Inicio / Romance / Destinada al gran Alpha / Capitulo 32: Primer enfrentamiento.
Capitulo 32: Primer enfrentamiento.

Después de la conmovedora declaración de amor por parte de Arthur, ambos decidieron que era hora de regresar a sus actividades cotidianas, por lo que Arthur acompaño a Anette hasta el instituto, dónde todas las miradas estaban puestas sobre ellos.

— Odio que todos nos miran — se quejó Anette mientras caminaban por los pasillos del lugar. Ahora se daba cuenta de la tremenda cantidad de lobos jóvenes que asistían a ese lugar.

— Oh vamos el gran alfa acompañando a la renuo del lugar. Esto es para no perdérselo — coloco su brazo sobre los hombros de Anette de forma cariñosa mientras le dedicaba una gran sonrisa de felicidad — te aseguro que se mueren de envidia.

— Por supuesto, todas desearían estar en mi lugar — expreso mientras ponía los ojos en blanco y se cruzaba de brazos, le parecía que Arthur estaba inusualmente feliz.

— No lo decía por eso... ¡Por Dios!, estoy con la chica más hermosa de este lugar, más de uno quisiera ser el hombre que caminara a tu lado — le guiño el ojo de forma coqueta, Anette se sonrojo tremendamente.

— Estás loco, Arthur — entrecerró los ojos mirándolo de forma acusatoria — creo que Ragnar está afectando mucho tu personalidad.

Arthur dejo escapar una carcajada — sea como sea, ambos te adoramos y estamos de acuerdo en que más de uno quisiera tenerte a su lado... solo se contienen por el que dirán. Han caído en el régimen de "lo que dicta la sociedad".

— ¿Y a ti no te importa lo que diga la sociedad? — arqueo una ceja, curiosa.

Ambos detuvieron su andar justo frente a la puerta del aula a la que pertenecía Anette, Arthur colocó una de sus manos sobre la mejilla de Anette mientras se perdía en el azul de sus ojos.

— A mí solo me importas tú, Anette, te amo — sus labios rozaron los ajenos con delicadeza, un beso dulce y cargado de todos aquellos sentimientos que albergaban su corazón. Anette cerró los ojos disfrutando del contacto, de esa calidez emanando de los labios de Arthur, suaves, delicados...

De pronto la puerta del aula se abrió, interrumpiendo de forma abrupta el beso que estaban compartiendo, ambos giraron la cabeza para observar al causante de tal interrupción.

— Llega tarde, señorita Sinclair — hablo el profesor Roberts, aunque trataba de sonar molesto no podía ocultar la enorme sonrisa de alegría que quería formarse en sus labios.

— Es mi culpa, entretuve a la señorita más de lo debido, disculpe profesor Roberts — Arthur agachó ligeramente la cabeza como señal de disculpa, ante lo que el profesor asintió sin preocupación. De inmediato los murmullos invadieron el aula mientras que la mirada de todos los alumnos se centraba en la figura de Isabella, quien tenía sus ojos fijos en la pareja de pie en la puerta.

— Que tengas un día maravilloso — Arthur esbozo una sonrisa radiante, mientras acariciaba la mejilla de Anette y esta lo observaba apenada, con las mejillas sonrojadas; sabía que en ese momento eran el centro de atención — nos veremos más tarde — se inclinó rozando los labios ajenos, un dulce beso que duro apenas unos segundos pero que fue más que suficiente para que los murmullos bajos aumentarán.

Arthur se alejó despidiéndose del profesor con un gesto sutil y ante la atenta mirada de los presentes, incluso Anette se quedó hipnotizada mirando la espalda de Arthur mientras esté se alejaba.

— ¿Entraras a clases o planeas permanecer de pie en ese lugar el resto del día? — indagó el profesor Andruw con un tono de voz cargado de diversión, Anette se sonrojo avergonzada mientras ingresaba al aula y ocupaba su lugar en completo silencio.

— Así que los rumores son ciertos, estás robándole el amor de su prometido a Isabella — hablo Sergio, apoyando su mano sobre la mesa de trabajo de Anette, extendió su mano libre con la intención es tocar la mejilla femenina — ahora que ya has pasado por la cama del gran alfa puedes comenzar a rotar por la cama de todos los presentes.

Las risas burlonas no se hicieron esperar, Anette se inclinó ligeramente hacia un lado alejándose del toque ajeno mientras le daba un manotazo a la mano de Sergio.

— No puedo robarle algo que nunca fue suyo — respondió Anette, dejando estupefacto al hombre frente a ella quien nunca espero que la frágil renuo le respondiera — ¿Y de verdad crees que me provocaría rotar por la cama de algún hombre de este salón?, por favor, son demasiado poca cosa comparados con Arthur...

Anette barrio con la mirada a Sergio, observándolo de arriba abajo de forma despectiva — por favor, eres patético comparado con el gran alfa, das pena Sergio.

Sergio alzó su mano dispuesta a golpear a Anette, enseguida el profesor dio un paso al frente para controlar la furia del joven alfa mientras que Anette se puso de pie sujetando de la camisa al muchacho y atrayéndolo hacía ella, sus rostros quedaron a pocos centímetros de el del otro.

— Escúchame muy bien Sergio, ya es hora que comiences a entender tu lugar... soy una Sinclair, mi abuelo es tan parte del concejo como lo es tu padre, el clan del que provengo es tan o más importante que al que perteneces. Ya me cansé de tus burlas y tus ataques — expreso demostrando su molestia, ¿de dónde había sacado esa valentía?; ni ella misma lo sabía.

— Entiende tu lugar mocosa de m****a — gruño Sergio mientras sus ojos comenzaban a parpadear con un tenue color dorado, haciendo más que evidente su molestia e indicando que su lobo luchaba por tomar el control.

— ¡Tu entiende tu lugar de una m*****a vez! — grito furiosa Anette, soltando su agarre sobre Sergio con un leve empujón — aprende a abrazar tu destino Sergio... cada uno de los que estudiamos en este salón somos lunas o alfas. ¿Eso no te da una pista?, ¿no te has preguntado la razón por la que una simple humana está entre ustedes?... ¡porque siempre he sido yo, la destinada a abrazar la oscuridad del gran alfa!... y no pienso permitir ni una humillación más de tu parte ni de nadie más...

— Sergio, Anette. Basta — ordenó el profesor, sujetando la muñeca de Sergio quien había levantado la mano, una vez más; dispuesto a pegarle a la muchacha que lo había humillado — ambos deben respetarse. Sergio tu eres un alfa y debes ser un ejemplo de compromiso y superioridad, Anette como posible heredera del clan Sinclair debes mantener la paz, no más discusiones por favor.

— Si profesor Roberts — respondieron ambos jóvenes, Sergio se alejó tomando su lugar cerca de Isabella mientras Anette se sentó observando por la ventana, ignorando la mirada mortal que Isabella le estaba dedicando; sabía muy bien que los problemas apenas estaban comenzando...

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP