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Capitulo 26: Infundiendo terror.

Lejos de parecer una sala llena de respetados y sabios consejeros, la sala de reuniones parecía un campo de batallas verbales a nada de convertirse en batallas físicas, con el repentino cambio de Arthur todos estaban demasiado alterados y los miembros del consejo no eran la excepción.

— ¿Acaso han olvidado lo que ocurría hace 200 años cuando la bestia tomaba control del cuerpo? — indagó Rein, de pie, apoyando las manos sobre la gran mesa del consejo — ¡el príncipe se transformaba en un monstruo sanguinario que atacaba a diestra y siniestra!. ¿Qué nos asegura que está vez será diferente?.

— Tú lo has dicho, eso fue hace 200 años y no creo tener que recordarte, que el príncipe obtuvo el control una vez que encontró a su pareja. Arthur no perderá el control — intervino Humbert, parecía que siempre las discusiones las protagonizaban los alfas Sinclair y Wolfe, sin duda eran enemigos silenciosos que aprovechaban cualquier oportunidad para enfrentarse entre sí.

— ¡Exacto!, se controló cuando encontró su pareja, Isabella y él aún no son una pareja, puede perder el control y...

— ¿No te resulta curioso? — interrumpió Humbert a su contrario — si de verdad Isabella es su pareja destinada no deberías temer por el descontrol del joven Arthur... es decir, no importa lo mucho o poco que convivieran hasta ahora, el poder del vínculo es mucho más fuerte que cualquiera otra cosa. ¿No es así? — un silencio sepulcral se apoderó de la sala — ¿será acaso que ni siquiera tú mismo estás seguro de que tú hija sea la pareja del gran alfa?, ¿temes que Arthur se descontrole y ni siquiera Isabella sea capaz de controlar a la bestia latente en él?.

— ¡Si Arthur se descontrola yo no lanzaría a mi hija a controlarlo!, ¡yo no arriesgaría la vida de Isabella de esa manera! — grito Rein ofendido.

— ¡Yo si lo haría!, ¡Si Arthur pierde el control no dudaría ni un segundo en poner a Anette ante sus ojos! — aseguro Humbert, poniéndose de pie y dando un puñetazo en la mesa — ¿sabes por qué?, ¡porque no importa si es Arthur o es Ragnar quien tiene el control!, jamás, escúchame bien JAMÁS sería capaz de lastimar a Anette... lobo o humano, él le pertenece a ella. Y eso nadie lo va a cambiar, ni siquiera tú con tus falsas promesas de tener a la elegida en tu manada...

— Lo mejor es que nos calmemos, no podemos aconsejar a mi hijo o incitarlo a mantener el control cuando nosotros mismos estamos creando aquí un campo de batalla — opino Admon, el padre de Arthur, deseando crear un ambiente de paz que sustituyera la tensión palpable que se había cernido en la sala.

El silencio invadió el lugar cuando de pronto la puerta se abrió lentamente, dejando ver la figura de Arthur; quien con expresión aburrida ocupo su lugar a la cabecera de la mesa, mirando sin ánimos a todos los presentes.

— ¿Y bien? — indagó en medio de un bostezo, se sentía terriblemente agotado.

— Joven Arthur... estábamos dialogando sobre su... situación — comenzó Rein — para nadie es un secreto que el hecho de que la bestia tome control total del cuerpo puede llegar a resultar peligroso... la bestia puede perder el control y...

— ¿Por qué he de perder el control? — indagó Arthur, interrumpiendo los argumentos de Rein — hace 200 años Ragnar perdía el control de sus poderes pero ahora es diferente: ya no soy el mismo príncipe de hace 200 años, Rein... ahora tengo mucho más conocimiento sobre mí mismo, Ragnar y yo estamos acoplados como un solo ser. ¿Por qué he de perder el control?.

— Con todo respeto su alteza — Rein inclino ligeramente la cabeza como señal de respeto — no es normal que su lobo tome el control total de usted. ¿Que pudo haber sido lo suficientemente importante como para permitirse apagar su humanidad por completo?.

— Dime Rein, ¿no tienes ni la mínima idea?, creí que eras más inteligente — ese cambio en el tono de voz de Arthur llamo la atención de todos, observaron cómo estaba sentado apoyando el codo en la mesa y recostando su rostro de la palma de su mano, una sonrisa arrogante y burlona surcaba sus labios, al mirar sus ojos notaron el brillo dorado en ellos, una vez más , su lobo había tomado el control — ¿De verdad no lo sabes, Rein?.

Rein se tensó al ver esa mirada dorada de Arthur, el joven lo observaba como si fuera la presa elegida para arrancarle la cabeza en ese momento.

— Te lo diré Rein: Anette. Ella es motivo más que suficiente para hacerme tomar el control, el simple hecho de saber que ella puede estar en peligro... — los presentes pudieron sentir un aura abrumadora comenzar a emanar del joven Standerwod — me hierve la sangre ¿sabes por qué?.

Rein negó con un suave movimiento de cabeza — Ohh te lo diré entonces — ese tono burlón por parte del joven los mantenía más alerta que nunca — porque Anette Sinclair es mi elegida...

— Pero la loba de pelaje blanco — intento argumentar el hombre pero de un repentino movimiento Arthur ya estaba de pie sujetando del cuello a Rein quien lo miró con ojos muy abiertos.

— Al diablo la loba de pelaje blanco... me importa una m****a tu opinión o tus jodidas creencias. Tu hija podrá ser fuerte y hermosa pero no es Anette, nunca será como ella... Isabella es demasiado insignificante para siquiera desear respirar el mismo aire que mi chica — acercó al hombre asustado más hacia él, quedando sus rostros a escasos centímetros — y si no quieres que tu bonita hija sufra las consecuencias de tus actos, cierra la jodida boca y procura ayudarme a proteger a mi mujer o sino... — una sonrisa sádica surco sus labios — una manada podría comenzar a estorbar en esta reserva...

Finalmente Arthur soltó a Rein, quien jadeo por aire mientras masajeaba su cuello, pensando en la increíble fuerza que poseía ese chico para lograr levantarlo con una sola mano. ¿Cómo carajos era eso posible?, ¡Arthur, Ragnar! o como sé que llamara era un jodido monstruo que si se salía da control podría destruir todo lo que ellos conocían...

Arthur había tenido razón cuando aseguro ser la luna y el sol de aquel imperio... ahora sabían que un mínimo error podría ocasionar que el mismísimo heredero Standerwod fuera quien terminará condenando el mundo de lobos y todo por una simple humana de nombre Anette Sinclair. Ahora ¿qué les depararía el destino?, no quedaba más que averiguarlo.

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