Di un paso atrás, soltándome de las manos de Nicolás. Abrí la boca para decir algo, para excusarme, para tal vez inventar cualquier excusa, pero ¿qué podía decirle? Él nos había visto. Traté de encontrar en su rostro algo, alguna expresión de rabia o de dolor, pero en su cara no encontré absolutamente nada. Solo estaba ahí, inquieto, observándome. — Lo siento — le dije — . De verdad lo siento. No fue mi intención. Fue él... — Lo sé — me cortó Nicolás, estirando su mano y acariciando mi mejilla — . Lo sé. Yo lo estaba viendo. Vi cómo él te besó, y vi cómo lo apartaste. No estoy enojado con ninguno de los dos. Era algo que eventualmente tenía que pasar. — ¿A qué te refieres? — le pregunté, confundida. — Cómo no iba a notarlo. Siempre se han notado los sentimientos que Kevin tiene hacia ti. Creo que no fue un secreto para nadie. Tarde o temprano tendrían que hablar de eso.Yo me quedé ahí, pensativa, sin saber qué decir. — No sé cómo voy a solucionar las cosas ahora. Él es un gran a
Llevaba tanto tiempo sin tener una noche relativamente tranquila que me desperté en la madrugada asustada, como si tanta tranquilidad no fuera cierta, como si esa tranquilidad no fuese más que el inicio de una enorme tragedia. Pero todo estaba tranquilo, en calma. La luz de la luna se colaba a través de la ventana, dejándome ver el rostro tranquilo de Nicolás durmiendo a mi lado. Al parecer, era verdad: era una noche tranquila.Pero yo ya no pude volver a conciliar el sueño el resto de la noche. A pesar de que ahora teníamos la ventaja, algo me perturbaba. La señora Eva estaba bien, jamás le haríamos daño, pero aún así lo sabíamos: nos habíamos convertido en lo que más odiábamos.Nicolás despertó cuando yo encendí mi celular, y la luz le golpeó directo a la cara. — ¿No puedes dormir? — me preguntó en cuanto abrió los ojos. — Me siento realmente mal por lo que estamos haciendo.Él sonrió con tristeza y me dio un beso en la punta de la nariz. Apagó el celular y nos quedamos en medio d
En cuanto vi la fotografía, di un paso atrás. Golpeé uno de los bancos que había en el lugar, y este cayó al suelo rodando. — No puede ser — dije.En la imagen, Kevin se veía golpeado, amordazado, y la sonrisa vibrante de Elisa me indicó que estaba disfrutando de aquello. Que de verdad lo estaba disfrutando. Claro que sí, era un monstruo. ¿Cómo alguien como ella no disfrutaría algo como eso?Nicolás se puso de pie de inmediato. Tomó su teléfono y llamó. Al otro lado, un hombre contestó. — ¿Qué pasó? Elisa lo tiene — dijo enojado. Podía ver cómo le brillaban los ojos de rabia — . ¿Cómo se desapareció de ustedes? No me importa si lo perdieron. Estoy pagando una millonada para que cuiden a las personas que me importan. No me importa si él quería estar solo. Su deber era cuidarlo. Ahora está secuestrado. No, ya no hay nada que puedan hacer. Regresen a casa. Ahora las cosas se pusieron feas.Cortó la llamada y se volvió hacia mí. — Te prometo que todo va a estar bien — dijo, pero yo sab
Todo marchó contrarreloj. Preparar los drones para lo que teníamos presupuestado fue más difícil de lo que imaginamos. Había que retirar los tanques en los que se cargaba el fertilizante y reemplazarlos por estructuras perfectamente armadas para montar las armas. No fue una tarea fácil, pero, por suerte, uno de los hombres del equipo de seguridad tenía suficientes conocimientos de ingeniería como para ayudarnos en esa tarea.Ya había caído la noche cuando los dos drones estaban en perfecto estado, dispuestos para ejecutar las órdenes. El área de cobertura de los drones no era tan grande como quisiéramos, así que los hombres que los pilotarían tendrían que estar relativamente cerca del lugar del encuentro.Eran pasadas las nueve de la noche cuando salimos hacia la fábrica. Nicolás me había dado un arma. Sinceramente, yo no sabía cómo usarla, pero de todas formas la metí entre mi pantalón. — Recuerden que Elisa me quiere viva — les dije — . Si algo pasa, quiero que se acerquen a mí. Es
El misil se acercaba a toda velocidad. No nos dio mucho tiempo de reacción. Lo único que supe en ese instante fue que Nicolás saltó sobre mí, me lanzó al suelo para protegerme. El misil golpeó una de las paredes, y la explosión sacudió la pequeña estancia abandonada. Mis oídos quedaron zumbando. Pude sentir el olor de la madera carbonizada y el fuego que se esparcía en todas direcciones. — ¿Qué está pasando? — pregunté, conmocionada.Nicolás se puso de pie, me tomó por los hombros y me levantó. — Corre a la camioneta. ¡Ahora! — me dijo.Yo levanté mi mirada hacia el frente, y entonces pude ver lo que había sucedido. La explosión había desprendido gran parte de la pared, que había cedido por completo. Kevin estaba bajo los escombros; pude ver parte de su pantalón. — ¡No! — grité, y el grito se unió al de Elisa.Kevin y la anciana Eva estaban en la misma parte. La pared los había aplastado a los dos. Y aunque no parecía ser lo suficientemente grande como para herirlos de gravedad, er
Lo hice de forma casi inconsciente, prácticamente instintiva. Ni siquiera me fijé claramente desde dónde lo hice. Solo supe que la sujeté por el cuello y la apreté con fuerza, al menos con las pocas fuerzas que tenía en ese momento. Elisa desvió el volante del auto y lo hizo salir de la carretera por la que íbamos. Una vez frenó en seco, mi cuerpo se desestabilizó y terminé cayendo de bruces en el asiento del copiloto.Pero no podía perder ni un solo segundo. Me puse de pie y me avalancé sobre la mujer, pero ella estaba preparada. Me recibió con sus fuertes puños de acero. Nunca me imaginé que una mujer podría llegar a golpear tan fuerte, pero me dio un puñetazo en el centro de la frente con tanta violencia que me lanzó hacia atrás.Supe en ese instante que no ganaría esa pelea, pero también supe, por la expresión en su cara, que estaba perdida igual que yo. Había acabado de ver morir a su abuela en sus narices, y aquello podría ser mi ventaja. Porque el dolor tal vez no la dejara pen
La noche cayó lentamente. No supe cuántos días habrían pasado, pero la situación me tenía en el límite de mi cordura. Necesitaba información. Necesitaba saber si Nicolás seguía vivo, si Kevin seguía vivo. La espera me estaba matando.Sobre la pequeña estantería había una serie de libros, pero estaban en inglés. Y aunque mi manejo del idioma no era tan malo, eventualmente terminaba aburriendo. Entonces me senté en el borde de la ventana a observar el lago. Había escuchado la historia, aunque no la tenía muy clara. Hacía muchísimos años, un enorme sismo había abierto una grieta por donde el agua subterránea se había filtrado al exterior, y aquello había formado ese lago, un lago enorme de varios cientos de metros de profundidad que reflejaba la luz de la luna y las estrellas. De no ser por el acontecimiento que estaba viviendo, estaba segura de que sería algo bastante hermoso.En la noche me trajeron la cena. No era más que un pollo frito con ensalada. Me lo devoré en tres mordiscos y e
Tuve miedo. No puedo negarlo. Era imposible no sentirme asustada ante el rencor y la rabia que podía ver a través de los ojos de Elisa. Podía percibirse el dolor que todo aquello le causaba, la rabia y el miedo que había acumulado a lo largo de tantos años de estar en la misma situación. — Es lo que has hecho siempre — le dije, sin suplicarle. Tal vez debía haberle suplicado, pero yo sabía que aquello no serviría de nada. Una mujer tan fría y calculadora no cambiaría de opinión por unas lágrimas o ruegos.Ella me observó como si no entendiera muy bien a qué me refería. — Siempre has usado a las personas que te rodean para tu beneficio. Como una psicópata. Fue lo que le faltó a tu abuela. Su mente estaba perdida en el pasado, pensaba que eras una niña, luego una adolescente. Qué bueno que no recordaba el monstruo en el que te convertiste.Elisa me dio una bofetada. No tuve tiempo de esquivarla, de hacer algo. El golpe en mi mejilla resonó por la habitación. — Ella está muerta. Está