Arthur se aferraba a Anette como si esta fuera su tabla salvavidas y de cierta forma así era, Anette era el hilo invisible que lo ataba a la cordura, la necesitaba como al aire que respiraba, ¿Cómo todo lo que era y todo lo que conocía dependía únicamente a un ser tan frágil como ella?, ¿cómo el equilibrio de todo un mundo podía reposar sobre las delicadas manos de una mujer?
Anette acariciaba el cabello de Arthur con delicadeza, sentía como si de pronto los papeles se hubieran intercambiado y ella fuera el ser más poderoso del mundo mientras Arthur no era más que el niño asustado que necesitaba ser protegido a toda costa, Arthur se aferraba a ella como alguien que nunca tuvo nada y de pronto se le da todo a manos llenas, como si fuera ese tesoro buscado en los confines más recónditos del mundo. — Todo estará bien — aseguro la muchacha con voz calada, sin dejar de acariciar el cabello de Arthur, quien la abrazaba por el torso y tenía la cabeza recostada de su pecho, se había instalado en uno de los pasillos de la mansión, sentados sobre un diván; las manos de Arthur finalmente dejaron de temblar y los latidos incontrolables de su corazón por fin parecieron encontrar un ritmo normal. — Mi señor, Anette, ¿me permite un momento? — los interrumpió la voz de Humbert, quien, de pie a unos pasos lejos de ellos; hizo una reverencia hacia ambos. — No es un buen momento — respondió Arthur alejándose de Anette y suspirando con pesadez. — Discúlpeme mi señor, deseo hablar con Anette, no con usted, claro si ella lo permite — Arthur frunció el ceño con clara desconfianza, de inmediato su mirada se centró en Anette quien parecía estar realmente confundida. — ¿Quieres hablar con él, Anette? — indago Arthur, dándole un apretón de mano a la muchacha que parecía haberse perdido en los confines de su mente. La muchacha respiro profundo mientras se ponía de pie. — No tengo nada que perder — aseguro, mientras entrelazaba su brazo con el que Humbert le ofrecía, comenzando a dirigir sus pasos hacia los jardines de la mansión. Arthur sintió la inquietud apoderarse de su ser mientras los observaba alejarse, no le gustaba para nada que uno de los ancianos quisiera hablar con Anette, por más que este fuera su abuelo. — Si piensas utilizarme para obtener algo de Arthur, te estas equivocando, Humbert — acuso Anette, soltándose del brazo ajeno y alejándose un par de pasos — no pienso otorgar beneficios a una manada que repudio a mi madre y nos ha ignorado durante toda mi existencia — te cruzo de brazos mirando al anciano con la barbilla en alto. — No pienso pedir tu intervención para obtener ningún tipo de favor del gran alfa, no soy ese tipo de líder, no soy como Rein Wolfe que pretendía usar a su hija, por eso me aleje de ti en primer lugar, una gran luna debe ser imparcial y tener vínculos con una manada nublaría tu juicio — Anette frunció el ceño ante estas palabras, Humbert retiro la argolla de oro que reposaba sobre su dedo anular y la extendía hacía la muchacha — esto te pertenece. Anette la tomo con desconfianza, observando la alianza que le era entregada — Las alianzas de los alfas están grabadas con magia, cada vez que nace un heredero la marca anterior se borra y se escribe el nombre del heredero de forma automática. Anette observo a detalle el interior de la alianza, observando como allí estaba escrito con letra cursiva su nombre acompañado de la figura de un lobo aullándole a la luna — Cuando apareció esa diminuta imagen gravada en ese anillo supe que eras tú, la destinada a sentarte en el trono junto al alfa supremo, sabía que eras tú la encargada de traer el equilibrio a nuestro mundo. Nunca hubo nadie más… no espere que mi hija fuera quien traería al mundo a la gran heredera, pero cuando lo hizo sabía que no poderla tenerla dentro de la manada, si lo hacía la verdad saldría a la luz y todos intentarían destruirnos, si formabas vínculos con una manada jamás podrías gozar de la imparcialidad que se requiere para gobernar. El corazón de Anette comenzó a latir con demasiada fuerza, sentía que de un momento a otro el mundo se había detenido. — ¿Qué estás diciendo?, esto no puede ser posible, yo… Humbert corto la distancia que lo separaba de su nieta y coloco sus manos con firmeza sobre los hombros femeninos — escúchame Anette, en ti habita mucho más poder del que puedas llegar a imaginar, pero aun no estás lista para enfrentarte a tu destino, no aun pero se vienen tiempos difíciles, Rein no se quedara tranquilo hasta hundirnos, su misión siempre ha sido destruir al clan Sinclair, ¿te imaginas lo que hubiera sido capaz de hacer si descubría que tú eras la gran luna desde el momento de tu nacimiento?... no sé cómo, pero de alguna forma él sospechaba que sería Anna quien traería a la gran luna a este mundo; por eso el rechazo de tu madre lo marco de una manera negativa, los rumores de la loba de pelaje blanco jugaron a tu favor para poder protegerte, al no despertar tu lobo interior no podrías ser la elegida… sé que no que has vivido durante todos estos años ha sido una completa m****a, pero era necesario para que tus vínculos con los lobos fueran casi nulos, Arthur siempre amara a su gente y dará hasta la vida por proteger a tu pueblo, les debe su grandeza, pero tú no les debes absolutamente nada, tu podrás castigar sin remordimientos, tomaras decisiones sin que tu juicio se vea afectado por los sentimientos de tu corazón… — Por eso nunca nos permitiste alejarnos de la reserva, sabias que debía permanecer aquí… por él — dijo en apenas un susurro, Humbert asintió con un leve movimiento de cabeza. — Si te marchabas él nunca iba lograr encontrarte — concluyo le hombre. — ¿Por qué permitiste las humillaciones?, ¿Por qué permitiste que Rein enalteciera a su hija de la forma en que lo hizo? — cuestiono. — Porque así él podía sentir que tenía el control y sus planes de destrucción se retrasarían de forma considerable, créeme; más de una vez quise gritar a los 4 vientos que esa niña a la que tanto maltrataban era la elegida que durante tantos años habían estado buscando pero no podía Anette, créeme que no podía, los planes de los dioses son superior a ti y a mi… no sabía cómo proteger tu naturaleza, tu poder, tu destino… el rechazo fue la única salida que encontré, no espero que lo entiendas y mucho menos que me perdones, porque no me lo merezco — las palabras del anciano eran tan sinceras que Anette se sintió abrumada, de pronto sentía que el peso del mundo reposaba sobre sus hombros de una forma aplastante. — ¿Por qué me dices todo esto ahora?, ¿Qué ganas con eso? — se sentía más confundida que nunca. — Porque está llegando el punto donde el anonimato no podrá protegerte, necesitas saber quién eres realmente y de que eres capaz o de lo contrario te vas a hundir, Anette; aquí no es Arthur el que deberá protegerte, tu deberás proteger que el mundo de Arthur no se le venga encima, solo tú puedes destruir o edificar alrededor del gran alfa, nadie tiene mayor poder para destruirlo que la mujer que se sienta junto a él, nadie puede guiarlo a la grandeza mejor que la luna que toma su mano. Tu puedes ser su salvación o su perdición…. Y ese es el poder más mortal que puede existir, no lo olvides nunca, muchos desean estar en tu lugar y no descansaran hasta obtenerlo. Ten cuidado Anette. Humbert acaricio ligeramente la coronilla de su nieta, regalándole una tenue sonrisa antes de marcharse; sabía muy bien que Anette tenía mucho que procesar y aun mucho más por descubrir. Solo rogaba porque las cosas, esta vez; terminaran bien para ella.No podía negar que la conversación con Humbert Sinclair la había perturbado, sembrando en ella un cumulo de preguntas que no las cuales no sabía si lograría encontrar repuesta en algún omento. Observo esa alianza que su abuelo le habían entregado, la observo a detalle mientras se preguntaba ¿Dónde estaría la otra?, ese tipo de alianzas siempre venían en par.Respiro profundo mientras se colocaba el anillo en su dedo anular de la mano izquierda, sintió como este se ajustaba a su dedo y sonrió de forma casi involuntaria, después de ser rechazada durante toda su vida ahora portaba el símbolo del clan Sinclair como su heredera. Que irónico como cambiaban las cosas, hace tan solo unas horas ella era la escoria de los lobos mientras Isabella era la gran heredera con un futuro brillante… ahora los papeles se habían invertido, dejándola a ella mismo en la cima del poder y a su contraria en la completa humillación, no se alegraba por ello, ¡por supuesto que no!; jamás se alegraría de la desgra
Luz y oscuridad... admiración y odio... dos caras de una misma moneda...¿Cómo podían existir en el mundo dos personas que fueran exactamente lo contrario de la otra?... ¿cómo alguien podía brillar en la cima mientras su par se hundía en el sub suelo?...Preguntas aparentemente muy fáciles de responder o bueno, depende del cristal con que se mire...Isabella Wolfe se sentía caminando sobre nubes de algodón, desde que tenía memoria le habían asegurado que su futuro sería brillante... era la única loba de pelaje claro entre miles de lobos distribuidos en 7 grandes manadas ¿cómo no sentirse especial?. ¡Todos decían que su destino había sido bendecido desde el momento en que nació!...Y ella así lo creía... era una mujer hermosa, con grandes ojos verdes y cabello tan claro que casi parecía blanco... todos la admiraban por su belleza y su inteligencia; todos se habían dedicado a poner el mundo a sus pies, educandola para ser la gran luna que debía ser, esposa de un alfa entre alfas... ¿cóm
Nos empeñamos en pensar que vivimos en un mundo donde las cosas son blancas o negras, dónde habita la luz y la oscuridad esforzándose por mantener un perfecto equilibrio... pero ¿qué tal si nos detenemos a pensar en lo que existe más allá de nuestra absoluta comprensión? ¿Qué pasa si entendemos que existe una luz capaz de cegar nuestros sentidos y que existe una oscuridad capaz de hacernos ver aquello que jamás imaginamos que tendríamos frente a nuestros ojos?.¿Qué pasa si abrimos nuestra mente para creer en lo imposible?, quizás, solo así; podamos encontrarnos con un mundo tan sorprendente que es capaz de superar cualquier partícula de imaginación y todo lo que está pudiera crear...En ese mundo que parece inexistente ante la razón humana, un mundo donde habita uno de los seres más maravillosos y poderosos que pudo haber pisado la tierra... un ser tan perfecto que es capaz de unir la fragilidad humana con la ferocidad de un animal... un ser capaz de caminar sobre dos pies como cualq
— ¡¿QUEEE?! pero ¿por qué debo asistir a esa dichosa reunión? — Anette hizo un adorable puchero mientras su madre le cepillaba el cabello, llevaban horas discutiendo por lo mismo: la joven renuo no deseaba asistir a la ceremonia de bienvenida que se organizó para el gran alfa. ¿Qué sentido tenía?, ¡ella ni siquiera tenía alguna habilidad de lobos como para decir que su lugar estaba en esa reunión, ella era una simple humana sin habilidades.— Porque eres mi hija y eso te convierte en parte de una manada... manada que debe rendir homenaje al gran alfa... sino vas sería un insulto... yo no puedo ir porque soy una heredera destituida, sería una vergüenza para mí clan — explico con tristeza, desde que había elegido unirse a un humano toda su manada le había dado la espalda, le habían arrebatado su título de heredera a pesar de ser la alfa más fuerte, en la línea de sucesión para liderar su manada.Ella había elegido el amor sobre cualquier riqueza, sobre cualquier poder pero al final qued
Estaba ansiosa por conocer al que sería su esposo... Arthur Standerwod era un nombre bastante sonado en la reservar... rodeado de misterio e incertidumbre, hace al menos unos 10 años que el joven heredero no ponía un pie en la reserva de los lobos y ahora por fin regresaría a tomar su lugar; lo que provocaba la ansiedad y curiosidad en todos los presentes.Sobre todo para ella quien no dejaba de preguntarse ¿cómo sería su esposo?, estaba rodeada de lobos poderosos, capaces de aterrorizar a cualquiera; incluso ella misma era una loba fuerte pero ¿cómo sería el gran alfa?, ¿sería tan peligroso y mortal como todos aseguraban?; ¿Que le esperaría al elegir tener una vida junto a él?. ¡Tantas preguntas y tan pocas respuestas!.Algo extraño se apoderó de sus entrañas... en el instante en que él puso un pie en la mansión ella lo supo... supo que finalmente había llegado, había algo en el ambiente que gritaba peligro; que hacía que todos sus sentidos estuvieran alertas, como si esperara el ata
Suaves pasos, de pies arrastrados contra la superficie... ojos llenos de lágrimas que solo dejan una visión nublada y de pronto la sensación de caer al vacío que extrañamente deja una sensación de paz... paz que se obtiene al sujetar las frías manos de la muerte.«¡No!»El grito interno de su lobo lo hizo actuar por impulso... tomando su forma humana mientras se arrojaba al vacío para capturar la pequeña figura que caía hacia el acantilado... evitando así una muerte inminente...Lo observo... con los ojos más claros que había visto jamás... como si fuera la mirada de un ángel que ahora alimentaba su alma antes de caer finalmente en la inconsciencia...Apretó su agarre sobre el frágil cuerpo, mientras sentía como sus pies tocaban las peligrosas rocas de aquel acantilado, sintió las suaves gotas de agua salada chocar contra su piel al ser llevadas por el fuerte viento... y una indescriptible sensación de calma lo invadió, una calma que jamás en la vida había sentido.«Está a salvo»El a
Abrió sus ojos... encontrándose con el inmaculado techo en color blanco, su cuerpo se sentía flotando sobre nubes de algodón... una sensación tan extraña para ella... ¿dónde estaba?, ¿qué había pasado?.— Por fin has despertado — escucho una voz gruesa que provocó que su corazón se contrajera de forma dolorosa, se sentó de inmediato, apoyándose de la cabecera de la cama abrazándose los rodillas mientras finas lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas, presa del pánico. ¿Dónde estaba y quién era él?; ¿Por qué la había traído a este lugar? ¿qué quería de ella?.— Por favor no — rogó... ella lo sabía, sabía que ese hombre frente a ella era un alfa... su cuerpo temblaba, invadido por el miedo a tal punto que podía sentir los latidos de su corazón haciendo eco en sus oídos — ya no más, por favor... — rogó con voz tan quebrada que Arthur sintió que algo dentro de él se hacía pedazos.— Tranquila... no te haré daño — extendió su mano hacia ella, con la intensión de tocarla se detuvo al ver
Los labios de Anette se acoplaban demasiado bien a los suyos... cómo si saborear su boca fuera uno de los mayores deleites del mundo, su corazón latía desenfrenado mientras sus manos dejaban suaves caricias sobre la piel de porcelana de la mujer entre sus brazos... ¿cómo es que un simple contacto de sus labios era capaz de llevarlo a niveles inimaginable de deseo y placer?.Su cuerpo irradiaba calor, como si cada una de las caricias ajenas pudieran quemar su frágil piel... se sentía tan pequeña e indefensa entre sus brazos pero tan protegida a la vez... cómo si en ese preciso instante hubiera encontrado su lugar en el mundo...Se estaba dejando perder en su deseo, dominado por sus más bajos instintos y solo se detuvo cuando la sintió estremecerse entre sus brazos, quizás estaba llevando las cosas demasiado rápido. Se tomó un segundo para observar la imagen frente a sus ojos, no supo en qué instante la acorraló hasta recostarse de la cama... observo su cabello esparcido sobre la almoha