Deanne Morgan, le da la noticia a Connor de que serán padres después de tres meses de casados. Pero desafortunadamente Connor no reacciona bien, en una acalorada discusión y en estado de shock, él le propone practicar el aborto. Deanne decepcionada, decide criar a su bebé ella misma y decide pedir el divorcio. Han pasado cinco años desde entonces y Deanne es propietaria de un restaurante Italiano que es la sensación de la ciudad. Un día Ellen, la hermana menor de Connor, se da cuenta de que tiene una sobrina y enfrenta a su hermano amenazando con decirle a su familia si no lo hace él mismo. Pero hay alguien que no está contenta con la noticia e intenta arremeter contra lo más preciado de Connor Morgan: ...La mujer que siempre ha amado y a su pequeña hija que ha cuidado desde las sombras.
Leer másDeanneAños después... —Tienes que prometer que vas a llamar. —le pido a Maiara a punto de romperme en llanto, esta noche partiría hacia su luna de miel. Había sido una hermosa ceremonia en la orilla de la playa, así como la segunda vez que nos dimos el “sí” yo y su padre. —Prometo hacerlo. Pero recuerda, es mi luna de miel. —ella sonríe, aparecen esos hoyuelos que había heredado de mí. —Lo sé…es que todo ha pasado tan rápido…—ella suaviza su rostro y se sienta a mi lado en la orilla de la cama, deja la maleta a sus pies, alcanza mi mano y me sonríe. —Eres la mejor mamá… — ¿Y yo? —miramos hacia la puert
Connor Deanne le brillan los ojos, vestía un corto vestido de encaje en color crema, su cabello ondeaba por la brisa de la tarde. Estábamos frente al mar, nos estábamos dando una segunda oportunidad, de nuevo estamos juntos, ahora haría las cosas bien, me había arrepentido de mis errores, de mis acciones, pero ahora tenía una oportunidad para recompensarlo el resto de nuestras vidas. —Puede besar a la novia…de nuevo. —dice el padre que no casó por primera vez hace años. Rodeo a Deanne por la cintura y la acerco a mí. Ella levanta sus ojos y sonríe al mismo tiempo que sus mejillas se sonrojan. —Puedes besarme…luego contemplarme, señor Morgan. —dice ella pícaramente. Eso me hace sonreír. —desvío
Connor Suelto un jadeo de sorpresa y alivio al ver a Deanne sacando toda el agua por su boca, su pálida piel sigue siendo más blanca que un papel, quiero estar cerca de ella pero Marco me dice que debo de dejar a los paramédicos hacer su trabajo, ¿En serio? ¡Yo mismo tuve que hacer primeros auxilios cuando se han rendido a la primera! mi corazón se va a salir de mi pecho, al verla moverse y responder, crece un sentimiento de alivio. —Didi…—susurro de nuevo, mis manos tiemblan.Los paramédicos siguen revisando sus signos vitales, la suben a la ambulancia y yo voy detrás de ellos. Me vuelvo hacia Marco y sabe cuál es mi preocupación. —Yo me encargaré de Maiara. Lo sigo junto con el equipo de seguridad. —las puertas de la
ConnorHoras antes... Llevábamos horas esperando una noticia acerca del paradero de Deanne y de Maiara, pero nada, camino de un lado a otro, la ansiedad ha crecido casi a punto de volverme loco. —Tranquilo…—dice mi hermano, me vuelvo hacia él y puedo ver más preocupación. — ¡No me digas que me quede tranquilo mientras Deanne y Maiara están quien sabe en donde! ¡Corriendo peligro! —mi voz se quiebra. —Quizás…—mi madre se levanta de su lugar y se acerca a mí. —No te atrevas a siquiera pensarlo, ellas estarán bien, si hay que pagar pagaremos, estamos todos aquí para ayudarte. Debes tener fe, Connor, ella…y mi nieta estarán a salvo. Verás que las encontraremos, vivas y sana
Deanne De nuevo siento el dolor por todo mi cuerpo, mis parpados están cansados, siento el ardor en mi cara, muevo mis dedos poco a poco y abro finalmente con dolor mis ojos. Es la misma habitación, intento levantarme para buscar a Maiara, el miedo de que le haya pasado es grande que me levanto con dolor y quejidos, intento abrir la puerta pero esta con seguro. Grito, golpeo la puerta con mi mano, grito por mi hija, sigo gritando por minutos, por horas, hasta que caigo al suelo, lloro desconsoladamente, lloro gritando el nombre de Maiara, me limpio los ojos con brusquedad, con desesperación, con impotencia. Ya no hay luz, ya está todo oscuro, pongo mi oreja contra el suelo e intento mirar la pequeña luz que sale por debajo de la puerta. — ¡Ayuda! —suplico con dolor. — ¡Ayuda, por favor! ¡Regrésenme a mi hija! —v
Connor Estoy escuchando al jefe del departamento de marketing, lanzo una mirada a mi reloj, ya son más de las siete de la noche, tuerzo los labios, lo único que quiero en este momento es ver a Maiara y a Didi. Este tiempo que llevamos juntos, viviendo bajo el mismo techo, había sido diferente, aunque aún ella y yo estemos en un nuevo terreno que solamente podemos interactuar por nuestra hija, al final estamos juntos, quizás en un futuro aún haya un "nosotros". Recuerdo que Jenn tiene mi celular cargando, ahora mi atención vuelve al hombre de corbata y anteojos mientras explica las gráficas.Tocan la puerta y Jenn, que está sentada a un lado de la puerta tomando nota, detiene lo que hace yla abre, Marco entra y mi atención se desvía hacia él, está pálido, entonces me alerto, levanto la mano para que el de marketing se
Deanne Mis manos siguen apretando el volante con tanta fuerza que duele, sigo manejando sin mirar atrás, esquivando carros, Maiara se ha despertado y está llorando, intento controlar el volante. Las lágrimas siguen cayendo, el sabor amargo del miedo sigue en mi boca, tiemblo, temo por nuestras vidas, lo único que pienso en este momento es llegar a un lugar seguro, llamar a Connor, rogar por que llegue a nosotras. — ¡Mamá! ¡Mamá! es muy rápido—chilla Maiara agitando su oso de felpa. Llego a un semáforo y lo primero que hago es mirar por el retrovisor para confirmar que no nos siguen, con la mano temblorosabuscando en el interior de mi bolsa y mirando a mi hija por el espejo intento tranquilizarla. —Mami ya no va a manejar ráp...—detengo las palabras cuando veo
Deanne Connor no había llegado a la hora acordada para cenar con sus padres, su asistente, Jenn, había llamado para a avisar que llegaría tarde, que nos veríamos en casa. Algo en el centro de mi estómago crece, no sé qué pueda ser, ¿Quizás está pasando algo y Connor no nos quiere decir? ¿Cómo saber? Ya muchas cosas se habían guardado como para que de nuevo regresaran las verdades a medias. — ¿Todo bien, Deanne? —pregunta Madeleine del otro extremo de la mesa, estamos en la parte del postre, Maiara estaba feliz comiendo gelatina, Ellen habla de algo que no he puesto atención y por ello Madeleine pregunta al verme distraída en mis propios pensamientos. —Sí, todo bien…—intento sonar tranquila pero es todo lo contrario.
Deanne Connor había salido de la casa a temprana hora, nos habíamos puesto de acuerdo en vernos para la cena en casa de sus padres y así regresar los tres juntos. Había casi suplicado a Marco que me dejaran conducir, necesitaba tener aunque sea por unos momentos mi autonomía. Maiara viaja atrás en su silla, el nuevo guardaespaldas está a mi lado en el asiento del copiloto y un auto nos sigue a cierta distancia con los dos guardaespaldas nuevos. Estaciono frente al edificio donde está el consultorio de Roger Griffin, Maiara al reconocer el lugar aplaude. El hombre de seguridad a mi lado me avisa que puedo bajar cuando le informan los del auto de atrás que está revisado el lugar. Estoy a punto de poner los ojos en blanco, pero sé que es por seguridad. —Listo, bajemos. —baj