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El tiempo en el que vivía en el orfanato hablamos muy pocas veces de Michelle, pero dos cosas me dejó muy claras la hermana Sol: era una chiquilla voluntariosa que siempre quería hacer su voluntad, rebelde y mimada, pero había llorado mucho cuando la habían adoptado. Era el sueño de cada niño de allí, salir de la mano de un adulto que le brindaría una nueva vida y un nuevo hogar, pero las amistades de cariño que se forjaban allí eran prácticamente irrompibles. Luis se había criado en ese orfanato y, a pesar de que tuvo la oportunidad de hacer la vida que quería por fuera, regresó porque era su hogar.

Tal vez en ese momento no lo vi, pero ahora la tenía enfrente.

— Te lo voy a explicar muy resumido, pero uno de mis hijos está enfermo y necesita un trasplante de médula — dije con voz firme — . Ni Nicolás ni yo somos compatibles. La única persona en el mundo que podría serlo es Nicolás.

Entonces, si lo quisiera, Elisa me mataría para que no me reconociera. Pero aproveché los años y habí
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