Los últimos vestigios de la luz de la luna se colaban entre los enormes ventanales del castillo vampírico, como si este deseara beber todo lo que pudiera del místico astro nocturno.Los murmullos crecían como un enjambre de insectos voraces, rozando los oídos de Vladimir con promesas de traición. Cada palabra era un cuchillo clavado en su paciencia, hasta que ya no pudo soportarlo.— Si tu ineptitud me cuesta el éxito de mis planes, yo mismo te matare con mis propias manos — rugió Vladimir, sus dedos, fríos como el acero de una tumba, se hundieron en la carne de Archivald, haciendo brotar venas oscuras bajo su piel pálida. Un sonido áspero, como el de un animal atrapado, escapó de su garganta, pero el vampiro no cedió: solo el brillo de sus ojos, ensombrecidos por el miedo y el resentimiento, delataba su agonía — no me importa si quieres pelear con el perro sarnoso, pero no llegues dando tales noticias frente a mi hija cuando sabes que esta vive y respira por ese animal — sus dedos s
Los suaves rayos de sol del nuevo amanecer se colaban como una mísera esperanza en medio del caos, pero este parecía ser incapaz de calentar el alma de quienes lo creen todo perdido.En la sala del consejo de lobos, los diálogos habían pasado de palabras apenas pronunciadas, a discusiones acaloradas que parecían imposible de apaciguarse.— ¿Dónde está Anette?, se supone que ante la ausencia del rey es la reina quien lidera — cuestiono Rein, el musculo de su mandíbula se tensó — si Isabella hubiese sido la elegida, no huiría de sus responsabilidades como esa cobarde.— ¡Anette no es una cobarde!, no tengo que recordarte que hace pocos días enterró a su madre y yo enterré una hija — rugió Humbert, guiado por la rabia y el desprecio que sentía por Rein.— Algo insignificante cuando el equilibrio de nuestro mundo corre peligro — argumento Rein, poniendo los ojos en blanco — Isabella al menos no lloriquea por una madre muerta.Humbert apretó los puños y Draven mostro sus colmillos como señ
Ragnar avanzaba, y el mundo cedía ante él. El bosque se inclinaba a su paso como una reverencia…Su figura no era solo grande, era una fuerza de la naturaleza, un espectro de sombra y poder que hacía temblar hasta las raíces de los robles. El último rey verdadero de todas las manadas. Su pelaje, negro como el vacío entre las estrellas, absorbía la luz del sol, devolviéndola en destellos azabache que helaban la sangre. No corría. No necesitaba hacerlo.El bosque lo conocía. Los árboles susurraban su nombre con cada crujido de ramas, el viento llevaba el eco de sus pisadas como un rumor sagrado. Él no perseguía al traidor. A aquel que había quebrado a su reina hasta no dejar nada…Él lo convocaba hacia su final.Draven y los suyos sintieron el llamado antes de verlo.No hubo motores, ni armas, ni órdenes gritadas. Solo el instinto, ese hilo ancestral que unía a los suyos. Uno a uno, cayeron en cuatro patas, sus lomos erizados, sus gargantas emitiendo gemidos involuntarios. Era él.El Re
El roció matutino empañaba la ventana como un velo de lágrimas que nunca llegaban a caer, mientras Anette, sentaba en el alfeizar; observaba como el cristal, frágil y traslucido como su propia resistencia, dejaba deslizar las gotas con lentitud agonizante, la calma que se había apoderado del ambiente era inquietante, como el silencio que preside el estruendo de un trueno quebrando el cielo durante una tormenta.Solo que esta vez la tormenta no era externa, ¡por supuesto que no!; la tormenta se desataba en su interior, alimentando un núcleo de intrigas e incertidumbres que oprimían su corazón de forma asfixiante. El silencio en la habitación no era ausencia si no un grito ahogado de la duda que la consumía por dentro.— No creo que desafiar a tu padre sea el mejor camino a seguir — la voz de Nicolás corto el silencio como un cuchillo afilado, los ojos se Anette se posaron en él sin premura.— Estoy cansada de ser un peón en este juego de ajedrez… ya es hora de que peón se transforme en
El viento aullaba entre los árboles, llevando consigo el eco de un dolor demasiado humano para ser soportado por una bestia.Aurora avanzó entre los escombros de la mansión Wolfe, sus botas crujían sobre los vidrios rotos y la sangre seca que pintaba el suelo como un grotesco mural. A su lado, Zac tensó los músculos, su mirada ámbar escaneando cada sombra. Sabían lo que habían venido a encontrar, pero nada los preparó para el silencio.No era el silencio de la paz, sino el de un corazón que había dejado de latir.— Dios mío… — Aurora se llevó una mano a la boca al ver el cuerpo destrozado de Rein, casi irreconocible bajo las marcas de furia animal. No era solo muerte; era un mensaje tallado en carne y hueso. Un rey cobrando su deuda.Isabella yacía a unos pasos, encogida contra la pared, sus ojos vidriosos clavados en la nada. Las lágrimas habían secado caminos sucios en sus mejillas, y sus brazos, antes fuertes, orgullosos; temblaban como hojas en invierno.— No me toques — farfulló
Luz y oscuridad... admiración y odio... dos caras de una misma moneda...¿Cómo podían existir en el mundo dos personas que fueran exactamente lo contrario de la otra?... ¿cómo alguien podía brillar en la cima mientras su par se hundía en el sub suelo?...Preguntas aparentemente muy fáciles de responder o bueno, depende del cristal con que se mire...Isabella Wolfe se sentía caminando sobre nubes de algodón, desde que tenía memoria le habían asegurado que su futuro sería brillante... era la única loba de pelaje claro entre miles de lobos distribuidos en 7 grandes manadas ¿cómo no sentirse especial?. ¡Todos decían que su destino había sido bendecido desde el momento en que nació!...Y ella así lo creía... era una mujer hermosa, con grandes ojos verdes y cabello tan claro que casi parecía blanco... todos la admiraban por su belleza y su inteligencia; todos se habían dedicado a poner el mundo a sus pies, educandola para ser la gran luna que debía ser, esposa de un alfa entre alfas... ¿cóm
Nos empeñamos en pensar que vivimos en un mundo donde las cosas son blancas o negras, dónde habita la luz y la oscuridad esforzándose por mantener un perfecto equilibrio... pero ¿qué tal si nos detenemos a pensar en lo que existe más allá de nuestra absoluta comprensión? ¿Qué pasa si entendemos que existe una luz capaz de cegar nuestros sentidos y que existe una oscuridad capaz de hacernos ver aquello que jamás imaginamos que tendríamos frente a nuestros ojos?.¿Qué pasa si abrimos nuestra mente para creer en lo imposible?, quizás, solo así; podamos encontrarnos con un mundo tan sorprendente que es capaz de superar cualquier partícula de imaginación y todo lo que está pudiera crear...En ese mundo que parece inexistente ante la razón humana, un mundo donde habita uno de los seres más maravillosos y poderosos que pudo haber pisado la tierra... un ser tan perfecto que es capaz de unir la fragilidad humana con la ferocidad de un animal... un ser capaz de caminar sobre dos pies como cualq
— ¡¿QUEEE?! pero ¿por qué debo asistir a esa dichosa reunión? — Anette hizo un adorable puchero mientras su madre le cepillaba el cabello, llevaban horas discutiendo por lo mismo: la joven renuo no deseaba asistir a la ceremonia de bienvenida que se organizó para el gran alfa. ¿Qué sentido tenía?, ¡ella ni siquiera tenía alguna habilidad de lobos como para decir que su lugar estaba en esa reunión, ella era una simple humana sin habilidades.— Porque eres mi hija y eso te convierte en parte de una manada... manada que debe rendir homenaje al gran alfa... sino vas sería un insulto... yo no puedo ir porque soy una heredera destituida, sería una vergüenza para mí clan — explico con tristeza, desde que había elegido unirse a un humano toda su manada le había dado la espalda, le habían arrebatado su título de heredera a pesar de ser la alfa más fuerte, en la línea de sucesión para liderar su manada.Ella había elegido el amor sobre cualquier riqueza, sobre cualquier poder pero al final qued