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Capitulo 21: Primeros pasos para una amistad.

Desayuno con calma y posteriormente se dio un baño con agua caliente, Arthur gozaba de una gran tina en su cuarto de baño, nunca había usado una tina, así que aprovecho la oportunidad. Y debía admitir que le tenía un poco de envidia al muchacho.

¡Esa tina era simplemente increíble!, le encantaba como el agua caliente y la espuma cubrían su cuerpo de forma relajante, se permitió durar más de lo usual en su ducha, disfrutando de aquella calidez que la envolvía...

Cuando salió de la ducha se arregló y tomo la bandeja para llevarla a la cocina, hacía un día hermoso por lo que quería disfrutarlo al máximo, no sabía si de verdad el día era tan maravillosa o simplemente era su interpretación por lo feliz y tranquila que se encontraba.

— Yo llevaré eso señorita Anette — dio un brinco al escuchar la voz de Sephora, ¡Había aparecido de la nada!, ni siquiera la había escuchado acercarse. De verdad que esa mujer parecía un fantasma moviéndose por la casa, si seguía sorprendiéndola de esa manera le terminaría por provocar un infarto.

— Sephora, me asustaste — alegó colocándose la mano sobre el corazón una vez que Sephora le quitó la bandeja de las manos — eres demasiado silenciosa, mujer...

— Por favor, recuérdale a la señorita Aurora que ya es hora de despertar — pidió con su expresión sería, dándole leves empujones a Anette hacia una de las habitaciones posteriormente la mujer desapareció de la misma forma en que llegó.

— Esa mujer es una locura... estoy segura que me provocara un infarto — murmuró para sí misma mientras daba un par de golpecitos en la que supuso era la puerta de la habitación de Aurora, al no obtener respuesta tomo el atrevimiento de abrir la puerta y asomarse al interior de la habitación; ¡no quería que Sephora apareciera de nuevo como un fantasma a regañarla porque no despertó a la señorita Aurora.

— Sephora, déjame dormir por favor — se quejó la muchacha envuelta entre los edredones y abrazando una almohada — Debo volver a dormir... Zac estaba a punto de pedirme matrimonio... no arruines mi momento...

Anette no pudo evitar reír ante la actitud de Aurora, cuando no estaba en modo "hermana sobre protectora" resultaba ser alguien un poco tierna.

— No soy Sephora, señorita Aurora. Ella me pidió que te recordara que es hora de despertar — informo con tono cantarín, Aurora se sentó de golpe apartando las sabanas.

— Anette, ¿qué hora es?..

— Son alrededor de las 10 de la mañana — apenas escucho esa respuesta, Aurora salto de la cama.

— ¡Oh por Dios!, ¡Arthur me va a matar! — enseguida corrió hacia el baño dando un portazo muy fuerte, Anette no pudo evitar reír ante la actitud de la muchacha, unos segundos después Aurora abrió la puerta y asomo la cabeza — ponte cómoda, dame unos 15 minutos y estaré contigo...

Enseguida se volvió a encerrar, Anette pudo escuchar con claridad como el agua de la ducha comentaba a correr; se adentró a la habitación comenzando a arreglar la cama mientras esperaba a Aurora, quien fiel a sus palabras salió de la ducha; envuelta en una toalla, 15 minutos después de haber entrado.

— wou no era necesario que hicieras la cama, tenemos suficiente personal para encargarse de eso Anette — aseguro mientras abría la puerta de su armario, el cuál era gigantesco.

— No me molesta hacerlo, me siento rara permitiendo que los demás hagan todo por mí — respondió encogiéndose de hombros, ella sabía que la vida de Arthur y Aurora era muy diferente a la que ella llevaba.

— Pues vete acostumbrando, mi hermano es un príncipe en toda la extensión de la palabra y no permitirá que levantes ni un lápiz en esta casa. Él ha elegido que seas su princesa y te llenará de lujos incluso antes de que lleguen al altar — las mejillas de Anette ardieron en un fuerte sonrojo ante las palabras de Aurora. ¡¿Cómo iba a pensar en que Arthur la llevaría al altar?!, ¡eso era una completa locura!; aunque él mismo ya había dejado claro sus intenciones futuras.

— Aurora, tu hermano y yo apenas nos conocemos — Aurora salió de su armario y vistiere, ya vestida; se acerca a Anette y la sujeto de los hombros mientras la miraba directamente a los ojos.

— No lo has entendido ¿verdad?, no importa si son años o segundos, no importa la edad o la clase social... cuando un lobo elige a su pareja eso es para siempre, a mí hermano no le importa tener solo días de conocerte para él eres tú y solo tu; no importa si tiene que ir contra sus principios, contra la sociedad o incluso contra la mismísima razón que le grita que no puede tenerte. Te tendrá, porque así lo ha elegido, porque así lo marca el destino y solo eso importa — Aurora hablaba con tanta seguridad, con tanta intensidad que Anette se pregunta ¿ella lo había sentido?, ¿acaso Aurora sabía lo que era elegir a alguien y estar dispuesta a dar hasta la vida por esa persona?.

— Tu... ya lo elegiste, a Zac — se atrevió a hablar mientras algo hacia "clip" en su cerebro, las palabras que Aurora había dicho cuando fue a despertarla, la evidente cercanía entre ella y el amigo de su hermano. ¡Todo estaba ahí!, a la vista.

— Ese lobo tonto — hablo Aurora dejando escapar un pesado suspiro, su situación con Zac Turner era bastante complicada — en ocasiones nos rehusamos a seguir nuestro destino. Zac aún no está listo para encontrar a su pareja, lo sé... pero yo estoy absolutamente segura de que él es el final de mi hilo rojo, solo que aún no es nuestro tiempo.

Anette sintió un poco de lastima por Aurora, era muy evidente que estaba sufriendo por ese amor que aún no era correspondido.

— No puedo entenderte, porque no soy una loba que sienta lo que es formar un vínculo pero si sientes que Zac es tu destino, no te rindas; lucha por él. Solo asegúrate que no sea solo una ilusión, que no sea tu lado humano encaprichado con alguien que siempre ha estado a tu lado — Sujeto la mano de la joven loba como un acto de consuelo — a veces recibir demasiada atención de alguien puede confundirnos, aclara tu mente y tu corazón... ¡Y si Zac es tu destino ve a por él!, eres una princesa, puedes obtener lo que desees...

Aurora no pudo evitar sonreír cuando Anette le guiño el ojo, podía entender a Arthur, podía entender la luz y la calma que encontraba en Anette. Lo que le hacía preguntarse ¿quién era realmente está chica y que planes tendría la diosa luna para ella?... eso tendrían que averiguarlo.

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