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Capitulo 6: Bajo una nueva luz.

Abrió sus ojos... encontrándose con el inmaculado techo en color blanco, su cuerpo se sentía flotando sobre nubes de algodón... una sensación tan extraña para ella... ¿dónde estaba?, ¿qué había pasado?.

— Por fin has despertado — escucho una voz gruesa que provocó que su corazón se contrajera de forma dolorosa, se sentó de inmediato, apoyándose de la cabecera de la cama abrazándose los rodillas mientras finas lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas, presa del pánico. ¿Dónde estaba y quién era él?; ¿Por qué la había traído a este lugar? ¿qué quería de ella?.

— Por favor no — rogó... ella lo sabía, sabía que ese hombre frente a ella era un alfa... su cuerpo temblaba, invadido por el miedo a tal punto que podía sentir los latidos de su corazón haciendo eco en sus oídos — ya no más, por favor... — rogó con voz tan quebrada que Arthur sintió que algo dentro de él se hacía pedazos.

— Tranquila... no te haré daño — extendió su mano hacia ella, con la intensión de tocarla se detuvo al ver cómo temblaba y los sollozos escapaban de su garganta.

«Esta aterrada»

Y por primera vez en siglos, su lobo no disfrutaba del miedo de alguien más... por primera vez en toda su vida, su lobo parecía quebrarse ante el sufrimiento de alguien que no conocía, incluso podía jurar que su voz era estrangulada... cómo si de alguna forma pudiera sentir su dolor sin la necesidad de enlazarse con ella.

«¡Cálmala, m*****a sea!»

Grito el lobo en su cabeza, agitado como si estuviera corriendo de un lugar a otro. Inquieto. Preso de la misma sensación desagradable que invadía sus sentidos... ¿Que era ese repentino sentimiento?, ¿por qué se sentía tan miserable con solo verla llorar? ¿Por qué sentía que su corazón latía acelerado como si quisiera escapar de su cavidad torácica?.

— Anette... — ella lo miro con los ojos muy abiertos, sorprendida porque conocía su nombre ¿quién era este tipo? — mi nombre es Arthur... soy el gran alfa, déjame acercarme solo quiero comprobar que no estés herida...

Sus ojos se encontraron enseguida, vio tanta preocupación y dolor reflejado en los ojos grises del desconocido que se sintió aún más confundida y miserable... ¿por qué?, ¿por qué la miraba de esa manera?... era una mirada que nunca nadie le había dedicado, carecía de odio; de rechazó, de superioridad... en cambio la genuina preocupación brillaba en esos ojos grises similares a un cielo cargado de nubes de tormenta...

¿Cómo unos ojos de mirada tormentosa podían desatar en ella un torbellino de sentimientos como el que estaba experimentando en ese momento?.

Extendió su temblorosa mano hasta rozar sus dedos con los de la mano de Arthur, quien aún la tenía extendida hacia ella con la intensión de tocarla. Él pareció temblar ante el simple contacto... el leve roce de sus dedos fue más que sufriendo para hacerlo sentir que la electricidad recorría cada centímetro de su cuerpo.

Sus dedos se entrelazaron, Arthur se apoyó sobre la cama mientras la atraía hacía él, rodeándola con sus fuertes brazos de forma protectora mientras Anette enterraba su rostro en el pecho del desconocido permitiendo por fin que los gritos de dolor desgarraran su garganta, que las lágrimas inundaran sus ojos...

La sintió temblar mientras todo el dolor contenido en ella por fin brotaba... ¿cuánto habría tenido que soportar para que llorara de esa manera?, ¿cuántas cicatrices tendría manchando su alma?.

«Es tan... frágil»

Cerró los ojos al momento en que su lobo lo hacía... él tenía razón, se sentía tan frágil, vulnerable y rota entre sus brazos que despertaba en él un instinto protector que no sabría cómo explicar; sentía como si algo lo estuviera atrayendo hacia ella, como si fuera una simple viruta de metal atraída hacía el más fuerte de los imanes... cómo si la gravedad dejara de existir en la tierra para ser ella quien lo mantenía en pie.

¿Por qué se sentía de esta manera?, ¿por qué sus lágrimas le provocaban tanto dolor como si lo estuvieran desgarrando por dentro?.

«Ella será nuestra muerte»

Si quizás sí... quizás ella sería su muerte, quizás ella marcaría un principio y un final en su vida... porque en ese instante muy poco le importaba que fuera una renuo, que por sus venas corriera la sangre de un humano; que no pudiera crear un enlace con ella por no poseer su lado de lobo... ¡en ese momento nada importaba!... solo quería que ella dejara de llorar, solo quería borrar todo el dolor que estaba acabando con su alma...

Sabía que todo sería un caos, cuando saliera de esas cuatro paredes que formaban su habitación... sabía que afuera tenía una pareja predestinada para él, sabía que existía una loba que esperaba que la tomara como esposa; sabía que los ancianos darían el grito en el cielo cuando supieran lo que estaba pasando...

«A la m****a los ancianos... a la m****a el mundo, hazlo arder, por ella»

Guiado por el instinto sus manos de deslizaron por los brazos de Anette, acariciando sus hombros, su cuello... hasta posarse sobre sus mejillas, ella levantó la mirada... permitiéndole contemplar esos maravillosos ojos azules cristalinos a causas de las lágrimas derramadas... eran zafiros brillantes capaces de iluminar la oscuridad de su corazón. Basto solo un instante para que el mundo dejara de existir, para que el tiempo dejará de correr.

— Mía — susurro, perdido en la intensidad de su mirada... si sus propios ojos eran el reflejo de un cielo tormentoso, los de ella eran el reflejo de un cielo despejado donde el sol iluminaba todo a su paso, llenándolo de calidez... porque con una simple mirada estaba acabando con la frialdad de su corazón para llenarlo de una calidez que jamás pensó que podría existir.

«Nuestra»

Y finalmente sus labios se posaron sobre los ajenos, en un toque tan dulce y placentero que en ese momento podría morir gustoso, porque por fin estaba encontrando el verdadero sentido de su vida.

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