Los labios de Anette se acoplaban demasiado bien a los suyos... cómo si saborear su boca fuera uno de los mayores deleites del mundo, su corazón latía desenfrenado mientras sus manos dejaban suaves caricias sobre la piel de porcelana de la mujer entre sus brazos... ¿cómo es que un simple contacto de sus labios era capaz de llevarlo a niveles inimaginable de deseo y placer?.
Su cuerpo irradiaba calor, como si cada una de las caricias ajenas pudieran quemar su frágil piel... se sentía tan pequeña e indefensa entre sus brazos pero tan protegida a la vez... cómo si en ese preciso instante hubiera encontrado su lugar en el mundo... Se estaba dejando perder en su deseo, dominado por sus más bajos instintos y solo se detuvo cuando la sintió estremecerse entre sus brazos, quizás estaba llevando las cosas demasiado rápido. Se tomó un segundo para observar la imagen frente a sus ojos, no supo en qué instante la acorraló hasta recostarse de la cama... observo su cabello esparcido sobre la almohada, el leve sonrojo sobre sus mejillas y el brillo de confusión en sus ojos. ¡Era tan hermosa!, ¡tan simplemente perfecta!.«Su corazón late muy rápido»Su lobo parecía emocionado por un hecho tan simple, extendió su mano hasta colocarla sobre su pecho; deseaba sentir los latidos desenfrenados de ese corazón, a pesar de que podía escucharlo latir con claridad. Una sonrisa tonta se plasmó en sus labios al ver cómo su sonrojo aumentaba cada vez más. — Te traeré algo de comer... no huyas de aquí — le susurro al odio, inclinándose sobre ella, Anette contuvo el aliento al sentir la repentina oleada de calor que ahora se cernía sobre ella. Arthur se alejó, al salir de la habitación escucho claramente como Anette liberaba un suspiro. Sonrió de forma involuntaria.«Ohh si, la ponemos nerviosa, en un muy buen sentido» — Ya cierra el hocico y no lo disfrutes tanto... no te comerás a nadie está noche — escucho a su lobo bufar antes de hablar con tono burlón.«No soy yo quien se arrojó sobre ella como un cachorro en celo. ¿Los 200 años de encierro te volvieron frágil, Arthur?» — No me arroje sobre ella, solo la bese — se defendió, su lobo rio a carcajadas.«Si claro... la noche es larga y si esa renuo sigue metida en tu cama para media noche quien sabe que pueda pasar» — Ya cállate — se obligó a sepultar la voz de su lobo en el rincón más oscuro de su mente, aunque aún podía sentir sus burlas en el fondo. No tardó demasiado en reunir la comida sobre una bandeja y regresar a su habitación, cuando ingreso se encontró a Anette sentada sobre sus rodillas, con la espalda recta; cabeza gacha y las manos delicadamente sobre sus muslos.«Santa m****a...» Contuvo el aliento ante la imagen de sumisión que se presentaba ante él, no iba a negar que en ese momento lo que más quería era arrojarse sobre ella para capturar sus labios en un ardiente beso mientras sus manos exploran más allá de la tela de ese vestido. Agito la cabeza intentando despejar esos pensamientos tan inapropiados, se acercó a ella colocando la bandeja sobre la cama. — Come — ordeno, su voz sonó mucho más severa de lo que pretendía; vio como ella temblaba enseguida.«Grr destruiré a todos los que la llevaron a ser estado» Era evidente que la habían enseñado a bajar la cabeza, a tenerle terror a los que eran superiores a ella. — No bajes la cabeza ante nadie — la tomo de la barbilla obligándola a qué lo mirara a los ojos, ella se mordía el labio inferior; de inmediato Arthur paso su pulgar por el labio inferior de Anette para que dejara de morderse — no hagas eso — ordeno, antes de inclinarse para capturar su labio con los suyos, por unos segundos dejo que sus dientes disfrutarán de morder el labio ajeno — cada vez que lo hagas seré yo quien te muerda... no tienes ni idea de lo que tus acciones provocan en mi... Arthur señaló la comida una vez más — come, ahora — enseguida Anette tomo uno de los platos de comida y un cubierto para comenzar a comer en completo silencio, evitando la mirada de Arthur como si está fuera algo mortal que podía acabar con su vida. Él gruño ante esto; no le gustaba que ella le evitara la mirada, podía disfrutarlo de cualquier ser que le tuviera terror, pero no de ella. — No me esquives la mirada... me molesta — la regaño, ella dejo de comer mientras murmuraba un "lo siento" en un tono de voz tan bajo que si no hubiera sido por su excelente oído Arthur no hubiera podido escucharla — mmm ¿por qué nuestras tanta sumisión ante mí?. — A los alfas les gusta el respeto, usted es un alfa entre alfas... no debería siquiera estar en su presencia — argumento. Arthur respiro profundo y contó hasta 10 en su mente — ¿quién te hizo pensar eso?. — Soy una renuo, el ser más inferior de un clan... una deshonra — una vez más agachó la mirada, Arthur juro que la rabia comenzó a correr por sus venas — me lo han enseñado durante toda mi vida. — M*****a sea... Juro que colgaré sus cabezas como trofeos — gruño, Anette soltó una carcajada que para Arthur era el sonido más hermosos que había escuchado jamás. — Acabaras con casi todos los clanes entonces — apoyo su rostro sobre la palma de su mano y sonrió de forma adorable — no represento más que perdida para la manada... soy una simple humana. — Eso es una completa m****a. ¿te rechazan por ser solo una humana?... ¡pues no lo eres!, por tus venas corre sangre de lobos, aunque no poseas habilidad o un lobo interno... además si fueras solo una simple humana ¿qué hay de malo con esos?... los primeros lobos se enlazaron con humanas — Arthur se cruzó de brazos indignado. ¿Cómo podían rechazarla solo porque su lobo interior no se había manifestado?.«Ella era humana»Susurro su lobo, Arthur frunció el ceño de inmediato; ¿ella era humana?, ¿por qué no podía recordar exactamente a quien se refería su lobo?. — ¿Todos los primeros lobos se enlazaron con humanas? — Indago ella curiosa. — Si... todos los primeros lobos eran machos, se enlazaron con humanas para comenzar a formar sus propias mandas... posteriormente tuvieron cachorros y esos cachorros al llegar a la edad despertaron su lado lobo... — Eso tiene sentido — Anette pareció pensativa — ¿tu esposa también era humana?. — Mm supongo que sí, hay cosas que no recuerdo muy bien... fue hace más de 200 años — respiro pesadamente — supongo que ella también era humana.«Lo era... en parte».No podía negar que las palabras de su lobo lograron descolocarlo un poco pero decidió dejar sus preocupaciones para otra ocasión, en ese momento estaba demasiado ocupado observando a Anette, la forma en que disfrutaba de la comida; como soltaba comentarios mordaces de vez en cuando... era increíble como en un momento podía ser tan despreocupada y al siguiente agachar la cabeza avergonzada.Y su mirada... ¡Oh Dios su mirada!, estaba seguro que podía quedarse colgado de esos ojos azules de por vida... no podía evitar sonreír con solo escuchar su voz y observar su naturalidad, su inocencia.— Señor gran alfa... yo... debería irme a mi casa — hablo, dirigiendo su mirada hacía la ventana, observa la inmensidad de la noche.— Arthur... mi nombre es Arthur y quiero que lo uses — usualmente todos lo trataban con respeto y muy pocas personas pronunciaban su nombre pero quería escucharlo de ella... le gustaba la forma en que su pecho vibraba con solo escuchar salir su nombre de esos hermosos la
Sintió la molesta luz del sol sobre su rostro, se acurrucó intentando sentirse cómoda para continuar durmiendo, pero una risita de fondo comenzó a perturbar su paz. Frunció el ceño aún con los ojos cerrados ¿de dónde provenía esa risita molesta?... decidió ignorarla y seguir visitando el mundo de los sueños, la cama se sentía tan cómoda, suave y reconfortante como hace mucho no se sentía... era como estar recostada sobre las nubes y...Se sentó de golpe cuando a su mente llegaron los recuerdos de la noche anterior, estaba en la cama de Arthur, el alfa supremo del mundo de los lobos... el hombre más poderoso sobre la faz de la tierra... — Al fin despertaste — ¡oh por Dios!, sus mejillas ardieron en un feroz sonrojo... ¡ni siquiera recordaba haberse quedado dormida!, ¿en qué momento había caído rendida? — jajaja te ves adorable.— Si... seguro... aún no se si estoy medio viva o medio muerta — pestañeo unas cuantas veces, intentando que su visión fuera más clara; se estrujó el ojo como
El viaje fue extremadamente pacífico.... en el momento en que llegaron a la academia Arthur fue el primero en bajar del auto y abrir la puerta para Anette, quizás esa acción no era algo normal en pleno siglo 21 pero él era un caballero y le gustaba comportarse como tal.— Me gustaría venir por ti a la salida pero tengo que reunirme con los ancianos — hizo una mueca de claro disgusto, quería estar todo el tiempo que pudiera con Anette pero ambos debían atender sus respectivas responsabilidades.— Arthur, he vivido 18 años sin ti. Puedo arreglármelas sola por una tarde, no te preocupes — le regaló una de esas sonrisas radiantes que tanto parecían encantarle.— Está bien... aunque eso no significa que dejaré de preocuparme — se cruzó de brazos mientras se apoyaba del capo del auto. Anette dejó escapar una risita que sonaba como campanillas y era totalmente hermosa para Arthur, ¡Dios que espectáculo de mujer era Anette!.— Nos vemos pronto, Arthur — se puso de puntilla para depositar un
Las gotas de lluvia chocaban suavemente contra el cristal de la ventana mientras ella observaba con su mirada fija el exterior del aula... la mayoría de los alumnos de la academia odiaban los días lluviosos ya que, para ellos; representaba una etapa de alta vulnerabilidad.Durante los días de lluvia era mucho más difícil seguir la pista de los efluvios de los demás, los sentidos de los lobos se volvían un poco lentos y entrar en fase era una tortura debido al pelaje mojado que ralentizaba sus movimientos... si, ellos odiaban los días de lluvia pero para ella eran días de calma, días en dónde todos se veían limitados y eran iguales a la hora de enfrentarse a los imperios de la naturaleza.— Bien chicos, es todo por hoy. Nos veremos mañana — los despidió el profesor, ordenadamente todos comenzaron a abandonar el aula, había sido un día terriblemente largo para ella; todas las miradas habían estado sobre ella y sin mencionar los murmullos constantes. Aunque de cierta forma estaba acostum
Se sentía como una fiera enjaulada, y quizás realmente lo era... ¿Por qué rayos tenía que comenzar a llover justo ese día?...Esa lluvia la tenía inquieta y estaba segura de que esa molesta sensación de opresión en su pecho no significaba nada bueno. Observo la hora una vez más en su reloj de muñeca... ¡Anette debería haber llegado hace más de una hora! Estaba preocupada por su hija pero ¿qué podía hacer?.Con esa lluvia era casi imposible usar sus habilidades de lobo, sin mencionar que estás se encontraban debilitadas por los años de desuso, ¡pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados cuando su hija podía estar en peligro!.Se dirigió a la puerta y al abrirla se llevó la gran sorpresa de encontrarse con Andruw Roberts ¡Llevando a Anette inconsciente entre sus brazos!.— ¿Que carajos le hiciste a mi hija? — gruño molesta, mostrando sus caninos de forma amenazante.— ¿Puedo pasar? — Indago el hombre, Anna se hizo a un lado para dejar que ingresará a la casa y se resguardarán de la
La acalorada discusión entre los ancianos no hacía más que aumentar y aumentar con cada segundo que pasaba mientras que Arthur se sentía irremediablemente aburrido... estaba acostumbrado a presenciar largas reuniones empresariales, a discutir términos y condiciones, pero la discusión que se llevaba acabó en ese momento le parecía totalmente absurda. ¿Quién más podía tomar decisiones sobre su vida que él mismo?, ¿por qué los ancianos se sentía con el derecho de decirle que, o no; hacer?, suspiro... ¡Bendito el día en que decidió regresar a la reserva!...— ¡Deben casarse cuanto antes!, así le darán un heredero a nuestro linaje, un nuevo guardián que custodie el equilibrio de nuestro mundo — alego Rein, dando un fuerte golpe contra la mesa, exasperado. ¿Durante cuánto tiempo habían estado discutiendo sobre el mismo tema? ¡No lo sabía!.— ¡Lo dices solo porque se trata de tu hija!, ¿tuvieras el mismo afán por unirlos en matrimonio si la elegida fuera ajena a tu familia? — Contra ataco Hu
Zac Turner era un hombre realmente escéptico, muy pocas cosas podían llegar a sorprenderlo; como abogado había visto lo peor y lo mejor del mundo humano, como hombre lobo se había llegado a enfrentar a innumerables situaciones que escapaban de toda comprensión humana.Pero ver a Arthur, un hombre generalmente frío e indiferente; sostener la mano de una pequeña mujer inconsciente mientras la miraba con sus facciones colmadas de preocupación... eso sí había logrado sorprenderlo e intrigarlo.La mujer sobre la cama era pequeña y frágil, de facciones delicadas a tal punto que parecía una muñequita de porcelana que si no era tratada con cuidado podría llegar a romperse en mil pedazos... mientras que Arthur era alto, fuerte, musculoso... y aun así ella parecía tenerlo atado a su dedo meñique. ¡Y eso que aún no la había escuchado pronunciar palabra alguna!.¿Cómo un ser tan frágil como ella lograba tener a sus pies a un hombre tan poderoso como Arthur?, era una idea bastante difícil de conce
En su vida pensó que la hora de la cena podía llegar a ser tan incómoda como lo había sido esa noche, estar en medio de cuatro lobos alfas era una verdadera tortura... a pesar de la aparente actitud relajada de todos ella sentía el ambiente cargado de tensión, una extremadamente abrumadora que se cernía principalmente sobre ella.El aura de su madre podría ser comparada con la de una guerrera amazonas lista para saltar sobre los tres hombres alfas que las acompañaban esa noche en la mesa... la situación resultaba tan incómoda que apenas y logro ingerir bocado, sentía que su garganta se había cerrado de un momento a otro y lo único que deseaba era salir corriendo de ese lugar.¡Por Dios!, nunca imagino que se llegaría a sentir tan incómoda en su propia casa... por eso agradeció cuando la cena terminó, se apresuró a retirar los platos y a lavarlos enseguida, encerrándose en la cocina a modo de huida de la convivencia de los cuatro alfas que parecían competir por el dominio de la situaci