110.

Era algo que teníamos que hacer antes de cualquier cosa. Dormimos toda la tarde después de que Michelle se fue. Casi ni siquiera tuvimos energías para comer, a pesar de que Nicolás mandó traer un ritmo de homicidio. Pero después de todo lo que había pasado, estábamos sin energías, sin fuerzas para nada.

Pasamos toda la tarde sumidos en una especie de sueño confuso. Los niños, por suerte, durmieron cómodamente en la habitación de invitados, con las camas que Nicolás había mandado a comprar para ellos. Estaban felices, a pesar de todo lo que había pasado, aunque podía notar que en ellos sí se albergaba una tristeza. ¿Cómo no estarían tristes? A pesar de su niñez y su ingenuidad, ya tenían diez años, estaban casi entrando en su adolescencia. Entendían bien lo que significaba la muerte y sentían bien todo lo que había sucedido. Y la hermana Sol también había sido como una abuela para ellos.

Nicolás se había encargado de todo. Había mandado a traer trajes especiales para la ceremonia. Cuan
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP