— ¡¿QUEEE?! pero ¿por qué debo asistir a esa dichosa reunión? — Anette hizo un adorable puchero mientras su madre le cepillaba el cabello, llevaban horas discutiendo por lo mismo: la joven renuo no deseaba asistir a la ceremonia de bienvenida que se organizó para el gran alfa. ¿Qué sentido tenía?, ¡ella ni siquiera tenía alguna habilidad de lobos como para decir que su lugar estaba en esa reunión, ella era una simple humana sin habilidades.
— Porque eres mi hija y eso te convierte en parte de una manada... manada que debe rendir homenaje al gran alfa... sino vas sería un insulto... yo no puedo ir porque soy una heredera destituida, sería una vergüenza para mí clan — explico con tristeza, desde que había elegido unirse a un humano toda su manada le había dado la espalda, le habían arrebatado su título de heredera a pesar de ser la alfa más fuerte, en la línea de sucesión para liderar su manada. Ella había elegido el amor sobre cualquier riqueza, sobre cualquier poder pero al final quedo sola, con su pequeña hija tras la muerte de Julián, su esposo... muchas veces podía ver el reflejo de su gran amor en esos expresivos ojos azules de su hija y eso le hacía doler el corazón. — ¡No es justo!... ¿por qué debo representar una manada que te abandono a tu suerte?, ¿qué te castigo cuando tú único pecado fue amar?... ¿por qué debo ir a sonreír ante un supuesto gran alfa que debería protegernos y nos ha dejado a nuestra suerte?... ¡no nos permiten ni siquiera tener un trabajo fuera de la reserva para poder llevar una vida decente!... te condenan a la miseria en este mundo cuando hay un mundo por explorar fuera de estos límites — se quejó la muchacha, sujetando con fuerza la tela de su vestido. Su madre se había tenido que enfrentar al rechazo, a qué la señalarán, a qué la humillaran dándole solo los trabajos indeseados o las sobras de los demás; muchas veces ni siquiera podían llegar a fin de mes, luchaban por poner un plato de comida sobre su mesa ¿y por qué?, ¡por qué no las dejaban ser libres!, las habían condenado a una prisión invisible, a cargar con un supuesto pecado sin sentido; haciendo su vida miserable cada día más. — Hija — Anna sostuvo delicadamente el mentón de su hija, haciendo que la mirada a los ojos — él no tiene la culpa de todo lo que pasamos... nadie la tiene... eres lo más hermoso que me pasó en mi vida y no me arrepiento de tenerte... sé que tienes un futuro brillante por delante, no dejes que nadie te diga lo contrario y mucho menos dejes que te hagan sentir inferior, Anette... eres valiosa y hoy irás a esa reunión con la cabeza en alto, enfrentarás al gran alfa y seguirás tu destino mi pequeña niña... Los ojos de Anette ardían por las lágrimas no derramadas, asintió con un leve movimiento de cabeza antes de abrazar fuertemente a su madre — deséame suerte — pidió antes de salir de la seguridad de su hogar. Ella no quería asistir a una reunión repleta de jóvenes alfas que no habían hecho más que hacerle la vida imposible, había aguantado golpes, burlas, humillaciones... incluso que tomarán la comida que su madre con tanto esfuerzo le preparaba para llevar al instituto... había soportado los peores tormentos y lo menos que deseaba era estar en la misma habitación con todos aquellos que la denigraban cada vez que tenían oportunidad. Si, ella era una renuo, un ser impuro y sin poderes pero eso no les daba el derecho a hacer su vida miserable... Dejo escapar un pesado suspiro mientras caminaba rumbo a la gran mansión Standerwod... que irónico, mientras ella y su madre vivían en una cabaña que prácticamente se caía a pedazos... las demás familias disfrutaban de mansiones extravagantes que ella solo podía soñar con visitar... — ¿A dónde cree que va nuestra adorable renuo? — escucho una voz masculina que provocó que un escalofrío recorriera su espalda. — Sergio — susurro con voz temblorosa. — Ooh nuestra linda doncella piensa que irá a la reunión del gran alfa — una segunda voz masculina hizo que retrocediera un par de pasos. — La pobre niña está asustada — canturreo Sergio mientras se plantaba frente a ella, comenzando a caminar mientras ella retrocedía hasta que choco con una fuerte figura que la sujeto de los hombros; los tres hombres rieron al verla temblar de pies a cabeza. — Tu no irás a ninguna parte — aseguro Mike, el segundo que había aparecido en escena. — Por favor no me hagan daño... — rogo mientras finas lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas, enseguida recibió una sonora bofetada por parte de Mike. — ¿Cómo te atreves a dirigirnos la palabra?... ¡Somos alfas y tú una simple renuo inútil! — con su sonrisa siniestra volvió a golpear a la chica, el hombre que la sostenía de los hombres; Esteban, sino se equivocaba; la empujó hacia el suelo mientras le escupía. — No eres más que una basura — aseguro al momento de escupirle, antes de darle un punta pie. — Ni se te ocurra acercarte a la mansión... no eres más que una humillación — aseguro Sergio, quien se agachó frente a ella tomándola del cabello — para lo único que vas a servir es para complacer a los alfas sin pareja... no puedo esperar a que tengas la edad adecuada para comenzar a usarte... no eres tan fea, lástima que seas una inútil que nunca será elegida por ningún lobo... jaja pero no importa... sabremos aprovechar tus encantos... Con brusquedad soltó su agarre, los tres hombres comenzaron a caminar alejándose de la figura llorosa de Anette, quien con dificultad se puso de pie... sentía que las piernas les temblaban, casi no podía respirar a causa de los sollozos... todo su cuerpo temblaba, asustado y cansado de tanto pasar por aquellas situaciones tan desagradables... A duras penas logro dirigir sus pasos hacía el borde del acantilado desde donde se podía observar el inmenso mar, se dejó caer de rodillas con las manos puestas en su pecho, mientras el grito más desgarrador brotaba de su garganta, las lágrimas incontrolables, el viento helado... y el dolor de un corazón que ya no podía soportar más humillaciones... lloro, lloro hasta sentir que su alma no podía derramar ni una lágrima más porque nunca había estado tan rota como en ese momento en que no dejaba de cuestionarle a los dioses ¿que había hecho para merecer tal maltrato?... sabía que ese era el final, porque no hay mucho más que un alma rota pueda soportar una vez que se cae a pedazos...Estaba ansiosa por conocer al que sería su esposo... Arthur Standerwod era un nombre bastante sonado en la reservar... rodeado de misterio e incertidumbre, hace al menos unos 10 años que el joven heredero no ponía un pie en la reserva de los lobos y ahora por fin regresaría a tomar su lugar; lo que provocaba la ansiedad y curiosidad en todos los presentes.Sobre todo para ella quien no dejaba de preguntarse ¿cómo sería su esposo?, estaba rodeada de lobos poderosos, capaces de aterrorizar a cualquiera; incluso ella misma era una loba fuerte pero ¿cómo sería el gran alfa?, ¿sería tan peligroso y mortal como todos aseguraban?; ¿Que le esperaría al elegir tener una vida junto a él?. ¡Tantas preguntas y tan pocas respuestas!.Algo extraño se apoderó de sus entrañas... en el instante en que él puso un pie en la mansión ella lo supo... supo que finalmente había llegado, había algo en el ambiente que gritaba peligro; que hacía que todos sus sentidos estuvieran alertas, como si esperara el ata
Suaves pasos, de pies arrastrados contra la superficie... ojos llenos de lágrimas que solo dejan una visión nublada y de pronto la sensación de caer al vacío que extrañamente deja una sensación de paz... paz que se obtiene al sujetar las frías manos de la muerte.«¡No!»El grito interno de su lobo lo hizo actuar por impulso... tomando su forma humana mientras se arrojaba al vacío para capturar la pequeña figura que caía hacia el acantilado... evitando así una muerte inminente...Lo observo... con los ojos más claros que había visto jamás... como si fuera la mirada de un ángel que ahora alimentaba su alma antes de caer finalmente en la inconsciencia...Apretó su agarre sobre el frágil cuerpo, mientras sentía como sus pies tocaban las peligrosas rocas de aquel acantilado, sintió las suaves gotas de agua salada chocar contra su piel al ser llevadas por el fuerte viento... y una indescriptible sensación de calma lo invadió, una calma que jamás en la vida había sentido.«Está a salvo»El a
Abrió sus ojos... encontrándose con el inmaculado techo en color blanco, su cuerpo se sentía flotando sobre nubes de algodón... una sensación tan extraña para ella... ¿dónde estaba?, ¿qué había pasado?.— Por fin has despertado — escucho una voz gruesa que provocó que su corazón se contrajera de forma dolorosa, se sentó de inmediato, apoyándose de la cabecera de la cama abrazándose los rodillas mientras finas lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas, presa del pánico. ¿Dónde estaba y quién era él?; ¿Por qué la había traído a este lugar? ¿qué quería de ella?.— Por favor no — rogó... ella lo sabía, sabía que ese hombre frente a ella era un alfa... su cuerpo temblaba, invadido por el miedo a tal punto que podía sentir los latidos de su corazón haciendo eco en sus oídos — ya no más, por favor... — rogó con voz tan quebrada que Arthur sintió que algo dentro de él se hacía pedazos.— Tranquila... no te haré daño — extendió su mano hacia ella, con la intensión de tocarla se detuvo al ver
Los labios de Anette se acoplaban demasiado bien a los suyos... cómo si saborear su boca fuera uno de los mayores deleites del mundo, su corazón latía desenfrenado mientras sus manos dejaban suaves caricias sobre la piel de porcelana de la mujer entre sus brazos... ¿cómo es que un simple contacto de sus labios era capaz de llevarlo a niveles inimaginable de deseo y placer?.Su cuerpo irradiaba calor, como si cada una de las caricias ajenas pudieran quemar su frágil piel... se sentía tan pequeña e indefensa entre sus brazos pero tan protegida a la vez... cómo si en ese preciso instante hubiera encontrado su lugar en el mundo...Se estaba dejando perder en su deseo, dominado por sus más bajos instintos y solo se detuvo cuando la sintió estremecerse entre sus brazos, quizás estaba llevando las cosas demasiado rápido. Se tomó un segundo para observar la imagen frente a sus ojos, no supo en qué instante la acorraló hasta recostarse de la cama... observo su cabello esparcido sobre la almoha
No podía negar que las palabras de su lobo lograron descolocarlo un poco pero decidió dejar sus preocupaciones para otra ocasión, en ese momento estaba demasiado ocupado observando a Anette, la forma en que disfrutaba de la comida; como soltaba comentarios mordaces de vez en cuando... era increíble como en un momento podía ser tan despreocupada y al siguiente agachar la cabeza avergonzada.Y su mirada... ¡Oh Dios su mirada!, estaba seguro que podía quedarse colgado de esos ojos azules de por vida... no podía evitar sonreír con solo escuchar su voz y observar su naturalidad, su inocencia.— Señor gran alfa... yo... debería irme a mi casa — hablo, dirigiendo su mirada hacía la ventana, observa la inmensidad de la noche.— Arthur... mi nombre es Arthur y quiero que lo uses — usualmente todos lo trataban con respeto y muy pocas personas pronunciaban su nombre pero quería escucharlo de ella... le gustaba la forma en que su pecho vibraba con solo escuchar salir su nombre de esos hermosos la
Sintió la molesta luz del sol sobre su rostro, se acurrucó intentando sentirse cómoda para continuar durmiendo, pero una risita de fondo comenzó a perturbar su paz. Frunció el ceño aún con los ojos cerrados ¿de dónde provenía esa risita molesta?... decidió ignorarla y seguir visitando el mundo de los sueños, la cama se sentía tan cómoda, suave y reconfortante como hace mucho no se sentía... era como estar recostada sobre las nubes y...Se sentó de golpe cuando a su mente llegaron los recuerdos de la noche anterior, estaba en la cama de Arthur, el alfa supremo del mundo de los lobos... el hombre más poderoso sobre la faz de la tierra... — Al fin despertaste — ¡oh por Dios!, sus mejillas ardieron en un feroz sonrojo... ¡ni siquiera recordaba haberse quedado dormida!, ¿en qué momento había caído rendida? — jajaja te ves adorable.— Si... seguro... aún no se si estoy medio viva o medio muerta — pestañeo unas cuantas veces, intentando que su visión fuera más clara; se estrujó el ojo como
El viaje fue extremadamente pacífico.... en el momento en que llegaron a la academia Arthur fue el primero en bajar del auto y abrir la puerta para Anette, quizás esa acción no era algo normal en pleno siglo 21 pero él era un caballero y le gustaba comportarse como tal.— Me gustaría venir por ti a la salida pero tengo que reunirme con los ancianos — hizo una mueca de claro disgusto, quería estar todo el tiempo que pudiera con Anette pero ambos debían atender sus respectivas responsabilidades.— Arthur, he vivido 18 años sin ti. Puedo arreglármelas sola por una tarde, no te preocupes — le regaló una de esas sonrisas radiantes que tanto parecían encantarle.— Está bien... aunque eso no significa que dejaré de preocuparme — se cruzó de brazos mientras se apoyaba del capo del auto. Anette dejó escapar una risita que sonaba como campanillas y era totalmente hermosa para Arthur, ¡Dios que espectáculo de mujer era Anette!.— Nos vemos pronto, Arthur — se puso de puntilla para depositar un
Las gotas de lluvia chocaban suavemente contra el cristal de la ventana mientras ella observaba con su mirada fija el exterior del aula... la mayoría de los alumnos de la academia odiaban los días lluviosos ya que, para ellos; representaba una etapa de alta vulnerabilidad.Durante los días de lluvia era mucho más difícil seguir la pista de los efluvios de los demás, los sentidos de los lobos se volvían un poco lentos y entrar en fase era una tortura debido al pelaje mojado que ralentizaba sus movimientos... si, ellos odiaban los días de lluvia pero para ella eran días de calma, días en dónde todos se veían limitados y eran iguales a la hora de enfrentarse a los imperios de la naturaleza.— Bien chicos, es todo por hoy. Nos veremos mañana — los despidió el profesor, ordenadamente todos comenzaron a abandonar el aula, había sido un día terriblemente largo para ella; todas las miradas habían estado sobre ella y sin mencionar los murmullos constantes. Aunque de cierta forma estaba acostum