Arthur emprendió rumbo hacia la casa de Anette, iban en el auto en completo silencio, ella mirando por la ventana, recostada en el asiento del copiloto mientras Arthur iba al volante observándola de reojo.
Por más que intentaba entender la causa de sus mentiras no lograba encontrar una razón que logrará justificarla, odiaba sentirse en la oscuridad y más cuando se trataba de Anette, era realmente frustrante. La muchacha se sobresaltó cuando Arthur freno de forma repentina, dirigiendo su mirada finalmente hacia el muchacho quien la miraba con demasiada intensidad. — ¿Me dirás lo que realmente paso? — indagó frunciendo el ceño, no quería seguir más con ese juego de mentiras. — Ya te lo dije me caí en el bos... — guardo silencio al ver cómo el agarre de Arthur sobre el volante aumentaba, hasta el punto en que sus nudillos se tornaron blancos, era más que evidente que no sé había tragado ese cuento de que sus golpes se debían a una caída, Arthur no era tonto. — No me mientras, Anette. No soy estúpido. Algo paso en ese bosque y yo quiero saber que — La chica guardo silencio hasta que de un momento a otro abrió la puerta del auto y bajo de este, comenzando a caminar en dirección a su casa sin mencionar palabra alguna, Arthur se apresuró a seguir sus pasos. — ¿Que m****a haces, Anette?, ¿prefieres huir de mí, que decirme la verdad? — pregunto frustrado, le estaba costando demasiado controlar la agitación que sentía en su interior. — Simplemente no quiero hablar de ello ahora, búscame cuando estés más calmado — expreso ella, ocultando sus manos en los bolsillos de la chaqueta de su uniforme. No quería comenzar una pelea con Arthur en ese momento, ambos estaban demasiado alterados y no le parecía justo que terminarán desahogando sus frustraciones con el otro. — Anette, detente por favor — suplico pero la muchacha parecía hacer oídos sordos a su petición — ¡Joder!, Anette; ¿cómo se supone que voy a protegerte si no me dices que es lo que está pasando? — la sujeto del brazo para evitar que siguiera alejándose de él. Ella se enfrentó a su mirada inquisitiva. — ¡Quizás simplemente no quiero que me protejas! — grito frustrada, liberándose del agarre del joven quien la miro con los ojos muy abiertos a causa de la sorpresa, nunca imagino que ella reaccionaría de esa manera — déjame en paz, Arthur. Esto no es algo que puedas solucionar. — ¡Carajos, Anette! yo puedo solucionar cualquier cosa. ¿Qué carajos quieres evitar?, ¿a quién carajos estás protegiendo? — paso las manos por su cabello, como clara señal de frustración. — ¡Te estoy protegiendo a ti!, idiota — Anette hizo sus manos puño, la impotencia invadía su cuerpo con mucha facilidad — quiero evitar que cometas un error, que hagas una locura... ¡¿Qué quieres que te diga?!, ¿quieres que yo sea la causante de que comiences una guerra entre manadas?, ¿pondrás en peligro el equilibrio del mundo solo por una tonta humana?. Anette estaba al borde de las lágrimas cuando Arthur se acercó a ella y la abrazo con fuerza, quizás intentando darle confort o quizás deseando evitar que ella se marchara. — Si tengo que hacer el mundo arder por ti lo haría, Anette... me importa una m****a comenzar una guerra, nadie puede atreverse a lastimar a quien amo — coloco sus manos sobre las mejillas femeninas mientras la miraba directamente a los ojos con intensidad — ¿quién te lastimo?, puedo ver las heridas de garras en tus brazos... el golpe en tu mejilla es más que evidente y las emociones que emanan de ti son inconfundibles... miedo, impotencia, desesperación... linda por favor, dime quién te hizo esto y sufrirá las consecuencias... Arthur apoyo su frente de la de Anette, las lágrimas no se hicieron esperar por parte de la chica, todos sus sentimientos la estaban sobre pasando una vez más. — No quiero que comiences una guerra entre mandas. Tu deber es mantener la paz... mi deber como tú pareja es ayudarte a que esa misión se cumpla, el equilibrio del mundo depende de nosotros — estaba asustada, asustada de lo que podía pasar si todo salía a la luz y Arthur perdía el control. — La paz no es una opción cuando hay alguien entre mis filas lastimando a la mujer que amo — susurro, limpiando las lágrimas de Anette, esas que le estaba rompiendo el corazón. — Ya no importa... él ya se encargó de hacerlo pagar — respondió en un tono de voz muy bajo pero aun así sus palabras no se escaparon del fino oído de Arthur— ya no importa... él me protegió — ¿él?... dime ¿quién?. — Fui yo — la repentina voz masculina invadió el lugar, inmediatamente Arthur tomo una posición defensiva protegiendo a Anette con su cuerpo mientras se enfrentaba a ese ser infernal. — ¿Tu? — el vampiro asintió. — Ella me debe su vida ahora — Nicolás sonrió con superioridad — fui yo quien llegó a salvarla... fui yo quien corrió a su encuentro, tú fuiste demasiado débil para protegerla... Arthur estaba a punto de arrojarse sobre el vampiro pero Anette se apresuró a ponerse de pie delante de él, colocando sus manos sobre su pecho en un intento de calmarlo. — Arthur... no lo ataques — pidió, Arthur detuvo su avance pero su mirada asesina estaba clavada en el dichoso vampiro mientras no dejaba de pensar en que debió haberlo matado en su primer encuentro. — ¿Él te salvó? — pregunto, en su tono de voz era más que notoria la ira que invadía su ser. — Si, él fue quien me ayudó — en ningún momento Arthur la miro, parecía no querer perderse ningún movimiento del vampiro. — Te jactas de ser el alfa todo poderoso, quieres protegerla pero ni siquiera te das cuenta de que quienes más daño le han hecho son parte de tu propio pueblo, no eres más que un imbécil con delirios de grandeza — Nicolás tenía una sonrisa de come m****a plasmada en su rostro, esa actitud de superioridad era una clara invitación a pelear. — ¡Nicolás!... deja de provocarlo — está vez se giró para enfrentar al vampiro, su corazón latía frenético; sabía muy bien que estaba en el camino de dos seres sumamente peligrosos que podían lanzarse uno sobre el otro en cualquier momento. — Cuéntale, Anette... cuéntale como fui yo quien llegó a tu rescate, cuéntale que fui yo quien evito que ese payaso de m****a te tocará... — la expresión de Arthur paso de la rabia absoluta a la preocupación mientras su mirada se centraba en Anette — así es saco de pulga... uno de los tuyos estuvo a punto de violarla... no solo la golpeó, sino que intento tocarla sin su consentimiento y ¿sabes que es lo peor de todo?, que esa golfa que tienes de prometida fue quien se la entregó en bandeja de plata... fue esa loba de cabello rubio quien le pidió que atacara a Anette. ¿Y dónde estabas tú mientras todo esto ocurría?, ¿jugando al jefe supremo?. — Dame un nombre — exigió Arthur, el vampiro se encogió de hombros, no le interesaba saber el nombre de ningún lobo insignificante así que no tenía una respuesta para Arthur — Anette, dame el maldito nombre... Anette sintió que un escalofríos recorría su espalda al escuchar esa voz de mando de Arthur, nunca había sido testigo de esa versión de él, su aura era abrumadora — fue... fue Sergio — respondió mirando al suelo. El instinto asesino creció dentro de Arthur, su lobo estaba deseoso por ver correr la sangre de aquel tipo que se había atrevido a ponerle una mano encima a Anette. — No te preocupes... el tipo ya pagó su deuda con creces — una sonrisa sádica de formó en los labios de Nicolás al recordar como el joven lobo suplicaba por su vida — si corre con suerte seguirá con vida... y que sirva de advertencia para todos: Anette ya no está sola. YO estoy para protegerla. — No te atravieses en mi camino y estaremos bien — soltó Arthur como advertencia, pasando junto al vampiro; dirigiéndose hacia su auto. Anette seguía sus pasos en completo silencio hasta que Nicolás la sujeto de la muñeca. — ¿Estarás bien? — pregunto preocupado, sabía muy bien lo descontrolado que se podían poner los lobos en un momento de demasiada ira. — Arthur jamás me lastimaría — Nicolás la miro a los ojos por un minuto entero, buscando siquiera un ápice de duda en su interior; la soltó cuando estuvo seguro de que ella confiaba ciegamente en el lobo. — Bien. Estaré cerca si me necesitas — libero su agarre de sobre Anette, desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos. Anette suspiro pesadamente mientras arrastraba sus pies hacia el auto donde Arthur la esperaba. Esta sería una tarde muy larga, estaba segura de eso.El silencio se había cernido sobre ellos, encerrándolos en una atmósfera de incomodidad evidente; la frustración y la rabia emanaban de Arthur por igual, Anette estaba segura de que Ragnar; el lobo interno de Arthur, debía estarlo atormentando.Sus habidos ojos notaron cada gesto de Arthur, por muy insignificantes que pudiera parecer... no sé perdió la forma en que apretaba el volante con más fuerza de la necesaria, como su respiración era irregular por segundos y la forma en que fruncía el ceño.— ¿Confías en él? — pregunto él, de forma repentina, Anette tardo unos minutos en formular su respuesta.— Lo suficiente — Arthur no pareció conforme con una respuesta tan vaga.— Él te ataco... es un vampiro, uno que hace unos días te estaba persiguiendo — le recordó, Anette puso los ojos en blanco mientras se cruzaba de brazos y se recostaba un poco más del asiento.— Y también fue quien me salvó de Sergio. ¿Debería odiar a todo aquel que me ha hecho daño?, ¿debería condenar a toda una raza
Creer que al llegar a su hogar encontraría paz había sido lo más estúpido que había hecho en mucho tiempo, la mansión Standerwod estaba abarrotada de personas; parecía que habían asistido TODOS los lobos de las distintas manadas a invadir su hogar, moviéndose de un lugar a otro y sobre cargando el ambiente con una energía abrumadora.Podía escuchar los murmullos, sentir las múltiples auras pero sobre todo sentir la angustia y ansiedad que emanaba de cada uno de los presentes, se abrió paso entre la multitud que lo miraban como si al fin hubiera llegado su máxima salvación, lo que no hacía más que aumentar el estrés que ya cargaba.¿Acaso había una reunión importante de la que él no estaba enterado?, ¿o es que habían visto un meteorito acercarse peligrosamente a la tierra y su casa se había convertido en el centro de salvación?.— Al fin estás aquí. Tenemos un problema muy, muuuuy grande — lo interceptó Zac, Arthur se pasó las manos por la cara; intentando controlar su frustración.— ¿
La tensión en la sala era tal que parecía que el aire podría cortarse con un cuchillo, Isabella no dejaba de llorar y rogar a los pies del gran alfa mientras este parecía inmutable, como si sus facciones hubieran sido talladas en piedra y fuera incapaz de mostrar compasión por la muchacha suplicante.— Dime Isabella... — se agachó para ponerse al nivel de la chica, una de sus grandes manos se sumergió entre los rubios cabellos de esta, obligando a la mujer a qué lo mirara a los ojos — dime qué oculta tu corazón... ¿qué ocultas? — sus ojos dorados se encontraron con la mirada clara de Isabella quien, horrorizada; se perdió en la profundidad de esos ojos dorados que parecían querer arrastrarla a lo profundo de un abismo.— No permitiré tal humillación hacia mi hija — intervino Rein, dando un paso al frente, deseando detener toda esa humillación a la que estaba siendo sometida su hija y su clan.— Pero si puedes permitir que otra mujer sea denigrada bajo calumnias — Humbert le hizo frent
Arthur se aferraba a Anette como si esta fuera su tabla salvavidas y de cierta forma así era, Anette era el hilo invisible que lo ataba a la cordura, la necesitaba como al aire que respiraba, ¿Cómo todo lo que era y todo lo que conocía dependía únicamente a un ser tan frágil como ella?, ¿cómo el equilibrio de todo un mundo podía reposar sobre las delicadas manos de una mujer?Anette acariciaba el cabello de Arthur con delicadeza, sentía como si de pronto los papeles se hubieran intercambiado y ella fuera el ser más poderoso del mundo mientras Arthur no era más que el niño asustado que necesitaba ser protegido a toda costa, Arthur se aferraba a ella como alguien que nunca tuvo nada y de pronto se le da todo a manos llenas, como si fuera ese tesoro buscado en los confines más recónditos del mundo.— Todo estará bien — aseguro la muchacha con voz calada, sin dejar de acariciar el cabello de Arthur, quien la abrazaba por el torso y tenía la cabeza recostada de su pecho, se había instalado
No podía negar que la conversación con Humbert Sinclair la había perturbado, sembrando en ella un cumulo de preguntas que no las cuales no sabía si lograría encontrar repuesta en algún omento. Observo esa alianza que su abuelo le habían entregado, la observo a detalle mientras se preguntaba ¿Dónde estaría la otra?, ese tipo de alianzas siempre venían en par.Respiro profundo mientras se colocaba el anillo en su dedo anular de la mano izquierda, sintió como este se ajustaba a su dedo y sonrió de forma casi involuntaria, después de ser rechazada durante toda su vida ahora portaba el símbolo del clan Sinclair como su heredera. Que irónico como cambiaban las cosas, hace tan solo unas horas ella era la escoria de los lobos mientras Isabella era la gran heredera con un futuro brillante… ahora los papeles se habían invertido, dejándola a ella mismo en la cima del poder y a su contraria en la completa humillación, no se alegraba por ello, ¡por supuesto que no!; jamás se alegraría de la desgra
Luz y oscuridad... admiración y odio... dos caras de una misma moneda...¿Cómo podían existir en el mundo dos personas que fueran exactamente lo contrario de la otra?... ¿cómo alguien podía brillar en la cima mientras su par se hundía en el sub suelo?...Preguntas aparentemente muy fáciles de responder o bueno, depende del cristal con que se mire...Isabella Wolfe se sentía caminando sobre nubes de algodón, desde que tenía memoria le habían asegurado que su futuro sería brillante... era la única loba de pelaje claro entre miles de lobos distribuidos en 7 grandes manadas ¿cómo no sentirse especial?. ¡Todos decían que su destino había sido bendecido desde el momento en que nació!...Y ella así lo creía... era una mujer hermosa, con grandes ojos verdes y cabello tan claro que casi parecía blanco... todos la admiraban por su belleza y su inteligencia; todos se habían dedicado a poner el mundo a sus pies, educandola para ser la gran luna que debía ser, esposa de un alfa entre alfas... ¿cóm
Nos empeñamos en pensar que vivimos en un mundo donde las cosas son blancas o negras, dónde habita la luz y la oscuridad esforzándose por mantener un perfecto equilibrio... pero ¿qué tal si nos detenemos a pensar en lo que existe más allá de nuestra absoluta comprensión? ¿Qué pasa si entendemos que existe una luz capaz de cegar nuestros sentidos y que existe una oscuridad capaz de hacernos ver aquello que jamás imaginamos que tendríamos frente a nuestros ojos?.¿Qué pasa si abrimos nuestra mente para creer en lo imposible?, quizás, solo así; podamos encontrarnos con un mundo tan sorprendente que es capaz de superar cualquier partícula de imaginación y todo lo que está pudiera crear...En ese mundo que parece inexistente ante la razón humana, un mundo donde habita uno de los seres más maravillosos y poderosos que pudo haber pisado la tierra... un ser tan perfecto que es capaz de unir la fragilidad humana con la ferocidad de un animal... un ser capaz de caminar sobre dos pies como cualq
— ¡¿QUEEE?! pero ¿por qué debo asistir a esa dichosa reunión? — Anette hizo un adorable puchero mientras su madre le cepillaba el cabello, llevaban horas discutiendo por lo mismo: la joven renuo no deseaba asistir a la ceremonia de bienvenida que se organizó para el gran alfa. ¿Qué sentido tenía?, ¡ella ni siquiera tenía alguna habilidad de lobos como para decir que su lugar estaba en esa reunión, ella era una simple humana sin habilidades.— Porque eres mi hija y eso te convierte en parte de una manada... manada que debe rendir homenaje al gran alfa... sino vas sería un insulto... yo no puedo ir porque soy una heredera destituida, sería una vergüenza para mí clan — explico con tristeza, desde que había elegido unirse a un humano toda su manada le había dado la espalda, le habían arrebatado su título de heredera a pesar de ser la alfa más fuerte, en la línea de sucesión para liderar su manada.Ella había elegido el amor sobre cualquier riqueza, sobre cualquier poder pero al final qued