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Capitulo 5: Al borde del abismo.

Suaves pasos, de pies arrastrados contra la superficie... ojos llenos de lágrimas que solo dejan una visión nublada y de pronto la sensación de caer al vacío que extrañamente deja una sensación de paz... paz que se obtiene al sujetar las frías manos de la muerte.

«¡No!»

El grito interno de su lobo lo hizo actuar por impulso... tomando su forma humana mientras se arrojaba al vacío para capturar la pequeña figura que caía hacia el acantilado... evitando así una muerte inminente...

Lo observo... con los ojos más claros que había visto jamás... como si fuera la mirada de un ángel que ahora alimentaba su alma antes de caer finalmente en la inconsciencia...

Apretó su agarre sobre el frágil cuerpo, mientras sentía como sus pies tocaban las peligrosas rocas de aquel acantilado, sintió las suaves gotas de agua salada chocar contra su piel al ser llevadas por el fuerte viento... y una indescriptible sensación de calma lo invadió, una calma que jamás en la vida había sentido.

«Está a salvo»

El alivio en la voz de su lobo provocó que los latidos de su corazón se calmarán... porque si, su corazón había estado latiendo desenfrenado mientras ella caía al vacío... ¿por qué?, sus ojos grises se fijaron en la figura femenina entre sus brazos, estudiando sus finas facciones.

— ¿Quién eres? — se preguntó, deseando en ese momento que ella estuviera despierta para responder a su interrogante... se veía tan frágil... su tez blanca ligeramente sonrojada, su cabello azul media noche tan oscuro que casi podría confundirse con el color negro.

«¿Azul?, ¿desde cuándo los humanos tienen cabello azul?»

— No lo sé... — sus ojos estaban fijos en ella, en lo pacífica que se veía en ese momento pero no podía evitar preguntarse ¿que había ocasionado que ella saltará por el acantilado? y lo más importante ¿por qué sus instintos lo había arrastrado a su rescate?.

«Luego lo averiguas... ahora ponla en un lugar seguro»

Estuvo de acuerdo con su lobo, debía llevarla a un lugar seguro; ya tendría oportunidad de interrogarla pero no pudo ignorar la agitación que sentía dentro de su ser.

«Siento en ella el hedor de tres machos... alfas»

Gruño junto a su lobo, al percatarse de los aromas que se mezclaban sobre su frágil piel, frunció el ceño sintiendo como la molestia lo invadía, como la rabia corría por sus venas... llegó a la mansión Standerwod abriendo la puerta de una patada; de inmediato todas las miradas se posaron en él, escucho algunos jadeos acompañados de murmullos cargados de especulación.

— La fiesta acabo — prácticamente gruño, apretando los dientes; demostrando su disgustó.

— Arthur no deberi...

— ¡He dicho que la fiesta acabo!, ¡largo todo el mundo! — los presentes temblaron, a él no le gustaba usar su voz de alfa pero había momentos en los que era necesario infundir terror a las personas que lo rodean, podía sentir sus ojos brillar, sus pupilas dilatadas y muy seguramente estaban de color dorado, su lado lobo salvaje estaba tomando el control debido a la intensidad de sus emociones.

Los presentes comenzaron a abandonar el salón, aterrorizados de lo que el gran alfa pudiera hacerles si se atreven a desobedecer sus órdenes. Mientras Arthur subió las escaleras hasta la habitación principal, dónde con delicadeza depósito a la muchacha sobre la cama... se atrevió a apartar algunos mechones cabello que le caían sobre el rostro.

«grr no puedo llegar a ella... es humana»

Refunfuño su lobo, él respiro profundo permitiendo que el aroma de la desconocida invadiera sus sentidos, su olor era dulce y embriagador, no podía creer que fuera humana; sentía algo más latente en ella. Se recostó cerca del frágil cuerpo mientras aspiraba su aroma, cerró los ojos intentando encontrar ese algo que no lograba descifrar en ella cuando un golpeteo en la puerta lo hizo salir de su ensimismamiento.

Gruño molesto... no entendía porque pero alejarse de la desconocida lo ponía de mal humor, de dirigió a la puerta donde Isabella le esperaba; había reconocido su olor de inmediato.

— ¿Que? — no estaba de humor para lidiar con ella o con los ancianos en ese momento, su ser estaba demasiado descontrolado por lo que temía terminar cometiendo una locura.

— Por los dioses... ¿qué le ha ocurrido? — Indago la mujer corriendo junto a la cama, tomando la mano de la desconocida.

— ¿La conoces?.

— ¡Claro que sí!... todos la conocemos... su nombre es Anette... Anette Sinclair, es una renuo — explico comenzando a acariciar suavemente el cabello de la mujer inconsciente — es tan frágil...

— Anette — pronunció su nombre saboreando como se sentía en su lengua, era un nombre bonito... le gustaba.

«Es una híbrida... por eso no puedo enlazar con ella, no tiene espíritu lobo pero pude escucharla, cuando estaba en peligro»

Eso era extraño, ¿cómo pudo correr hacia ella cuando estaba en peligro si no tenía un lado lobo que la enlazada con la manada?.

— Así que una renuo... interesante — Anette estaba representando todo un enigma en ese momento — quiero que te vayas Isabella.

— Pero... ¿no quieres que te ayude a cuidar de ella hasta que despierte? — Arthur necesito de todo su auto control para no mostrar sus caninos hacia Isabella, lo menos que quería era asustarla en ese momento.

— Vete — ordeno dejando la puerta abierta para ella mientras dirigía sus pasos hacía el baño, necesitaba colocarse algo de ropa antes de que la renuo despertara y lo acusara de ser un pervertido.

Isabella apretó sus manos en puño, intentando contener su disgustó ¿por qué Arthur quería permanecer a solas con esa renegada?, es más ¿por qué rayos había salido corriendo de la reunión como si supiera que esa renuo estaba en peligro?. ¡No lograba entenderlo!...

Arthur permaneció en baño hasta que estuvo seguro que Isabella se había marchado, no estaba de humor para lidiar con ella en ese momento; su mente estaba centrada en una persona totalmente diferente.

«te recuerdo que esa niña es tu compañera... la eligieron para ti»

El tono de burla de su lobo no pasó desapercibido para él, a veces era tan molesto que desearía no tener que compartir su existencia con él.

— Ya cállate... ¿desde cuándo hacemos lo que los demás quieren?, no importa si los ancianos la eligieron para mí... solo la diosa Luna puede marcar nuestro destino...

«Ohh vamos... cualquier desearía estar follando con una linda loba salvaje que cuidando a una renuo sin instinto animal»

Se burló... Arthur gruño por lo bajo mientras se sentaba junto a la chica inconsciente — no soy cualquier...

«Ni lo sueñes niño... debes enlazarte con una loba para alcanzar tu máximo potencial... poner tus ojos en una humana no te hará bien»

— No fui yo quien quería correr hacia ella... ¿Acaso te estás volviendo un viejo senil?... ¡Tú la escuchaste gritar!, ¡tú me dijiste que corriera!... ¿quién tiene la culpa de que estemos en esta situación?.

«Mocoso insolente...»

No le quedó más remedio que escuchar el refunfuño de su lobo mientras esperaba que la joven renuo despertara.

«Ponte cómodo... porque esto va a llevar tiempo»

Odiaba decirlo pero su lobo tenía razón... mientras no le quedaba más que esperar y lidiar con la incertidumbre... ¿quién era realmente Anette Sinclair?, ¿y por qué carajos su instinto lo había hecho correr hacia ella?. Necesitaba respuestas.

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