Suaves pasos, de pies arrastrados contra la superficie... ojos llenos de lágrimas que solo dejan una visión nublada y de pronto la sensación de caer al vacío que extrañamente deja una sensación de paz... paz que se obtiene al sujetar las frías manos de la muerte.
«¡No!» El grito interno de su lobo lo hizo actuar por impulso... tomando su forma humana mientras se arrojaba al vacío para capturar la pequeña figura que caía hacia el acantilado... evitando así una muerte inminente... Lo observo... con los ojos más claros que había visto jamás... como si fuera la mirada de un ángel que ahora alimentaba su alma antes de caer finalmente en la inconsciencia... Apretó su agarre sobre el frágil cuerpo, mientras sentía como sus pies tocaban las peligrosas rocas de aquel acantilado, sintió las suaves gotas de agua salada chocar contra su piel al ser llevadas por el fuerte viento... y una indescriptible sensación de calma lo invadió, una calma que jamás en la vida había sentido.«Está a salvo» El alivio en la voz de su lobo provocó que los latidos de su corazón se calmarán... porque si, su corazón había estado latiendo desenfrenado mientras ella caía al vacío... ¿por qué?, sus ojos grises se fijaron en la figura femenina entre sus brazos, estudiando sus finas facciones. — ¿Quién eres? — se preguntó, deseando en ese momento que ella estuviera despierta para responder a su interrogante... se veía tan frágil... su tez blanca ligeramente sonrojada, su cabello azul media noche tan oscuro que casi podría confundirse con el color negro.«¿Azul?, ¿desde cuándo los humanos tienen cabello azul?» — No lo sé... — sus ojos estaban fijos en ella, en lo pacífica que se veía en ese momento pero no podía evitar preguntarse ¿que había ocasionado que ella saltará por el acantilado? y lo más importante ¿por qué sus instintos lo había arrastrado a su rescate?.«Luego lo averiguas... ahora ponla en un lugar seguro» Estuvo de acuerdo con su lobo, debía llevarla a un lugar seguro; ya tendría oportunidad de interrogarla pero no pudo ignorar la agitación que sentía dentro de su ser.«Siento en ella el hedor de tres machos... alfas»Gruño junto a su lobo, al percatarse de los aromas que se mezclaban sobre su frágil piel, frunció el ceño sintiendo como la molestia lo invadía, como la rabia corría por sus venas... llegó a la mansión Standerwod abriendo la puerta de una patada; de inmediato todas las miradas se posaron en él, escucho algunos jadeos acompañados de murmullos cargados de especulación. — La fiesta acabo — prácticamente gruño, apretando los dientes; demostrando su disgustó. — Arthur no deberi... — ¡He dicho que la fiesta acabo!, ¡largo todo el mundo! — los presentes temblaron, a él no le gustaba usar su voz de alfa pero había momentos en los que era necesario infundir terror a las personas que lo rodean, podía sentir sus ojos brillar, sus pupilas dilatadas y muy seguramente estaban de color dorado, su lado lobo salvaje estaba tomando el control debido a la intensidad de sus emociones. Los presentes comenzaron a abandonar el salón, aterrorizados de lo que el gran alfa pudiera hacerles si se atreven a desobedecer sus órdenes. Mientras Arthur subió las escaleras hasta la habitación principal, dónde con delicadeza depósito a la muchacha sobre la cama... se atrevió a apartar algunos mechones cabello que le caían sobre el rostro.«grr no puedo llegar a ella... es humana»Refunfuño su lobo, él respiro profundo permitiendo que el aroma de la desconocida invadiera sus sentidos, su olor era dulce y embriagador, no podía creer que fuera humana; sentía algo más latente en ella. Se recostó cerca del frágil cuerpo mientras aspiraba su aroma, cerró los ojos intentando encontrar ese algo que no lograba descifrar en ella cuando un golpeteo en la puerta lo hizo salir de su ensimismamiento. Gruño molesto... no entendía porque pero alejarse de la desconocida lo ponía de mal humor, de dirigió a la puerta donde Isabella le esperaba; había reconocido su olor de inmediato. — ¿Que? — no estaba de humor para lidiar con ella o con los ancianos en ese momento, su ser estaba demasiado descontrolado por lo que temía terminar cometiendo una locura. — Por los dioses... ¿qué le ha ocurrido? — Indago la mujer corriendo junto a la cama, tomando la mano de la desconocida. — ¿La conoces?. — ¡Claro que sí!... todos la conocemos... su nombre es Anette... Anette Sinclair, es una renuo — explico comenzando a acariciar suavemente el cabello de la mujer inconsciente — es tan frágil... — Anette — pronunció su nombre saboreando como se sentía en su lengua, era un nombre bonito... le gustaba.«Es una híbrida... por eso no puedo enlazar con ella, no tiene espíritu lobo pero pude escucharla, cuando estaba en peligro» Eso era extraño, ¿cómo pudo correr hacia ella cuando estaba en peligro si no tenía un lado lobo que la enlazada con la manada?. — Así que una renuo... interesante — Anette estaba representando todo un enigma en ese momento — quiero que te vayas Isabella. — Pero... ¿no quieres que te ayude a cuidar de ella hasta que despierte? — Arthur necesito de todo su auto control para no mostrar sus caninos hacia Isabella, lo menos que quería era asustarla en ese momento. — Vete — ordeno dejando la puerta abierta para ella mientras dirigía sus pasos hacía el baño, necesitaba colocarse algo de ropa antes de que la renuo despertara y lo acusara de ser un pervertido. Isabella apretó sus manos en puño, intentando contener su disgustó ¿por qué Arthur quería permanecer a solas con esa renegada?, es más ¿por qué rayos había salido corriendo de la reunión como si supiera que esa renuo estaba en peligro?. ¡No lograba entenderlo!... Arthur permaneció en baño hasta que estuvo seguro que Isabella se había marchado, no estaba de humor para lidiar con ella en ese momento; su mente estaba centrada en una persona totalmente diferente.«te recuerdo que esa niña es tu compañera... la eligieron para ti» El tono de burla de su lobo no pasó desapercibido para él, a veces era tan molesto que desearía no tener que compartir su existencia con él. — Ya cállate... ¿desde cuándo hacemos lo que los demás quieren?, no importa si los ancianos la eligieron para mí... solo la diosa Luna puede marcar nuestro destino...«Ohh vamos... cualquier desearía estar follando con una linda loba salvaje que cuidando a una renuo sin instinto animal»Se burló... Arthur gruño por lo bajo mientras se sentaba junto a la chica inconsciente — no soy cualquier...«Ni lo sueñes niño... debes enlazarte con una loba para alcanzar tu máximo potencial... poner tus ojos en una humana no te hará bien» — No fui yo quien quería correr hacia ella... ¿Acaso te estás volviendo un viejo senil?... ¡Tú la escuchaste gritar!, ¡tú me dijiste que corriera!... ¿quién tiene la culpa de que estemos en esta situación?.«Mocoso insolente...» No le quedó más remedio que escuchar el refunfuño de su lobo mientras esperaba que la joven renuo despertara.«Ponte cómodo... porque esto va a llevar tiempo» Odiaba decirlo pero su lobo tenía razón... mientras no le quedaba más que esperar y lidiar con la incertidumbre... ¿quién era realmente Anette Sinclair?, ¿y por qué carajos su instinto lo había hecho correr hacia ella?. Necesitaba respuestas.Abrió sus ojos... encontrándose con el inmaculado techo en color blanco, su cuerpo se sentía flotando sobre nubes de algodón... una sensación tan extraña para ella... ¿dónde estaba?, ¿qué había pasado?.— Por fin has despertado — escucho una voz gruesa que provocó que su corazón se contrajera de forma dolorosa, se sentó de inmediato, apoyándose de la cabecera de la cama abrazándose los rodillas mientras finas lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas, presa del pánico. ¿Dónde estaba y quién era él?; ¿Por qué la había traído a este lugar? ¿qué quería de ella?.— Por favor no — rogó... ella lo sabía, sabía que ese hombre frente a ella era un alfa... su cuerpo temblaba, invadido por el miedo a tal punto que podía sentir los latidos de su corazón haciendo eco en sus oídos — ya no más, por favor... — rogó con voz tan quebrada que Arthur sintió que algo dentro de él se hacía pedazos.— Tranquila... no te haré daño — extendió su mano hacia ella, con la intensión de tocarla se detuvo al ver
Los labios de Anette se acoplaban demasiado bien a los suyos... cómo si saborear su boca fuera uno de los mayores deleites del mundo, su corazón latía desenfrenado mientras sus manos dejaban suaves caricias sobre la piel de porcelana de la mujer entre sus brazos... ¿cómo es que un simple contacto de sus labios era capaz de llevarlo a niveles inimaginable de deseo y placer?.Su cuerpo irradiaba calor, como si cada una de las caricias ajenas pudieran quemar su frágil piel... se sentía tan pequeña e indefensa entre sus brazos pero tan protegida a la vez... cómo si en ese preciso instante hubiera encontrado su lugar en el mundo...Se estaba dejando perder en su deseo, dominado por sus más bajos instintos y solo se detuvo cuando la sintió estremecerse entre sus brazos, quizás estaba llevando las cosas demasiado rápido. Se tomó un segundo para observar la imagen frente a sus ojos, no supo en qué instante la acorraló hasta recostarse de la cama... observo su cabello esparcido sobre la almoha
No podía negar que las palabras de su lobo lograron descolocarlo un poco pero decidió dejar sus preocupaciones para otra ocasión, en ese momento estaba demasiado ocupado observando a Anette, la forma en que disfrutaba de la comida; como soltaba comentarios mordaces de vez en cuando... era increíble como en un momento podía ser tan despreocupada y al siguiente agachar la cabeza avergonzada.Y su mirada... ¡Oh Dios su mirada!, estaba seguro que podía quedarse colgado de esos ojos azules de por vida... no podía evitar sonreír con solo escuchar su voz y observar su naturalidad, su inocencia.— Señor gran alfa... yo... debería irme a mi casa — hablo, dirigiendo su mirada hacía la ventana, observa la inmensidad de la noche.— Arthur... mi nombre es Arthur y quiero que lo uses — usualmente todos lo trataban con respeto y muy pocas personas pronunciaban su nombre pero quería escucharlo de ella... le gustaba la forma en que su pecho vibraba con solo escuchar salir su nombre de esos hermosos la
Sintió la molesta luz del sol sobre su rostro, se acurrucó intentando sentirse cómoda para continuar durmiendo, pero una risita de fondo comenzó a perturbar su paz. Frunció el ceño aún con los ojos cerrados ¿de dónde provenía esa risita molesta?... decidió ignorarla y seguir visitando el mundo de los sueños, la cama se sentía tan cómoda, suave y reconfortante como hace mucho no se sentía... era como estar recostada sobre las nubes y...Se sentó de golpe cuando a su mente llegaron los recuerdos de la noche anterior, estaba en la cama de Arthur, el alfa supremo del mundo de los lobos... el hombre más poderoso sobre la faz de la tierra... — Al fin despertaste — ¡oh por Dios!, sus mejillas ardieron en un feroz sonrojo... ¡ni siquiera recordaba haberse quedado dormida!, ¿en qué momento había caído rendida? — jajaja te ves adorable.— Si... seguro... aún no se si estoy medio viva o medio muerta — pestañeo unas cuantas veces, intentando que su visión fuera más clara; se estrujó el ojo como
El viaje fue extremadamente pacífico.... en el momento en que llegaron a la academia Arthur fue el primero en bajar del auto y abrir la puerta para Anette, quizás esa acción no era algo normal en pleno siglo 21 pero él era un caballero y le gustaba comportarse como tal.— Me gustaría venir por ti a la salida pero tengo que reunirme con los ancianos — hizo una mueca de claro disgusto, quería estar todo el tiempo que pudiera con Anette pero ambos debían atender sus respectivas responsabilidades.— Arthur, he vivido 18 años sin ti. Puedo arreglármelas sola por una tarde, no te preocupes — le regaló una de esas sonrisas radiantes que tanto parecían encantarle.— Está bien... aunque eso no significa que dejaré de preocuparme — se cruzó de brazos mientras se apoyaba del capo del auto. Anette dejó escapar una risita que sonaba como campanillas y era totalmente hermosa para Arthur, ¡Dios que espectáculo de mujer era Anette!.— Nos vemos pronto, Arthur — se puso de puntilla para depositar un
Las gotas de lluvia chocaban suavemente contra el cristal de la ventana mientras ella observaba con su mirada fija el exterior del aula... la mayoría de los alumnos de la academia odiaban los días lluviosos ya que, para ellos; representaba una etapa de alta vulnerabilidad.Durante los días de lluvia era mucho más difícil seguir la pista de los efluvios de los demás, los sentidos de los lobos se volvían un poco lentos y entrar en fase era una tortura debido al pelaje mojado que ralentizaba sus movimientos... si, ellos odiaban los días de lluvia pero para ella eran días de calma, días en dónde todos se veían limitados y eran iguales a la hora de enfrentarse a los imperios de la naturaleza.— Bien chicos, es todo por hoy. Nos veremos mañana — los despidió el profesor, ordenadamente todos comenzaron a abandonar el aula, había sido un día terriblemente largo para ella; todas las miradas habían estado sobre ella y sin mencionar los murmullos constantes. Aunque de cierta forma estaba acostum
Se sentía como una fiera enjaulada, y quizás realmente lo era... ¿Por qué rayos tenía que comenzar a llover justo ese día?...Esa lluvia la tenía inquieta y estaba segura de que esa molesta sensación de opresión en su pecho no significaba nada bueno. Observo la hora una vez más en su reloj de muñeca... ¡Anette debería haber llegado hace más de una hora! Estaba preocupada por su hija pero ¿qué podía hacer?.Con esa lluvia era casi imposible usar sus habilidades de lobo, sin mencionar que estás se encontraban debilitadas por los años de desuso, ¡pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados cuando su hija podía estar en peligro!.Se dirigió a la puerta y al abrirla se llevó la gran sorpresa de encontrarse con Andruw Roberts ¡Llevando a Anette inconsciente entre sus brazos!.— ¿Que carajos le hiciste a mi hija? — gruño molesta, mostrando sus caninos de forma amenazante.— ¿Puedo pasar? — Indago el hombre, Anna se hizo a un lado para dejar que ingresará a la casa y se resguardarán de la
La acalorada discusión entre los ancianos no hacía más que aumentar y aumentar con cada segundo que pasaba mientras que Arthur se sentía irremediablemente aburrido... estaba acostumbrado a presenciar largas reuniones empresariales, a discutir términos y condiciones, pero la discusión que se llevaba acabó en ese momento le parecía totalmente absurda. ¿Quién más podía tomar decisiones sobre su vida que él mismo?, ¿por qué los ancianos se sentía con el derecho de decirle que, o no; hacer?, suspiro... ¡Bendito el día en que decidió regresar a la reserva!...— ¡Deben casarse cuanto antes!, así le darán un heredero a nuestro linaje, un nuevo guardián que custodie el equilibrio de nuestro mundo — alego Rein, dando un fuerte golpe contra la mesa, exasperado. ¿Durante cuánto tiempo habían estado discutiendo sobre el mismo tema? ¡No lo sabía!.— ¡Lo dices solo porque se trata de tu hija!, ¿tuvieras el mismo afán por unirlos en matrimonio si la elegida fuera ajena a tu familia? — Contra ataco Hu