos han cambiado... ya no es el mismo príncipe de hace 200 años que se preparaba para asumir un trono... — Rein apretó los puños, intentando controlar la ira que comenzaba a dominarlo — Su primera vida fue muy diferente a lo que debe ser está. — Pero aun así solo Arthur puede tomar la decisión final — las palabras de Hernán provocaron que todas las miradas se posaran en Arthur, quien estaba sentado con los ojos cerrados y con rostro inexpresivo — Joven maestro. ¿Qué es lo que usted desea? — interrogó, curioso por saber qué respuesta emitiría al joven líder. — Deseo paz — fue la respuesta por parte de Arthur, una respuesta que dejó a todos perplejos — en mi primera vida tuve a mi merced a mujeres hermosas... todos deseaba que tomara a sus hijas sin importar si solo eran simples concubinas ¿por qué debo tomar una decisión ahora?, quiero a Anette Sinclair a mi lado... me importa muy poco la opinión de ustedes, sus discusiones sin sentido solo hacen aumentar mi repudio hacía Isabella. La mayoría jadeo con sorpresa. ¡Nunca pensaron que pudiera sentir repudio hacía la loba de pelaje blanco!. — Se han preguntado ¿qué pasa si Isabella resulta no ser la loba de las profecías?, ¿qué pasa si ella no es la mujer destinada a sentarse a mi lado en el trono? — todos guardaron silencio sin saber que responder — ¿ven que solo es una discusión sin sentido?... solo el tiempo podrá definir lo que pasará con nuestras vidas. Hoy hago un juramento delante de todos ustedes: haré mi esposa a la mujer de las profecías... tomaré bajo mi manto a la loba de pelaje blanco y le daré un heredero a nuestro linaje... pero eso no implica que seré devoto solo a ella... mi devoción está puesta en Anette Sinclair y ni siquiera las llamas del mismísimo infierno serán capaces de hacer frente a la ferocidad de mis sentimientos por ella... Arthur se puso de pie con lentitud ante la mirada expectante de los presentes — Anette podrá ser una renuo, una simple humana ante los ojos de los demás pero para mí es mi luna — la mayoría de los presentes abrieron los ojos sorprendidos ante esta declaración, a excepción de Admon, quien miraba a su hijo con orgullo; y de Humbert Sinclair, quien esbozo una ligera sonrisa casi imperceptible — la diosa Luna hizo su voluntad, decidió que ella sería el comienzo y el final de mi hilo rojo... y contra eso no hay nada que hacer; cumpliré mi deber como alfa pero también cumpliré con el deber para con mi corazón. Así que doy este tema por saldado, caballeros la reunión ha terminado. Sin más dirigió sus pasos hacía la salida de la sala, los ancianos permanecieron en silencio debatiéndose entre dar su opinión, arriesgándose a perder la cabeza; o si dejar las cosas como estaban por ahora. — Eso fue intenso — escucho la voz de Zac apenas salió de la sala. — ¿Qué haces aquí? — frunció el ceño ante la presencia de su amigo. — Se supone que vine a darte apoyo moral pero dadas las circunstancias decidí no interrumpir — respondió encogiéndose de hombros. — Ve a descansar — sugirió antes de retomar su andar, no estaba de humor para lidiar con nadie en ese momento y conociendo la forma de ser de su amigo probablemente solo le provocaría una jaqueca mortal.«Gritar a los cuatro vientos que ella es tu luna solo empeorará las cosas... hubiera sido mejor arrancarles la cabeza y acabar con este problema de una vez»Escucho de pronto, en su cabeza; la voz de su lobo. — Hasta que te dignas a aparecer... has estado demasiado callado desde que salí en busca de Anette — era extraño que su lobo no se hubiera pronunciado hasta el momento. «Si no se tiene nada inteligente que decir es mejor permanecer en silencio, es bueno observar a las presas desde lejos y en silencio» — ¿De verdad?, ¿y encontrarse algo interesante durante tus observaciones? — indagó mientras abría la puerta de su habitación pero no recibió respuesta alguna, en cambio sintió la agitación de su lobo; parecía emocionado y no entendía el porqué. Hasta que al recorrer, con su mirada, la habitación encontró a Anette de pie frente al espejo mientras cepillaba su cabello, estaba usando una de sus camisas — esa es mi camisa — Acuso con un tono de voz divertido mientras, con grandes zancadas; se acercaba hasta ella. — ¿Te molesta?... me parece más cómoda que mi propia ropa — respondió con inocencia. — Para nada... al contrario... me encanta — estando de pie detrás de ella, la abrazó por la cintura mientras se inclinaba ligeramente para aspirar su aroma, Anette pudo sentir la respiración tibia de Arthur chocar contra la piel expuesta de su cuello — hueles a mí y eso me encanta... ¡No mentía! su propio aroma se mezclaba de forma exquisita con la fragancia de Anette, creando una combinación realmente adictiva. — Así todos sabrán que eres mía — aseguro con un susurró hablándole al odio, lo que provocó que un escalofríos de emoción recorriera la espalda de Annette. — Soy tuya — respondió en voz muy baja pero lo suficientemente fuerte para que Arthur la escuchará, él sonrió emocionado antes de asaltar los labios de Anette en un profundo beso.«Mía» Repitió la voz de su lobo interno, complacido porque al fin la había encontrado. Y no estaba dispuesto a perderla nunca más.Su beso duró un par de minutos... cuando finalmente se separaron Arthur la miro con expresión sería plasmada en su rostro, frunciendo ligeramente el ceño.— ¿Ocurre algo? — preguntó ella, sintiéndose un poco incómoda por la intensidad de su mirada.— ¿Por qué gritabas de frustración?, te escuché mientras estaba en la reunión — de inmediato los colores subieron al rostro de Anette, sus mejillas ardieron de la vergüenza.— ¿Me... escu... chaste? — tartamudeo, ¡no espero que él la hubiera escuchado!, aun cuando uso una almohada para amortiguar su grito.— Jaja por supuesto... tengo el mejor oído en este lugar, además de un increíble vínculo contigo. Así que ¿me dirás que atormenta tu pequeño corazón? — Anette guardo silencio por un minuto, observando a Arthur y lo hermoso que se veía cuando reía de esa manera; estando tan relajado y alegre si parecía una persona de su edad. Después de todo solo era un joven de 21 años.Ella no pudo evitar sonreír ante sus observaciones mientras pensaba q
Desayuno con calma y posteriormente se dio un baño con agua caliente, Arthur gozaba de una gran tina en su cuarto de baño, nunca había usado una tina, así que aprovecho la oportunidad. Y debía admitir que le tenía un poco de envidia al muchacho.¡Esa tina era simplemente increíble!, le encantaba como el agua caliente y la espuma cubrían su cuerpo de forma relajante, se permitió durar más de lo usual en su ducha, disfrutando de aquella calidez que la envolvía...Cuando salió de la ducha se arregló y tomo la bandeja para llevarla a la cocina, hacía un día hermoso por lo que quería disfrutarlo al máximo, no sabía si de verdad el día era tan maravillosa o simplemente era su interpretación por lo feliz y tranquila que se encontraba.— Yo llevaré eso señorita Anette — dio un brinco al escuchar la voz de Sephora, ¡Había aparecido de la nada!, ni siquiera la había escuchado acercarse. De verdad que esa mujer parecía un fantasma moviéndose por la casa, si seguía sorprendiéndola de esa manera l
No podía negar que las palabras de Anette le daban consuelo y de cierta forma, la fuerza que necesitaba para no rendirse... porque debía confesar que muchas veces había querido rendirse y renunciar a aquellos sentimientos que tanto la estaban lastimando, porque si, amar y no ser correspondido acarreaba un enorme dolor que no cualquiera podría llegar a soportar.Y ella lo estaba haciendo muy bien, seguía ahí, junto a Zac, sobreviviendo a cada sonrisa cómplice, a cada conquista, a cada aventura... siendo la eterna enamorada de un hombre que quizás nunca llegaría a amarla. ¿Ese era el capricho de la diosa Luna?, ¿acaso estaba destinada a vivir encerrada en un triángulo amoroso y aún no lo sabía?, quizás era así o quizás no; solo el tiempo podría darle la respuesta... solo le quedaba pedirle al universo una señal, una señal de que camino debía seguir.Y quizás esa señal eran las palabras de Anette, quizás esa adorable muchacha de ojos azules era la persona destinada a indicarle qué camino
Sabía muy bien que no importaba cuánto corriera o cuánto intentará ocultarse, los vampiros terminaría atrapándola tarde o temprano...Sabía muy bien que si aquel ser infernal no la había atrapado aún era porque así lo quería, porque estaba extendiendo aquel juego del gato y el ratón lo más posible; todo para su propia diversión.¿Acaso serían así todos los vampiros?, ¿fanáticos de aterrorizar a sus víctimas?, ¿nadie les había enseñado a no jugar con su comida?, Anette sintió un escalofrío ante ese pensamiento: ella era la comida que perseguían esos seres infernales en ese momento.Corrió escaleras abajo lo más rápido que podía, sus piernas temblaban por el terrible esfuerzo físico que estaba realizando... una sensación de paz la invadió una vez que salió del imponente edificio y corrió lo más rápido que pudo hacía los linderos del bosque como si en ese lugar pudiera encontrar la salvación.Un grito escapó de sus labios entre abiertos cuando sintió un repentino peso sobre ella, tumbánd
Para él no pasó desapercibida la forma en que Anette se estremeció al notar la diferencia en sus ojos, era demasiado obvio que estaba asustada y no la culpable, probablemente la pobre muchacha había pasado toda su vida aterrorizada a causa de los de su especie, enfrentándose al desprecio y el terror que podía infundir un lobo.— Te tengo — repitió, posando una de sus manos sobre el rostro femenino y apartando algunos mechones rebeldes de cabello que se apegaban al rostro de la chica.— Arthur — ella pronunció su nombre en voz baja, antes de caer contra el fuerte pecho masculino, inconsciente. Él suspiro pesadamente mientras la acomodaba entre sus brazos, observo el leve sonrojo que coloreaba sus mejillas; sus largas pestañas enmarcando sus ojos y su respiración acompasada, se puso de pie cargándola con delicadeza al estilo nupcial.— Se consiente que le debes tu vida — informo sin siquiera dirigir su mirada hacia el vampiro a sus espaldas, si Anette no lo necesitara, sino fuera tan fr
La ansiedad y el estrés era más que palpable en la mansión Standerwod, dónde su joven amo se comportaba como una fiera enjaulada, caminando de un lugar a otro y soltando leves gruñidos de vez en cuando. Estaba estresado y eso mantenía a todos al pendiente de cada una de sus acciones por muy pequeña e insignificante que parecieran.Nadie deseaba lidiar con una bestia descontrolada y presentían que Arthur Standerwod estaba a nada de perder el control sobre su cordura.— Ella estará bien, estará con el profesor Roberts y con su madre. Anna y Andruw son fuertes y lograrán protegerla en caso de que algo malo ocurriera. ¡Que no va a ocurrir! — Zac tembló al recibir la mirada mortal por parte de su amigo, quien estaba demasiado inquieto para su propio bien.— No debí dejarla ir, ¡ella debería permanecer aquí!, conmigo, dónde yo puedo protegerla — prácticamente gritó el joven Standerwod, sin detener su andar ansioso, su inquietud se había disparado en el instante en que Anette abandono la seg
Lejos de parecer una sala llena de respetados y sabios consejeros, la sala de reuniones parecía un campo de batallas verbales a nada de convertirse en batallas físicas, con el repentino cambio de Arthur todos estaban demasiado alterados y los miembros del consejo no eran la excepción.— ¿Acaso han olvidado lo que ocurría hace 200 años cuando la bestia tomaba control del cuerpo? — indagó Rein, de pie, apoyando las manos sobre la gran mesa del consejo — ¡el príncipe se transformaba en un monstruo sanguinario que atacaba a diestra y siniestra!. ¿Qué nos asegura que está vez será diferente?.— Tú lo has dicho, eso fue hace 200 años y no creo tener que recordarte, que el príncipe obtuvo el control una vez que encontró a su pareja. Arthur no perderá el control — intervino Humbert, parecía que siempre las discusiones las protagonizaban los alfas Sinclair y Wolfe, sin duda eran enemigos silenciosos que aprovechaban cualquier oportunidad para enfrentarse entre sí.— ¡Exacto!, se controló cuand
Desde el momento en que Anette llegó a casa fue consciente de lo física y emocionalmente cansada que se encontraba, de un momento a otro su vida se había convertido en una montaña rusa de emociones con las que no estaba segura de poder lidiar.Tres días, tan solo tres días habían sido más que suficientes para poner su fuerza y su dedicación a prueba, comenzando por la llegada de Arthur Standerwod a su vida... ¿quién iba a imaginar que la llegada del gran alfa pondría su vida de cabeza?, ¿quién iba a pensar que ese joven de hermosos ojos grises terminaría siendo parte fundamental de su día a día?.Y pensar que todo había comenzado con una fiesta, una fiesta a la que no quería asistir y a la que ni siquiera tuvo tiempo de llegar... todo había comenzado cuando ella había decidido ponerle fin a su existencia miserable...Años de abuso y tortura finalmente había hecho mella en ella, dejando una herida en su alma la cual no sabía cómo sanar. ¡Tan lejanos parecían esos días de dolor! pero no