115.

Abelardo pareció lo suficientemente convencido, aunque yo creía que había un poco de negativa por su parte. Me pregunté si Elisa tendría tanto poder como para que hombres tan poderosos como Abelardo se sintieran intimidados. Extrañamente, me pareció un poco admirable. Elisa era una mujer en un mundo completamente machista como la mafia, y aún así había logrado no solo hacerse un nombre, sino consolidarlo. Mientras íbamos de regreso a la casa de Nicolás, yo me pregunté qué tanto habría tenido que sacrificar para llegar hasta donde estaba. Probablemente tuviera muchas muertes sobre su cabeza. Me pregunté si aquello la aplastaría en las noches, si aquello la atormentaría y tal vez tendría un poco de remordimiento por las cosas que había hecho para llegar hasta donde estaba. Pero luego supuse que no. Una mujer como Elisa no sentiría remordimiento alguno. Porque su vida no fue una casualidad. Ella eligió cada uno de los pasos que tomó, y cada uno fue precisamente para eso: para llegar hast
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